Análisis de New Super Mario Bros 2

Análisis de New Super Mario Bros 2
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Ahora que la prima de riesgo está tan inestable, no vendría mal alguien como Mario, más si tiene tantas monedas como en New Super Mario Bros. 2, una secuela del original de Nintendo DS que trae una orgía monetaria a la nueva portátil estereoscópica. Saltos dorados para un lanzamiento que nos invita a meter a nuestra 3DS en la maleta durante los últimos compases de las vacaciones veraniegas.

A los que aseguran que Nintendo 3DS carece de títulos interesantes se les están acabando poco a poco los argumentos, y es que la portátil de la Gran N sigue engrosando su catálogo, incluso aunque nos encontremos en pleno verano. New Super Mario Bros. 2, que estará tanto en formato físico como digital a partir del próximo 17 de agosto, es el culpable en esta ocasión de mantener con vida a la consola en época estival, gracias a una segunda parte (recordemos que la primera fue lanzada para Nintendo DS en el año 2006) que calca toda la magia del plataformero universo Mario, pero con mucho oro de por medio.

En efecto, la mayor novedad que encontramos en esta obra es su fuerte énfasis por hacer protagonistas a las clásicas monedas de la franquicia. Los calculados saltos, las inconfundibles físicas del fontanero, los coloridos entornos, los bloques, los jefes finales y las setas no faltan a la cita, claro que no, y mucho menos la princesa Peach, a la que deberemos rescatar por enésima vez de las garras de Bowser.

Monedas como para acabar con una crisis
No obstante, todo esto ahora alcanza una nueva expresión por el hecho de que este nuevo juego está salpicado por el color dorado de las monedas, unas que llevan las riendas de una jugabilidad no extremadamente diferente, pero sí parcialmente transformada. No en el mejor sentido, todo hay que decirlo, pero aún con la incontestable calidad que los desarrolladores de Nintendo saben inculcar a cada uno de sus videojuegos. Otra vez, nos queda la duda de lo que los nipones habrían conseguido si se hubiera arriesgado más, pero al menos dejan patente que aún poseen talento para crear grandes experiencias como la presente.

New Super Mario Bros. 2 es por tanto un cúmulo de situaciones ya vividas, con niveles que se desarrollan en "scroll" horizontal al estilo más purista. La división en seis mundos (más tres desbloqueables) resulta igualmente familiar, con un diseño muy similar al que la saga lleva arrastrando desde el mítico Super Mario Bros 3 para NES. ¿Lo mejor? Que todo sigue funcionando como el primer día, con una curva de dificultad ya no tan acusada, pero aún con muchos motivos para entusiasmar a los acérrimos seguidores del bigotudo italiano.

En cada uno de los mundos, tematizados en entornos archiconocidos como las praderas del Reino Champiñón, el desierto o los enfurecidos volcanes, disponemos de múltiples rutas a seguir, otro aspecto clásico heredado del primer New Super Mario Bros para DS. Se añaden al conjunto items como setas gigantes y diminutas (que modifican el tamaño de Mario), al mismo tiempo que hace aparición el traje de mapache, pero sin grandes sorpresas.

¿Qué es lo que distingue a este videojuego del resto de videojuegos de Mario? Principalmente, las monedas. Una auténtica orgía dorada para hacer millonario al fontanero.
¿Qué es lo que distingue a este videojuego del resto de videojuegos de Mario? Principalmente, las monedas. Una auténtica orgía dorada para hacer millonario al fontanero.

Mario se hace de oro
El diseño de niveles sigue siendo espectacular, uno de los aspectos que no puede fallar en ningún título de la franquicia que se precie, y esto va tanto por las fases en que la pantalla nos empuja hacia el final como en aquellas donde se premia la habilidad para no caer en la nada. Por supuesto, los castillos de Boo, los enfrentamientos de mitad de nivel y los castillos finales siguen aquí como colofón a un conservadurismo que por otra parte es imposible dejar de lado, pero lo cierto es que podría haber venido acompañado de elementos más innovadores.

Podría sonar impactante, pero la sensación resultante es la de encontrarnos ante un videojuego de Mario maquillado, en este caso por una orgía monetaria que aunque justifique su razón de ser, incitándonos a completar niveles mientras recogemos el máximo número de monedas, no nos ha terminado de convencer. La incorporación de nuevos poderes, como la flor dorada (convierte bloques en oro) y una máscara especial (que suelta monedas a medida que avanzamos), suponen una inyección jugable muy apropiada a las intenciones del producto.

Sin embargo, la duración del mismo es un aspecto muy polémico. Se requieren tres horas para completar el modo principal (Un Jugador), una cifra que se aleja mucho de los estándares del personaje insignia de Nintendo. No dudamos, y de hecho somos conscientes, de que la rejugabilidad es elevada, pero destinar el éxito de un título a este único factor es peligroso, más cuando la dificultad es tan baja.

La nueva flor dorada de Mario nos permitirá escupir oro para transformarlo todo en monedas, desde bloques de ladrillo a enemigos. Uno de los poderes más atractivos del juego.
La nueva flor dorada de Mario nos permitirá escupir oro para transformarlo todo en monedas, desde bloques de ladrillo a enemigos. Uno de los poderes más atractivos del juego.

Saltos para todos
Para dar un ejemplo, logramos superar la obra con más de 50 vidas, sólo notando un incremento sustancial del reto hacia la recta final de la aventura, que no se le atragantará a los más curtidos en el género plataformero. Se echa de menos que los diseñadores hubieran sacado su genio más maligno, aquel que nos hiciera soltar improperios sobre nuestra portátil. No ha sido así, y por ello debemos criticar la curva de dificultad, que más bien es una "recta" en el 80-90% del recorrido.

Para dejar aún más claras las intenciones del programa (llegar a todos los públicos), si perdemos la vida en muchas ocasiones, se nos dará el poco honroso premio de ponernos un traje de mapache blanco (idéntico al de Super Mario 3D Land), específicamente diseñado para que ningún peligro acabe con nuestra vida durante el nivel que nos hace la vida imposible. Nosotros nunca llegamos a sacarle provecho, pero forzamos la situación para ver sus bondandes; entre otras mayor capacidad de vuelo e invulnerabilidad.

Al menos, siempre nos quedará el factor rejugable, que nos invita a recolectar tres medallones por nivel, los cuales a cambio nos permiten desbloquear diversos emplazamientos en cada mundo (como las casas de Toad, que nos dan objetos y minijuegos para obtener vidas). Asimismo, siempre existe el reto de obtener el millón de monedas -que nadie conoce aún qué premio otorga-, aparte de ir en la búsqueda de los récords establecidos en cada fase.

Riqueza cooperativa
Todos estos elementos en conjunción sirven para levantar un muy buen videojuego de plataformas, pero no uno del que la Gran N pueda vanagloriarse. El calco aplicado con respecto a otros lanzamientos, con Koopalings que se repiten uno tras otro y un Bowser algo bajo de forma, dejan en evidencia la poca originalidad manifestada por sus responsables. Por suerte, se nos han ofrecido un cooperativo para dos jugadores simultáneos; eso sí, cada uno con su cartucho y consola.

No tiene online, la acción discurre en modo local, pero el concepto de cooperación-competición está vigente. No es que Mario y Luigi posean casilleros independientes, pero sí que se manifiesta el espíritu New Super Mario Bros. al poder hacer jugarretas a nuestro compañero. No será conveniente en ningún caso, pero la opción está ahí. En consecuencia, será más importante cooperar para conseguir el máximo número de monedas, que por cierto valdrán el doble por el simple hecho de jugar en compañía. Una característica que no cabe duda que llamará especialmente la atención de los más avariciosos.

Cuando Mario se ponga esta peculiar máscara, y mientras que no se detenga, a su alrededor saltarán monedas por doquier. ¡Llegó la fiebre del oro!
Cuando Mario se ponga esta peculiar máscara, y mientras que no se detenga, a su alrededor saltarán monedas por doquier. ¡Llegó la fiebre del oro!

Y si os estáis preguntando si podremos movernos por los niveles con completa libertad (sin esperar a nuestro amigo), la respuesta es que no. La acción seguirá a un único jugador (cada nivel a uno diferente, para compensar), y éste arrastrará al otro, que acabará convirtiéndose automáticamente en burbuja si no alcanza nuestro ritmo y se sale de la pantalla. Una buena solución, que sumada a la de compartir vidas, convierte a esta modalidad en una acertada alternativa para superar la aventura desde otra perspectiva, y con absolutamente los mismos niveles que en la experiencia individual.

Completando al conjunto tenemos Fiebre del oro, una opción para un jugador que nos propone la atractiva tarea de superar tres niveles escogidos aleatoriamente para hacernos con el máximo de monedas. Lo mejor de todo es que las puntuaciones se comparten por StreetPass, convirtiéndose así en otra forma más de expandir la diversión más allá de todo lo comentado hasta ahora. Por el momento existen tres sets de niveles, pero en el futuro Nintendo plantea ofrecer nuevos niveles descargables (mediante DLCs).

¿Son suficientes todos los elementos citados para construir un buen videojuego de plataformas? Sin duda, pero no uno de los mejores videojuegos del popular fontanero de Nintendo. Molesta, en este sentido, la dinámica que está adquiriendo la compañía en sus últimos lanzamientos, con planteamientos que además de poco frescos, resultan fugaces y poco desafiantes, cegados por el ansia de llegar a cuantos más usuarios mejor. No consideramos que sea una estrategia que funcione a largo plazo. En consecuencia, nuestra apreciación sobre New Super Mario Bros. 2 es, a pesar de positiva, crítica con lo mal que se está acostumbrando la compañía de Kyoto a este tipo de decisiones de diseño.

Cuando juguemos en cooperativo, tendremos la opción de convertirnos en burbuja cuando queramos (como en Wii). Sólo hará falta presionar el botón táctil diseñado a tal efecto.
Cuando juguemos en cooperativo, tendremos la opción de convertirnos en burbuja cuando queramos (como en Wii). Sólo hará falta presionar el botón táctil diseñado a tal efecto.

Sin innovación no hay paraíso
Esto es algo que incluso gráficamente puede dilucidarse a simple vista cuando nos ponemos a jugar. Realmente, lo único que separa a este título de sus homónimos es el hecho de poseer más monedas de lo normal, con una estética que, eso sí, se convierte en una vorágine de brillos cuando llevamos equipado algún poder especial, como el que transforma ladrillos en monedas.

Sin embargo, cuesta creer que la Gran N haya conseguido lastrarse tanto a sí misma al confiar una y otra vez en los mismos escenarios (praderas, desiertos, paisajes nevados, volcanes...) que llevamos viendo en la serie desde décadas. Ya que el juego estaba tematizado en el asunto monetario, era poco pedir que el equipo de grafistas hubiera obrado en consecuencia, con nuevos niveles nunca vistos. No ha sido así, y debido a ello el factor repetición es más acusado si cabe.

Eso no quita que, en lo que se refiere al modelado de personajes y objetos (en 3D) y a la representación de fondos de "scroll parallax" (en 2D), los trabajadores de Nintendo sigan manteniendo el tipo. Además, la fluidez es incontestable. Y puede que el efecto estereoscópico no ayude tanto como en otros lanzamientos, pero aún así potencia el resultado visual en su globalidad, dando más vistosidad si cabe al colorido general que respira la obra.

Uno de los aspectos más criticables del título tiene que ver con su conservadurismo. Los mismos enemigos, objetos y escenarios de siempre, sin grandes añadidos.
Uno de los aspectos más criticables del título tiene que ver con su conservadurismo. Los mismos enemigos, objetos y escenarios de siempre, sin grandes añadidos.

El reciclaje de elementos del universo Mario es innegable, y no sólo en el terreno visual, también en el sonoro. No es algo que podamos criticar demasiado, ya que las partituras siguen funcionando al ser todas de una inmensa calidad, pero sí que se puede pedir un poco más de trabajo por parte de la sección creativa, inmersa en un acomodamiento que esperemos se desvanezca en los próximos juegos que impliquen una gorra con una "M" en el centro.

Como usuarios de software, no aspiramos a menos: a que una compañía de la envergadura de Nintendo nos dé siempre lo mejor. En esta ocasión, tenemos la triste impresión de que no ha ocurrido así. Y no estamos diciendo que New Super Mario Bros. 2 sea un mal título. Es muy recomendable, pero dentro de lo que significa una marca como Mario, siempre hay que exigir más, en este caso algo acorde a su pasado. Este videojuego no cabe duda de que ha sido lanzado en un momento muy particular y con unas intenciones muy precisas, como forma de seguir dando empuje a Nintendo 3DS, pero si esto se consigue hacer con estilo, personalidad y sacando todo el talento disponible, mucho mejor.

Muy Bueno

Sin sello

New Super Mario Bros 2

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

A pesar de la cantidad de monedas que le rodea en este videojuego, Mario no logra sorprender en New Super Mario Bros. 2, un plataformas que confía demasiado en el talento de Nintendo sin prestar atención a la necesidad de innovar y proponer experiencias realmente nuevas. La temática monetaria ayuda, pero la escasa dificultad, lo fugaz de la propuesta y el encasillamiento en los mismos planteamientos jugables de siempre dejan entrever un agotamiento en una fórmula que necesita renovarse como hacía antaño. El fontanero italiano logra mantener el tipo, pero no actúa en consecuencia a su extraordinario pasado.

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Jugadores: 1-2
Idioma: Manual en español y textos en español
Duración:
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