Análisis de Banjo-Kazooie Nuts & Bolts

Análisis de Banjo-Kazooie Nuts & Bolts
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Banjo Kazooie cambia de registro con Baches y Cachivaches, y abandona casi por completo las plataformas para dar cabida a un descacharrante espectáculo de velocidad. ¿Mejor?, ¿Peor?... Más bien diferente. Un juego más que recomendable, aunque alejado de su inspiradísima primera parte.

Rare va a contracorriente, y eso es algo que nadie puede negar y que precisamente es una de sus señas de identidad. Comenzó esta generación al abrigo de Microsoft y su Xbox 360 como uno de sus estudios principales, y cuando todo el mundo apostaba por los shooters salvajes y adultos, se sacó de la manga una más que notable reinvención del mito Perfect Dark Zero. A este título le acompañó al mismo tiempo el también inclasificable Kameo, una pequeña joya de aventuras; y más tarde Viva Piñata!, que sacaba el concepto Pokemon de su aparente idilio con las portátiles.

¿Siguiente paso? Recuperar del olvido una de sus más celebradas franquicias, la de Banjo Kazooie, nacida en 1998 en la inolvidable Nintendo 64 y considerado como uno de los últimos grandes títulos de plataformas. La saga renace en Xbox 360, y lo hace con el mejor videojuego de Rare en los últimos cinco años.

El Mejor Amigo del Oso…
Baches y Cachivaches reinventa la saga y la adapta a los nuevos tiempos. El oso y el disparatado pajarraco se embarcan en un título que es lo más parecido a un sand-box que se podrá vivir con las series de Rare. En el nuevo Banjo nos encontramos ante un gigantesco mundo abierto que une sus diferentes mapas mediante portales, y tenemos libertad total para movernos por éste y para obtener los diferentes elementos que necesitamos para desbloquear estas puertas.

Gordo, fofo, y en baja forma… Así es como nos encontraremos a Banjo al comienzo de la aventura. Sin embargo la presencia de su ancestral enemigo le obligará a ponerse a prueba una vez más.
Gordo, fofo, y en baja forma… Así es como nos encontraremos a Banjo al comienzo de la aventura. Sin embargo la presencia de su ancestral enemigo le obligará a ponerse a prueba una vez más.

Los Jiggys son algo así como la moneda de cambio del mundo de Baches y Cachivaches. Son el premio que recibimos al llevar a cabo misiones, y son también las monedas de cambio con la que abrir los siguientes mundos. Nos desplazamos por los mapas, de un tamaño más que respetable, empleando vehículos; en una decisión premeditada por parte de Rare para apartarse radicalmente del legado de las series.

El videojuego da comienzo con unos Banjo y Kazooie pasando el tiempo en su casa, jugando a la consola y algo desastrados. Desde su última aventura tienen la vida resuelta, y nuestro fiero protagonista se ha descuidado bastante. Todo cambia cuando aparece S.J. el Señor de los Juegos, para lidiar en el último enfrentamiento entre los dos protagonistas y la inefable Gruntilda. El Señor de los Juegos propone una serie de desafíos a Banjo, Kazooie y la propia Gruntilda. El que salga vencedor de este conglomerado de carreras, pruebas y retos será quien se quede con la montaña.

Baches y Cachivaches exhibe importantes dosis de sentido del humor, aunque a menudo redunda en gags fáciles y algo vacíos de contenido. Cabe destacar que el argumento está ahí meramente para hacer una única función conductora, quedando relegado a un segundo plano muy rápidamente. El verdadero protagonista del título no es un hilo argumental que nos guíe, sino más bien una libertad total que nos permite ir a donde queramos y cuando queramos.

Diseñar y fabricar tu propio vehículo es uno de los puntos fuertes de Baches y Cachivaches. Pero, ¡cuidado! Que tu bólido tenga un aspecto divertido no significa que vaya a correr lo suficiente.
Diseñar y fabricar tu propio vehículo es uno de los puntos fuertes de Baches y Cachivaches. Pero, ¡cuidado! Que tu bólido tenga un aspecto divertido no significa que vaya a correr lo suficiente.

La campaña individual es de una duración muy importante. No obstante valorarla en horas sería absurdo, puesto que cada uno empleará un tiempo muy diferente al de otro usuario; sin embargo si destacaremos que para superar el juego al completo hay que obtener 131 Jiggys, completar 72 desafíos Jinjo y lograr 97 trofeos T.T. Además aparte de Ciudad Duelo, donde pasaremos más tiempo, hay otras seis localizaciones distintas a cada cual más espectacular, y cada una de ellas esconde un buen puñado de desafíos.

A Toda Velocidad…
Baches y Cachivaches no es un juego de coches, pero casi. Emplearemos vehículos para desplazarnos por los escenarios, aunque si lo deseamos también lo podremos hacer a pie,; y todas las pruebas, desafíos y misiones que nos encomiendan se resuelven a bordo de los medios de automoción que nosotros mismos creemos. El manejo está muy cuidado, y todos los vehículos tienen una física muy arcade, pero también acompañada del punto justo de realismo.

Se nos encargará vencer en carreras, recoger objetos contrarreloj, salvar a personajes de amenazas… Todo ello enmarcado en escenarios de estilo muy libre, donde podemos escoger la ruta que deseemos para cumplir con los objetivos, ya sea atravesar un puñado de checkpoints o hacerle un favor a algún amigo. Conforme avancemos en la campaña requeriremos de medios más rápidos, y esta es precisamente una de las claves del videojuego.

Y es que construir nuestro auto nos llevará mucho tiempo si queremos hacerlo bien, y resultará ser una obra de orfebrería si queremos optimizar su rendimiento para hacerlo competitivo. Hay más de mil piezas que utilizar y que tienen cada una su importancia afectando de forma decisiva a su rendimiento. Debemos tener mucho cuidado con la cantidad de motores, asientos, superficies o alerones que empleamos, y tratar de que todo encaje entre si en función de las características que queremos aportarle a nuestro vehículo terrestre… o aéreo.

Si no encontramos nuestro vehículo porque lo hemos aparcado muy lejos pulsamos el botón amarillo del pad y, ¡Voilà! Se materializará ante nuestros ojos.
Si no encontramos nuestro vehículo porque lo hemos aparcado muy lejos pulsamos el botón amarillo del pad y, ¡Voilà! Se materializará ante nuestros ojos.

Las piezas se ensamblan unas con otras sin apenas restricciones, y se pueden encontrar en los puestos de venta. Es ahí también donde podemos adquirir los planos para diseñar más hábilmente nuevos modelos de automóviles. El pago para piezas y planos se realiza con las notas musicales que encontramos por el escenario.

El videojuego, como decimos, está fuertemente orientado a las pruebas de velocidad, sin embargo el componente de las plataformas no ha desaparecido del todo, aunque obviamente ha perdido mucho peso. Los saltos, las piruetas y la exploración se reducen casi exclusivamente a la búsqueda de elementos por los escenarios –notas musicales, por ejemplo-, mientras que la totalidad de pruebas y misiones se realizan a bordo de vehículos.

De este modo Baches y Cachivaches tiene el componente de plataformas que nosotros queramos invertir en él. Si nos gusta esta faceta podemos perdernos durante horas por los mapas, buscando notas musicales y retos; si, por el contrario, nos gustan las carreras nos limitaremos a hacer misiones y si queremos exprimir el juego al máximo nos dedicaremos a alternar sus dos principales vertientes.

Haciendo click con la palanca derecha podremos cambiar entre las tres diferentes posiciones de zoom para la cámara. Esto es válido tanto cuando vamos a pie como cuando nos desplazamos sobre un vehículo.
Haciendo click con la palanca derecha podremos cambiar entre las tres diferentes posiciones de zoom para la cámara. Esto es válido tanto cuando vamos a pie como cuando nos desplazamos sobre un vehículo.

Por otra parte, y pese a que el multijugador se prometía como uno de los principales atractivos del nuevo Banjo, lo cierto es que el resultado es algo ligero en este campo, dejando en solitario a la campaña como principal plato fuerte del videojuego. La faceta on-line concede especial peso a compartir nuestras propias creaciones con otros usuarios, y pese a que ofrece un buen puñado de modos para hasta ocho jugadores a través de internet y dos en juego local a pantalla dividida, ninguno de ellos acaba funcionando con la inspiración que esperábamos.

No obstante incluso en este ámbito Baches y Cachivaches depara una profunda innovación y afán rompedor, pues además de las clásicas carreras y pruebas de competición, también ofrece toda clase de deportes absurdos a bordo de vehículos como fútbol, sumo, golf o bolos.

Lienzo en Movimiento
El nuevo Banjo Kazooie es uno de los juegos más bonitos en su género, y puede codearse a la altura de algunos vibrantes títulos recientes como el último Ratchet & Clank. Obviamente le falta el punto del impecable alisado de dientes de sierra del título de Insomniac, y también su tratamiento de la sincronía vertical; sin embargo el videojuego de Rare lo compensa sobradamente exhibiendo unos escenarios enormes acompañados de una distancia de dibujado verdaderamente admirable.

Quizá le falte un mayor número de polígonos a los personajes que nos encontramos por los mundos de Baches y Cachivaches, y también es cierto que sufre algunos problemas con el popping; pero hemos preferido premiar el conjunto, y reconocer la calidad e innovación del diseño artístico y lo colorido de su estampa.

Durante una carrera el punto de control verde es el siguiente que deberemos atravesar. Los próximos serán el ámbar y el rojo.
Durante una carrera el punto de control verde es el siguiente que deberemos atravesar. Los próximos serán el ámbar y el rojo.

El título, por lo tanto, es realmente espectacular en lo visual; aunque lamentablemente esto tiene un precio. El nuevo Banjo funciona realmente bien a nivel de tasa de imágenes por segundo, donde expone unos bagajes altos y por lo general bastante estables. Sin embargo a la hora de pasar de un mundo a otro Baches y Cachivaches adolece de unos tiempos de carga brutales, en ocasiones rozando lo desesperante. No obstante Microsoft nos ha advertido de que esto puede deberse a la versión review que se nos ha facilitado para llevar a cabo el análisis, y que esta faceta estará mucho más pulida en la versión final.

Por lo demás el videojuego es una auténtica virguería tecnológica, los mapas tienen un tamaño bastante grande, y están repletos de objetos con los que podemos interactuar en su totalidad. De este modo no sólo se nos presenta la posibilidad de, por ejemplo, coger cualquier elemento y cargar con él o subirlo a nuestro coche para llevárnoslo; sino que también las estructuras más débiles como cabañas, puestos comerciales, etcétera, podrán ser derribadas.

Baches y Cachivaches nos permite almacenar fotos y videos de las mejores repeticiones de nuestras carreras.
Baches y Cachivaches nos permite almacenar fotos y videos de las mejores repeticiones de nuestras carreras.

En el aspecto del audio la banda sonora cumple con mucha solvencia, aportando el toque divertido en los gags y el acompañamiento frenético en las carreras. En Rare han optado por hacer que la narrativa del título se nos cuente mediante mensajes de texto en pantalla, puesto que los personajes no hablan –seguramente para homenajear a los antiguos Banjo Kazooie-, a excepción del narrador. Esta decisión se nos antoja algo incómoda, pues nos obliga a estar leyendo todo el tiempo. No hay demasiados diálogos, y la mayoría se pueden omitir; sin embargo algunas escenas cinemáticas son especialmente largas y con mucha conversación silente.

Excelente

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Banjo-Kazooie: Nuts & Bolts

Por: El equipo de 3DJuegos
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Banjo Kazooie, pese a su calidad, es un videojuego al que resulta muy complicado ubicar, especialmente por renunciar a buena parte del legado de las anteriores entregas. Su estética infantil enmascara una jugabilidad profunda y, en ocasiones, compleja, sobre todo en lo que hace referencia a montar nuestros propios vehículos. No obstante Baches y Cachivaches es un formidable videojuego que cumple sobradamente su intención de aportar un soplo de aire fresco al catálogo de Xbox 360.

Comprar Banjo-Kazooie: Nuts & Bolts
Jugadores: 1-2 pantalla partida; 8 online
Idioma: Textos en castellano, voces en castellano y manual en castellano
Duración:
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