Una nueva dimensión se abre para el famoso alter ego del fontanero italiano. Wario regresa y lo hace usando el wiimote en un nuevo plataformas que retoma la jugabilidad de la “vieja escuela”. Únete al antihéroe más canalla e interesado de Nintendo en la aventura por liberar a todo un pueblo a cambio de un puñado de monedas.
Todo héroe debe de tener una antítesis, y el bueno de Mario no podía ser una excepción. La idea de crear un personaje diferente con una “W” en la gorra, más gordo de lo habitual y políticamente incorrecto cayó muy bien entre los usuarios de Game Boy cuando el fontanero italiano dejó que un tal Wario ocupara su lugar en el destacado Super Mario Land 3 (1994).
Desde entonces, el bigotudo alternativo de mono violeta y camiseta amarilla ganó popularidad, dando lugar así a toda una franquicia (Wario Land) que se proyectó exitosamente tanto en el tiempo como en las consolas que visitó. Game Boy Advance, Gamecube, Nintendo DS... incluso la Virtual Boy tuvo su particular ración de plataformas en un videojuego que, como todos los demás, ha creado el caldo de cultivo necesario para dar lugar a una nueva aventura en Wii repleta de saltos, de tesoros y, como novedad, de un wiimote adaptado perfectamente a la situación.
Wario Land: The Shake Dimension no inventa nada nuevo, sino que bebe de la misma esencia plataformera de sus antecesores. Es una aventura de la “vieja escuela”, pero a la vez un llamamiento para disfrutar de la jugabilidad de siempre y sin complicaciones que es capaz de proporcionar una cruceta, dos botones y, por supuesto, las posibilidades de detección de movimiento que ofrece el mando de Wii, el cual, por cierto, sujetaremos de manera horizontal.
Wario vuelve a la “vieja escuela”
Good Feel no es una compañía que se prodigue demasiado en la creación de videojuegos, pero hay que reconocer que su debut en Wii viene marcado por la originalidad, por mucho sentido del humor y, lo mejor de todo, por unas cotas de calidad realmente elevadas. Aquí no vamos a encontrar lo último en avances 3D, pero la verdad es que a Wario no le hacía falta escapar de su tradición gráfica bidimensional.
La sensación que proyecta este Wario Land para Wii es lo más parecido a estar interactuando con una película de dibujos animados. Sus fluidas y varias animaciones, su colorido, su aspecto caricaturesco y sus varios planos de profundidad en “scroll parallax” conforman un espectáculo visual ideal para narrarnos una historia tan simple como válida. Todo comienza cuando el álter ego de Mario recibe la visita de un extraño ser que ha escapado de su mundo para buscar ayuda. Un villano muy malvado, el Rey Pirata Shake, está haciendo de las suyas en el fantástico escenario de Yuretopia, siendo Wario la última esperanza de su población. No obstante, nuestro protagonista no se pondrá en camino así sin más, por lo menos hasta que escuche leyendas acerca de grandes fortunas y tesoros.
La trama es sencilla pero muy en consonancia con la dinámica de un plataformas que nos hará recorrer niveles de izquierda a derecha hasta que rescatemos a uno de los Merelda que ha capturado el Rey Pirata Shake. Cuando llegue ese momento, un estado de alerta llegará a la fase en la que nos encontremos, siendo necesario que volvamos sobre nuestros pasos (esta vez de derecha a izquierda) hasta alcanzar el punto de partida.
Dimensión jugable variada y adictiva
Por el camino, monedas, tesoros, enemigos y algunos puzles que resolver en base a saltos, a embestidas y a un muy variado repertorio de acciones que comprende opciones como golpear el suelo, balancearnos en barras o sacudir bolsas de dinero a fin de extraer el vil metal que tanto atrae a Wario. Evidentemente, las acciones más básicas podrán desempeñarse en base a los botones (1 para embestir y 2 para saltar), pero muchas otras dependerán del wiimote y su tecnología giroscópica.
Al final, el control irá encaminado a facilitar una jugabilidad pura, sin adornos y muy confortable. Cada fase puede superarse en una media de cinco minutos si no nos paramos demasiado en recoger unas monedas que, dicho sea de paso, van a ser nuestro pasaporte para acceder a los hasta cinco mundos que comprende este plataformas lineal que grabará nuestra partida (cuatro “slots” diferentes) para que no tengamos que estar algo menos de ocho horas sin apagar nuestra Wii.
Wario Land: The Shake Dimension no es, por tanto, un videojuego especialmente largo, pero sí muy rejugable que nos obliga a repetir una y otra vez el mismo nivel hasta que descubramos todos sus secretos. Esta lógica podría parecer más atractiva a unos que otros, pero lo que nadie puede negar es que crea adicción gracias a una variedad de situaciones que tan pronto nos pone a bordo de un submarino como al volante de un vehículo dotado de un gran puño de boxeo como arma.
Adicción clásica y de antihéroe
En este sentido, resulta interesante hacer notar que cada uno de los cinco o seis niveles que componen cada mundo goza de un espíritu particular que abarca prácticamente todas las temáticas posibles: templos, desiertos, volcanes, montañas nevadas… Todos ellos lucen un diseño sensacional, mucho ingenio y, ante todo, una melodía personalizada, bien tratada y que tiende a presentar mucho ritmo.
Punto y aparte se merecen los enemigos finales. Son escasos, están bien repartidos en la aventura pero suponen unos de los grandes atractivos de Wario Land: The Shake Dimension, un videojuego que sin hacer nada que no hayamos visto hasta ahora logra proponernos un plataformas original, simpático y muy entretenido.
Es difícil recomendárselo a todo tipo de jugadores, pero sin duda es ideal para aquellos que quieran diversión inmediata en cortos espacios de tiempo. Su estructura quebrada en niveles lo hace ideal para el usuario con poco tiempo para jugar, aunque eso no quita que los aficionados de las plataformas vean en este nuevo Wario Land un lugar en el que encontrar una de esas obras de “vieja escuela” que apuestan más por una gran jugabilidad que por unos gráficos de infarto.
A veces, lo clásico es lo que funciona. Es el caso de este nuevo Wario Land, un plataformas a la antigua usanza que utiliza el wiimote no para crear una aventura compleja, sino para simplificarla hasta hacer posible que todo sea controlable en base a no más de dos botones. Por su variedad, por su gran acabado 2D y por su fantástico colorido y sentido del humor, la nueva dimensión que abre la antítesis de Mario en Wii bien podría convertirse en un título ideal para aquellos que deseen jugabilidad directa de “vieja escuela” sin muchas complicaciones.
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