Análisis de Massive Chalice. Estirpe Inmortal

Análisis de Massive Chalice. Estirpe Inmortal
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Sin hacer mucho ruido. Así ha desembarcado el nuevo videojuego de Double Fine, los creadores de Psychonauts entre otras joyas. Se trata en esta ocasión de un lanzamiento de corte táctico que se cuenta entre los más profundos que el equipo de Tim Schafer ha hecho en toda su historia. Algunas ideas muy originales se ocultan tras un juego potente, único y divertido.

No entres en Massive Chalice si no tienes tiempo y dedicación que destinarle. Esa es la primera norma con este lanzamiento de perfil táctico que es divertido, profundo y, al mismo tiempo, conserva una sencillez en el manejo general que permite que no nos abrumemos en primera instancia, y dejemos que el producto vaya germinando en nuestro interior con una complejidad creciente y que, por momentos, incluso que puede sobrepasar a algunos aficionados porque es inmisericorde y la toma de decisiones errónea puede dar al traste con nuestra partida a medio plazo y tirar a la basura horas y horas de juego.

En determinados aspectos recuerda a XCOM, por su énfasis en el aspecto táctico del programa, por la muerte permanente y por la relevancia de todo lo relacionado con la gestión. No es perfecto, eso está claro, y con algunas pinceladas en algunos lugares concretos y otros tan generales como el combate puro y duro, asistiríamos a un conjunto mucho más redondo desde el punto de vista jugable. Sin embargo su sentido de la estirpe, nuestro control sobre factores del todo atípicos dentro de la gestión, como la genética, y algunas novedades muy potentes lo convierten en algo muy atractivo y capaz de ofrecer sensaciones muy distintas a los fans del género de la estrategia y la acción táctica.


Dinastía de Caballeros

En Massive Chalice tenemos ante nosotros un mundo de fantasía que sufre bajo el yugo de una raza de monstruos, que están propulsados por una fuerza corruptora que está destruyendo el mundo, y encarnamos a una suerte de entidad inmortal que debe combatirlos. ¿Cómo hacerlo? Hay que poner en marcha la espera de la carga completa del Chalice que da nombre al videojuego, que lleva la friolera de 300 años completarse, y que servirá como una especie de macro-bomba capaz de limpiar las fuerzas enemigas de la faz del planeta. Mientras tanto, tratamos de mantenerlos a raya de nuestras fronteras y, al mismo tiempo, tratar de progresar en la conquista de las que la circundan para ampliar nuestro imperio.

El destino de nuestra raza está en juego en Massive Chalice, debemos hacer progresar a nuestros caballeros y hacer que envejezcan con un propósito.
El destino de nuestra raza está en juego en Massive Chalice, debemos hacer progresar a nuestros caballeros y hacer que envejezcan con un propósito.


Se trata de un punto de partida argumental bastante estándar, pero las curiosidades comienzan cuando vamos profundizando en su propuesta. Lo mejor de todo es que nosotros mismos podemos poner en marcha o detener el reloj y hacer así que todo transcurra y que nuestros personajes envejezcan, se reproduzcan, encuentren eventos aleatorios o incluso acaben muriendo (no necesariamente por violencia). Por un lado huelga decir que a lo largo de tres siglos las vidas de los caballeros que están encargados de proteger los límites de nuestro reino van cambiando, sólo son cinco inicialmente, y una de las claves está en el hecho de que el juego construye una cierta sensación de dinastía vinculada al hecho de que hay muerte permanente y a que estos caballeros pueden tener descendencia. De hecho un cierto sentido de ingeniería genética en cuanto a cómo optimizar nuestros hijos en base a las características de los padres y las madres es fundamental.

El juego nos pide sacar lo mejor de nosotros mismos casi desde el minuto uno de la aventura

Hay toda una parte importantísima del trabajo de Double Fine que incluye gestión de forma casi exclusiva. Así que el defender nuestras tierras de los ataques enemigos y ver cómo vamos a hacerlo y cuándo en el mapa estratégico (proyectándolo después al campo de batalla por turnos) es fundamental, pero también el manejar la investigación de tecnologías y, sobre todo, ese enjambre genético que nos permita crear un ejército de hombres lo más preparados posibles.

Los combates tácticos son, quizá, la parte que más flojea del juego de Double Fine. Falta profundidad en la propuesta y las opciones no son tan grandes como en la parte de gestión.
Los combates tácticos son, quizá, la parte que más flojea del juego de Double Fine. Falta profundidad en la propuesta y las opciones no son tan grandes como en la parte de gestión.


Cada caballero que podemos producir se divide en tres rangos: los cazadores de largo alcance, los especializados en rango cercano, estilo tanque, y los que pueden lanzar granadas, los alquimistas. Las clases no son estrictas, eso debe quedar claro, y en todo momento tenemos un generoso abanico de opciones a la hora de crear mezclas y diversificar nuestras posibilidades, enriqueciéndolas con interesantes mixturas que iremos perfeccionando con cada generación de hombres. De hecho esta parte acaba convirtiéndose en una de las más redondas del programa, porque el videojuego exige en todo momento mucho por nuestra parte dadas las características de los enemigos, su variedad y ferocidad. Nos pide sacar lo mejor de nosotros mismos casi desde el minuto uno de la aventura, y nos sorprenderemos comparando estadísticas durante minutos y minutos, y decidiendo a qué destinar a unos u otros.

Los paralelismos con XCOM son fuertes, aunque mucho más sencillo en cuanto a lo que podemos hacer sobre el campo de batalla

Hay habilidades muy curiosas entre los monstruos, y es que más allá de matarnos desgastando nuestra salud también pueden borrar nuestro avance en términos de experiencia o envejecer brutalmente a nuestros hombres en un abrir y cerrar de ojos, por poner sólo un par de ejemplos de los más exóticos. También, como es lógico, hay muchos otros sólo destinados a hacernos pedazos, como los explosivos kamikaze o los fuertemente blindados que son todo un reto. De hecho la muerte permanente de la que ya hemos hablado tiene proyecciones verdaderamente dramáticas cuando estamos perfeccionando a nuestro caballero a base de experiencia en batallas y distintas mejoras, porque la evolución de éstos es fundamental.

Tener variedad de clases y saber a qué destinar cada una de ellas es primordial para salir adelante con éxito.
Tener variedad de clases y saber a qué destinar cada una de ellas es primordial para salir adelante con éxito.


Saber si un héroe va a estar destinado a propulsar la tecnología de nuestra familia o si va a estar saltando al combate es fundamental para salir adelante, y equivocaciones en las compatibilidades genéticas en momentos determinados de la aventura (cuando necesitamos ejércitos, por ejemplo) pueden acarrear graves debilitamientos que tiren por tierra todos nuestros esfuerzos. Lo mejor de todo es que este esfuerzo tiene una estupenda recompensa sobre el campo de batalla, gracias a la implementación de un sistema de combate táctico por turnos donde veremos traducido todo eso con mucha exactitud en campos de batalla generados con importante componente aleatorio. Este tipo de decisiones, unida a los limitados recursos de los que ha disfrutado el equipo de desarrollo, hace que no sólo los gráficos estén trasnochados y los escenarios sean tremendamente repetitivos, sólo salvados por una dirección artística muy simpática, sin embargo no le vamos a prestar demasiada atención a este hecho cuando lo que se ofrece a nivel jugable es tan divertido.

Estirpe Inmortal


Los paralelismos con XCOM son fuertes, aunque aquí hablamos de un juego mucho más sencillo en cuanto a lo que podemos hacer sobre el propio campo de batalla, cuya sencillez es, ciertamente, uno de los puntos flacos de la propuesta. Hay un sistema de niebla de guerra, sí, y también partes destructibles del escenario, pero no existe el cuidado sistema de coberturas del juego de Firaxis, no hay demasiada variedad en las acciones y la cámara, a menudo, da muchos problemas. Además hay partes no demasiado cuidadas como algunas mecánicas algo frustrantes, la muy básica inteligencia artificial y el empeño de algunos escenarios por esconder en el lugar más recóndito a un último enemigo, y obligarnos a patearlo entero para dar con él.

Bueno

Sin sello
Estirpe Inmortal

Massive Chalice

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Nuestras primeras partidas con Massive Chalice van a ser muy duras, en efecto. Hay mucho que aprender y, dada su dificultad, sólo con el ensayo-error podremos darnos cuenta de todo lo que esconde su aparentemente sencillo planteamiento. Sin embargo si logramos profundizar en él descubrimos que tiene muchas posibilidades y algunos momentos de satisfacción total.

  • La mecánica de gestión y el sentido de la estirpe están muy logrados
  • Es una propuesta diferente y que atrapa
  • La dirección artística consigue maquillar algunas flaquezas gráficas
  • El combate táctico no tiene mucho atractivo por su escasa profundidad
  • Algo más de pulido tanto en lo jugable como en la ejecución hubiera venido bien
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: Incalculable
Ver requisitos del sistema
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