Harpsichord / 13 de septiembre de 2021 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

9 Magnífico

Supervivientes 2019
El género del survival ha ido tomando aficionados con el tiempo, un poco a raíz de esos juegos en los que talas árboles y golpeas piedras (recordemos el infumable ARK o, mejor dicho, intentemos no recordar). ¿Pero dónde está el “horror†de la supervivencia? Estas experiencias “minecraftianas†suelen tener una curva de progresión parecida: empezamos solos y desnudos en una isla (o península) y debemos enfrentarnos a los innumerables peligros que nos acechan. Horas de juego después nos encontramos a salvo dentro de nuestro búnker, con alimentos y armas suficientes para estar tranquilos la mayor parte del tiempo. A partir de ese punto toca volvernos dioses dentro del videojuego, incrementando nuestras posibilidades de supervivencia y transformando así la idea inicial de ser alguien insignificante a la de convertirte en la mayor amenaza de tu entorno. De hecho, no es un planteamiento muy distinto al de un Cookie Clicker y, que por tanto la diversión (o adicción) dependa de este tipo de progresión en la que uno se va sintiendo cada vez más poderoso.

Habría que preguntarse dónde queda el componente de supervivencia o, planteando la polémica pregunta, si este tipo de juegos serían realmente sucesores de este género. Entiendo que esto es una generalización y que existen excepciones, pero no podemos obviar que cuando pensamos en un survival en 2019 nos vengan a la cabeza juegos de construcción de cabañas con crafteo y multijugador por Hamachi. Podréis pensar que debo diferenciar entre survival y Survival Horror como dos cosas muy distintas pero, si sobrevivir no es una experiencia terrorífica esta no puede ser llamada supervivencia. Recordemos lo absurdo que puede parecer que juegos como The Last of Us, Resident Evil 5, y si me apuras, Dead Space puedan ser considerados Survival Horror en una lista de recomendaciones del género.

Lo primero que habría que tener en cuenta es la idea que puede haber detrás de un verdadero survival. Podemos entenderlo como aquel juego que enfrenta al personaje a peligros que están por encima de sus posibilidades, a una lucha de principio a fin por la gestión de los escasos recursos que le permiten sobrevivir, a una sensación angustiosa y estresante por lidiar con la muerte en todo momento. Un survival no tiene por qué ser divertido, es más bien un sacrificio, una implicación del jugador por ingeniárselas para llegar al final, por superar una serie de retos que puedan implicar estrés y ansiedad entre otros malestares que simulen una experiencia lo más cercana a una situación real. Enumeradas estas características los tres juegos mencionados arriba suenan a lo que son, juegos de acción que se alejan de las experiencias que puedan ofrecernos un Silent Hill o un Project Zero.

Dicho esto, nos planteamos la siguiente pregunta. ¿Es Pathologic 2 el Survival Horror perfecto?

Hay algo que hace especial este juego y es la toma constante de decisiones, pues jugar a Pathologic 2 implica, no solo la supervivencia de tu personaje, sino la de los habitantes del pueblo que habitamos. En Silent Hill o en el primer Resident Evil nos centramos en nosotros mismos, decidimos si gastar nuestras balas en ese enemigo o si usar un botiquín o esperar a que no nos maten y podamos curarnos más adelante. Incluso en estos títulos las decisiones pueden ser más prueba y error, pues contamos con tiempo ilimitado y no importa si fallamos en nuestro intento pues siempre podemos cargar la partida (y aun así no dejan de ser juegos realmente estresantes). En Pathologic 2 el tiempo juega en nuestra contra, nos prohíbe hacer todo lo que queremos, no nos permite salvar a todo el mundo. ¿Nos centramos en la supervivencia de nuestro jugador o intentamos salvar a ese personaje que nos gusta? A veces no nos queda otra que ir aceptando la pérdida de muchas tramas secundarias y personajes que parecen estar destinados a perecer. Conforme van pasando los días la cosa se complica y, lo que en un principio podríamos descartar por considerarlo demasiado infame para nuestro personaje, pronto se convierte en algo necesario para poder sobrevivir: asesinar a inocentes, robar en casas ajenas, no darle medicamentos a alguien que agoniza porque podemos venderlos y comprar comida para nosotros o vender los órganos que hemos extraído de aquellos que hemos asesinado. La supervivencia de nuestro personaje pone los límites sobre lo que podemos o no hacer en el juego, nunca podemos arriesgarnos demasiado porque morir implica que la siguiente vez que carguemos la partida va a ser más difícil y que unas malas decisiones en la gestión nos pueden llevar a empezar el juego de nuevo. Apenas existen momentos de respiro, nunca sabes cómo vas a lidiar con el siguiente día. Incluso, cuando crees haber hecho una buena gestión de tu tiempo y tus recursos, el juego pone el azar en tu contra para volver a sumergirte en la idea de lo insignificante que eres ante las sinrazones que ocurren en su mundo. Aquí no eres ningún héroe sino alguien que intenta hacer todo lo posible por ayudar, aunque sepa que el fracaso esté asegurado.

Perfecto o no, es imposible no pensar en Pathologic 2 como la experiencia más cercana a la simulación de una situación desesperante y angustiosa sobre la supervivencia de uno mismo y todo lo que implica ayudar a los demás. Quizá en otras circunstancias pudiese haber sido ejemplo de cómo revivir un género que parece sepultado por el advenimiento de experiencias intrascentendes que implican premios, aplausos y palmaditas en la espalda.