Análisis de Final Fantasy XIII

Análisis de Final Fantasy XIII
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La última fantasía final de Square Enix ya está aquí. Preparaos a emocionaros y a disfrutar de grandes batallas por igual, porque el trece no va a ser precisamente el número de la mala suerte para Square Enix. Final Fantasy XIII tiene una gran historia que contaros y muchas novedades que ofrecer a sus fieles seguidores. Grandes esperanzas, sueños y emociones en algo más que un videojuego.

"Oriente no debe de copiar a Occidente". Con estas palabras, Yoshinari Kitase (productor de Final Fantasy XIII) nos dejaba a todos claro que Square Enix iba a seguir con su particular estilo para crear videojuegos J-RPG en tal vez la época menos favorable para el subgénero. Pero en esto de perseguir objetivos y mantenerlos tal cual hasta el final a los japoneses no hay quien los gane. Fieles a su manera de crear experiencias de juego, los nipones meten la quinta marcha y no miran por el espejo retrovisor. Quieren hacer su propia carrera, desean protagonizar su propia lucha interior y añoran repetir los éxitos del pasado en base a todo lo que han aprendido en estos años.

Final Fantasy XIII así pues, y como muchos ya sabrán, es algo más que un videojuego. La compañía nipona se ha dejado la piel y millones de yenes para sacar adelante un proyecto, tal vez, demasiado colosal. Más de tres años de desarrollo con cerca de 300 personas involucradas son cifras de las que muchas grandes compañías se alarmarían, pero es la realidad de Square Enix, ese gigante de los videojuegos que no puede permitirse un error con su mejor franquicia.

Una saga con más de 22 años de existencia que soporta su propia presión lanzamiento a lanzamiento, jugándose el tipo con nuevas ideas y cambios arriesgados. Y en el caso de Final Fantasy XIII (disponible tanto para PS3 como para Xbox 360) no iba a ser una excepción. De hecho, los japoneses se la han jugado de verdad en esta ocasión, con un RPG japonés en su más pura concepción. Luchas por turnos, una gran trama y extraordinarias secuencias cinemáticas conforman los tres pilares fundamentales de una obra guiada de principio a fin por las emocionantes vidas de sus seis protagonistas. El deseo de Square Enix se hace realidad con la puesta a la venta de este videojuego, pero... ¿se han cumplido también nuestros deseos como jugadores?

Final Fantasy XIII se apoya en la historia como en ninguna otra entrega, dándonos momentos emocionantes que constituyen el gran aliciente para permanecer atentos a la pantalla durante cerca de 40 horas.
Final Fantasy XIII se apoya en la historia como en ninguna otra entrega, dándonos momentos emocionantes que constituyen el gran aliciente para permanecer atentos a la pantalla durante cerca de 40 horas.

I: Una gran historia que contar
Enmarcado dentro del universo Fabula Nova Crystallis creado específicamente para la ocasión, Final Fantasy XIII es un título que -siguiendo la tradición de la serie- nada tiene que ver con los anteriores. Ambientado en el mundo en guerra de Cocoon, se nos presentan a seis personajes en un clima dramático donde deberán de salvar no sólo sus vidas, sino las de toda la humanidad.

Afectados por la maldición de fal'Cie, nuestros héroes están abocados al destino cruel de transformarse en cristales o bien convertirse en muertos vivientes, pero seguirán adelante en una aventura para conseguir respuestas, salvar a sus seres queridos y, en última instancia, emocionarnos a todos, algo que siempre ha sabido hacer muy bien Square Enix.

El guión escrito por Motomu Toriyama es la base sobre la que se sustenta Final Fantasy XIII. Un punto de partida que determina la linealidad del videojuego. "Realizamos este enfoque para mostraros la historia que teníamos que contar", nos declaró el productor en una reciente entrevista. Así pues, los primeros compases de la aventura estarán completamente orientados a presentarnos los personajes y sus motivaciones hasta que alcancemos el ecuador del videojuego, momento en que empiezan a presentarse nuevas posibilidades de juego, aunque nunca sin desviarnos de ese enfoque lineal que comentábamos. Y es que los japoneses pecaron de contarnos una verdad a medias, puesto que de los 13 capítulos existentes en la aventura, solamente uno de ellos nos ofrece un vasto mundo a recorrer, dotado de misiones secundarias e incluso la posibilidad de manejar un chocobo.

Como explican sus propios diseñadores, Final Fantasy XIII se asemeja a la experiencia de un FPS, dotado de un avance lineal donde el jugador progresa a través de una serie de eventos dramáticos.
Como explican sus propios diseñadores, Final Fantasy XIII se asemeja a la experiencia de un FPS, dotado de un avance lineal donde el jugador progresa a través de una serie de eventos dramáticos.

II: Reivindicando los valores J-RPG
En definitiva, nuestro avance a través de las 40-45 horas que dura Final Fantasy XIII -más de 60 si cumplimos las misiones disponibles- están exclusivamente guiadas por las decisiones de los desarrolladores. "Estábamos buscando algo similar a la experiencia de un FPS (First Person Shooter) en la que el jugador rápidamente progresa a través de eventos dramáticos, uno detrás de otro", sentenció Yoshinori Kitase recientemente.

Y así ha sido finalmente. Tocando temas propios del manganime japonés, la obra de Square Enix se encuadra dentro de un J-RPG puro, con una casi excesiva dramatización que se olvida muchas veces de que también hay algo de humor en esta vida (un claro punto en contra del argumento) y anteponiendo el pesimismo casi siempre ante la esperanza de un mundo mejor. Pequeños detalles, sin embargo, que no desvirtúan para nada el excelente resultado en términos de trama conseguidos, gracias en parte a los seis protagonistas principales extraordinariamente diseñados por Tetsuya Nomura.

Lightning, específicamente, consideramos que es uno de los mejores personajes que ha gestado la serie Final Fantasy. Su carácter femenino contrasta con su fuerza y poder, amparado siempre por un aire de misterio. No obstante, su gran profundidad como personaje no supone ninguna envidia con respecto al resto del grupo. Todos, ya hablemos del decidido Snow, del pequeño Hope, del simpático Sazh, de la fuerte Yun Fang o de la alegre Vanille (que también es la narradora del juego), disponen de una destacada personalidad y evolución, con grandes giros y subtramas que suponen el gran aliciente para jugar a Final Fantasy XIII de principio a fin. Sólo hay un problema, y es que Nomura se ha olvidado de crear un antagonista que resultara especialmente memorable. La próxima vez será...

La frontera entre cine y videojuego queda difuminada cuando hablamos de Final Fantasy XIII. Y eso no es del todo negativo si tenemos en cuenta la factura técnica de las secuencias realizadas.
La frontera entre cine y videojuego queda difuminada cuando hablamos de Final Fantasy XIII. Y eso no es del todo negativo si tenemos en cuenta la factura técnica de las secuencias realizadas.

III: Entre el cine y el videojuego
Una de las claves de Final Fantasy XIII es su extrema confianza en las secuencias de vídeo (tanto imágenes generadas por ordenador como por el motor del juego) para narrarnos el gran drama que persigue a los héroes de esta épica aventura. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos que, a este respecto, lo nuevo de Square Enix es un 50% de combates, un 25% de exploración lineal y otro 25% de secuencias cinemáticas.

Son unos números sorprendentes y abrumadores, sin lugar a dudas, que ya dicen mucho de lo que te puede llegar a gustar o de lo que puedes llegar a odiar a la última fantasía final de los japoneses. Para los que busquen un RPG en su definición más clásica, se encontrarán con un ritmo de juego que podrá desmotivarles tras las primeras horas de juego. Para los que les encanten las historias, Final Fantasy XIII será sin duda el juego que andaban buscando.

Todo gracias a horas de secuencias CGI (Computer Generated Imagery) que ponen de manifiesto la cantidad de esfuerzos a la hora de captar un grupo de animadores de increíble talento, capaces de crear casi una película de animación dentro de un videojuego. Entre batalla y exploración, las secuencias son predominantes y ayudan a que nos metamos sin remedio dentro de la trama. Pero lo mejor de todo, y gracias a la tecnología propietaria de Crystal Tools, es que todos los elementos del juego, ya sean combates, exploración o cinemáticas, quedan integrados a la perfección. Habrá ocasiones en que no podamos discernir cuál ha sido el momento en que se ha producido la transición entre una secuencia generada por ordenador y otra generada por el propio videojuego. Simplemente espectacular.

IV: Linealidad RPG
La totalidad de la estructura de juego de Final Fantasy XIII está pues pensada para un único fin: contarnos una gran historia. Esta es la principal razón por la que el videojuego está dividido en 13 capítulos todos con una gran variedad de localizaciones y situaciones, aumentando la intensidad a medida que nos vamos acercando al final. Sin embargo, la dinámica no se aleja de un esquema que entremezcla continuamente combates, cinemáticas y exploración lineal a lo largo de las 40-45 horas que nos costará completar el título.

Eso sí, de lo que nadie puede quejarse es de que Square Enix haya creado un J-RPG accesible, con tutoriales que aparecen justo en el momento en que los necesitamos. Además, la curva de dificultad está bastante bien calibrada, y rara vez es necesario que protagonicemos luchas (para mejorar a nuestros personajes) que no estén exigidas por el guión. Esto viene motivado en parte porque los primeros compases de la aventura quedan completamente predefinidos por la trama. De esta manera, y hasta que no lleguemos más allá del ecuador de Final Fantasy XIII, no se nos da la oportunidad de escoger los personajes que queremos llevar en cada momento (tres como máximo). Resumido en las palabras de Yoshinori Kitase, "este tipo de diseño es muy positivo para el jugador, puesto que de forma gradual y sistemática aprende los nuevos sistemas de batalla que esta entrega aporta a la saga”.

Podría llevar parte de razón el productor, pero lo que no se puede negar es que al jugador se le priva de todo lo bueno que hace grande al género RPG, y es que no tendremos libertad para campar a nuestras anchas, tampoco de visitar ciudades ni de hablar libremente con NPCs. El entorno de Final Fantasy XIII es, a este respecto, un nido de monstruos inerte, sin humanidad.

El capítulo 11 (Gran Pulse) rompe con la linealidad de Final Fantasy XIII al ofrecernos un vasto territorio a explorar hasta donde alcanza la vista. Y no faltarán los chocobos para movernos con más rapidez.
El capítulo 11 (Gran Pulse) rompe con la linealidad de Final Fantasy XIII al ofrecernos un vasto territorio a explorar hasta donde alcanza la vista. Y no faltarán los chocobos para movernos con más rapidez.

V: Un oasis jugable
Final Fantasy XIII se nutre mayoritariamente de exploración lineal, sin libertad para el usuario. Aunque siempre hay una excepción, y en este caso viene dada por el capítulo 11 (Gran Pulse), el cual nos arroja a una vasta pradera de kilómetros cuadrados de libertad donde se nos permite llevar a cabo unas 60 misiones que nos darán para una media de entre 25-35 horas de juego adicionales. Además, todas tendrán recompensa, ya sea en forma de nuevos items y habilidades.

Pero si hay algo por lo que sorprenda especialmente este capítulo es por la mastodóndica representación gráfica y la descomunal sensación de libertad que nos propone. Es fácil perderse en un bello paisaje nutrido por criaturas de todas las formas y tamaños, donde incluso cabe la posibilidad de hacerse con un chocobo y ponernos a sus lomos para ir de un lugar a otro, alcanzando lugares ocultos que podrían depararnos alguna que otra alegría.

La llegada a este lugar supone una sorpresa tan gratificante para el jugador, un premio a tantas horas de jugabilidad lineal, que le hará preguntarse: "¿Por qué Square Enix no hizo esto con el resto del videojuego?". Y es que, sin exagerar, con esta parte de la aventura sentiremos casi estar en la inmensidad de un MMO, aunque de nueva generación, gracias a preciosas vistas que van más allá de lo que cualquier RPG haya hecho hasta la fecha. Sólo hay una pega, y es que permanecer en este oasis jugable será opcional, ya que cuando tengamos todo lo necesario para progresar, podremos acceder al siguiente capítulo de la trama. En cualquier caso, se agradece que los japoneses demuestren -aunque fugazmente- que habrían sido perfectamente capaces de diseñar un Final Fantasy más abierto que el presente.

Si no quieres caer demasiado pronto durante las batallas más vale que mejores tu equipamiento cuando sea posible. No hay niveles de experiencia para personajes, pero sí para armas y accesorios.
Si no quieres caer demasiado pronto durante las batallas más vale que mejores tu equipamiento cuando sea posible. No hay niveles de experiencia para personajes, pero sí para armas y accesorios.

VI: Progresando en la aventura
La exploración, con todo, y a excepción del capítulo 11, podría definirse mediante el concepto de "pasillo RPG". Los caminos son siempre únicos, alguna vez tenemos la oportunidad de alejarnos unos metros para recoger un ítem perdido en el escenario, pero la dinámica es la de avanzar por donde nos dice el juego. Hasta los saltos de nuestro protagonista son guiados y hay ocasiones en las que sólo deberemos de pulsar un botón para activar un ascensor o abrir una puerta que nos lleve hasta nuestro próximo destino.

Hay también puntuales ocasiones -las menos- en que podremos sentir que ya hemos pasado por un determinado lugar y también echaremos de menos los puzles, debido a su casi absoluta ausencia (aunque la serie Final Fantasy nunca haya destacado por tenerlos en abundancia).

Pero no todo es negativo. Final Fantasy XIII nos ofrece un gran poder para hacer evolucionar a nuestros protagonistas. No hay niveles de experiencia tal y como los entendemos, sino que los atributos de nuestros personajes dependen de las armas y accesorios -estos últimos en forma de amuletos con poderes específicos- que lleven equipados, los cuales podrán optimizarse usando las materias primas que compremos en las tiendas. Así pues, si tenemos los ingredientes adecuados, podremos aumentar el nivel de la espada de Lighting, del boomerang de Hope, de la lanza de Yun Fang, de los puños de Snow, del bastón de Vanille o de las pistolas de Sazh; incrementando así sus respectivos poderes de ataque. Un paso delicado (no todos los materiales reacccionarán de la misma manera), bastante laborioso, pero necesario para que no nos pasen por encima durante las batallas.

Bienvenido a Crystarium, un árbol de habilidades muy especial donde podrás mejorar atributos (como la fuerza, la magia o la vitalidad) a cambio de los Puntos de Cristal que obtengas con cada batalla superada.
Bienvenido a Crystarium, un árbol de habilidades muy especial donde podrás mejorar atributos (como la fuerza, la magia o la vitalidad) a cambio de los Puntos de Cristal que obtengas con cada batalla superada.

VII: Escoge tu rol
Las tiendas en Final Fantasy XIII no tienen su puesto en mitad del escenario, sino que se encuentran en los frecuentes puntos de guardado dispersos a lo largo de la aventura. Una farmacia para items, un bazar de armas, otro lugar para adquirir minerales... Gracias al dinero ahorrado podremos adquirir colas de fénix (para resucitar a nuestros amigos en medio de la batalla), u otros objetos que nos permitirán, por ejemplo, entrar en un combate con todos los estados al máximo.

No obstante, si hay algo que marque la diferencia a la hora de mejorar a nuestros protagonistas, ese es el Crystarium. Planteado como un árbol de habilidades, este sistema nos permite ampliar tanto la cantidad de vida como atributos de los seis personajes disponibles. Con cada contienda librada ganaremos Puntos de Cristal, necesarios para ir desbloqueando los poderes de los cristales y así aumentar el nivel de los roles de nuestros héroes.

En total, Final Fantasy XIII nos propone seis roles (Fulminador, Castigador, Protector, Sanador, Inspirador y Obstructor), cada uno con una funcionalidad especial durante la batalla. El Protector, por ejemplo, se encargará de recibir todos los golpes, protegiendo a sus compañeros; mientras que el Obstructor y el Inspirador tienen la función de activar determinados estados tanto en los enemigos (lentitud, defensas bajas, contaminación...) como en nuestros aliados (velocidad, ataque potenciado...). Al principio de la aventura cada uno de los seis protagonistas estarán limitados a tres roles específicos, pero a medida que avancemos en el juego -más allá del ecuador de la trama- podremos especializarlos en el rol que queramos.

VIII: La renovación del Active Time Battle
Llegamos al componente fundamental de Final Fantasy XIII, que además de significar el 50% de la importancia del título nos propone interesantes novedades con respecto a todo lo visto en anteriores entregas. Nos referimos, por supuesto, al nuevo sistema de combate que no se basa en el tradicional esquema de batallas aleatorias, sino que dependen de cómo caminemos por el escenario. Así, podremos entrar en contacto directo con los enemigos en cualquier momento, mejor por sorpresa (realizaremos un ataque preventivo), que si se alertan por nuestra presencia.

La división entre exploración y combates se lleva a cabo mediante una breve transición (al contrario que en FFXII, donde la acción era continua), llevándonos hasta una arena de combate dominada por el imperio del famoso Active Time Battle, basado en los ataques por turnos. Una barra de tiempo nos indicará cuándo podremos atacar, algo de lo que deberemos de estar pendientes para escoger a tiempo la acción a realizar, ya sea un ataque, el uso de una habilidad o de un ítem.

Por batalla tendremos un máximo de tres personajes luchando, aunque nosotros solamente manejaremos al líder. El resto depende de la decente inteligencia artificial programada por Square Enix, aparte del Optima System, el cual nos da la interesante posibilidad de determinar el rol de cada luchador en medio de la batalla. De esta manera, podremos pasar de una estrategia ofensiva a otra más defensiva o incluso equilibrada (mediante formaciones que nosotros mismos predefiniremos). Todo dependiendo de las circunstancias de la batalla, del comportamiento de los rivales y de nuestros propios gustos. Sin duda, el Optima Change es un extraordinario aliado tanto para los jugadores como para las batallas, que ganan en términos de desafío táctico-estratégico.

Durante la exploración podremos optar si ir hacia los enemigos para luchar contra ellos o esquivarlos para seguir con nuestro camino. ¡Incluso podremos pillarlos por sorpresa si somos habilidosos!
Durante la exploración podremos optar si ir hacia los enemigos para luchar contra ellos o esquivarlos para seguir con nuestro camino. ¡Incluso podremos pillarlos por sorpresa si somos habilidosos!

IX: Lucha para ganar
Tal vez el mayor logro conseguido por Square Enix en esta entrega es que se nos obligue a hacer un uso más intenso del sistema de comandos. Deberemos de tomar decisiones en décimas de segundo, ya que si no caeremos irremediablemente, volviendo al momento justo antes de la batalla (por suerte, los japoneses no castigan nuestros errores combativos en exceso). Encima, en caso de que superemos la batalla y tengamos a algún personaje malherido o incluso abatido, todos se recuperarán automáticamente para el siguiente combate.

Otros detalles concernientes a la contienda tienen que ver con la opción de escoger al rival al que castigar (nuestros compañeros nos seguirán en nuestras decisiones), además de que tenemos un atajo para repetir el último ataque realizado o la opción de abandonar una batalla si vemos que la cosa se presenta demasiado difícil.

Es interesante hacer notar que el número de ataques realizados por turno dependerá directamente del nivel ATB que hayamos alcanzado. De igual manera, debemos de alabar la introducción del Chain Break System, que nos permite causar más daño al enemigo cuanto más le golpeemos. Llegará incluso un punto donde sus defensas se debilitarán vertiginosamente (momento "break"), algo que aprovecharemos para castigar duro a nuestros adversarios con daños que varían entre el 200% y el 1000% de efectividad. Todo hasta que veamos la pantalla que nos indique que hemos obtenido la victoria, dándonos una puntuación en función del tiempo empleado e indicándonos a la misma vez los Puntos de Cristal que hemos obtenido.

El Active Battle System se renueva y lo hace incorporando el Chain Break System como mayor novedad. Atiza a tus enemigos y verás cómo puedes causarles daños con más de un 1000% de efectividad.
El Active Battle System se renueva y lo hace incorporando el Chain Break System como mayor novedad. Atiza a tus enemigos y verás cómo puedes causarles daños con más de un 1000% de efectividad.

X: Eidolones, yo os invoco
Será necesario equiparse con las mejores armas y accesorios para ganar las batallas finales, personalizadas en enormes enemigos que ocupen toda la pantalla. Toda ayuda es poca, y el dominio del Chain Break System, además del Optima Change, son estrictamente necesarios. Pero hay algo más. Algo que estaban esperando ansiosamente los seguidores de la franquicia.

En efecto, Final Fantasy XIII no podía olvidarse de las invocaciones, y concretamente tendremos hasta seis (Shiva Sisters, Hecatoncheir, Brynhildr, Odin, Bahamut y Alexander), tantas como protagonistas tiene la aventura. Los eidolones -como se dan a conocer en esta entrega- son personales e intransferibles, aunque todos ellos tienen dos rasgos comunes: uno, que parecen sacados de un manga de "mechas"; dos, que cada personaje deberá de enfrentarse a cada uno de ellos hasta conseguir su control.

Los enfrentamientos contra los eidolones presentan una especial dificultad, suponiendo una de las partes más desafiantes del videojuego, aunque una vez superados contamos con la gratificación que otorga poder invocarlos en medio de cualquier batalla. Una acertada experiencia que nos propone luchar junto a nuestro eidolón para ganar empatía mientras que una barra de tiempo se agota (las invocaciones no son para siempre, por desgracia). Es entonces cuando podremos entrar en el conocido como "driving mode", una suerte de mecánica donde tendremos una cantidad de ataques limitados a realizar. Con simplemente girar el stick y pulsar un determinado botón podremos castigar durísimamente a nuestros contendientes.

Las invocaciones regresan y lo hacen en forma de poderosas representaciones que parecen sacadas de una serie anime de "mechas". En imagen, Odin, gran aliado de Lightning en las batallas más difíciles.
Las invocaciones regresan y lo hacen en forma de poderosas representaciones que parecen sacadas de una serie anime de "mechas". En imagen, Odin, gran aliado de Lightning en las batallas más difíciles.

XI: Espectacularidad visual
Las batallas de Final Fantasy XIII han sido diseñadas teniendo en cuenta el factor espectacularidad. Los ataques, explosiones y rayos de luz, junto a los generosas cifras de daños infringidos, conforman un deleite visual barroco de grandes proporciones que se complementa con la utilización de una cámara automática, capaz de ofrecernos siempre el mejor ángulo y perspectiva sobre cada golpe o acción.

Y esto no sólo ocurre durante los combates. En su totalidad, la obra de Square Enix es una continua y contundente orgía audiovisual en cada modelado y en cada textura. Durante los momentos de exploración no es nada raro que nos veamos obligados a rotar una y otra vez la cámara con nuestro stick derecho para así contemplar la magnificencia gráfica que nos rodea. Los escenarios son profundos hasta alcanzar el límite del horizonte y la variedad escenográfica va desde entornos futuristas hasta selvas, praderas o paisajes helados.

Dentro del género RPG, Final Fantasy XIII es, sin lugar a dudas, el juego más tecnológicamente avanzado con el que nos hemos topado. Su genial apartado artístico se encuentra con el motor Crystal Tools, que como rasgos más destacados ofrece cálculos físicos en tiempo real y un sobresaliente renderizado de efectos especiales. Ha sido una herramienta absolutamente indispensable para conseguir que la obra de Square Enix alcance el techo visual en lo que se refiere a juegos de rol durante la presente generación de consolas.

XII: La diferencia 360-PS3
Con 50 gigas de datos en el caso de PlayStation 3 y de tres DVD en Xbox 360, es fácil darse cuenta de la calidad que encierra Final Fantasy XIII. El videojuego soporta además la máxima resolución posible (1080p) en ambas versiones para que no nos perdamos ni un solo detalle, entre otras cuestiones, del extraordinario diseño de personajes llevado a cabo por Tetsuya Nomura.

Los protagonistas impactan por su impecable representación y detalles. No es nada difícil detenernos en medio de la acción y observar al milímetro la dedicación puesta en cada animación, en la acción del viento sobre el pelo (que se mueve casi capilar a capilar) o incluso en la mirada de nuestros héroes. Simplemente parecen vivos, gozando cada uno de una personalidad única que se complementa con una sobresaliente sincronización labial.

Mención aparte merece la formidable presentación general del producto, limpia y futurista en todos sus menús, aunque seguramente os importen mucho más las diferencias existentes entre PlayStation 3 y Xbox 360. En general, y a grandes rasgos, es difícil encontrar diferencias entre ambas versiones, aunque mirando con lupa es fácil apreciar que Xbox 360 realiza una peor gestión de la técnica "antialiasing". Mientras que en la negra de Sony los bordes aparecen completamente lisos, en la máquina de Microsoft afloran abundantemente los dientes de sierra. Asimismo, la definición general de las texturas es inferior en Xbox 360 y los vídeos -aunque idénticos- también muestran una tasa de resampleo inferior, algo motivado directamente por la menor capacidad de los tres discos de doble capa (25 gigas) en contra de los 50 GB del Blu-Ray de PlayStation 3, aspecto que por otra parte motiva que los tiempos de carga en Xbox 360 sean ligeramente inferiores.

La espectacular representación de entornos es uno de los rasgos que más os maravillarán en Final Fantasy XIII. El despliegue gráfico realizado por Square Enix en esta ocasión es simplemente colosal.
La espectacular representación de entornos es uno de los rasgos que más os maravillarán en Final Fantasy XIII. El despliegue gráfico realizado por Square Enix en esta ocasión es simplemente colosal.

XIII: Grandeza sonora
Esta ha sido la primera de las entregas numeradas de Final Fantasy en la que no ha participado el maestro compositor Nobuo Uematsu (un habitual de la franquicia). No obstante, su ausencia se ha solventado con maestría gracias a Masashi Hamauzu, que con su gusto por el piano y por un estilo de música mezcla entre clásico y ambiental ha conseguido unos resultados no sólo extraordinarios, sino incluso épicos.

Para ser su primer trabajo, el compositor japonés la verdad es que se ha ganado un puesto fijo en la compañía, aunque no todo el mérito es suyo. Gran parte de la banda sonora ha sido grabada por la Orquesta Filarmónica de Warsaw (en Polonia). La otra parte responsable del éxito sonoro de Final Fantasy XIII ha sido, en concreto, el tema "My Hands", obra de la cantante Leona Lewis, cuya magnífica voz nos acompaña en más de un momento de la historia.

Para completar el impecable apartado sonoro de Final Fantasy XIII contamos con un doblaje, eso sí, en inglés, a la altura de las expectativas. Hubiera sido un punto a favor del juego que se hubieran incluido las voces originales (en japonés), pero no podemos quejarnos, ya que la obra nos ofrece unos competentes subtítulos al castellano, que logran reflejar perfectamente el sentir de la historia y cada momento particular que viven los héroes de la aventura. Los traductores de Square Enix, en esta ocasión, han realizado un excelente trabajo.

¿Qué sería de Final Fantasy XIII sin su gran apartado sonoro? Probablemente lo comprobaríamos en momentos como el de la imagen, y es que la música que nos acompaña en las batallas es soberbia.
¿Qué sería de Final Fantasy XIII sin su gran apartado sonoro? Probablemente lo comprobaríamos en momentos como el de la imagen, y es que la música que nos acompaña en las batallas es soberbia.

Conclusiones finales
Final Fantasy XIII es una obra con un talento que se puede vislumbrar a cada minuto de juego. La espectacular fusión entre cinemáticas y combates sienta un precedente dentro del género gracias a un apartado visual que exprime el potencial tecnológico disponible en la actual generación de consolas.

Esto ha sido algo que ha aprovechado especialmente Square Enix para contarnos la historia que tenía en mente. Una trama profunda, emocionante, tal vez demasiado, pero que si logra conectar con el jugador le atrapará irremediablemente durante sus abundantes horas de juego. Todo ello mediante una fórmula repetitiva basada en combates, cinemáticas y más combates, pero que cuenta con el aliciente de un sistema de batalla que lleva al Active Time Battle hasta su cumbre dentro de toda la serie Final Fantasy.

La exploración no acompaña, puesto que se preocupa más en seguir la trama que al propio jugador, el cual siempre va a remolque, llevado por la discutible decisión de los japoneses por darnos un desarrollo casi totalmente guiado si no fuera por el capítulo 11, un auténtico oasis jugable repleto de libertad y grandísimas ideas. De hecho, uno se pregunta qué hubiera sido el título si la desarrolladora hubiera sacado más partido de un esquema de juego más abierto, con ciudades que explorar libremente y cientos de personajes con los que conversar.

Final Fantasy XIII nos deja la esperanza de un nuevo mundo RPG, una perspectiva de juego guiada por la historia pero con un inmenso potencial para seguir sorprendiendo en el futuro. ¿Qué nos traerá el próximo amanecer?
Final Fantasy XIII nos deja la esperanza de un nuevo mundo RPG, una perspectiva de juego guiada por la historia pero con un inmenso potencial para seguir sorprendiendo en el futuro. ¿Qué nos traerá el próximo amanecer?

Pero esa no fue la decisión final de Square Enix, y eso que los escenarios están lo suficientemente elaborados como para permitirlo. Potencia contenida, esa es la idea que se nos viene a la cabeza cuando hacemos balance de Final Fantasy XIII, un videojuego que debido a unas decisiones no ha podido librarse de las cadenas de un argumento que nos priva de nuestra libertad como jugadores.

Y he ahí precisamente el dilema... ¿Jugamos para divertirnos o para vivir una gran historia? Seguramente, muchos penséis que lo ideal sería el equilibrio, pero esta vez la serie Final Fantasy ha optado más por lo segundo en su última entrega antes de que comprobemos una auténtica libertad con el MMO que preparan en FFXIV.

Hasta entonces, todos los fans podrían ir a las tiendas sin miedo para hacerse con su copia de Final Fantasy XIII (ya sea para PlayStation 3 o Xbox 360), aunque el resto deberá de valorar todas las claves expuestas en nuestro análisis para obtener una conclusión orientativa acerca de si esta es la primera fantasía final por la que quieren ser atrapados antes de convertirse en otro seguidor de una de las franquicias más importantes del mundo de los videojuegos. Una serie que suma un trece a su colección, un trece que es más que un videojuego, un trece que, esta vez, no trae mala suerte.

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés y japonés
Duración: 45-60 horas (mínimo)
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