Análisis de Port Royale 3

Análisis de Port Royale 3
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Gran comerciante o despiadado corsario. Ambicioso explorador o magnánimo gobernante… tú decides el rumbo a seguir en Port Royale 3, la nueva entrega de esta veterana saga de juegos de estrategia comercial que vuelve al mercado sin grandes novedades, pero manteniendo intacta su adictiva jugabilidad a pesar de ciertas carencias de diseño.

Ocho años después del lanzamiento de Port Royale 2, y con la desaparición de sus creadores originales de por medio, Kalypso Media y Gaming Minds Studios han devuelto a la vida a esta popular saga de estrategia comercial con un título que respeta la esencia de los originales, aunque también posee ciertas carencias que lo han alejado de los más grandes del género.

¿Significa esto que estamos ante un mal videojuego? Por supuesto que no, ya que Port Royale 3 continúa siendo un título de lo más adictivo que puede mantenernos horas y horas delante del PC. Sin embargo, sus creadores quizá han pecado de poco ambiciosos a la hora de incluir novedades a la fórmula, ofreciendo además una interfaz de usuario muy discreta que le hace un flaco favor al programa.

Triángulo comercial
Fiel al espíritu con el que nació esta serie, Port Royale 3 parte de un principio bien sencillo: compra barato, vende caro. Eso, o dedícate al pillaje como pirata profesional. La cuestión es que este título de estrategia comercial va precisamente de eso, de comerciar. De establecer rutas marítimas entre los numerosos puertos dispersos por el mar del Caribe teniendo en cuenta un gran número de factores basados, principalmente, en la ley de la oferta y la demanda.

Allá donde abunde un tipo de recurso muy concreto, de los cinco que pueden producirse en cada puerto, podremos comprar barato; y allí donde exista una gran falta de estas materias primas venderemos a precio de oro. Sencillo, ¿verdad? Pues la cosa mejora cuando debes comerciar enfrentándote a las inclemencias del tiempo –las tormentas pueden dañar nuestros barcos-, al pillaje de los corsarios oa los ataques de cualquiera de las naciones con mayor predominancia en este peligroso mar del Caribe (Holanda, España, Francia o Gran Bretaña).

Para aprender los fundamentos del juego, Port Royale 3 ofrece dos campañas bien diferenciadas: una centrada en la faceta puramente comercial, y la otra dedicada al arte del saqueo y los combates navales. Sin embargo, no será hasta que nos adentremos en el Modo Libre cuando descubramos de verdad todo el potencial del juego. Sobre todo, porque la acción funciona perfectamente tanto si somos comerciantes honrados, como piratas desalmados o una mezcla de ambas cosas. Los objetivos, a fin de cuentas, siempre serán los mismos.

Port Royale 3 sigue siendo un juego de estrategia comercial, pero las batallas entre navíos han ganado un mayor peso en la acción.
Port Royale 3 sigue siendo un juego de estrategia comercial, pero las batallas entre navíos han ganado un mayor peso en la acción.

En este sentido, el juego se adapta a todo tipo de públicos con ciertas opciones que facilitarán mucho las cosas a los novatos, a la vez que mantiene la dificultad intrínseca del género para los veteranos. No en vano, a la hora de establecer la ruta comercial de nuestros barcos –fijando por orden los puertos en los que queremos atracar-, podemos ordenar a los navíos que viajen automáticamente con ciertas prioridades como maximizar los beneficios, conseguir materiales de construcción… o diseñar al detalle las rutas decidiendo en todo momento qué tipo de recursos queremos comprar y vender en cada puerto, y en qué cantidad.

El mayor problema con el que nos hemos encontrado es que el mundo de Port Royale 3 resulta demasiado rígido en el sentido de que, una vez has establecido las rutas comerciales, la acción varía muy poco. De este modo, se pierde la necesidad de improvisar nuevas rutas o afrontar peligros inesperados, perdiéndose por el camino el encanto y la emoción de este tipo de aventuras. Por supuesto, nunca debemos perder de vista a los piratas o al resto de las naciones que operan en los mares del Caribe ya que pueden hacernos perder mucho dinero, pero aun con esas, sentimos que la acción resulta tan plana, que nos cansaremos más pronto de lo esperado.

Y eso a pesar de contar con ciertos elementos jugables que nos han encantado. Hablamos, por ejemplo, de la posibilidad de construir manufacturas –siempre que contemos con las licencias oportunas- para maximizar los beneficios en cada puerto de una forma asombrosa, de la necesidad de mantener contento al pueblo erigiendo una gran variedad de edificios, las disputas políticas entre naciones que regirán los lugares por los que podremos navegar… Incluso el simple hecho de mejorar la eficacia de nuestras rutas comerciales creando convoyes liderados por experimentados capitanes, denotan la elevada esencia estratégica de Port Royale 3.

Por ello, es importante remarcar que no estamos ante un título carente de opciones, sino más bien, ante un juego al que le ha faltado esa chispa de genio capaz de engancharnos durante meses, como ocurrió en su día con sus antecesores. Y gran parte de la culpa la tiene una interfaz de usuario bastante engorrosa a la que cuesta mucho acostumbrarse. Sobre todo por la notoria falta de información que ofrece a simple vista, obligándonos a navegar en exceso en unos menús poco intuitivos. Un aspecto que echa por tierra gran parte del trabajo realizado por Gaming Minds Studios a nivel jugable.

La exploración será fundamental para descubrir nuevos puertos, pero también para dar con tesoros, restos de naufragios o agradecidos supervivientes.
La exploración será fundamental para descubrir nuevos puertos, pero también para dar con tesoros, restos de naufragios o agradecidos supervivientes.

El manejo de los barcos tampoco nos parece el más acertado, sobre todo durante las batallas navales. Enfrentamientos que han ganado cierto peso en la aventura, aunque siguen estando lejos de lo esperado. En este caso, podremos controlar directamente a un máximo de tres barcos equipados con diferentes balas de cañón y otros recursos ofensivos que habrá que comprar previamente, y usar con mucha cabeza si no queremos caer derrotados a las primeras de cambio. De este modo, será importante tener en cuenta aspectos como la dirección del viento o los tiempos de recarga entre disparo y disparo, pero también el número de tripulantes de nuestros barcos –aumenta si el convoy está formado por más navíos- y el tipo de armas que portan.

Ciertos problemas de control y una pobre inteligencia artificial le restan muchísimo encanto a estos enfrentamientos, que desgraciadamente se limitan únicamente a las batallas en alta mar, sin dar opción de combatir en los puertos bajo asedio. Y es una pena, porque la veintena de navíos a nuestra disposición y la variedad de opciones de juego que trae consigo Port Royale 3 daban para muchísimo más.

A todo esto debemos añadir la sensación de que al juego le falta ese grado de profundidad extra con el que contaba su antecesor –inmigración, comercio con el Viejo Continente, etc.-, a pesar de contar con una modalidad de juego multijugador a través de LAN o Internet que puede ampliar notablemente las horas de diversión –aunque cuesta encontrar en línea-.

Ganarse el apoyo de los ciudadanos será vital para prosperar en el caribe. Para ello, podemos donar dinero a las iglesias u organizar fiestas, por ejemplo.
Ganarse el apoyo de los ciudadanos será vital para prosperar en el caribe. Para ello, podemos donar dinero a las iglesias u organizar fiestas, por ejemplo.

Visualmente hablando, el programa también resulta bastante llamativo por la cantidad de pequeños detalles presentes en los puertos, el diseño del mapa general por el que navegaremos, o la recreación del agua –impresionante durante una puesta de sol-. Desgraciadamente, su pobre interfaz de usuario enturbia un apartado audiovisual muy resultón que podría haber dado mucho más de sí teniendo en cuenta los tiempos que corren, pero que en líneas generales está en la línea de lo que ofrece el género: buen rendimiento en una gran variedad de equipos, unos entornos muy coloristas, y una sencilla pero atractiva banda sonora dispuesta a amenizar nuestros viajes por alta mar. En este sentido, el juego ha sido traducido al castellano, pero las voces de los personajes se mantienen en inglés.

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Port Royale 3

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Es divertido, desafiante hasta cierto punto y con bastantes opciones de juego; pero a su vez, es un título algo limitado en sus bases que no ha sabido aprovechar todo su potencial, quedándose demasiado corto en aspectos muy concretos como la interfaz de usuario, el sistema de combates en tierra o la aleatoriedad del mundo que nos rodea. Cualquier aficionado al género sabrá disfrutar de Port Royale 3, pero es inevitable pensar que podría haber sido mucho mejor.

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Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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