Da igual que lo veamos en el televisor o en el GamePad: este nuevo Project Zero da el mismo miedo. Pero bueno, Nintendo y Koei Tecmo se han empeñado en que podamos jugar de las dos maneras, con un GamePad que se transforma en cámara oscura para captar lo sobrenatural. Os adelantamos lo que os vais a encontrar en el monte Hikami, probablemente el escenario más sobrecogedor que veremos en Wii U.
Son contadas las ocasiones en que en Occidente nos acabamos haciendo eco de alguna película japonesa. Sin embargo, el caso del J-Horror (terror japonés) es especial. La penetrante atmósfera retratada en los films ha sido ejemplo de muchas producciones, combinando acongoje psicológico con apariciones. El legado es importante, llevando ni más ni menos que a Koei Tecmo a levantar su propia franquicia, la cual nació prácticamente con el auge de este estilo cinematográfico.
El nombre lo conocéis todos, Project Zero (Fatal Frame), que lleva metiéndonos el miedo en el cuerpo desde el año 2001. Lo más destacable es que la serie ha mantenido un ejemplar nivel de calidad en cada una de sus producciones principales. Eso y por supuesto la defensa de unos atributos como son la exploración de entornos decrépitos y unos muy particulares combates que se libran a través de una cámara antigua capaz de repeler fuerzas espectrales.
La saga llega hasta el día de hoy en un buen estado de forma, demostrando que también podía mantenerlo en Wii U. Project Zero: Maiden of Black Water es por tanto lo que podían esperar los conocedores de esta licencia, un título que se mantiene fiel a las bases que llevan funcionando desde hace más de una década. Por supuesto, hay añadidos importantes (el GamePad se transforma en la propia cámara oscura) y se presenta nueva temática, así como el apartado visual más avanzado de cuantos hemos visto en la saga. Un videojuego que no arriesga, pero que sabe poner en juego sus encantos para crear otra más que notable entrega.
El monte del suicidio
¿Qué es un Project Zero sin un guión a la altura? Es un pilar primordial en estos lanzamientos, y por suerte Maiden of Black Water hace un buen trabajo. La razón está en el tema central: el suicidio. Se dice que al anochecer ya son varias personas las que han ido al monte Hikami para despedirse del mundo. El asunto nos toca de lleno cuando nuestra mentora desaparece estudiando uno de los casos. Iremos a salvarla, y eso ya se erige como fuerte motivación para dirigir nuestros pasos a lo largo de 12-15 horas (como mínimo) y una ya tradicional división por capítulos.
La mayor novedad es que en esta ocasión el protagonismo no se centra en un personaje, sino en varios. Yuri, Ren y Miu se alternan durante el progreso, estableciendo variedad incluso a pesar de que acaban explorando los mismos escenarios. No importa. El ritmo es muy bueno, con elementos que se enlazan correctamente, dándonos una panorámica más equilibrada. Lo decimos también por la presencia masculina de Ren, la cual contribuye a una entrega que, por cierto, cuenta con numerosas secuencias de introducción (probablemente el Project Zero más generoso en este sentido).
Pero vayamos con lo importante: ¿da miedo? No es que sea un juego del que se deban apartar los más aprensivos, pero su atmósfera es fuerte y consigue meterte dentro del paisaje decadente, pero a la vez misterioso, que supone el monte Hikami. Interesante es que para el juego se han empleado múltiples referencias implícitas, como la relativa a Aokigahara (un bosque conocido en Japón por los suicidios que se producen) o películas como Dark Water, que usan el agua como elemento para crear tensión.
Lo bueno de este juego es que es inteligente a la hora de aprovechar esos temas y ponerlos en escena, generando sobre todo inmersión, aspecto crucial en un lanzamiento de este tipo. También algunos sustos, principalmente motivados por apariciones y ruidos. Pero en ningún caso es un miedo industrial, sino creativo... y con algunas pinceladas de gore. Es decir, el terror psicológico manda, sin un ritmo frenético, sino más bien confortable dentro de la lógica de que obviamente esto está hecho para que vivamos sensaciones de cierta intensidad.
Maiden of Black Water no arriesga, pero sabe poner en juego sus encantos para crear otra notable entrega de la saga
El apartado audiovisual resulta fundamental a este respecto, porque se encarga de sumergirnos en la atmósfera. Los gráficos son definitivamente los más avanzados en un Project Zero, destacando por el sistema de iluminación (adaptado perfectamente a un ambiente nocturno, que suele ser complicado) y por el detalle en cada uno de los escenarios, ya hablemos de interiores o de campo abierto. Los tiempos de carga son bastante llevaderos, e incluso nos da la impresión de que se aprovecha la apertura de puertas para llevar a cabo la generación de instancias a través de un proceso bastante transparente.
Hay también muchos detalles, como los relativos a personajes, bastante bien perfilados. Se pidió ayuda a los desarrolladores de Dead or Alive, y os podéis imaginar los motivos… El agua está muy presente en el videojuego, y se quería un efecto mojado para las vestimentas. Lo cierto es que se trata de un aspecto muy conseguido, más si consideramos que los modelitos fueron concebidos para ser sexys. Sabemos de sobra cómo son en el Team Ninja. Pero no nos salgamos del tema: se ha realizado un buen trabajo a nivel visual, aunque el frame-rate es bastante inestable.
El aspecto sonoro es el otro pilar que sustenta la genial atmósfera obtenida. Pocos temas musicales (hay dos cantados), puesto que prima el sonido ambiental y los ruidos espectrales, incluyendo voces de ultratumba. Espléndido trabajo que se completa con un doblaje que podemos seleccionar si escuchar en inglés o en japonés. Lo que nos ha extrañado es que si jugamos sólo en el GamePad -es posible- no se escuche el audio de las secuencias introductorias. Luego por supuesto que el juego no esté subtitulado en español, algo que entorpece el disfrute debido a la alta carga narrativa.
La exploración se convierte en el elemento central de la jugabilidad y lo hace con nota
Existen más decisiones que no han terminado de convencernos. Una de ellas es que existan tantos documentos a leer, algo que entorpece el ritmo de las partidas. Otra tiene que ver con el control de los protagonistas, muy pesado y con una pobre respuesta a los mandos. Obviamente un juego así no necesita que nuestro personaje sea excesivamente ágil. Sin embargo, le pedimos al menos que se controle bien, sin generar frustraciones a la hora de llevar a cabo acciones tan simples como darnos la vuelta.
El juego también contiene algunos "vicios" en términos de diseño que contemplan cosas como que no podamos acceder a un pasillo porque (oh, dificultad suprema) hay un muñeco obstaculizando el paso. Son anécdotas, pero se trata de recursos trasnochados que es hora de sustituir por otros. Por lo demás, la exploración se convierte en el elemento central de la jugabilidad y lo hace con nota. Los escenarios son limitados -el Monte Hikami principalmente- pero el recorrido, a pesar de lineal, ofrece sensación de libertad al presentar varios caminos por los que podemos desviarnos. De hecho, estos caminos nos llevan hacia documentos perdidos o ítems (medicinas y carretes) que nos ayudan a hacer nuestra búsqueda menos difícil.
Hablando de dificultad, es bastante llevadera si no cometemos imprudencias, y viene dada de forma central por los enfrentamientos con los espectros. La cámara oscura vuelve a ser protagonista, esta vez con el GamePad como mayor aliado. Para entenderlo fácilmente, el visor de la cámara es la pantalla del mando, que podemos mover para obtener el encuadre que deseamos. El invento funciona correctamente, más cuando cada enemigo presenta una pauta de movimiento diferente, lo cual hace más profunda la propuesta.
Profundidad que viene apoyada por las posibilidades de progresión, en este caso versadas en la mejora de la cámara. Podemos incrementar el daño sobre los espectros, disminuir el tiempo de recarga entre fotos… Es satisfactorio ganar puntos completando capítulos y fotografiando entes que se pasean por el decorado para después gastarlos en estas mejoras. El círculo está bien cerrado, y si bien podría haberse incluido alguna mecánica más (que probablemente se echa de menos, ya que hay poca innovación), el juego cumple con lo que esperábamos de un Project Zero (Fatal Frame): pasárnoslo de miedo.
Sin arriesgar, sin experimentos… Maiden of Black Water recupera en exclusiva para Wii U todo lo bueno que sabe hacer un Project Zero, ahora con nueva temática, aprovechamiento del GamePad y un apartado gráfico que saca un buen rendimiento de las posibilidades de la consola. La cuidada ambientación, la variedad que ofrecen los tres personajes, lo satisfactorio que resultan los enfrentamientos con cámara oscura y la acertada duración se encuentran con un diseño algo desfasado y algunos problemas técnicos. Sin embargo, es una experiencia recomendable para fans de la saga, el género y todos aquellos que deseen asomarse a la experiencia Project Zero.
Comprar Project Zero: Maiden of Black Water- La ambientación, con la marca de calidad que siempre ha dado Project Zero
- Trama interesante, con varios protagonistas a seguir
- La introducción del GamePad como cámara ofrece mayor versatilidad de manejo
- Visualmente es un título muy cuidado
- Algunos elementos de diseño desfasados, como el control del personaje
- Técnicamente podía haberse pulido más, principalmente por el frame-rate
- Subtítulos en inglés, lo cual hace más difícil seguir la narrativa
