Las remasterizaciones están a la orden del día, pero se nos ocurren pocos juegos donde los 1080p de resolución y, especialmente, los 60 frames por segundo encajen mejor que con la frenética experiencia jugable del último Devil May Cry. Capcom recupera el notable DMC y lo viste de nueva generación con su Definitive Edition.
Otro mes y otra remasterización en clave de nueva generación que tenemos entre manos. En esta ocasión se trata de la Definitive Edition de DMC, un notable título que supuso el reseteo en clave occidental de una saga que parecía abocada a un fuerte cambio antes de comenzar a mostrar síntomas de agotamiento en sus anteriores manos. La polémica estuvo servida como es lógico en estos casos, y muchos se rebelaron contra el look del protagonista y también contra algunas de las ideas que Ninja Theory (sus creadores) puso sobre la mesa. Sin embargo con el producto final ya en las manos descubríamos que se trataba de una obra totalmente recomendable.
Es por ello que Capcom se ha animado a brindarnos su trabajo como verdaderamente merece, con un look muy potente que gracias al aumento de resolución destaca los detalles que antaño eran más difíciles de percibir y, así mismo, la extraordinaria fluidez que proporcionan los 60 frames por segundo son una auténtica garantía que multiplica la locura y velocidad de nuestros movimientos si es que no disfrutamos de la versión de compatibles en su momento. DMC Definitive Edition es, sin lugar a dudas, la forma ideal de disfrutar de esta potente aventura.
A Toda Velocidad
A menudo las remasterizaciones de este tipo se limitan a aumentar la resolución o el número de frames que se muestran por segundo y eso no altera la experiencia jugable, sin embargo el caso de DMC por su propia idiosincrasia es bien distinto. El hecho de contar con la fluidez disparada que garantizan los 60 frames por segundo hace que no sólo las animaciones se muestren de una forma mucho más nítida y natural, sino que también los tiempos de respuesta sean más breves y permitan una mayor exactitud en nuestros movimientos.
Así mismo esta Definitive Edition introduce también todos los contenidos descargables que se distribuyeron para el videojuego original, y algunas modalidades extra. Por ejemplo desde el menú principal se nos brinda la posibilidad de ir a por la campaña principal o a por la expansión de contenidos La Caída de Vergil, un estimable añadido que está también accesible desde el primer minuto y que, en esta ocasión, cuenta ahora también con su propio Palacio Sangriento. Así mismo también contaremos con nuevos skins para Dante y el propio Vergil con inspiración de entregas veteranas de la serie.
La presentación de alternativas como el modo de dificultad extra Los Dioses deben Morir no aportan grandes cosas desde el punto de vista jugable, más allá de la imposibilidad de usar objetos o de la que los enemigos se generan con la suspensión demoníaca activa, y en su caso se desbloquea cuando superamos el nivel de dificultad ¡Dante debe Morir!, y sin ningún género de dudas es la alternativa más desafiante que brinda el programa. Este tipo de opciones son distracciones más que interesantes para cuando hemos dado fin al modo historia principal y queremos un punto de dificultad extra o si, por el contrario, ya disfrutamos de la experiencia DMC en su momento y deseamos algún tipo de incentivo a modo de plus. Lo mismo podemos decir del rango Estilo Indispensable, un modificador hardcore aplicable a cualquier nivel de dificultad que sólo nos permite dañar a los enemigos cuando alcanzamos o superamos un nivel de combo S.
El Modo Turbo, por su parte, ha sido uno de los grandes reclamos de la fase promocional de la obra, y aumenta la velocidad del juego en un 20% convirtiendo la experiencia de juego en algo muy diferente. Si ya hemos hablado sobre lo que supone para la jugabilidad el aumento de 30 a 60 frames por segundo, el salto que tiene que ver con disparar el ritmo una quinta parte no tiene comparación. La tensión y la intensidad de los combates se multiplica notablemente, y además toda esta parte incluye sus desafíos propios y sus rankings especiales. No es un juego nuevo, desde luego, pero este añadido va mucho más allá de ser una mera curiosidad y definitivamente sí aporta muchos elementos y el suficiente cambio como para recomendar el superar la campaña una segunda vez con su alternativa activada. Los niveles de dificultad extra nos han parecido interesantes en el sentido de aumentar el rango de oposición de la obra de Ninja Theory, sin embargo este parámetro que podemos activar o desactivar al inicio de cada capítulo sí otorga un verdadero plus de interés y hace que incluso armas tan pesadas como Arbiter encajen en el conjunto de agilidad y frenetismo de esta modalidad.
Baile de la Muerte
Hasta aquí las novedades jugables que incorpora esta reedición del título de 2013, en comparación con las versiones de consolas old-gen, sin embargo, lo que más llama la atención es lo que tiene que ver con el aumento tecnológico, que nos permite experimentar el videojuego como nunca antes lo habíamos visto. La resolución de 1080p permite admirar el escenario en una nueva dimensión, con mayor nitidez para las cuidadas estructuras y observar la potente dirección artística que exhibe el título. Lo mismo podemos decir de los personajes principales y criaturas, que permiten en esta ocasión observarse con todo lujo de detalles.
Todo este trabajo si no viene acompañado de un remozado de texturas, carga poligonal y otros elementos podría provocar que esa mayor nitidez se tradujera en la paradoja de un look peor para el programa. Sin embargo hablamos de una remasterización que cuenta también con un cierto trabajo que quizá no nos permita hablar de un acabado sobresaliente, pero definitivamente sí de uno digno de un producto de la nueva generación. También se ha llevado a cabo un lavado de cara en las escenas cinemáticas para incrementar su vistosidad, y en este sentido hay alguna que otra sorpresa.
Así mismo Capcom también ha garantizado que el juego ha contado con ajustes en el equilibrio y en el afinado de sus distintos combates y movimientos. No sólo contamos entre ellos con la presencia de una mecánica de fijación de enemigos que muchos solicitaban, sino que también se ha escuchado la voz de la comunidad en otros aspectos y se ha modificado el lugar de coleccionables, llaves y puertas, así como se ha dado forma a una serie de pequeños y sutiles cambios en algunos actos del protagonista, además de modificaciones en movimientos de evasión y bloqueo. Alteraciones, todas ellas, que sólo notarán los que invirtieron más tiempo en el DMC original y que pasarán por alto los que debuten con el videojuego. El título se distribuye en formato físico y digital y, como es obvio, en ambos formatos cuenta con todos los extras incluidos.
Si en su momento no disfrutaste de DMC, esta es la mejor forma de hacerlo. No sólo porque su remozado apartado estético brinda un look más actual, sino también porque cuenta con algunos jugosos extras y alternativas que incrementarán todavía más el tiempo que podremos dedicarle al título.
Comprar DMC Devil May Cry: Definitive Edition- Versión más bonita y con más contenidos del ya de por sí notable original
- El modo Turbo es un aditivo no revolucionario pero sí interesante
- No hay muchos motivos para comprarlo si ya disfrutamos del original
