Análisis de Ride to Hell Retribution. Camino del infierno

Análisis de Ride to Hell Retribution. Camino del infierno
Facebook Twitter Flipboard E-mail

El 2013 ya ha presentado un firme candidato a peor juego del año, y es que nos cuesta creer que alguien logre superar el infernal calibre de lo nuevo de Eutechnyx. Al menos así Ride to Hell: Retribution destacará por algo. De hecho lo nuevo de este avezado estudio especializado en títulos de velocidad fracasa con estrépito en todas y cada una de las fórmulas que propone, y resulta un horroroso homenaje a los moteros en particular y a los sandbox en general.

Cuando se recupera un proyecto que estaba condenado a la cancelación siempre es una alegría para los aficionados, y es que la oportunidad de que un estudio se exprese a través de los videojuegos no puede ser sino bienvenida. Comenzamos dejando clara esa declaración de intenciones porque el detestable desastre interactivo que es Ride to Hell: Retribution no puede hacernos olvidar qué es lo fundamental de este negocio: Que las compañías se expresen a través de sus productos, y que los aficionados tengan en las estanterías de las tiendas la mayor oferta posible de lanzamientos entre los que escoger.

Claro que estos catálogos tienen que estar dentro de unas cotas mínimas de calidad, y en ese sentido Eutechnyx ha atentado contra los mínimos patrones exigibles en cuanto a buen gusto, diversión o entretenimiento. La idea de base era fantástica y la rica mitología motera no siempre ha sido tratada con el respeto y el talento que mereciera, puesto que al margen de honrosísimas excepciones como el The Lost and Damned de GTA IV las alternativas casi siempre han sido exiguas. Sin embargo los resultados del lanzamiento que nos ocupa son tan tristes como lamentables; recordándonos con cruel pulso que todos esos maravillosos videojuegos que hemos disfrutado este año son producciones que tienen un mérito tremendo y un trabajo coordinado de decenas de personas que, por desgracia, no siempre resulta tan virtuoso.

Derechos al Infierno

Nacido allá por el año 2008, toda la información que rodeaba a Ride to Hell hacía presagiar un producto interesante. Principalmente su concepto sandbox mezclado con la temática motera parecía algo muy atractivo, pero el hecho de ambientarlo en el contexto contracultural de los años 60 nos parecía una idea inmejorable a la hora de dotar de empaque a la experiencia y de garantizar un componente único. No obstante absolutamente ninguna de esas virtudes podemos encontrarlas en un producto pobre hasta el paroxismo en casi cualquier aspecto imaginable.

Eutechnyx no es ni mucho menos un estudio que se caracterice por llevar a cabo productos de tan penosa calidad, sino que más bien en la revista siempre les hemos tenido por un equipo artesano capaz de trabajar con velocidad y cierto esmero en lanzamientos estimables como los de la serie Nascar. Las deficiencias de su último trabajo, sin embargo, alcanzan extremos risibles y hay momentos en los que incluso el producto genera sensaciones que rozan la vergüenza ajena. Por mucho menos que Ride to Hell las bandas de moteros arman tumultos en bares.

Para empezar convenimos en dejar claro que a nivel argumental Ride to Hell presenta tantos problemas como desde el punto de vista jugable. El guión del programa es pobre y carece de interés, pero el mayor problema que atesora es que está francamente mal expuesto, y eso es público y notorio desde el minuto cero de la campaña individual. Basta con observar la cinemática de apertura para darse cuenta de ello, y es que en ella se mezclan de forma confusa flashbacks interactivos de peleas mezcladas con estériles imágenes del protagonista a lomos de su motocicleta. Más de un aficionado sufrirá sus primeras muertes en el juego al no darse cuenta de qué está pasando, ya que no se advierte apropiadamente y todo el prólogo va a resultar vago e incluso estúpido.

Lo que más vamos a hacer en Retribution es pilotar nuestra moto a través de larguísimas carreteras en línea recta.
Lo que más vamos a hacer en Retribution es pilotar nuestra moto a través de larguísimas carreteras en línea recta.

Las cinemáticas son innecesaria y esterilmente largas para lo insignificante que es todo lo que se nos cuenta, y hay además decisiones bochornosas como la de incluir escenas de sexo de forma abusiva. No sólo porque su planteamiento a modo de recompensa para el protagonista dejando a la práctica totalidad de personajes femeninos reducidos casi al de meras prostitutas es grotesco, sino también porque las secuencias son patéticas, con los amantes practicando el acto vestidos de la cabeza a los pies en bochornosas y totalmente anti-eróticas actitudes.

Las algo más de 10 horas que nos llevará superar la campaña individual son un absoluto sufrimiento, un drama jugable de proporciones bíblicas y una de las experiencias más tortuosas que hemos padecido en la redacción de 3DJuegos en los últimos tiempos. El modo historia es la única oferta que propone un Retribution que, por no tener, no tiene ni tan siquiera tiene la deferencia de venderse a un precio algo reducido.

Libertad Condicionada

Lo que de verdad resulta desolador de Ride to Hell es que trata de tocar un sin fin de palos distintos, y que no logra alcanzar unos resultados mínimamente aceptables en ninguno de ellos. La sensación de variedad no nos va a durar en su lado positivo más de unos segundos, el tiempo que tardaremos en descubrir las deficiencias de cada una de las alternativas jugables que propone Retribution y en las que fracasa miserablemente.

La conducción es una de las cosas que más vamos a hacer, por ejemplo, y acusa unos problemas de excesiva sencillez y falta de acabado terroríficos. No hablamos sólo de que las imposibles físicas de los vehículos asemejen al título con un arcade de hace 20 años, sino también de sus cómicos combates a lomos de las motocicletas y de las múltiples incidencias relacionadas con la falta de trabajo... que, por mencionar un solo caso, pueden hacer que de repente exploten entre otras lindezas. El control sobre los medios de locomoción, además, es brusco e impreciso, y el hecho de que todas las carreteras son una línea constante de la que no podemos salirnos sólo hace que multiplicar el tedio de la propuesta.

Los combates son toscos y están francamente mal ejecutados. Es una de las partes más aburridas del programa.
Los combates son toscos y están francamente mal ejecutados. Es una de las partes más aburridas del programa.

En cuanto a los combates las conclusiones son las mismas. Hay posibilidad de medirnos a enemigos con armas de fuego o en enfrentamientos cuerpo a cuerpo, pero lo que desconcierta es que a menudo al juego le importa bien poco el arsenal que poseamos. Si un combate según su script debe ser lidiado con los puños, da igual que vayamos cargados hasta arriba de herramientas con las que tirotear a nuestros oponentes. Por lo demás todo resulta igual de poco preciso que en la conducción, y las mecánicas de cobertura son probablemente las peor ideadas y ejecutadas de lo que llevamos de generación.

¿Qué podemos hacer en el mundo abierto de Ride to Hell? Más bien poco, la verdad. Sus calles están desérticas y la sensación de que pisamos un mundo vacío y sin elementos de interés es constante; y a nivel de diseño las decisiones son pésimas, con marcadores de objetivos confusos y erróneos, y con checkpoints que son una trampa mortal que en ocasiones nos condenarán a repetir tramos de casi una hora en caso de morir. Hay algunas cosas en las que invertir el dinero que obtendremos en las casi cuarenta misiones, como en la personalización de las motocicletas, principalmente cosmética pero también en cuanto a partes para incrementar o incluso pulir su rendimiento, y también en algunos elementos relacionados con el protagonista y sus capacidades de combate. Aunque lo similar que acaban siendo todas las características de lo que podemos adquirir hace que pierda interés.

Por otra parte todo está salpicado de casi constantes QuickTime Events, cuya insuficiente ejecución e incómodo planteamiento no hace sino acusar las sensaciones que transmite el bloque. Ride to Hell intenta tocar demasiadas teclas al mismo tiempo y tropieza en el concepto y ejecución de todas y cada una de ellas. Es un sandbox, sí, y tiene las virtudes de libertad que caracteriza a este tipo de productos, no obstante todas las posibilidades están tan mal ejecutadas que alcanzan extremos dolorosos.

A nivel visual el producto es francamente deficiente. No sólo hablamos de una tecnología lamentable, sino de unos apartados gráficos y artísticos muy pobres.
A nivel visual el producto es francamente deficiente. No sólo hablamos de una tecnología lamentable, sino de unos apartados gráficos y artísticos muy pobres.

América Años 60 -Gráficos y Tecnología-

Como hemos dicho anteriormente el título partía con una prometedora premisa de base, y era la de llevar a cabo un certero retrato de la Norteamérica de los años 60. No obstante el trazo grueso utilizado por sus responsables en lo estético y en lo narrativo ha aplastado sin misericordia alguna cualquier resultado mínimamente aceptable del que hubiéramos podido disfrutar en este sentido.

El apartado visual roza lo trágico, con una serie de filtros de color ásperos cuanto menos, y con unos personajes retratados con insuficientes cargas poligonales y de calidad en cuanto a texturas. Desde el punto de vista artístico el juego no llama para nada la atención, con unos personajes a caballo entre el cartoon y el estilo de juegos como Brutal Legend, pero con resultados a años luz de la última obra de Tim Schafer. Los escenarios, por su parte, dan una sensación abrumadora de pobreza y falta de medios.

Si gráficamente el producto es de suspenso, tecnológicamente su categoría es directamente deficiente. La inteligencia artificial es un chiste, las físicas son inexistentes, las texturas tardan muchísimo tiempo en cargarse y, por si fuera poco, hay una cantidad indecente de bugs que no sólo afean lo que vemos en pantalla sino que también afectan a lo jugable directamente hasta extremos inenarrables. Los efectos para las explosiones tienen unos píxeles de un tamaño desproporcionado, capaces de hacernos saltar un ojo; los tiempos de carga son constantes y larguísimos, y las animaciones son de una tosquedad del todo impropia de la generación en la que nos encontramos.

En cuanto a lo sonoro el título también pertenece al museo de los horrores. Apenas hay un tema licenciado y se repite varias veces, con un score para el resto de situaciones inocuo en el mejor de los casos y, a menudo, incluso molesto. Los efectos de sonido redundan y se reciclan de forma completamente abusiva, y el producto llega a nuestro país con la única traducción de sus textos y con un doblaje bastante mal sincronizado en versión original, y que resulta tan flojo y poco inspirado como el resto de facetas del programa.

Infernal

No recomendado
Camino del infierno

Ride to Hell: Retribution

Por: El equipo de 3DJuegos
No recomendado

Ride to Hell: Retribution es una completísima guía que repasa punto por punto todo lo que no hay que hacer para tener un juego de calidad. Aburrido hasta el tedio, desagradable desde el punto de vista estético y con bochornosos defectos de falta de pulido éste es, literalmente, un videojuego a evitar.

Comprar Ride to Hell: Retribution
Jugadores:
Idioma:
Duración:
Comentarios cerrados
VÍDEO ESPECIAL

4.527 visualizaciones

El AUTÉNTICO AAAA de Ubisoft FAR CRY 2

Hay revoluciones que pasan frente a nuestros ojos sin que apenas nos demos cuenta. Juegazos que, por la velocidad de la industria y lo rápido que muchos se suman a las modas, pasan inadvertidos o hacen algo de ruido para luego quedar completamente sepultados por secuelas o...