Los vehículos Gran Turismo de inyección llegan a Wii mediante un título diseñado por Konami para ser jugado en una recreativa. Con una jugabilidad puramente arcade, pero sin necesidad de salir de casa, se presenta la mayor Supermini Festa del club de conductores GTi.
La franquicia GTi Club de Konami se inició en 1996 con un juego desarrollado exclusivamente para los salones de máquinas recreativas, aunque desde entonces no se ha gestado una cantidad abrumadora de títulos. De hecho, el presente Supermini Festa cuenta como la quinta entrega, la cual significa un lanzamiento conjunto en Wii y PSP.
Debido a sus raíces recreativas, este videojuego debe entenderse como una adaptación de los arcade a consolas, ya sean domésticas o portátiles. Por ello, todos sus elementos visibles son muy irrealistas, pero forman parte del sello que comenzó un día GTi Club.
En otras palabras, vehículos de la clase GTi que se desplazan por carreteras al ritmo de derrapes y saltos, buscando posibles atajos para adelantar a los rivales o evitando el posible tráfico, todo ello mientras una música taladrante nos acompaña de fondo. Así es GTi Club Supermini Festa, un título arcade en el que la diversión está muy preciada.
Kilómetros de carreteras
16 vehículos, más de 10 marcas pero una única clase, la clase GTi (Gran Turismo iniezione), que nos propone formas compactas y motores de inyección. Desde un Mini Cooper S hasta un Peugeot 207, pasando por el Abarth 500 o un Volkswagen Polo; la variedad se hace notoria.
Para probar estos coches tendremos cinco países en los que competir: Japón, Italia, Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Cada localización tiene un amplio entramado de carreteras, mostrando una cantidad muy limitada de posibilidades de desplazamiento y haciendo los circuitos algo repetitivos tras haberlos jugado en un par de ocasiones.
En caso de querer hacer la experiencia un poco más personal podremos optar por modificar el aspecto de nuestro vehículo, todo ello gracias a las partes y mejoras que se nos entregarán al realizar kilometraje sobre las carreteras. A modo de niveles, podremos hacer que nuestro coche favorito sea más potente y, al mismo tiempo, diferente al resto.
Aprendiendo a jugar al fútbol en un coche
GTi Club Supermini Festa está constituido por tres modalidades de juego: arcade, prueba y multijugador. La primera de ellas es la más importante de todo el título al encerrar tras de sí toda su esencia. El modo Arcade nos propone siete tipos de juego: partidos de fútbol individuales o por equipos (Fútbol 2vs2), una carrera con tráfico, un minijuego basado en recoger el máximo de monedas posible (hucha motorizada), una lucha encarnizada para deshacerse de la patata caliente (la bomba caliente), el premio justo y una tomatina salvaje que, curiosamente, se realiza en Italia, cuando la fiesta es española.
Por otra parte, las pruebas no son más que retos a cumplir que se nos proponen a partir de los minijuegos arcade. Así, se nos proponen varias pruebas divididas según su nivel de dificultad y el país en el que se celebren los acontecimientos. Realmente es la opción que más tiempo nos entretendrá de todo el título, pero también la más tediosa, ya que para avanzar deberemos superar todas las pruebas de forma progresiva. Además, utiliza demasiado tiempo intentando explicar los controles y los modos de juego, cuando el juego ya es intuitivo de por sí.
Adicionalmente, se incluye un modo online para poder competir hasta cuatro jugadores en las modalidades arcade y prueba, ampliando ligeramente la duración y la diversión de la conducción temeraria. La opción prueba sufre un ligero cambio, ya que los retos serán exclusivamente cooperativos, teniendo que superarlos en compañía. En cuanto a los tiempos de espera a la hora de buscar rivales, éstos se hacen muy amenos gracias a que se nos permite correr a lo largo y ancho de un circuito aleatorio mientras vemos en un recuadro quién va entrando en la partida.
Conducción arcade
Teniendo en cuenta sus raíces en los salones recreativos, el control del vehículo es puramente arcade, muy rápido e irreal, pero sencillo de manejar. De esta forma, permite que cualquier usuario se ponga frente al volante utilizando el wiimote en solitario (moviéndolo en el aire) o junto con el nunchuk para desplazarnos con el pad analógico. Acelerar y frenar será tan fácil como pulsar los botones A y B respectivamente, sin más dificultades. En cuanto a la inteligencia de la CPU, en los minijuegos todos irán indiscriminadamente a por nosotros, y en el primer nivel de dificultad de la modalidad prueba será aburridamente sencilla, dando lugar a una curva de dificultad demasiado larga.
Los 16 modelos existentes de vehículos son muy fieles a la realidad y los distintos añadidos se adaptan perfectamente al coche, pero hablando de forma general, la calidad gráfica de Supermini Festa es bastante mediocre, con un acabado final que presenta una pantalla repleta de dientes de sierra (debido al inexistente "antialiasing").
En sonido el juego no se queda atrás, utilizando una banda sonora muy repetitiva basada en ritmos y melodías que tratarán de conseguir que nos duela la cabeza. Por otra parte, la calidad de los efectos de sonidos que salen por los altavoces de la televisión es decente, algo muy contrario a lo que ocurre con los sonidos procedentes del wiimote. En este caso, es recomendable reducir o silenciar el volumen del altavoz del mando, tanto por tu salud como por la de los tuyos...
El mundo de los vehículos de clase GTi es muy interesante siempre y cuando se sepa adaptar a los tiempos que corren. GTi Club Supermini Festa es un título puramente arcade (en todos los sentidos) que paga las consecuencias de haber llegado tarde, en última posición y con un planteamiento de carrera muy mejorable.
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