"¿200 millones para Infinite? ¿Alguien mandó los cheques a la dirección equivocada?"
Un analista del New York Times afirmaba hace tan solo unas horas que el ambicioso BioShock Infinite había tenido un coste de desarrollo de 100 millones de dólares, a los que había que sumarle otros 100 millones dedicados a su campaña de marketing. Cifras que el director creativo tras el proyecto, Ken Levine, ha desmentido en tono jocoso a través de Twitter.
"¿200 millones para Infinite? ¿Alguien mandó los cheques a la dirección equivocada?", bromea el creativo, desmintiendo de paso esta información.
Con esos datos sobre la mesa, BioShock Infinite se habría convertido en el juego más caro de la historia por encima de títulos como Grand Theft Auto IV (se invirtieron más de 100 millones en él) o The Old Republic.