Análisis de Gears of War 3

Análisis de Gears of War 3
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El final ha llegado. La trilogía de Marcus Fenix y compañía cierra sus puertas con una entrega absolutamente imprescindible. Epic Games da el do de pecho para consolidar, con su broche, una de las mejores sagas de acción de todos los tiempos. Pulido hasta extremos insospechados, Gears of War 3 es el más bello y más completo título que la franquicia ha generado hasta la fecha. ¿Es también el mejor? Te lo contamos.

La trilogía de Epic Games cierra su heroico legado con la tercera entrega de la saga Gears of War. La increíble aventura de Marcus Fenix y el resto del pelotón Delta cierra con broche de oro su camino con una nueva y memorable demostración del grado de excelencia que han alcanzado los shooters (ya sean en primera o tercera persona) en la actual generación de videoconsolas. Con unos valores de producción francamente apabullantes y con la jugabilidad característica de la saga completamente intacta, estamos hablando de un título muy continuista en lo puramente conceptual pero tremendamente avanzado en cuanto a lo dramático, con el que es probablemente el punto culminante en cuanto a la madurez narrativa para un estudio como es Epic Games que nunca se había caracterizado precisamente por ofrecer hilos argumentales de enjundia.

Gears of War 3 no sorprende en absoluto, y a nivel de innovación es el título que menos aporta en cuanto a novedades de lo que llevamos de saga, no obstante también es probablemente el más avanzado a nivel gráfico y tecnológico y así mismo es el que más contenidos ofrece bajo su embalaje. La campaña más larga, las modalidades más numerosas y también el multijugador más populoso y libre de lag son las grandes bazas de un producto increíblemente rotundo, que demuestra bien a las claras lo que puede lograr en términos de pulido un programa para cuyo desarrollo su estudio responsable ha contado con más tiempo del inicialmente previsto.

Un cierre, en suma, memorable para una de las franquicias más importantes de la actual generación de videoconsolas y también para una de las marcas más emblemáticas de Xbox 360 con el permiso del incombustible Halo. Marcus Fenix, Dominic Santiago, los hermanos Carmine... toda la colección de personajes que moran el planeta Sera pertenecen ya por méritos propios a la historia de los videojuegos, y algunos de ellos se cuentan entre los más carismáticos y memorables que nos ha dejado la generación actual de videoconsolas. Gears of War 3 ya está aquí, y no sólo es una compra imprescindible para todos los aficionados que hayan disfrutado de alguna de las dos entregas precedentes, sino que también es un título que debe figurar en las estanterías de cualquier aficionado a los shooters que se precie de disfrutar de campañas épicas, multijugadores inagotables y de un apartado gráfico absolutamente puntero.

Íntimo y Personal -Historia-
La historia de Gears of War. ¡Oh, la historia! Ese gran caballo de batalla de la saga, y ese elemento por el que la primera parte fue azotada hasta extremos insospechados por carecer casi por completo de ese elemento narrativo integrador de las espectaculares secuencias de acción que ofrecía el primer título de la franquicia. Dada la severa crítica a la que se vio sometido el original en este campo Epic Games decidió inyectar un fuerte componente dramático en la segunda parte, quizá no sumando demasiado núcleo argumental, pero sí aportando algunas escenas simple y llanamente gloriosas como la del reencuentro de Dominic y María: un momento sorprendentemente maduro y emotivo para una saga marcada por sus rudos protagonistas, anabolizados hasta el paroxismo y que también hasta entonces parecían aparentemente desprovistos de sentimientos.

El capítulo definitivo de la lucha contra los Locust se juega en Xbox 360. Marcus Fenix y el resto del pelotón Delta escriben su destino.
El capítulo definitivo de la lucha contra los Locust se juega en Xbox 360. Marcus Fenix y el resto del pelotón Delta escriben su destino.

La tercera entrega de la IP sigue esta misma línea, aumentando netamente esta serie de momentos intimistas para conocer más sobre sus personajes protagonistas de una forma realmente sorprendente. Los cánones del género shooter hasta hace poco marcaban que para un correcto tempo de un título de acción las secuencias cinemáticas debían ser lo más breves y menos intrusivas posibles. En este sentido el Killzone 3 de Guerrilla marcó un fallido intento por salpicar su campaña individual de montones de CGIs en las que explicar una historia que no parecía resultar atractiva o emocionante ni tan siquiera para sus propios protagonistas.

En este sentido Gears of War 3 es, por el contrario, un absoluto triunfo. También hay montones de clips de vídeo entre escena de acción y escena de acción en el juego de Epic Games, pero no sólo el carisma de Marcus Fenix y el resto de su pelotón Delta están muy por encima del de Sev y los demás, sino que además sus historias de demonios personales y fracasos familiares llega... Por algún motivo toca dentro. El prólogo es una muy buena muestra de ello, con un Marcus atenazado en sueños por sus más temibles fracasos personales, pero también son potentes las secuencias más ligeras con alivios cómicos, entre los que destaca la química que tienen Baird y la bella Sam, lanzándose divertidas puyas el uno al otro durante todo el tiempo que comparten pantalla.

Y es que incluso personajes que no tenían demasiada importancia más allá de su condición caricaturesca tienen un tratamiento fantástico en la tercera parte. Augustus Cole es un gran ejemplo de ello, y es que el veterano jugador de Thrashball incluso tiene una dilatada sección como protagonista dentro de la campaña individual del juego. En un momento determinado la aventura girará su enfoque hacia Cole y Baird para contarnos la misma historia que están viviendo Marcus y Dominic, pero haciéndolo desde otro ángulo diferente y poniéndonos a nosotros a los mandos de la mole de color. Este hábil e ingenioso movimiento por parte de Epic Games respira además estilo, con un momento épico en el que revivimos brevemente lo que sentía el gigantón negro al enfundarse su traje de fútbol americano en una secuencia sorprendentemente cinemática que será únicamente la primera de una serie de vídeos destinados a tocar la fibra sensible del usuario. En ese caso se trata de sentir cómo un personaje que lo era todo y que lo tenía todo en el mundo previo al Día de la Emergencia vive en un mundo descastado e insoportable después, y en este sentido los lazos de empatía con el aficionado van a ser fuertes y duraderos.

Coberturas, fuego a ciegas, armas poderosas, enemigos muy inteligentes... Casi nada ha cambiado en el universo Gears of War.
Coberturas, fuego a ciegas, armas poderosas, enemigos muy inteligentes... Casi nada ha cambiado en el universo Gears of War.

Destacado el factor emotivo que debuta en la saga, tremendamente necesario teniendo en cuenta su condición de cierre de la trilogía, hay que hablar brevemente de la historia que se nos cuenta. Quién nos iba a decir que en un título de Gears of War sería mejor hablar lo menos posible del guión para evitar spoilers, pero lo cierto es que en el juego que nos ocupa, éstos tienen una importancia extrema. Para evitar reventar sorpresa alguna a los jugadores sólo destacaremos que la Coalición de Gobiernos Ordenados se encuentra en estos momentos en su momento más bajo. Marcus y el resto del pelotón Delta se encuentran refugiados en un barco que flota en alta mar, lo más lejos posible de la amenaza Locust y también Lambent que opera en las vastas tierras de Sera. En este refugio tanto el protagonista como su inseparable Dominic Santiago viven angustiados por sus propios demonios, y la única forma de exorcizarlos parece la del combate. Éste no tarda en llegar, con un asalto frontal por parte de los temibles Lambent que, con sus tentáculos, alcanzan la superficie del buque para atacarlo con sus tropas de infantería y sacar a los héroes del nostálgico remanso de paz en el que erróneamente vivían.

A partir de ahí la campaña se pone en marcha con un comienzo que funciona como una verdadera explosión. El combate en la cubierta del buque, ya mil veces visto en las demostraciones jugables del E3, muestra bien a las claras algunas de las escasas novedades que va a ofrecer el título a nivel jugable, como las de los biónicos exoesqueletos mecánicos a los que nos subiremos para masacrar a nuestros enemigos. El sentido de viaje por el que siempre se ha caracterizado la franquicia se desencadena tras su flamígero inicio, y nos ponemos en marcha a través de los cinco actos que componen el modo historia, que cuentan con algunos vídeos sencillamente impecables y que nos llevarán a través de diferentes escenarios en una lucha contra los Locust que sólo puede calificarse de una manera: Épica.

Teoría de la Selección Natural -Jugabilidad-
A nivel jugable hay muy pocos cambios en lo que es la fórmula Gears of War, y lo cierto es que tampoco hacen falta más para una ecuación que ha deparado algunas de las mayores alegrías para los fans del género shooter en los últimos años. No obstante hay que destacar una matización, y es que el primer capítulo parece todo menos un videojuego Gears of War, aunque es una apreciación que "tiene truco". ¿El motivo? En primer lugar a partir de uno de los capítulos del primer acto, y sólo durante unas determinadas partes, manejaremos a Cole Train en primera persona; algo muy llamativo dentro de una saga donde la simbiosis entre Marcus Fenix y el jugador fue constante y perfecta durante el pasado.

El abanico de armas se mueve dentro de lo habitual, aunque hay algunas novedades. Escasas, pero muy interesantes.
El abanico de armas se mueve dentro de lo habitual, aunque hay algunas novedades. Escasas, pero muy interesantes.

A esto hay que sumar el hecho de que los Lambent ganan mucho peso en Gears of War 3, lo que supone también una forma de combatir muy diferente a lo visto en los dos primeros episodios. Decir que los Locust son estáticos sería faltar a la verdad, pero decir también que su rigor táctico les hace pasar la mayor parte del tiempo pacientemente tras sus coberturas esperando nuestro error sería mucho más preciso. Los Lambent por su parte, una disensión dentro de los temibles enemigos caracterizada por su luminosidad y su todavía más monstruoso aspecto, son la anarquía pura, con unos comportamientos que no se someten a los dictados de la saga en cuanto al uso de las coberturas se refiere y que, además, con sus tentáculos y sus ataques explosivos a distancia fulminan de un plumazo la lenta y sesuda jugabilidad basada en las coberturas a la que la IP nos ha venido acostumbrando obligándonos a estar en continúo movimiento. No es que sea un problema esta forma tan diferente de combatir, de hecho más adelante destacaremos la fortaleza que le insufla a la campaña las secciones que se salen del patrón Gears of War, no obstante nos llama la atención que se haya situado tan al comienzo de la aventura: cuando al iniciar el modo historia aficionado está deseando disfrutar de un Gears of War puro y duro y saciar su hambre de shooter con componentes tácticos tras tres años de espera, es cuando Epic Games introduce los elementos que más fuertemente se salen de lo que es tradicional en la IP.

Por lo demás, y salvo estas partes contra los Lambent marcadas por el frenetismo que tanto contrastan con la pausa habitual, el juego sigue a pies juntillas los dictámenes de la saga en todos los ámbitos. Sin cobertura estás muerto, sin una precisión milimétrica en el manejo de las diferentes armas eres carne de Locust, y sin la paciencia necesaria para escoger con exactitud cuándo saltar de un parapeto a otro o cuando abandonar un refugio para acometer una rápida y audaz acción ofensiva, desapareceremos de la paz de Sera con un sordo estertor y convertidos en un deformado amasijo de carne y sangre.

Los momentos épicos van a estar a la orden del día en Gears of War 3. El juego es una auténtica montaña rusa.
Los momentos épicos van a estar a la orden del día en Gears of War 3. El juego es una auténtica montaña rusa.

Hay secciones que nos sacan de la rutina, el "touchdown" de Cole o el breve pero genial paseo a bordo de una de las barcazas (dirigibles) Locust, son sólo algunos de los ejemplos que ayudan a sacarnos de la rutina. Que nadie nos malinterprete, nada nos gusta más en un Gears of War que cubrirnos y metódicamente ir aniquilando a nuestros enemigos con calma, pero lo cierto es que la diversidad que aportan las secciones que se salen de los patrones habituales de la franquicia ayudan a insuflar un fuerte componente de variedad que beneficia de forma notable al conjunto.

La campaña es, en definitiva, una explosión en la cara del jugador. Casi 15 horas nos llevará superarla en el nivel de dificultad Elevada, con una duración que aumentará generosamente si nos animamos a hacerlo después en el que se desbloquea: El clásico y desafiante Locura. Se trata de una experiencia, por lo tanto, larga y tremendamente satisfactoria, apoyada en el mencionado pulido extra que denota cada rincón del videojuego en todos los sentidos, y que se multiplica exponencialmente si decidimos disfrutar del Modo Historia en el épico cooperativo para cuatro usuarios. Jugar la campaña en solitario es genial, y los compañeros dirigidos por la IA hacen un trabajo fantástico con muy pocas pegas que interpelarles, pero disfrutar del título acompañados por nuestras amistades es una vivencia sencillamente magistral.

Todos Somos Supervivientes -Multijugador-
El cooperativo es, como decimos, el primer gran titular que nos deja Gears of War en sus modalidades de juego acompañado. La posibilidad de volver a disfrutar de la campaña individual en su modo estándar acompañados es fantástica como siempre, y el hacerlo acompañados ahora por otros tres usuarios en lugar del cooperativo para dos jugadores tradicional es una adición bienvenida. Podemos jugar uno con otro a pantalla dividida, pero como siempre la opción más recomendable es hacerlo a través de internet para disfrutar de una experiencia impoluta y ausente por completo de lag.

La violencia de la tercera parte alcanza extremos simplemente estratosféricos. Las nuevas ejecuciones son buena muestra de ello.
La violencia de la tercera parte alcanza extremos simplemente estratosféricos. Las nuevas ejecuciones son buena muestra de ello.

Volverán, además, las secciones en las que dividir nuestros caminos, ahora de dos en dos, para revisitar partes inéditas de la campaña en un segundo visionado. Toda la campaña es muy divertida acompañados, y cabe destacar que el juego multiplica su robustez táctica si llevamos a cabo tácticas bien coordinadas entre los cuatro jugadores humanos. Como hemos dicho la IA aliada es francamente buena, aunque no inmaculada si superamos la campaña con los bots controlados por "la máquina", no obstante el conjugar con nuestros amigos una táctica de fuego de supresión y flanqueo bien organizada y ver cómo sale bien ante nuestros ojos de manos de nuestra propia ejecución es una experiencia con pocos parangones en el mundo actual de los videojuegos.

En la entrega de este año se suma, además, un modo arcade; que aúna toda esta diversión cooperativa con un componente competitivo fantástico. Con esta modalidad se registrarán nuestras puntuaciones y nuestra efectividad en combate, y competiremos también con nuestros amigos para ver quién es el rey de cada capítulo. Una forma muy inteligente de aportar duración y valor a nuestra compra.

No obstante si hablamos de invertir horas debemos hacerlo de las modalidades multijugador competitivas, y es que ahí es donde los mayores fans de Gears of War van a dedicar en los próximos meses su tiempo para aupar al título de Epic Games un año más a lo más alto de los rankings de actividad de Xbox Live. ¿El secreto para conseguirlo? Una línea muy continuista en cuanto a modalidades jugables, puesto que están las mismas que aparecieron en Gears of War 2, resultando en un número total de seis: Duelo por Equipos, Zona de Guerra, Ejecución, Capturar al Líder, Rey de la Colina y Piloto.

La primera de ellas consiste en eliminar a todos los miembros del equipo enemigo, con una serie de reapariciones máximas que hacen de las partidas un enfrentamiento espectacular especialmente en su ronda final, cuando sólo quedan los últimos supervivientes que se baten entre sí en feroz lucha. Zona de Guerra es, en esencia, prácticamente lo mismo, sólo que los 10 jugadores tienen una vida por ronda. Ejecución también es parecido, aunque con la obligación de eliminar a todos los miembros del equipo enemigo mediante ejecuciones. Capturar al Líder, por otro lado, nos obliga a retener al líder enemigo mientras protegemos al nuestro. Rey de la Colina, como su propio nombre indica, nos obliga a capturar y mantener las zonas marcadas en el escenario hasta conseguir los puntos fijados para ganar. Piloto, en última instancia, empareja a los usuarios de dos en dos, y vence la pareja que quede en pie al final de la partida.

Como puede verse en este sentido el videojuego sigue los cánones tradicionales de la marca, con partidas para un máximo de diez usuarios en también una decena de mapas que, eso sí, son en esta ocasión mucho más grandes en su mayoría que los de los juegos precedentes. No obstante el gran avance del competitivo de Gears of War 3 dista mucho de estar vinculado a lo conceptual, y es que salvo algunas matizaciones como las nuevas ejecuciones y algunos pequeños ajustes en el balance de las armas y las condiciones de victoria, el componente innovador de este apartado es quizá algo decepcionante. ¿Qué hace no obstante del multijugador de esta entrega el mejor de la saga hasta la fecha? Contra todo pronóstico lo puramente tecnológico.

El sentido de la progresión es uno de los mejores puntos del título. Todo lo que hacemos, ya sea en el multijugador, en la campaña, en la Horda... suma.
El sentido de la progresión es uno de los mejores puntos del título. Todo lo que hacemos, ya sea en el multijugador, en la campaña, en la Horda... suma.

En este sentido hay varias decisiones por parte de sus responsables que hacen de jugar a través de internet una experiencia formidable. En primer lugar la velocidad a la que se gestiona el matchmaking, los lentos procesos de creación de partidas de sus dos predecesores desaparecen de un plumazo en un multiplayer que nos introduce en el juego casi de forma instantánea. Además si en una partida no hay suficiente gente disponible, las ranuras restantes se rellenan con bots, bots que irán dejando su sitio ronda tras ronda a los humanos que se vayan sumando a la partida.

Además el lag es ya cosa del pasado, con los servidores dedicados que Epic Games ha puesto a disposición de los aficionados para acabar con viejos elementos característicos de la saga por lo negativo como, por ejemplo, la ventaja del anfitrión. El conjunto funciona fantásticamente bien, y si bien apenas hay novedades a nivel de modalidades o adiciones de ningún tipo, lo cierto es que la ejecución es tan impoluta y formidable que sólo por su brillantez ya justifica su compra sólo por su experiencia multijugador competitiva.

El modo Horda y el modo Bestia, por su parte, completan el grupo de modalidades del programa. La primera de ellas debutaba en Gears of War 2 y se convertía en uno de sus grandes valedores en lo jugable. Aquí, en solitario o acompañados, deberemos combatir contra oleadas de dificultad creciente del ejército Locust, mientras nos atrincheramos en posiciones y tratamos de resistir y sobrevivir como buenamente podemos. Vuelve a haber cincuenta rondas en los mismos mapas de la experiencia competitiva, y debutan los mutadores: Efectos en ocasiones divertidos o en ocasiones de incremento de dificultad que podemos activar en quince opciones para dotar de mayor comicidad o reto a las partidas, y que en algunos casos tienen efectos sobre el incremento de experiencia que obtengamos de cada ronda.

Pocas cosas hay tan gratificantes en un multijugador que ajusticiar motosierra en mano a un enemigo  humano.
Pocas cosas hay tan gratificantes en un multijugador que ajusticiar motosierra en mano a un enemigo humano.

No obstante la mayor novedad del modo horda estriba en su planteamiento relacionado con la progresión. El nivel del personaje vuelve a ser persistente en Gears of War 3, de modo que todo lo que consigamos en campaña o modos multijugador queda registrado a efectos estadísticos y nos hace progresar de nivel, desbloqueando nuevas armas, skins e infinidad de elementos a liberar. En el modo horda, además, se suma el factor dinero, que nos permitirá comprar cosas entre ronda y ronda. Así pues los espacios muertos entre oleada y oleada que en la segunda parte se destinaban a hacer de animales carroñeros en el escenario en búsqueda de munición y armas, se destinan en esta ocasión de forma mucho más inteligente a la edificación de trampas, alambres de espino o a la compra de armas. Todo ello se paga con dinero, lógicamente, lo que crea un divertidísimo sentido de la recompensa en el sentido de que cuanto más matemos más arsenal, trampas, distracciones, torretas ametralladoras, o ítems podremos comprar para la siguiente ronda. Un movimiento muy astuto por parte de Epic Games para incrementar la diversión.

Por otra parte el gran debut del título que nos ocupa es el modo Bestia, muy similar en realidad a lo visto en el modo Horda pero al revés. Si en la Horda debíamos resistir las acometidas de los Locust encarnando a un puñado de supervivientes, cinco, en este otro modo el efecto es el contrario, somos los temibles alienígenas y debemos acabar con el puñado de supervivientes que se parapetan en el escenario. El resultado es muy divertido, y nos permite utilizar personajes tan emblemáticos como los tickers, los butchers, Wretchs o los clásicos drones de ataque. Hay una cuenta atrás de tiempo que marcará en todo momento la velocidad a la que debemos llevar a cabo nuestras acciones, y es que sólo agregaremos segundos a esta despiadada contrarreloj si acabamos con humanos.

De igual modo que en la horda conseguiremos dinero acabando con los humanos, y con ese dinero podremos desbloquear criaturas más poderosas. El modo es divertido, aunque ni mucho menos lo es tanto como la propia Horda y es sin duda el que más rápidamente se agotará en cuanto al interés de los usuarios, eso sí hay que reconocer que llevar a cabo acciones como dirigir a un ticker a toda velocidad hacia un héroe de la saga y volarlo en mil pedazos suicidándonos y llevarnos por delante a cuantos más humanos mejor es una reinvención del concepto kamikaze de lo más ingeniosa en un multijugador.

El multijugador tiene todos los ingredientes para volver a triunfar. No hay cambios, pero la base es tan buena que hay poco que objetar.
El multijugador tiene todos los ingredientes para volver a triunfar. No hay cambios, pero la base es tan buena que hay poco que objetar.

Generación Lancer -Gráficos y Tecnología-
Puede resultar llamativa esta afirmación, pero a nivel visual Gears of War 3 es con mucha diferencia el mejor título que la saga ha deparado hasta la fecha. Los lanzamientos precedentes ya eran videojuegos absolutamente punteros, y es que todavía recordamos la salida del primer juego, que marcó un antes y un después en lo que se consideraba Next-Gen y que a pesar de haber sido puesto a la venta en 2006 todavía puede ser visualizado con absoluta admiración cinco años después.

No obstante la nueva entrega es tan absolutamente rotunda en todo lo artístico y tecnológico que no hay pero alguno que ponerle en ningún sentido. Si la primera parte brillaba por los diseños conocidos como Destroyed Beauty y la segunda apostaba en la mayor parte de sus creaciones por un toque lúgubre apoyado en que buena parte de la campaña la pasábamos bajo tierra, el nuevo juego de la serie aúna ambas sensibilidades ofreciendo el más compacto compendio de escenarios variados y muy diferenciados de los últimos tiempos. A esto hay que sumar un foco ampliado hacia lo épico en cuanto al prisma con el que se tratan los decorados, muy apoyado en el concepto de broche que tiene esta entrega y que se traduce en que a menudo estaremos al borde de acantilados imponentes o ante majestuosas construcciones.

La paleta de colores es más variada que nunca, la iluminación portentosa, y los modelados de escenarios y personajes parecen más detallados y cargados de polígonos que nunca, todo ello apoyado sobre un empleo del Unreal Engine que parece destinado a elevar un peldaño la leyenda que ya de por sí gira en torno a esta herramienta con títulos tan potentes a sus espaldas como toda la franquicia de la que hablamos o, por ejemplo, la saga Bioshock. En esta ocasión es público y notorio el efecto del tiempo de desarrollo extra con el que contó Epic Games para esta entrega, que supone la más fluida en cuanto a su generosa tasa de imágenes por segundo, y la también la más limpia en cuanto a bugs, incidencias de lag o problemas de programación. Si hay una palabra para definir el título, ésta debe ser sólido o pulido, y es que es probablemente el trabajo más maduro que en este sentido ha realizado el equipo que aquí comanda el lenguaraz Cliff Bleszinski.

Las fortificaciones que nosotros mismos situaremos en el modo Horda y que asaltaremos en el Bestia, hacen al juego más estratégico.
Las fortificaciones que nosotros mismos situaremos en el modo Horda y que asaltaremos en el Bestia, hacen al juego más estratégico.

Los efectos visuales para las armas son tan apabullantes como siempre, y en esta ocasión debemos sumar a ellas un humo verdaderamente épico y una labor formidable a la hora de gradar la velocidad a la que la calidad de las texturas se enriquece al acercarnos a los diferentes objetos de tal manera que en la mayoría de las ocasiones resulta imperceptible para nuestros ojos. La Emulsión es fantástica, y su gelatinoso y fluido aspecto crea resultados formidables que, junto a un número inabarcable de efectos a sumar al compendio visual, consolida un videojuego completamente ineludible a la hora de mentar los más poderosos de esta generación.

Hay además, como ya hemos destacado, muchísima escena cinemática en la campaña individual, todas ellas retratadas con un mimo sin precedentes en la serie. El tratamiento de los rostros, su expresividad, sus movimientos... todo ello es perfecto para enriquecer mucho más unas secuencias que cuentan con un acabado en cuanto a puesta en escena plenamente cinematográfico, muy necesario si tenemos en cuenta la cuantía con la que se presentan y la importancia a efectos dramáticos que destilan. Algo en lo que Gears of War prácticamente debuta tras los coqueteos de la segunda parte, y en lo que cumple con nota sobresaliente.

En cuanto a lo sonoro, la banda sonora es tan potente como siempre, con algunos momentos épicos y algunos usos musicales en escenas de dramatismo prodigiosos. El equipo de doblaje en nuestro idioma es el habitual de la saga, ya usado hasta la extenuación en otras producciones, pero actualmente ineludible dado el grado de caracterización y vinculación que han alcanzado con sus personajes. No son los mejores actores dramáticos del momento, pero realizan un trabajo bastante bueno en la mayoría de los casos. Los efectos de audio, por último, rinden al nivel habitual de Epic Games, es decir por encima de la media.

Los efectos de humo y explosiones son uno de los grandes titulares que nos deja el programa en lo visual.
Los efectos de humo y explosiones son uno de los grandes titulares que nos deja el programa en lo visual.

Hermanos Hasta el Final -Conclusiones-
En términos de calidad final este episodio es, sin ningún género de dudas, el mejor de la saga. Así de fácil. Epic Games ha sido consciente en todo momento que una trilogía como la de Gears of War necesitaba un broche que no sólo estuviera a la altura de sus precedentes sino que los superara en la mayoría de facetas, de modo que la inversión para dar con un título implacable en lo visual, en lo tecnológico y en cuanto a la cantidad de contenidos que ofrece ha sido cuantiosa pero fantásticamente bien rentabilizada.

En este mismo sentido parece encajar la decisión de sus responsables de no arriesgarse. Gears of War 3 es continuismo puro, y es que se sale poquísimo de lo que la saga ha venido ofreciendo hasta ahora. No es que en 3DJuegos estemos deseando que el juego abandone los patrones que han caracterizado a la IP, nada más lejos de la realidad, pero sí esperábamos algunas adiciones como las que la segunda parte llevó a cabo en su momento: Nuevo tempo para la campaña, modalidades competitivas debutantes, la inclusión del impresionante y precursor modo Horda... En este sentido el nivel de innovación de Gears of War 2 está muy, muy por encima del que trae consigo esta tercera parte, tan poderosa en lo visual y pulida en lo jugable como poco ambiciosa a nivel de incorporar novedades de interés. Hay nuevas armas, sí, algunas de ellas fantásticas como el portentoso excavador o las geniales y violentísimas bayonetas adosadas a los Retrolancers, y también hay nuevos movimientos de ejecución a sumar para combatir a los nuevos modelos de enemigos; pero no hay nada que se salga de los mínimos exigibles para una nueva entrega de una saga consolidada. El único elemento que debuta es el componente pecuniario de la Horda, así como el modo Bestia, que reutiliza los conceptos de Horda dándoles la vuelta como un calcetín para ponernos en la piel de los Locust.

Sin embargo el del continuismo y el escaso afán por introducir elementos nuevos es la única pega que podemos ponerle a un título que, en lo demás, roza la perfección. Cierto que con esta falta de innovación el componente del impacto del que sí gozaron la primera y segunda parte se reduce prácticamente a lo inexistente, no obstante crucificar a un videojuego de la calidad de este con una calificación por debajo del 9,5 sería una completa injusticia.

Toda la furia bélica de Gears of War está ya entre nosotros. Lo nuevo de Epic Games es una obra maestra imprescindible.
Toda la furia bélica de Gears of War está ya entre nosotros. Lo nuevo de Epic Games es una obra maestra imprescindible.

Y es que Gears of War 3 es, en términos de contenidos y de pulido tecnológico y visual, el mejor videojuego de la saga. Es el broche perfecto para una trilogía que ha marcado de forma muy nítida hacia dónde deben ir los videojuegos Next-Gen en el futuro, y que cuenta con uno de los más generosos compendios de diferentes tipos de entretenimiento que pueden conseguirse en la actualidad, y no sólo por cantidad y duración de los numerosos modos de juegos, sino por la calidad y el mimo con el que éstos han sido desarrollados.

Si a todo este riquísimo valor que obtenemos por nuestro dinero en el embalaje de Gears of War 3 sumamos el componente emocional que debutaba en Gears of War 2 y que aquí se dilata hasta extremos maravillosos, tenemos un título imprescindible para todos los aficionados. Una buena historia, uno de los mejores multijugadores del momento, uno de los abanicos de personajes protagonistas y villanos más carismáticos y una de las experiencias jugables más genuinas y características. ¿Alguien da más?

Imprescindible

Obra maestra

Gears of War 3

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Con la acción por bandera y con la calidad por absoluta norma. Así llega el épico final de la trilogía Gears of War, con un episodio a la altura de los más grandes títulos de acción de la generación. Montones de horas de entretenimiento, multijugador impecable, campaña dramática y poderosa... ¿Más de lo mismo? Seguro, pero a quién le importa cuando es tan bueno. Un nuevo videojuego imprescindible para una recta final del 2011 que promete ser inabarcable en cuanto a grandes lanzamientos.

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Jugadores: 1-10
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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