Análisis de Assassin's Creed 4. "La vida pirata es la vida mejor"

Análisis de Assassin's Creed 4. "La vida pirata es la vida mejor"
Facebook Twitter Flipboard E-mail

¡Piratas! El temido grito que atemorizaba los mares del siglo XVIII se convierte en la saga Assassin's Creed en una vía libre para la diversión. Black Flag nos lleva a la cuna de la piratería, el Caribe, y lo hace con un formato sensacional que recoge lo mejor de las entregas precedentes para convertirnos en un peligroso corsario. Azota los mares, explora islas, hazte de oro... ¡Sólo tú mandas!

La historia de la serie Assassin's Creed es la del inconformismo. Una saga que episodio tras episodio ha ido reinventándose y cambiando, no sólo en cuanto a sus telones de fondo sino también haciéndolo con fuerza en cuanto a sus dinámicas jugables, haciendo dudar incluso a los más acérrimos críticos de la explotación anual de las grandes marcas. Lo cierto es que Ubisoft ha convertido a esta franquicia en su principal abanderado durante esta generación por méritos propios, ofreciéndonos una de las marcas más icónicas de este ciclo de máquinas gracias a episodios como el Black Flag que nos ocupa.

Tras la Revolución Americana que vivimos en el controvertido, pero genial para nuestro paladar, Assassin's Creed III, retrocedemos ahora en el tiempo hasta el siglo XVIII para experimentar el momento cumbre de la piratería. Un punto álgido del pillaje y la muerte en los mares del Caribe en el que, como siempre en la IP, somos sólo nosotros quienes trazamos nuestro camino. La franquicia se beneficia notablemente del cambio de aires que supone este nuevo contexto histórico, y descubre al mundo cómo el universo de los corsarios le sienta como anillo al dedo a su fórmula jugable. Obviamente el título dista de ser perfecto, y algunos problemas como la inteligencia artificial y el escaso desafío del combate le restan enteros para consolidar una de las grandes propuestas de los últimos tiempos como algo incluso más redondo, sin embargo, así como está, sigue siendo un título extraordinario y de consumo obligado para los fans de la acción-aventuras.

Assassin's Creed: Black Flag recoge lo mejor de entregas anteriores y consolida un fenomenal tótum revolútum en el que el mayor beneficiado es el aficionado. Sigue habiendo muchas de las actividades más clásicas de la saga como los asesinatos, la exploración, las atalayas, el parkour... Sin embargo la mayoría de ellas se expanden en muchas direcciones que, sin un período tan rico en posibilidades como el que nos ocupa, no podríamos haber vivido. Este título así pues tendrá, como viene siendo tradicional para la marca, tantos defensores acérrimos como detractores a ultranza. Y es que quien guste de elaborar sus juicios sobre la diversión o el entretenimiento de un producto en base a sus bugs o glitches volverá a tener motivos para odiar al nuevo Assassin's Creed por ello; sin embargo quien sepa abstraerse de esas incidencias que, le pese a quien le pese, no dejan de ser puntuales y a menudo innegociables en un sandbox, tendrá entre sus manos una joyita más con la que enriquecer uno de los géneros que más alegrías nos han dado en los últimos años: El de acción y aventuras.

El Terror de los Mares -La Historia-

Primero vino Altair. Después Ezio. Más tarde Connor. Y, ahora, Edward. Assassin's Creed sigue engordando su glosario de héroes con otro personaje emblemático contrastes, aunque definitivamente acreedor de una mucho menor exposición a nivel argumental que anteriores protagonistas. Donde la tercera entrega de la serie vino a regodearse, en exceso para algunos, en la vida previa a la madurez del nativo americano e incluso en personajes satélite de enorme poderío argumental para dotar de un estupendo fondo tridimensional al principal protagonista, Black Flag es mucho más directo. Las críticas a Ubisoft de parte de algunas voces no han caído en saco roto, y definitivamente en esta ocasión han dejado de lado los adornos de guión y la fuerza de los giros argumentales para centrarse en ofrecer una historia mucho más directa y en la que todo lo que deseamos de la experiencia jugable se abre lo antes posible.

La compañía gala no ha querido que, en esta ocasión, el núcleo jugable se haga esperar tanto, y apenas pasa poco más de una hora antes de que tengamos nuestro propio barco y nos movamos con libertad por las exóticas aguas tropicales, cuando en el anterior juego ya únicamente el exquisito prólogo protagonizado por Haytham coronado con aquel fenomenal golpe de efecto ya duraba unas cuantas horas más. Aquí los elementos de tutorial se integran perfectamente con el desarrollo de la campaña de forma muy orgánica, sin embargo da la sensación de que por el camino hemos perdido buena parte de la profundidad y fuerza de unos personajes que tienen en esta ocasión unas motivaciones y unas contradicciones menos apasionantes.

Edward Kenway abandona un hogar estable por la vida pirata.
Edward Kenway abandona un hogar estable por la vida pirata.

Que Edward Kenway resulte una personalidad algo más plana y que esté tratado con menos fuerza no quiere decir que su historia no esté bien. Todo lo contrario, el padre de Haytham Kenway tiene una vida fascinante, pero más por las peripecias que vive en primera persona que por su trasfondo. Su vida no se nos cuenta cronológicamente y se ciñe casi exclusivamente al período en que, por casualidad y por una serie de golpes del destino, acaba siendo capitán de un navío pirata: el Jackdaw, sin embargo hay suficientes flashbacks en momentos puntuales como algunas conversaciones con su esposa, por ejemplo, para que tengamos algo de información sobre los deseos de riquezas que le empujan a separarse de ella temporalmente para medrar en el universo pirata. Por el camino conoceremos a algunas figuras históricas que ya han sido ampliamente publicitadas por sus responsables en la fase promocional del producto, y que contribuyen a enriquecer algo más la textura de lo que se nos está contando.

Sin embargo si hablamos de trasfondo tenemos que referirnos una entrega más a Abstergo. Como los habituales de la franquicia ya saben de sobra, toda la parte histórica de Assassin's Creed es una simulación basada en recuerdos almacenados en el código genético de las personas, porque la realidad está ambientada en una era moderna que visitamos periódicamente durante las campañas. Si en el pasado lo hacíamos en el pellejo de Desmond y en un planteamiento en tercera persona, Ubisoft ya anunció su intención de cambiar está mecánica con este episodio para fijar la cámara en perspectiva subjetiva. Ahora la presencia contemporánea está reducida a la mínima expresión, dejando la alternativa de ampliar la exploración con interesantes posibilidades a los interesados en esta parte, pero facilitando la vía de que los amantes de la vertiente puramente relacionada con acción y aventuras les sea más fácil olvidarse de la era moderna. Estas zonas están bien escritas en cuanto a diálogos y son interesantes, con una sugerente premisa de la megacorporación centrando su interés en un entretenimiento basado en experiencias históricas del que conoceremos algunos secretos incómodos y que nos recordará algunos eventos del pasado.

El hecho de que la era moderna esté reducida contribuye a hacer de Black Flag un juego más compacto y con menos altibajos, puesto que las secciones protagonizadas por Desmond habitualmente gozaban de una calidad y de un acabado mucho peores. Ahora se limitan a breves interludios en los que echamos una ojeada a instalaciones e investigamos pequeños objetivos que nos van facilitando compañeros por el intercomunicador. El propio Desmond aparece como una referencia importante a algo que sucedió en Abstergo, pero no pasa de ahí, y nos relacionamos con todo lo que nos rodea con una suerte de tableta que cargaremos todo el tiempo en nuestra mano izquierda. Cuantas menos interrupciones haya en todo lo que tiene que ver con nuestra vida de desmanes piratas mejor, mientras nos perdemos a nuestro ritmo por las islas o llevamos a cabo misiones principales que en muchos casos tienen que ver una vez más con la continuación de la ancestral lucha entre asesinos y templarios.

Las cinemáticas presentan un aspecto extraordinario y ayudan a contarnos la historia. La recreación de rostros está muy lograda.
Las cinemáticas presentan un aspecto extraordinario y ayudan a contarnos la historia. La recreación de rostros está muy lograda.

El Jackdaw -Alta Mar-

El poco tiempo que Assassin's Creed pasa en los preliminares nos deja muy claro lo conscientes que han sido en Ubisoft de que las fortalezas del título que nos ofrece están claramente fijadas en su mundo abierto. Es sorprendente movernos por la versión virtual del Caribe con total libertad, y decidir qué hacer entre la vasta oferta de alternativas jugables que ofrece Black Flag. La idea, como ya ha quedado claro, es la de que somos el capitán de un buque pirata y que nos movemos a nuestro aire por los mares buscando nuestras propias aventuras, lo que significa que podemos hacer las clásicas misiones principales o sencillamente entretenernos haciendo cosas como saquear barcos o explorar las islas, las selvas y los secretos que encontraremos en nuestros viajes.

Si hemos jugado a Assassin's Creed III el manejo del Jackdaw nos va a resultar muy familiar, puesto que en esencia es el mismo sólo que con pequeños ajustes. En todo momento podemos caminar cuanto queramos por cubierta, por los camarotes, los mástiles o incluso lanzarnos al agua o a tierra firme. El barco es sólo nuestro vehículo, y como en cualquier sandbox podemos montarnos y bajarnos siempre que queramos. Estemos o no a bordo éste sólo se moverá si nosotros estamos al timón, acción para la que nuestra tripulación incluso nos recibirá con una sonora ovación. Por lo demás el manejo es tan arcade como esperábamos, con varias posiciones de velocidad a las que podemos acceder con el botón de aceleración y freno, y que se desarrollan en una perspectiva desde detrás del propio timón a excepción de la más rápida de ellas, que aparta la cámara varios metros por detrás del buque para aportarnos la mejor perspectiva posible.

Obviamente el barco es mucho más rápido que los de la época, puesto que si no los viajes a través de este Caribe serían eternos, a pesar de estar hecho a escala, y de que Ubisoft como es lógico se ha tomado todas las licencias del mundo. Hay, además, posibilidad de llevar a cabo viajes rápidos entre localizaciones conocidas, así que a final de cuentas todo se soluciona con la celeridad que nos interese. Si nos gusta regodearnos con los desplazamientos marinos tenemos oportunidad de hacerlo, y si en cambio lo que nos gusta son las misiones o la exploración de las ubicaciones podemos obviarlos una vez estén descubiertos. Pero sería una verdadera lástima renunciar a ello, puesto que sobre las aguas se gestan algunos de los momentos épicos del videojuego.

Las batallas navales son espectaculares y de gran belleza. Están muy bien resueltas desde el punto de vista jugable y visual.
Las batallas navales son espectaculares y de gran belleza. Están muy bien resueltas desde el punto de vista jugable y visual.

Muchas de las cosas que suceden en los mares son aleatorias, la mayoría de hecho, e incluyen la presencia de un clima cambiante y de barcos. En cuanto a lo primero la lluvia es generosa como en cualquier clima tropical, pero lo que de verdad puede ser devastador son las salvajes tormentas con las que deberemos lidiar de vez en cuando. Se ven desde la distancia, así que en ocasiones es fácil evitarlas; pero cuando caemos sobre ellas debemos prepararnos para una visibilidad reducida, para tener que sortear olas gigantes y para esquivar los ocasionales tifones que en ambos casos pueden destrozar nuestro buque. Tratar con estas salvajes inclemencias climáticas es relativamente sencillo si estamos mínimamente atentos y sin distracciones, pero si por una casualidad estamos inmersos en algún combate contra otros navíos enemigos la cosa será algo más complicada. ¿Qué más podemos hacer en alta mar? Actividades como la pesca que se resuelven con un sencillo minijuego en el que a bordo de un pequeño esquife apuntamos y disparamos a las criaturas a las que deseemos dar caza. Además también podemos recoger sin necesidad de pararnos restos materiales de naufragios para engordar nuestros suministros, y también a náufragos con los que mejorar en número nuestra tripulación.

Por lo que respecta a los otros barcos con los que nos cruzaremos, la mayoría de ellos no nos agredirán si no lo hacemos nosotros primero, a excepción de las áreas protegidas, así que tenemos distintas posibilidades de interactuar con ellos. La violencia incluye el uso de cañones, que podemos apuntar manteniendo pulsado el gatillo izquierdo del pad y abriendo fuego con el derecho. Encarar el Jackdaw de forma adecuada para poder dar en el blanco puede ser todo un arte en los momentos críticos, y hay distintos tipos de munición que nos pueden ayudar en función de lo que deseemos. Por ejemplo los cañones de proa con sus balas encadenadas serán estupendos para acabar con sus velas y cubiertas, mientras que los de los laterales arrasarán las zonas hacia las que apuntemos. En caso de ser víctima de una persecución, por el contrario, los barriles explosivos de popa nos pueden ayudar muy mucho a quitarnos de encima a seguidores no deseados. Deberemos decidir qué es lo que más nos interesa. Si queremos ser rápidos, arrasar el barco adversario y recoger la mercancía que flote puede bastarnos, sin embargo en caso de que queramos lograr un mayor botín el hacer desaparecer sus defensas y sus posibilidades de huir para poder así abordarlo será la mejor opción.

Hay montones de tesoros por encontrar y de secretos por descubrir. La exploración en Black Flag es clave.
Hay montones de tesoros por encontrar y de secretos por descubrir. La exploración en Black Flag es clave.

Calavera y Huesos -El Combate-

Abordar un barco es una maniobra tremendamente aparatosa en apariencia, pero que en realidad se asemeja bastante a las mecánicas de combate que tradicionalmente hemos visto en la saga, puesto que no deja de ser una escena de acción ambientada en un contexto más exótico y cargado de movimiento. Desde el comienzo de la fase promocional se ha puesto mucho acento en que lo conseguido en los asaltos a otros barcos ha sido fruto de mucho trabajo, y lo cierto es que cuando se ve en movimiento uno se da cuenta de por qué. El abordaje comienza con nosotros soltando el timón y eligiendo cómo queremos saltar a la otra nave. Podemos hacerlo lanzándonos al agua y escalando el casco de nuestro objetivo hasta llegar a su cubierta, saltar desde la nuestra directamente si estamos muy cerca, o utilizar todo el complicado andamiaje de plataformas que suponen los mástiles y que nos permiten adquirir posiciones de ventaja vertical para matar a nuestros oponentes.

Una vez frente a nuestros enemigos el diseño vuelve a ser el mismo de siempre, con un esquema de control basado en una serie de botones que se combinan con agilidad para trazar una serie de ataques que son tan vistosos en pantalla como fluidos a la hora de llevarlos a cabo. Volvemos a tener el botón X/círculo para los ataques, ya sean con espada, con la hoja oculta, con los puños o incluso con las armas que recojamos de nuestros oponentes. El botón B/cuadrado, por su parte, sirve para los contraataques, algo clave en la saga puesto que a menudo estamos rodeados de varios adversarios y es la única manera de evitar sus golpeos sin apartarnos. Los dos restantes quedarán para utilizar el accesorio que tengamos asignado como nuestras armas de fuego, por ejemplo, y para llevar a cabo los movimientos de ruptura de defensa de los enemigos como la patada respectivamente. Así se conforma un conjunto de controles muy fácil de dominar desde un principio y que nos hace sentir como unos verdaderos maestros de la lucha sin demasiado esfuerzo.

Los abordajes son uno de los grandes titulares de Assassin's Creed IV. Son realmente divertidos y otorgan enormes recompensas.
Los abordajes son uno de los grandes titulares de Assassin's Creed IV. Son realmente divertidos y otorgan enormes recompensas.

El motivo está relacionado con que Edward, como todos los protagonistas de la serie, lleva a cabo unas maniobras asombrosas con apenas unas pulsaciones de botones, y todo se caracteriza por el brutal ritmo y las sensacionales animaciones. Encadenar un doble golpeo con nuestros mandobles, después un bloqueo a nuestra espalda y coronarlo todo con un disparo a un enemigo que huye es algo que se puede hacer sin mucho esfuerzo, que apenas lleva un par de segundos en pantalla y que nos hace sentir poderosos y luce de una manera realmente impresionante. El problema está en que, incluso en mayor medida que en las entregas anteriores, es muy fácil sacar todas las escenas de acción adelante, sin importar si estamos en la cubierta de un barco, en lo alto de la fortaleza que acabamos de tomar o en las calles de Nassau.

En el pasado la disposición de nuestros adversarios a rodearnos y atacarnos casi por turnos sacaba de quicio a más de uno, sin embargo nunca lo vimos un problema porque más allá de que el efecto cosmético de nuestros rivales alrededor esperando era pobre, lo cierto es que a efectos jugables sí era una forma efectiva de hacer que la mecánica de combate del programa lidiara con varios contrincantes. Ahora no sólo sucede esto, sino que además la IA parece experimentar frecuentes problemas en escenas en las que hay aliados nuestros combatiendo a nuestro alrededor. Están más estáticos que antaño y es muy fácil aprovecharse de que están ocupados en momentos de mucha confusión, como por ejemplo tomas de fortalezas, para fulminarlos uno detrás de otro. La situación en un combate cara a cara sin distracciones externas no es mucho mejor, con incluso un molesto tiempo de espera de unas fracciones de segundo por parte de ellos a la hora de dar la primera estocada sobre nosotros. Un retardo que resultará básico para llevar nosotros siempre la iniciativa, y poder partir constantemente con una ventaja que, para ser honestos y dada la tradicional baja dificultad de la saga en este sentido, no era necesaria para seguir sacando adelante los combates sin muchos problemas. De hecho la reducción de reto es una constante en el programa, aunque no es algo que impida su disfrute, y se nota tanto en la mencionada forma de resolver las luchas hasta también en la disminución del desafío a la hora de completarlas al 100%: algo que en III era francamente difícil en muchos casos, y que sacaba nuestro espíritu más competitivo, pero que aquí es mucho más accesible.

Por lo que respecta al sigilo las conclusiones son similares, y si bien hay algunas misiones en las que no hacer ruido o no matar a nadie son condiciones innegociables para completarlas, la mayoría pueden ser superadas si lo deseamos sin tener que recurrir a estas mecánicas. Esta vertiente siempre ha sido una clave en los juegos de la serie, pero con lo sencillas que son las luchas a pecho descubierto huelga decir que sólo los verdaderos interesados en sacar adelante una experiencia marcada por la clandestinidad se molestarán en tomar parte de ello. En ese caso la vegetación, los clásicos carros con carga e incluso los armarios nos ayudarán a pasar desapercibidos de forma estática durante el tiempo necesario para acabar con un enemigo y guardar su cuerpo ahí mismo sin posibilidad de ser localizado. ¿De no disponer de este recurso? Lo mejor es aprovechar los problemas de visión de nuestros oponentes para utilizar sus frecuentes y más bien poco realistas ángulos muertos para ir acabando con ellos, y después recoger sus cuerpos y alejarlos de miradas indiscretas. Para la ejecución bastará con usar nuestras manos, los filos de nuestras armas o la debutante cerbatana: un instrumento a distancia silencioso que nos permitirá desde dormir a nuestros oponentes a incluso volverlos locos con algún veneno y hacer que se peleen a muerte entre ellos.

Las zonas naturales tienen bestias con las que deberemos lidiar. Sus pieles nos servirán para comerciar o para crear mejoras.
Las zonas naturales tienen bestias con las que deberemos lidiar. Sus pieles nos servirán para comerciar o para crear mejoras.

La X Señala el Lugar -Exploración-

La exploración en la saga Assassin's Creed siempre ha sido fundamental, sin embargo en esta ocasión su interés y presencia se multiplica netamente. Con el que nos ocupa tenemos entre manos un lanzamiento que basa mucho de su encanto en descubrir un mundo que se abre sin tapujos ante nosotros mostrando no sólo una gran belleza estética, sino también un sin fin de cosas que hacer y que descubrir. Es fácil sentirse un verdadero pirata recorriendo mundos vírgenes en busca de tesoros ancestrales, y las recompensas son tan suculentas que más allá de nuestro afán de convertirnos en descubridores virtuales hay un componente que ayuda a la mejora de nuestro personaje o buque en todo ello.

Hay decenas de islas que pisar, y algunas son tan pequeñas que apenas tienen un cofre o cualquier otro tipo de botín, pero hay otras muchas que tienen montones de cosas que hacer. De hecho el juego anima nuestro afán coleccionista y facilita que completemos todas al 100% poniendo a nuestra disposición un rótulo al entrar en las que son algo complejas, y en el que se nos informa de cuántas cosas podemos hacer en ella para darla por completada. Hablamos de subirse a atalayas (fuera de las ciudades siempre de carácter natural), de dar con tesoros, de cazar distintas presas o incluso de dar con desbloqueables como los que suponen recoger los trozos de Ánimus o las canciones para que interprete nuestra tripulación.

Lo bueno es que todo lo que encontremos trasciende de lo que puramente tiene que ver con el espíritu coleccionista y tiene una implicación jugable. Por ejemplo, al más puro estilo Far Cry 3, hay montones de mejoras para Edward que se liberan fabricándose con distintos materiales que tendrán que ver con pieles de los animales que se nos sugerirá cazar. Lo mismo sucede con el barco, en el que tanto el oro como los materiales como tela, metal, azúcar y otros que consigamos rescatando de naufragios o robando de nuestros enemigos nos servirán para comerciar o para desbloquear muchas mejoras para el buque. Tanto en lo que adquiramos para el personaje como para la nave habrá alternativas puramente cosméticas, pero también otras muchas que nos permitirán optimizar nuestro rendimiento o, en el caso del Jackdaw llevar más tripulación, incrementar la resistencia del casco, ser más devastadores con nuestros cañones o ser más efectivos en la pesca de grandes piezas.

El multijugador vuelve, y una vez más cuenta con un gran nivel. La serie va mejorando año a año los réditos de su parte on-line.
El multijugador vuelve, y una vez más cuenta con un gran nivel. La serie va mejorando año a año los réditos de su parte on-line.

Los mares, además, esconden también sus propios secretos, y aparecen representados en el mapa con una campana. Esto obedece a la tradicional simpatía de Ubisoft por cultivar elementos históricos en la serie y que, como no podía ser de otro modo, trufan Black Flag de personajes, ciudades y localizaciones que realmente fueron importantes en la época. En este caso nos referimos a las campanas de buceo, que se sumergían en el agua a modo de burbuja para facilitar la respiración submarina y dar así con secretos de barcos hundidos entre otras muchas cosas. Todo se resuelve además con un cómodo esquema de controles que nos permite movernos con fluidez bajo el océano siempre, eso sí, pendientes del marcador de oxígeno para no perecer ahogados.

Las misiones principales, en realidad, acaban siendo una lograda mezcla de todos los elementos de exploración, combate, viajes... Como siempre podemos escoger si cumplirlas o no, haciendo avanzar la historia, o si centrarnos en seguir acechando barcos en los mares, tomando fortalezas para dejarlas bajo control pirata o incluso ir engordando nuestra propia flotilla de barcos en una función que necesita de on-line para sacarle algún partido. Hay, además y ya independientemente de encargos principales o secundarios, muchas sorpresas en la fórmula que nos han parecido muy agradables. Algunas de las mejores son los mapas que nos permiten encontrar tesoros, pero especialmente la presencia de los rompecabezas, una vertiente jugable que no es la primera vez que se explora dentro de la franquicia, pero que nunca hemos visto como en esta ocasión. Es imposible que los ligeros puzles de Black Flag no nos recuerden en algunos casos a los de la serie Uncharted, puesto que están más integrados en la experiencia jugable y son sencillos pero en algunos casos bastante estimulantes.

Una de las modalidades que más nos gusta es Se Busca. Aquí debemos turnarnos para ser cazador y presa.
Una de las modalidades que más nos gusta es Se Busca. Aquí debemos turnarnos para ser cazador y presa.

Asesinatos en Masa -Multijugador-

Algunos usuarios todavía no han superado el desconcierto de que la franquicia Assassin's Creed incorporara multijugador, pero lo cierto es que el debut del on-line se produjo ya hace años y, entrega tras entrega, hemos ido viendo una versión cada vez más mejorada de éste. De hecho Black Flag supone, hasta la fecha, la mejor versión de este sofisticado juego del gato y el ratón que hemos visto hasta ahora, con su edición más pulida, más variada y más rica en cuanto a entretenimiento y contenidos.

La idea sigue siendo la de ofrecerles a un máximo de ocho usuarios la posibilidad de matarse entre ellos, pero no de cualquier manera, sino en una serie de modalidades muy interesantes que proponen cosas sorprendentes y conceptos muy originales. Las modalidades disponibles son, concretamente, seis de carácter competitivo y una cooperativa. En Dominio tenemos una agradable reformulación de captura de territorios para obtener puntos. Se Busca, por su parte, nos emplaza a asesinar únicamente a nuestros objetivos, y a tener siempre en cuenta que nosotros también lo somos de otro usuario. Por otro lado Duelo a Muerte tiene una nomenclatura muy descriptiva de lo que ofrece, mientras que en Cacería los jugadores se dividen en dos equipos se reparten sucesivamente los roles de perseguidores y blancos. Asalto al Artefacto es un captura la bandera bastante clásico y Asesinar nos plantea identificar y asesinar a los blancos que escojamos mientras, como siempre, tratamos de evitar que hagan lo propio con nosotros.

Todo se maneja de una forma muy sencilla, con unos controles muy similares a los de la campaña individual y con el mismo énfasis por la exploración de los escenarios, la agilidad y la velocidad a la hora de resolver las situaciones. El desarrollo de las partidas es lento y no hay combates, puesto que cualquier ataque es directamente una muerte o un aturdimiento, y eso es una cosa que hace que haya una sensación de intensidad máxima constante. Hay que estar muy atentos tanto a todo lo que hay en pantalla como a los distintos interfaces que nos darán información detallada sobre la dirección en la que podemos encontrar a nuestros objetivos, de si nos acechan y muchas otras informaciones de utilidad. El aspecto de los jugadores es similar al de decenas de otros personajes que se mueven dirigidos por la IA, lo que facilita muchas tácticas de subterfugio y que nos obliga a estar muy atentos porque si asesinamos a civiles por error seremos penalizados.

Black Flag, como viene siendo habitual en los últimos tiempos, apuesta por un componente persistente en cuanto a todo lo que tiene que ver con la personalización. La parte más importante de todo este proceso está fijada en los Conjuntos de Habilidades, que nos permiten fijar qué armas queremos, qué ventajas, qué habilidades y también qué bonus por Racha de Asesinatos y por Pérdidas que deseamos. Hay que jugar y ganar niveles de experiencia para irlas desbloqueando, y una vez liberadas tendremos que invertir los puntos que ganamos cumpliendo objetivos o llevando a cabo asesinatos en el on-line para poder comprarlos. Son las clásicas características de carácter pasivo o activo que nos darán ventajas en las partidas, pero que están muy inteligentemente trazadas para que no se desequilibren las partidas y los neófitos sean siempre bienvenidos. Por otra parte también podemos definir físicamente el aspecto de los personajes, con una serie de sutiles cambios meramente cosméticos que nos permitirán cambiar algo el aspecto de cada uno de los skins que hay para elegir en el multijugador.

Por último tenemos que mencionar que Game Lab es uno de los grandes titulares que nos ofrece Black Flag en cuanto a las novedades del on-line, puesto que es una herramienta muy interesante. Con ella lo que podemos hacer es alterar una infinidad de parámetros de las partidas para definir las modalidades casi enteramente a nuestro gusto. La idea es la de escoger el modo que más nos guste y el mapa que deseemos y a partir de ahí definir cosas tan básicas como el tiempo de las sesiones o si se permitirá el cuerpo a cuerpo o el aturdir en los enfrentamientos, y otras tan particulares como si se dará pie a tales o cuales habilidades o los puntos que se darán por los tipos de ejecuciones. En las partidas que hemos tenido oportunidad de disputar acompañados del equipo de Ubisoft hemos comprobado cómo esta alternativa da pie a reinvenciones muy agradables y sorprendentes de la fórmula.

La transición de tiempo de carga entre el barco y la tierra, como se nos prometió, no existe. El barco es como un coche en un sandbox.
La transición de tiempo de carga entre el barco y la tierra, como se nos prometió, no existe. El barco es como un coche en un sandbox.

El Caribe según Assassin's Creed -Gráficos y Sonido-

Desde la perspectiva visual, Assassin's Creed IV es un videojuego fantástico. Cierto que el techo de PlayStation 3 y Xbox 360 ya ha sido alcanzado hace tiempo por la saga y que, seguramente, no veremos grandes cambios hasta que la transición a la próxima generación de máquinas se complete, sin embargo continuamos hablando de una de las series más impactantes desde el punto de vista estético del momento. Con el añadido extra de tratarse de un mundo abierto y todo el mérito que desde la perspectiva estética eso conlleva.

Para empezar tenemos que dejar claro que la dirección artística vuelve a ser de un buen gusto pasmoso. Siempre ha sido una de las claves de la IP, y si bien es imposible que volvamos a ver algo del nivel de belleza de la Italia Renacentista de la segunda entrega, lo cierto es que esto es engañoso puesto que no se debe a la falta de esfuerzo de la compañía gala, sino al hecho de que aquel era un marco incomparable y la propia humanidad no volverá a ver nada parecido. El Caribe del siglo XVIII, por ejemplo, es un contexto histórico extraordinario, y los responsables del diseño han llevado a cabo un trabajo prodigioso retratándolo. Las zonas naturales son uno de los grandes protagonistas del programa, sin embargo también hay montones de construcciones tanto ancestrales como en forma de ciudades que recorreremos con la habitual libertad y el clásico parkour. Algunos aficionados se preguntaban si en el título habría ciudades de gran tamaño como en el pasado, y la respuesta es afirmativa: las hay como, por ejemplo La Habana, y presentan un aspecto extraordinario. Si la recreación de las construcciones responde al habitual rigor histórico, lo mismo podemos decir de vestimentas, personajes y el largo etcétera de elementos que conforman el mundo vivo del título.

La dirección artística vuelve a ser una de las claves de la serie Assassin's Creed. Hay incontables personajes reales y edificios históricos.
La dirección artística vuelve a ser una de las claves de la serie Assassin's Creed. Hay incontables personajes reales y edificios históricos.

Hablando puramente de los gráficos, tenemos que decir que el lanzamiento está a la altura de lo visto en la entrega anterior y con pocos cambios más allá de los lógicos derivados de la nueva época que se aborda. La calidad de las texturas no está, obviamente, a la altura de lo que ofrecen otros productos, sin embargo teniendo en cuenta las circunstancias del año en el que nos movemos y el género que se aborda, lo cierto es que no podemos esperar más. Todo está muy bien retratado, con mención especial para los impecables efectos climáticos que, por ejemplo, se traducen en impresionantes tormentas, y los trucos que se utilizan para renderizar la frondosa vegetación sólo se ven si ponemos a prueba la máquina. Por último las animaciones están una vez más a un nivel estratosférico, tanto para los combates como para el movimiento del personaje por los entornos. Elementos como el fuerte popping que sufríamos en el anterior juego no han sido eliminados, pero sí corregidos a extremos más tolerables, el frame-rate es estable, y nos ha gustado mucho que, como se prometió, no haya tiempos de carga entre el barco y la tierra firme: sólo en las grandes ciudades.

En cuanto al acabado general del programa sí que hay que hacer algunas matizaciones. Se popularizó injustamente, y todavía no sabemos por qué, que Assassin's Creed III era poco menos que un producto injugable y cargado de bugs; cuando en nuestra experiencia personal con el título, superada tres veces la campaña e invertidas muchas horas en el multijugador, apenas vimos algunos problemas como caballos con los pies metidos en el abrevadero y algún otro inconveniente meramente cosmético de ese tipo. Cierto que éstas eran incidencias muy aparatosas de cara a su visualización y a protagonizar divertidos gifs y vídeos en YouTube, pero quien de veras lo jugó sabe que no afectaban a la experiencia jugable. ¿Por qué llevamos a cabo esta introducción? Porque Black Flag, en cambio, sí es un título con menos sucesos de los que podemos considerar visualmente groseros, pero que jugado en profundidad sí descubre más problemas del tipo de los que verdaderamente importan: los que afectan a la diversión y provocan momentos frustrantes. Durante la semana que hemos pasado jugándolo no hemos sufrido un número abusivo de incidentes, pero como decimos cuando han sucedido sí que han afectado de forma notoria a la experiencia jugable, por ejemplo, incluso generando algunas misiones irrealizables que nos obligaban a repetir checkpoint para poder superarlas. No son cosas graves, insistimos, pero a pesar de la actualización que se descargará para los aficionados el primer día de su puesta a la venta, y que la versión review que hemos disfrutado ya traía incorporada de serie, no todas ellas han sido corregidas por el momento.

Visualmente Black Flag es un juego de gran belleza. Las consolas actuales no dan para mucho más, pero el resultado es fantástico.
Visualmente Black Flag es un juego de gran belleza. Las consolas actuales no dan para mucho más, pero el resultado es fantástico.

En términos sonoros el juego cuenta con los habituales valores de producción de cualquier título de la compañía gala. La música, por ejemplo, es extraordinaria con un gran número de partituras, y con todas ellas a un nivel brillante. Los efectos son sobresalientes, y el apartado de doblaje llega enteramente a nuestro idioma, con montones de personajes traducidos y con un extraordinario nivel para todos ellos. A pesar de ello no todo es positivo, ya que algunos aspectos del doblaje en cuanto a la elección de voces no ayudan nada. Hay un giro argumental que se supone oculto y del que no contaremos nada para evitar spoilers, pero que es tan obvio por la elección del intérprete que cuesta creer que se haya resuelto así. Algunos momentos de falta de sincronización y momentos puntuales en los que algunos efectos no se oyen no nos impiden hablar de un apartado fantástico.

Imprescindible

Obra maestra
"La vida pirata es la vida mejor"

Assassin's Creed 4: Black Flag

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Black Flag es una inmejorable aventura de piratas, que no pierde la esencia de la serie de Ubisoft pero que logra aportar suficientes novedades como para seguir siendo fresco. La exploración es genial, y aunque no estamos de acuerdo con la reducción de la dificultad general y con algunos problemas como los derivados de la IA, lo cierto es que la campaña es apasionante y adictiva y que el multijugador está a muy buen nivel. Así pues la nueva entrega de Assassin's Creed consigue mantener los extraordinarios estándares de calidad de la franquicia, y es completamente imprescindible para cualquier fan del género de acción y aventuras.

Comprar Assassin's Creed 4: Black Flag
  • Terriblemente divertido y cargado de cosas en las que entretenerse.
  • Transmite muy bien la época pirata en la que se ambienta.
  • La exploración del entorno es, sencillamente, divertidísima.
  • Algunos problemas en forma de bugs, y una IA que no está a la altura.
  • Menor dificultad que en otras entregas.
Jugadores: 1-8
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 20-40 horas + multijugador
Comentarios cerrados
VÍDEO ESPECIAL

25.094 visualizaciones

20 MEJORES JRPGS DE 2024 Y MAS ALLA

Hace sólo unos días que publicábamos nuestro especial sobre los RPG, Action-RPG y CRPG que llegarán a lo largo del año 2024 y en el futuro todavía más lejano, y hoy toca el día de hacer lo propio con los videojuegos JRPG que más esperamos de los próximos tiempos...