Peddro19 / 13 de julio de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

3,5 Horrible

Mi breve opinión acerca de Prospekt.
De las cuantiosas modificaciones que los fanáticos crearon tanto para Half-Life como para Half-Life 2, pocas han gozado del beneplácito de Valve para formar parte del canon de la saga, una de las más prestigiosas del medio interactivo. Entre las elegidas se encuentra Prospekt, que inclusive se convirtió en un título independiente cuya publicación tuvo lugar en 2016. Basándose en el motor gráfico de Half-Life 2, Richard Seabrook elaboró una suerte de secuela espiritual de la franquicia que no pasó inadvertida para los fanáticos por su carácter, si se quiere, oficial.
En Prospekt, el usuario tomará el control de Adrian Shephard luego de los acontecimientos de Half-Life: Opposing Force, y su objetivo será el de combatir en la cárcel de Nova Prospekt para despejar el camino de Gordon Freeman en su búsqueda de Wallace Breen. Por lo tanto, los hechos del presente título ocurren con simultaneidad a los de Half-Life 2, aunque ninguno de los protagonistas interactuarán a lo largo de la campaña.
El primero de los numerosos problemas de Prospekt radica aquí, en el argumento, la pieza fundamental de todos los eslabones de la saga y aquello que la elevó al podio de la historia de los videojuegos. No es solo que la obra que hoy me ocupa no aporta en absoluto al canon de Half-Life, ni que la trama carece por completo de interés, sino que la narrativa además brilla por su ausencia y en sus vestigios no hay nada que se identifique con el trabajo de Valve. Ni diálogos llamativos, ni eventos programados en tiempo real; en Prospekt los actos del usuario se contextualizan, es decir, reciben un trasfondo, solo mediante voces o conversaciones que truenan en la cabeza de Adrian Shephard de la manera más forzada posible, sin su intervención y sin siquiera lógica. El porqué de estas voces es una incógnita y constituyen un esperpéntico recurso narrativo que perjudica directamente al conjunto, que hace del argumento una pieza muy desagradable a ojos del jugador, anticlimática.
Al desastre argumental de Prospekt, que en un título cimentado en el universo de Half-Life resulta cuanto menos catastrófico, se le suma el paupérrimo desempeño del aspecto jugable. Si bien pertenece al género de disparos en primera persona como sus inspiradores, la obra de Richard Seabrook no goza, y muy lejos está de ello, de las características más fundamentales de Half-Life 2. Durante tres horas, el usuario atravesará escenarios tan deslucidos como monótonos enfrentando al ejército de La Alianza en combates hipergenéricos, sin pies ni cabeza, que componen el grueso de la aventura y hacen de esta una en extremo aburrida. Por su lado, las secciones de exploración se conservan, es cierto, pero fungen tan solo como transiciones entre las de lucha y se vuelven torpes no solo por el control del personaje, impreciso, sino también por un diseño de niveles muy discreto.
No caben dudas de que exigirle a Richard Seabrook la maestría de los desarrolladores de Valve sería un despropósito, como, a su vez, lo sería pretender de Prospekt la calidad de Half-Life 2. Sin embargo, que el realizador del título que hoy me ocupa no supo explayar en su creación la esencia de la saga nacida en 1998 es insoslayable. De Half-Life, Prospekt tan solo tiene el motor gráfico y los efectos de sonido, pero ni aun así la estética o la banda sonora logran encumbrar un conjunto plagado de insuficiencias. Lamentablemente, Prospekt representa la antítesis de cualquier eslabón de Half-Life, y si se le juzgara como obra individual tampoco dejaría de ofrecer pésimos resultados.