Análisis de Just Cause 2

Análisis de Just Cause 2
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Con el lanzamiento de Just Cause 2, Avalanche Studios pone fin a su desarrollo más ambicioso. El agente Rico Rodríguez se enfrenta a la más peligrosa de sus aventuras, y nos ofrece con ella un épico juego de acción y aventuras de una duración descomunal y dotado de una capacidad de diversión fuera de toda duda.

Los chicos de Avalanche Studios se pusieron en el mapa de las desarrolladoras de juegos de acción con el primer Just Cause, un más que notable Sandbox con más cosas buenas que malas. Con la intención de mejorar todavía más el poderoso motor gráfico que le dio vida y de pulir los problemas jugables de su predecesor, sus responsables no tardaron en anunciar una secuela.

Just Cause 2 es sensiblemente mejor que su predecesor. Sigue sin ser acción demasiado audaz, y resulta más bien un conglomerado de situaciones imposibles sin demasiadas complicaciones y sin argumento o concepto que las hile debidamente. Ese es el único punto flojo del videojuego. Si lo tomamos como una sucesión episódica de escenas de acción, a cual más espectacular, disfrutaremos de un lanzamiento que nos agradará en todos los sentidos; si, por el contrario, queremos un buen argumento o una campaña compacta nuestras sensaciones serán mucho menos satisfactorias.

Hay más de 100 vehículos en Just Cause 2. Con ellos podremos recorrer la Isla de Panau y sus alrededores por tierra, mar y aire.
Hay más de 100 vehículos en Just Cause 2. Con ellos podremos recorrer la Isla de Panau y sus alrededores por tierra, mar y aire.

El Escorpión
Nuestro mentor y maestro, Tom Sheldon, ha entrado en una espiral de locura que amenaza con sembrar el caos en la isla de Panau, un paraíso de más de 1.000 kilómetros cuadrados reales que podremos recorrer en el videojuego. Si a la traición de nuestro amigo sumamos el yugo demencial que sobre este edén tropical impone Baby Panay, el dictador de turno, ya tenemos el argumento de Just Cause 2.

Al igual que en la primera parte nuestros superiores nos dejarán caer desde un helicóptero a cientos de metros de altura sin más indicación que dónde comenzar nuestra primera misión. A partir de ahí deberemos relacionarnos con las bandas criminales o revolucionarias locales para tratar de avanzar en un planteamiento puramente Sandbox que hila unas misiones con otras mientras avanzamos en la trama general o nos distraemos con encargos de tipo secundario.

Las cinemáticas y la narrativa han mejorado mucho con respecto a la primera parte. Todavía están muy lejos de lo que los grandes de la acción ofrecen, pero el progreso es de agradecer.
Las cinemáticas y la narrativa han mejorado mucho con respecto a la primera parte. Todavía están muy lejos de lo que los grandes de la acción ofrecen, pero el progreso es de agradecer.

Quienes jugaran al Just Cause original recordarán que su argumento distaba mucho de ser interesante, y les vendrá a la memoria un torpe guión que avanzaba dando bandazos para hilar como buenamente podía unos encargos con otros. Las cinemáticas estaban muy poco trabajadas, los diálogos eran grotescos y todo en general daba la sensación de ser un convencional telefilme de acción de baja calidad. La segunda parte supone un salto adelante francamente notable, aunque no podemos estar hablando todavía de un guión destacable. Los diálogos, cinemáticas y situaciones siguen siendo pobres, pero por fortuna ya no estamos ante el bajo nivel que exhibía su predecesor.

El cierre de la aventura es de lo más convencional y tampoco resulta excesivamente satisfactorio cómo se desarrolla en términos de historia o personalidad, sin embargo es más que suficiente para un juego de estas características. Just Cause 2 no pretende ser un ejemplo de narrativa, más bien al contrario, y hace el esfuerzo justo para primar la espectacularidad y la libertad del jugador sobre cualquier tipo de guión que podría haber constreñido uno u otro aspecto.

A menudo cumpliremos algunas misiones acompañados. La IA no es lo más brillante que hemos visto, pero en líneas generales cumplirán su cometido.
A menudo cumpliremos algunas misiones acompañados. La IA no es lo más brillante que hemos visto, pero en líneas generales cumplirán su cometido.

Otro Día en la Oficina…
El problema del primer Just Cause estaba íntimamente relacionado con lo repetitivo y escasamente carismático de sus misiones. Ya fueran éstas principales o secundarias, toda la jugabilidad del título se basaba en repetir tres o cuatro patrones generalmente relacionados con la destrucción de cualquier presencia enemiga y que acababan sembrando la abulia más absoluta en el jugador.

La segunda parte ha tomado buena nota de ese fallo, y propone mucha más variedad en los objetivos y, sobre todo, unas misiones principales mucho más trabajadas en las que se nos dé la sensación de que realmente estamos progresando en alguna dirección y no sólo limpiando campamentos enemigos de militares uno detrás de otro.

Vuelve a haber áreas de influencia, y nuevamente encontramos algunos encargos de corte similar a los que vimos en la primera parte, sin embargo todo resulta mucho más diverso y atractivo en esta ocasión. Para muestra nuestras primeras horas con el videojuego en las que el tutorial y la propia campaña se fusionan con habilidad para ir haciendo progresar la dificultad y la introducción de acciones, movimientos y gadgets con cierta habilidad.

Lo mejor que se puede decir del control es que, a pesar de su obvia complejidad dada la cantidad de gadgets y movimientos que tenemos a nuestro servicio, éste resulta cómodo. Sólo necesitaremos los primeros minutos a los mandos del intuitivo tutorial para hacernos con ellos, y a partir de ahí seremos capaces con total comodidad de saltar de un vehículo a otro en marcha, arrojarnos de un avión y abrir el paracaídas, o de utilizar nuestro mejoradísimo gancho para dejar colgados a los enemigos de grandes alturas.

Lo bien que entronca el juego con una curva de aprendizaje y progreso de dificultad francamente buena dispara su duración, y es que puede que hayamos invertido 3 o 4 horas en el videojuego y que todavía nos movamos por porcentaje de juego completado del 2 o el 3%. De hecho cuando terminemos las misiones principales de la campaña individual habremos pasado cerca de 20 horas con el juego en la dificultad media, y sólo tendremos liberado cerca de un tercio del porcentaje total; quedándonos todavía cientos de actividades secundarias o alternativas que llevar a cabo. El interés entonces lógicamente desciende, pero a pesar de ello continúa siendo un importante punto a su favor.

Las ciudades también ofrecen puntos de entretenimiento. Podremos cumplir algunas misiones, sembrar el caos en ellas o hacer salto-base desde sus imponentes rascacielos.
Las ciudades también ofrecen puntos de entretenimiento. Podremos cumplir algunas misiones, sembrar el caos en ellas o hacer salto-base desde sus imponentes rascacielos.

Por supuesto tendremos Misiones de la Agencia que cumplir, que son las principales, así como Misiones de las Facciones para las tres que hay en la isla, además de las espectaculares Tomas de Fortaleza, y otras más clásicas como las carreras que ya vimos en la primera parte, etcétera. En el próximo apartado profundizaremos en todo esto.

Cabe destacar, en última instancia, que Just Cause 2 cuenta únicamente con la campaña individual que podemos superar en uno de los tres niveles de dificultad que se ofertan. No hay multijugador ni experiencia cooperativa, pero ya se han anunciado contenidos descargables que ampliarán de una forma todavía desconocida la experiencia de juego.

El Viejo Arte del Desbloqueo
Todo en Just Cause 2 funciona con el desbloqueo, y el liberar objetos, armas, vehículos y misiones se convierte en el verdadero motor de la experiencia. Esto es un movimiento muy hábil por parte de Avalanche, puesto que fomenta algo que vimos en la primera parte, pero que aquí ha progresado muchísimo para consolidarse como un acierto mucho mayor.

Algunas misiones a bordo de vehículos son realmente espectaculares. La cantidad de cosas que podemos hacer sobre sus lomos son un gran soplo de aire fresco.
Algunas misiones a bordo de vehículos son realmente espectaculares. La cantidad de cosas que podemos hacer sobre sus lomos son un gran soplo de aire fresco.

Por ejemplo el Mercado Negro ya tenía presentes algunos elementos en su jugabilidad en el primer Just Cause como, por ejemplo, la posibilidad del desplazamiento rápido. En esta ocasión, sin embargo, su poderío es mayor. No sólo presenta también ese movimiento de un punto a otro de forma instantánea, sino también el desbloqueo de mejoras para armas y vehículos.

¿Cómo funciona? Durante el transcurso de la aventura iremos recogiendo grandes cajones de armas y municiones, pero también otros que nos ofrecerán piezas de vehículos y de armas. Con éstas actualizaremos el arsenal y nuestros medios de locomoción con mejoras para el daño, el alcance o la precisión entre los primeros, o la velocidad, el manejo y el blindaje entre los segundos.

Las cerca de 50 misiones principales del juego pueden llegar a causar cierta sensación de patrón repetitivo al jugador. Pese a ello las infinitas formas de afrontar cada una de ellas son un punto a favor.
Las cerca de 50 misiones principales del juego pueden llegar a causar cierta sensación de patrón repetitivo al jugador. Pese a ello las infinitas formas de afrontar cada una de ellas son un punto a favor.

Tanto las armas como los medios de locomoción se compran en el mercado negro si es que las queremos en ese momento, aunque lógicamente siempre estará la posibilidad de robarlos por el camino a civiles o enemigos. Tanto unos como otros son muy variados, con lanchas, helicópteros y bólidos entre los vehículos, y con revólveres, ametralladoras y explosivos entre el arsenal.

Por otra parte el juego tiene un curioso sistema para fomentar la exploración que nos parece uno de los aciertos del programa, aunque con matices. Se trata del medidor de Caos, que son una serie de barras situadas en la parte inferior derecha del mapa que nos harán saber lo cerca que estamos de liberar las próximas misiones de la Agencia, de Toma de Fortaleza, de Facción o el próximo elemento a desbloquear en el Mercado Negro.

¿Cómo se alimenta este indicador? Básicamente sembrando la misma palabra que le da nombre, el Caos. Según destruyamos propiedades enemigas o acabemos con enemigos éste irá en aumento, de modo que debemos estar siempre alternando misiones alternativas con las principales para el desbloqueo de éstas últimas. El único problema que presenta este funcionamiento es que a algunos se les puede atragantar puesto que lo que para unos es una maravillosa exploración de un mapeado fantástico, para otros serán unos estomagantes paseos por la localización más descomunal que hemos visto nunca en un videojuego. Por otra parte destruir al 100% unas instalaciones enemigas es un trabajo de titanes, puesto que no sólo hay que acabar con la presencia enemiga y las estructuras destructibles –más bien pocas-, sino que también hay que recoger todos los cajones de desbloqueables que salpiquen la base.

A pesar de estar localizado en un pequeño-gran archipiélago tropical, las diferentes altitudes nos dejan gran variedad de climas y tipos de escenario.
A pesar de estar localizado en un pequeño-gran archipiélago tropical, las diferentes altitudes nos dejan gran variedad de climas y tipos de escenario.

Bienvenidos al Paraíso
Gráficamente Avalanche Studios nos ha vuelto a demostrar el poderío de su motor gráfico, el Avalanche 2.0. Un engine de ensueño con el que son capaces de renderizar el escenario más grande visto en un juego de acción: 1.000 kilómetros cuadrados puestos a disposición del jugador.

Puede que el juego diste mucho de tener los mejores modelados que hemos visto, mucho no… muchísimo, sin embargo tenemos que tener en cuenta siempre que el mérito del trabajo realizado es increíble. ¿Por qué es increíble? Porque pese a lo discreto que resulta el apartado artístico del juego en muchos sentidos –carisma de personajes, diseño de vehículos o construcciones…- lo cierto es que la belleza de la iluminación y de su cuidadísimo escenario tropical es formidable.

En el momento en que localicemos el aeropuerto seguro que no tardamos mucho antes de hacernos con algún avión para sobrevolar las preciosas estampas que nos deja el juego.
En el momento en que localicemos el aeropuerto seguro que no tardamos mucho antes de hacernos con algún avión para sobrevolar las preciosas estampas que nos deja el juego.

La primera parte daba la sensación en ocasiones de tener ciertas partes de relleno en el escenario, aparentemente creadas con el posicionamiento meramente aleatorio de objetos de repetición. La segunda entrega no se libra de esa sensación, como es lógico con unas localizaciones de semejantes dimensiones, sin embargo hay mucha más variedad y el conjunto se ve positivamente afectado por ello.

Por otra parte los efectos de iluminación merecen un punto y aparte. El tratamiento del ciclo día-noche que nos acompañará durante toda la aventura es fabuloso, y bañados por los rayos del sol el videojuego nos deja las mejores estampas. Tal es la importancia de la iluminación que, de noche, el videojuego deja al descubierto algunas de sus miserias visuales. La luz tapa la pobreza de texturas y lo discutible de los modelados, elementos que como decimos tienen sobrada disculpa ante lo brillante de todos los efectos visuales, la velocidad a la que se mueve todo en pantalla y, sobre todo, el hecho de que el juego gestione todo ello sin tiempos de carga.

En Just Cause 2 se dan infinidad de situaciones imposibles que harán la delicia del amante de la acción más espectacular. Movernos por el fuselaje de un helicóptero con libertad para acabar con sus ocupantes no tiene precio.
En Just Cause 2 se dan infinidad de situaciones imposibles que harán la delicia del amante de la acción más espectacular. Movernos por el fuselaje de un helicóptero con libertad para acabar con sus ocupantes no tiene precio.

Esta realidad de los tiempos de carga, sin embargo, es matizable. No hay interrupciones si nos desplazamos por la isla, pero sí que las hay para presentar las cinemáticas, el mercado negro o las misiones, y lo cierto es que son bastante largas. Por otra parte sí se echa en falta algo más de trabajo sobre las sombras y el tratamiento del antialiasing, pero ante lo buenas que son las físicas y lo estable de la tasa de imágenes por segundo nos parecen aspectos francamente perdonables.

Por lo que respecta al sonido poco que comentar. La música cumple adecuadamente, pero sin grandes aspavientos, y el doblaje a nuestro idioma es de una calidad aceptable, pero sensiblemente superior al de su versión original. Algo a lo que estamos poco acostumbrados. Los efectos de audio hacen también su trabajo sin nada que reprocharles.

Muy Bueno

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Just Cause 2 es acción descerebrada en el más genial sentido de la palabra. Si buscas un espectáculo impactante de piruetas imposibles y las situaciones más espectaculares vistas jamás en un videojuego, ésta debe ser una compra asegurada. No tiene un buen argumento y su campaña es algo irregular, pero su larguísima vida útil y lo único y aparatoso de su propuesta lo convierten en un gran juego.

Comprar Just Cause 2
Jugadores: 1
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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