Milanichmathew / 19 de septiembre de 2018 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

5 Flojo

La sencillez de lo complicado.
Cuando lo sencillo forma parte de lo cotidiano es donde mejor uno se siente, donde presume de la comodidad de poder disfrutar de todos los aspectos en un cierto letargo que se disfruta con el devenir de los minutos, horas, meses y más, conforman el éxtasis de goce personal.

Cuando por fin encontramos el equilibrio, entre lo que apreciamos y la comodidad para conseguirlo, constituye el despegue emocional/jugable. Kingdom New Lands, trata perfectamente de ello, de esa sencillez de lo complicado que resulta tan atrayente al jugador.

Mecánicas sencillas para representar un mundo complicado de entender es la base de este rotulo lúdico. Somos el rey de un imperio que debe empezar a extenderse para sobrevivir, que debe alimentarse, buscar refugio y obviamente proteger sus límites, pero esto no se entienda mal, no es nada sencillo, por ataques de las fronteras, por las escasez de recursos o por uno u otro motivo las cosas no son nada fáciles.

Esta difícil tarea está representada por un sencillo sistema de juego, que a su vez engancha y entretiene, con aspectos muy “justos” pero que lo que hace, lo hace realmente bien. Si bien es cierto que con el paso del tiempo se vuelve algo repetitivo, es delicioso poder disfrutar de el en todo momento, sabiendo apreciar y premiar cuando hacemos bien las gestiones gubernamentales.

Sencillez, simplicidad y  un destello pixel art para configurar el aspecto técnico, acompañado además de una más que excelente banda sonora proporcionan unos rótulos que si bien son justos acompañan la aventura de exploración de una buena forma.

Por otro lado y contrarrestando todo lo anterior, la repetición de mecánicas, la poca innovación y la falta de profundidad resta bastante a un título que si bien pretendió ser bastante simple, paso esa frontera y se transformó en un simplón, sin innovaciones y con una falta de esmero es muchos de sus características principales, otorgando un título redondo pero a la vez blando y demasiado sencillo que no va a cautivar, pero que tampoco va a decepcionar.