Un alienígena con muy malas pulgas ha secuestrado al perrito de Gomo con aviesas intenciones. Y ahora nos toca a nosotros traerlo de vuelta en esta divertida -aunque demasiado breve- aventura gráfica de estilo point & click, que hace de su sentido del humor uno de sus mayores atractivos.
Haciendo de la sencillez y el sentido del humor una de sus señas de identidad, el equipo independiente Fishcow Studio se estrena en el mercado con una divertida aventura gráfica de estilo point & click que por su apartado audiovisual, narrativa y mecánicas jugables recuerda ineludiblemente al fantástico Machinarium. Sin embargo, a diferencia de este ya clásico de Amanite Design, Gomo no alcanza sus cotas de genialidad debido a un desarrollo de la acción demasiado simple y falto de imaginación.
Tanto es así, que ningún aficionado al género tendrá problemas en completar esta aventura en poco más de una hora, lo que se nos antoja demasiado breve para un título de estas características. Pero más allá de su escasísima duración, que ya de por sí es un punto negativo a tener en cuenta, también hemos echado en falta una mayor complejidad tanto en el desarrollo de la acción, como en lo que se refiere a su propio argumento; excesivamente parco en detalles y carente de la chispa que esperábamos, aun a pesar de su gran sentido del humor. Detalles que obviamente alejan a esta nueva producción de Daedalic Entertainment de sus mejores trabajos.
Mi perrito Dingo
Gomo y su perro Dingo vivían muy tranquilamente en una sencilla casita alejada del mundanal ruido de las grandes ciudades. Pero un buen día, un pérfido alienígena entra en escena secuestrando a la mascota de nuestro protagonista. ¿Qué quiere? ¿Por qué se lleva a nuestro esponjoso perro? Pronto saldremos de dudas, cuando este ser de otro planeta nos desvele con toda la guasa del mundo sus maquiavélicos planes: tenemos que robar un misterioso cristal, oculto en una cámara acorazada bajo tierra, si queremos recuperar a nuestro querido Dingo. Y sin pensárnoslo dos veces, aceptamos el desafío.
Desgraciadamente, el reto no está a la altura ni de los más principiantes. Porque hablamos de un videojuego extremadamente simple que no supone mayor reto que el de avanzar por escenarios no demasiado grandes usando un par de objetos del inventario, o accionando determinados mecanismos en un orden concreto como en cualquier otra aventura de estilo point & click, para seguidamente continuar nuestro viaje a través de nuevas localizaciones con el mismo tipo de sencillísimos desafíos.
No hay rompecabezas elaborados, tampoco diálogos, ni secciones de exploración que nos inviten al menos a rebuscar por entre los escenarios en busca de pistas que nos marquen el camino a seguir. Todo es tan lineal, y todo resulta tan obvio, que en poco más de una hora habremos completado esta aventura, quedándonos con la sensación de que sus bases jugables son buenas, pero no tanto la ejecución.
Y es que Gomo es un videojuego muy divertido capaz de sonsacarnos más de una sonrisa gracias a su disparatado sentido del humor. Pero esto no es suficiente. Le falta muchísimo para codearse con las más grandes del género, ya sea a nivel argumental, dado que su historia resulta demasiado superficial; como en lo jugable, al no presentar un auténtico desafío que ponga a prueba las habilidades de los aficionados. Hasta tal punto es así, que se podría decir incluso que basta con seguir de frente sin pensar demasiado en las acciones a acometer para completar la partida. Lo que, os podéis imaginar, resulta mortal para una aventura gráfica.
Porque ya no es que hablemos de que sus rompecabezas sean más o menos lógicos, o que el diseño de sus niveles resulte en mayor o menor grado acertado. Gomo peca de ser tan simple, que nada de esto importa; así que lo único que le queda como videojuego es contar una buena historia con gran sentido del humor. Y por desgracia, en este punto el programa de Fishcow Studio tampoco está a la altura de las circunstancias. Porque sí, a primera vista todo recuerda al genial Machinarium; pero bastan un par de minutos para darse cuenta de que esta obra no tiene, ni de lejos, el encanto que sí presenta el videojuego de Amanite Design. Muchísimo más inteligente tanto si hablamos del diseño de sus rompecabezas, como en lo tocante a su magistral puesta en escena.
Salta a la vista, no obstante, que ambos juegos han sido diseñados usando Adobe Flash como principal herramienta de trabajo, y que su estilo visual comparte muchas similitudes. Sin embargo, a Gomo le ha faltado algo más de chispa e imaginación para resultar mucho más atractivo. En primer lugar, por la ausencia casi total de cualquier otro personaje con el que relacionarnos más allá de Gomo; que sí, es muy simpaticón y le cogeremos cierto cariño por la divertida forma que tiene de interactuar con el entorno, pero nada más. Igualmente, los escenarios pecan de ser algo simplones en la mayoría de casos, aunque también es verdad que otros sorprenden por su diseño o la gran cantidad de detalles frikis y divertidos que acontecen en un segundo plano.
Lo malo, como suele ocurrir en este tipo de producciones, es que la acción no se muestra a pantalla completa, lo que le resta algo más de vistosidad al conjunto. Y lo mismo se podría decir de su apartado sonoro. Muy simplón en lo que respecta a los efectos sonoros, y algo más llamativo si hablamos de su banda sonora, con piezas muy moviditas que nos animarán a movernos por los escenarios con una sonrisa en la boca, aunque a la larga se tornan algo repetitivas. El juego también ha sido traducido al castellano, pero lo cierto es que poco importa teniendo en cuenta que no hay diálogos, ni tampoco mensajes de texto que descifrar. Todo se relata mediante comunicación no verbal, que no está nada mal.
Y no nos entendais mal. Gomo es un videojuego divertido con el que se puede pasar un buen rato por lo disparatado de las acciones que se muestran en pantalla. Pero como aventura gráfica, este programa de Fishcow Studio hace aguas en aspectos que deberían ser esenciales para un título de estas características. Y es justo esto último lo que hace muy difícil recomendar su compra. Es divertido sí, pero…¿plantea un reto suficiente como para encandilar a los fans del género? La respuesta es no.
Excesivamente simple en lo jugable, y muy discreto en lo argumental, Gomo es una aventura gráfica que daba para muchísimo más. Es divertido, sí, e incluso ingenioso en algunos momentos; pero es tan simple y obvio en el desarrollo de la acción, que nos bastará poco más de una hora para completar la partida sin mayor dificultad que la de clicar constantemente sobre la pantalla. Y eso es algo que termina por afectar negativamente a este videojuego que aun a pesar de ello, es capaz de sacarte una sonrisa.
- Gran sentido del humor y un protagonista al que se le coge cierto cariño.
- Escaso nivel de dificultad. Prácticamente no hay rompecabezas.
- Su argumento termina resultando demasiado simple y no se aprovecha del todo.
- Demasiado fugaz. En poco más de una hora habremos completado la partida.
