La serie Arkham regresa con esta remasterización de sus obras más recordadas: Arkham Asylum y Arkham City, en una edición no exenta de polémica por algunas decisiones técnicas y artísticas cuanto menos cuestionables. Analizamos con lupa que hay tras la capa y la máscara de este Batman remasterizado.
El concepto de remasterización está intrínsecamente relacionado al cine. El film original era capaz de una calidad que en dispositivos caseros no era posible reproducir y, por lo tanto, cada vez que se daba un salto de formato se acudía al material original para realizar una nueva copia y reproducirla desde la base. Poco se podía alterar el metraje, para bien o para mal ya que la película era la misma, pero en el caso de un videojuego, si este está bien conservado, los desarrolladores tienen acceso a todo el código y materiales utilizados, y así, poder modificar a su gusto para una posterior remasterización.
Es lo que hace Batman en muchas situaciones. Esa textura de suelo de la pasada generación ha sido cambiada por una capaz de generar shaders más actuales, algo que aprovecha muy bien la atmósfera de los juegos de Arkham para mostrar esos escenarios decadentes, mal conservados y casi de otra época más esplendorosa de Gotham. Lo notas en las paredes de ladrillo (salvo en contadas ocasiones que ocurre justamente lo contrario) y cómo la lluvia se filtra por sus adoquines de un modo que sólo atisbamos a ver en Arkham Knight. Lo mismo ocurre con el propio traje del hombre murciélago, dejando leves gotas de lluvia que hacen que su capa sea aún más resplandeciente en las tenues luces.
Por todo esto, no entendemos como algunas (muchas) decisiones han pasado el corte final. Cualquier director de cine se habría negado en rotundo a una remasterización si el proceso resta vida a la trabajada iluminación y la atención al detalle de los personajes, pero la de Batman: Return to Arkham no parece tener piedad a la hora de reventar la iluminación dramática de la obra original y la caracterización de sus icónicos personajes.
Eres realmente incorruptible, ¿verdad?
Puede que no te des cuenta de todos los cambios si no comparas con el material de base, pero tu corazón de jugador sabrá que algo falla cuando Batman no queda arropado por la oscuridad en algunos momentos o, simplemente, no se ajusta naturalmente a la luz de los entornos en los que deambula. La tenebrosa oscuridad y ese toque frío de Arkham City y su Manicomio, se convierte en algo iluminado artificialmente para deleite de las nuevas texturas.
Y aquí al menos puedes llegar a ver una justificación, pero no la encontramos en los propios personajes, que nunca mejor dicho, han sufrido un "lavado de cara" que los aleja del recuerdo que tenemos de las aventuras del murciélago. Ver la falta de detalles en personajes como el comisario Gordon, Catwoman y, mucho más flagrante, el Joker, es algo que causa un impacto en la narrativa, pues pierden expresividad y ese carisma que los caracterizaba. La cara del Joker es menos siniestra. El comisario refleja menos las arrugas de su constante preocupación y Selina pierde toda su feminidad en pos de lucir un rostro plano y sin carisma, donde de nuevo, la luz no incide en su expresión en ningún momento.
Hay muchos claroscuros. Momentos brillantes y otros que, sinceramente, no se comprenden
No queda duda que Batman: Return to Arkham es una cal y otra de arena, porque no todo es malo. Realmente puedes llegar a apreciar el trabajo que se han hecho con algunos escenarios donde resaltan más los detalles que lo forman; los retoques en texturas y algunos modelados, efectos climatológicos e incluso en alguna vez donde podemos ver una iluminación que le sienta algo mejor a la obra. Pero de nuevo, nos encontramos ante otros momentos que no llegamos a comprender. Se aprecian mejor en Batman: Arkham City, donde la escala de la ciudad que tan bien lograba el título incluso sin recurrir a la versión de PC, queda aquí lastrada por unos fondos con edificios prácticamente carentes de texturas que, debido a la propio definición de la imagen, dejan entrever demasiado el cartón. Algo que tanto en PC, Xbox 360 como PS3 se camuflaba magistralmente (y es cierto, ahora lo apreciamos aún más) gracias a efectos de desenfoque y luces ambientales que otorgaban a esta Gotham ese espíritu de ciudad gótica que se difuminaba en la bruma.
Hablando puramente de lo técnico, también sorprende una remasterización que llega con la tasa de frames a 30 por segundo, cuando habría sido perfectamente plausible alcanzar las 60 imágenes como recientemente ha demostrado Bioshock: The Collection, ambos basados en una versión modificada del Unreal Engine 3. Podemos entender que los aportes técnicos en la obra (repetimos: tiene un gran trabajo de retexturización) consuman ahora más recursos, pero creemos que era perfectamente posible alcanzar esta suavidad en la tasa de frames. De la misma forma, encontramos una ausencia de aliasing prácticamente total que nos deja unos dientes de sierra bastante marcados que son un constante en los dos títulos que componen la aventura. Además, hemos notado algunos problemas en el framerate que causan algunas ralentizaciones y el efecto de stuttering en momentos puntuales. Sobre todo, los hemos detectado constantes al sobrevolar la ciudad en Arkham City, realizar algunas pruebas de realidad aumentada y a lo largo de las peleas a puñetazos de ambos juegos.
Y hablando de los juegos en sí, también sorprende la no inclusión de Batman: Arkham Origins en el pack que habría ayudado favorablemente a decantarse por estas versiones, aunque fuera por el componente de coleccionismo. No sabemos las razones que han alejado a Origins del pack. Podría ser que es el único de los Arkham no hecho por Rocksteady (el desarrollo lo hizo Warner Bros. Montreal), pero Origins tiene calidad de sobra para haberse incluido en esta remasterización de la misma forma que Bioshock 2 se hizo por 2K Marin y no por Irrational Games y no se alejó de la colección.
Por todo ello, no podemos recomendar efusivamente Batman: Return to Arkham. Sencillamente, hay demasiados elementos que pueden llegar a afectar a la experiencia que tuvimos en el original como para que pasen desapercibidos. No es como en otras remasterizaciones, donde algún elemento esporádico se ve alterado o los cambios son mínimos. También es de recibo destacar que se ha puesto trabajo en muchos aspectos que sí lucen mejor y que no se están enseñando tanto en esos vídeos de comparativas que nos han acompañado los últimos meses. Pero puesto todo en una balanza, el resultado no es tan óptimo como se merecen unas obras tan importantes para la historia reciente del videojuego como la serie Arkham.
Batman: Return to Arkham es una remasterización con demasiados claroscuros como para recomendarla fervientemente. Tiene algunos aspectos que se han trabajado, pero algunas decisiones que impactan en lo artístico y otras que no mejoran lo técnico la convierten en una de las más flojas que hemos podido probar recientemente.
- Algunos materiales y texturas se han mejorado gratamente
- Si nunca los has jugado, puede ser una oportunidad
- La iluminación y personajes pierden impacto y carisma, respectivamente
- 30 frames por segundo y dientes de sierra muy marcados
- La no inclusión de Arkham Origins
