La leyenda de las espadas de Soul Calibur y Soul Edge se descubre en Wii con un “beat ‘em up” que rompe con la tradición de la famosa franquicia de Namco Bandai. Ahora será el wiimote el que levante la empuñadura de Siegfried mientras que el nunchuk dirige nuestros pasos en una aventura repleta de golpes a diestro y siniestro.
Todos los videojuegos tienen una historia, pero sólo unos pocos merecen que se convierta en leyenda. Soul Calibur, el famoso título de Namco Bandai, es uno de ellos. A lo largo de los cuatro títulos que componen la serie, hemos podido ser partícipes de algunas de las mejores luchas uno contra uno que ha dado jamás una consola. Pero esto no era suficiente. Al menos, no para los desarrolladores nipones, que han recogido todo el universo Soul Calibur para llevarlo hasta Wii, una máquina que ahora nos desvelará en exclusiva la verdadera historia que guarda la eterna lucha entre las espadas del bien y del mal.
Soul Calibur Legends ha tardado bastante en llegar a Europa (el lanzamiento en EEUU ocurrió hace casi un año) para darnos un esquema de juego que se aleja bastante de lo visto hasta ahora en la saga de Namco Bandai. Tanto, que podríamos considerar a este videojuego como un “spin off” de la serie que, con el único argumento de tumbar a todos los rivales que se nos pongan por el camino, nos pondrá al frente de hasta siete personajes dentro de una mecánica de luchas puramente “beat ‘em up”.
Es verdad que el videojuego no va a pasar a la historia por ser el mejor de todos los Soul Calibur existentes, pero hay que reconocer que Siegfried, Ivy, Sophitia, Taki, Mitsurugi y Lloyd (cameado desde Tales of Symphonia) mantienen todos sus movimientos y habilidades, los cuales se unirán a los de otros personajes que no serán jugables (por ejemplo, Cervantes o Nightmare) pero que estarán ahí para hacer que nos sintamos dentro de un título que trata de contarnos la leyenda que dio origen a la que hoy en día es la franquicia favorita de muchos jugadores.
Empuña tu espada con el wiimote
El Modo Aventura es el encargado de narrarnos una historia dividida en seis capítulos que nos darán unas diez horas de juego. Una trama que nos pone desde el principio en el papel de un Siegfried atormentado y temeroso que no logra resistir la tentación de empuñar una espada (Soul Edge) que, a partir de entonces, le traerá muchas aventuras pero también algunos problemas. De hecho, con su poco deliberada acción liberó el poder de la espada, desatando así el advenimiento de las fuerzas del mal, además de las envidias de todo tipo de personas que buscan el poder casi tanto como él.
Concretamente, el Imperio Otomano y el Imperio Romano son dos de ellos, situándonos así en medio de una batalla en la que no vamos a ser espectadores neutrales, sino activos luchadores que recorrerán cerca de 40 niveles plagados de guerreros, monstruos y seres de ultratumba que tratarán de acabar con nuestras vidas.
La modalidad es únicamente para un jugador y se basa en la simple mecánica de dar golpes a todo lo que se mueva, incluidas las pequeñas hordas de enemigos (no se nos acercarán más de cinco rivales a la vez) a los que deberemos de atizar con la ayuda conjunta de los dos controladores de Wii. A este respecto, hemos de apreciar que el trabajo realizado ha sido bastante aceptable, con un wiimote que se encarga de desencadenar varios tipos de golpes (cortes laterales, verticales y estocadas) mientras que el “stick” analógico del nunchuk se destina a manejar el desplazamiento del protagonista. La respuesta es buena – aunque no carente de algunas imprecisiones puntuales – y las posibilidades muy elevadas, puesto que incluso se hace posible el combinar movimientos con las dos manos a fin de llevar a cabo ataques especiales.
Elige a tu guerrero y prepárate para luchar
Sin embargo, no todo consistirá en mover los mandos. Soulcalibur Legends también ha dado una oportunidad necesaria a los botones, que se encargan de llevar a cabo acciones tan tradicionales en un “beat ‘em up” como saltar, protegernos, activar el estado espiritual (para un incremento temporal del poder de ataque) o, en este caso en particular, cambiar de personaje.
A cada uno de los niveles de este particular “spin-off” podremos llevarnos hasta a dos luchadores previamente escogidos desde la pantalla de selección que no lucharán a la vez, sino uno por uno y cuando nosotros queramos. Esto nos da grandes posibilidades de juego, ya que cada personaje dispone de sus propias habilidades, armas y estilo de combate. Unos son más lentos pero más fuertes (Astaroth), mientras que otros disponen de menos fuerza pero de más velocidad (Sophitia). Será importante tener esto en cuenta, y es que no sólo es importante completar todas las fases, sino también hacerlo en el menor tiempo posible y con el mayor número de combos bajo el brazo.
La razón está en que lo nuevo de Namco Bandai califica la labor de los jugadores y les recompensa a lo largo del juego con nuevas armas, con nuevas fases, con nuevos personajes jugables y también con mejoras de nivel que se harán palpables cuando veamos a nuestro luchador ganar en velocidad y potencia de ataque. Sin duda, esto podría suponer un gran incentivo para seguir jugando durante horas, pero el problema viene cuando al poco tiempo nos damos cuenta de la elevada linealidad jugable y de la escasa variedad de un planteamiento que recurrentemente se dirige en la misma dirección: derrotar a todos los enemigos que nos encontremos.
Una leyenda narrada a base de golpes
Hay algún puzle a lo largo de la partida, pero tan básico que apenas se puede calificar como de circunstancial. También hay algunos enemigos finales bastante atractivos, pero la sensación de monotonía es más poderosa que cualquier elemento que mencionemos, y esto incluye a los diálogos que precederán a cada misión, los cuales pecarán de ser poco ágiles, llegando incluso a resultar molestos por su descarado interés en narrarnos por todos los medios la historia de las espadas Soul Calibur y Soul Edge. Tal vez no era la mejor ocasión para hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta que lo que se hace en este género es golpear antes y preguntar después.
Soul Calibur Legends es, por tanto, un buen videojuego para descargar adrenalina, pero poco más. Le falta un mejor acabado en prácticamente todos sus apartados. En lo jugable, requiere un planteamiento más rico y con mayor variedad de situaciones y escenarios (algunos de los cuales parecen llegan a cambiar sólo de color). En lo visual, se echan en falta sombras detalladas y más efectos de iluminación, además de un poco más de trabajo en la animación de los personajes, aunque también hay que decir que cada uno de los siete presentes calcan los movimientos de la serie Soul Calibur (los fieles seguidores serán conscientes de ello). Lo único que realmente destaca es el apartado sonoro, y creemos que por tradición más que nada. Soul Calibur es una saga que siempre se ha caracterizado por su grandilocuente banda sonora, y en Wii es algo que por suerte se ha mantenido.
Modalidades online o minijuegos adicionales también habrían ayudado a hacer a esta obra más completa, pero al final deberemos de conformarnos con un Modo Party que viene a completar la escasa propuesta de Namco Bandai. Desde aquí es posible disfrutar junto a un amigo de algunas fases del juego de manera cooperativa, competitiva o versus, dividiendo la pantalla en dos aún a riesgo de disminuir el estable “frame rate” mostrado en la aventura para un jugador. El sacrificio podría llegar a valer la pena, ya que al final resulta divertido compartir pantalla, aunque tal vez no lo suficiente como para que Soulcalibur Legends se convierta, junto a todo lo mencionado en el análisis, en un título imprescindible en las estanterías de los usuarios de Wii.
Soul Calibur cuenta por fin la leyenda que dio origen a la saga con un “beat ‘em up” divertido, largo pero cuyo buen planteamiento ha sido perjudicado por la linealidad, la sobriedad gráfica y la escasa variedad que ostenta. No está a la altura de la serie de Namco Bandai, pero puede llegar a interesar a aquellos que quieran un título de peleas correcto que no les haga pensar demasiado.
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