Análisis de Max Payne 3

Análisis de Max Payne 3
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Max vuelve a PC. Tras unas semanas de interminable espera, la saga creada por Remedy llega a PC de nuevo, y ahora de manos de Rockstar en un cambio de testigo que se lleva a cabo de una forma genial. Max Payne 3 es uno de los mejores shooters en tercera persona de los últimos tiempos en consolas y ahora también podemos asegurarlo en su versión PC. Prepara tus armas, Brasil te espera.

Como viene siendo habitual, algunos de los más esperados lanzamientos multiplataforma de los últimos tiempos llegan más tarde a PC que a consola. Normalmente los usuarios de compatibles reciben suculentos extras (casi siempre tecnológicos) para compensar este hecho, aunque en Max Payne 3 asistimos únicamente a una versión idéntica en términos jugables a la de consolas, aunque sí con algo más de nitidez sacando partido del hardware de PC y una excelente optimización: algo que es un triunfo teniendo en cuenta los últimos productos de Rockstar.

Con la versión de consolas en las tiendas desde hace semanas, la respuesta a la pregunta de si es Max Payne 3 un digno sucesor de sus dos brillantes predecesores es obvia, un sí rotundo. No sólo porque es un gran videojuego de acción, sino también porque destila la esencia de la franquicia por los cuatro costados; ahora con la edición de compatibles en las manos sólo podemos reiterar las sensaciones. Cambia el telón de fondo, su personaje llega al límite y es, hasta ahora, el título más crudo de la saga, pero es un Max Payne total y su estilo sigue homenajeando al cine negro del pasado aunque actualizándolo a los tiempos que corren, y a la siempre característica forma de sus nuevos responsables. Un gran juego también en PC, en definitiva, que parece perfectamente capacitado para luchar con los lanzamientos más importantes del 2012 por el cetro de juego del año.

Ángel Vengador a Sueldo -La Historia-
La eterna pugna del género shooter con lo narrativo ha vivido siempre un duro pulso dado lo difícil que es mantener un ritmo adecuado para un título de acción con el tener tiempo para contar una buena historia. Max Payne, por el contrario, siempre se ha mostrado como uno de los grandes referentes en el campo de las buenas historias, y fue uno de los primeros títulos de acción en ofrecernos un héroe tridimensional y creíble: con problemas, con un pasado oscuro y con demonios personales que lo atormentan constantemente.

En la tercera parte de la saga se lleva al protagonista un paso más allá. Nadie puede acusar a Rockstar de medias tintas en sus videojuegos, y menos con un Max que en el título que nos ocupa toca definitivamente fondo. No vamos a vivir una espiral de autodestrucción que lleven al héroe a lo más bajo, no. En Max Payne 3 comenzamos en lo más hondo y de ahí caemos todavía más y más. El personaje comienza convertido en guardaespaldas privado de una familia acaudalada de Brasil que es el objetivo de una banda de narcotraficantes locales, y a partir de ahí la historia avanza hacia delante y hacia atrás en el tiempo en función de sus necesidades narrativas: mezclando el relato brasileño con algunas pinceladas de las vivencias del protagonista en Nueva York antes del viaje.

Max acude a Sao Paulo con la intención de comenzar una nueva vida, y de abandonar sus hábitos alcohólicos y drogodependientes, sin embargo puede tratar de engañar a los demás pero no puede negarse a sí mismo lo que en realidad es. Bastará con los recuerdos de su esposa y su hija asesinadas en La Gran Manzana para desatar sus destructiva pasión por el alcohol y los antidepresivos nada más instalarse en Sudamérica. Todo esto se nos cuenta con el estilo impecable que Rockstar utiliza desde que estamos en la actual generación de consolas, y que aquí alcanza algunos clímax impactantes como la secuencia de apertura, donde el propio Max trata de "vendernos" una imagen de redención y nueva vida que las imágenes que acompañan a su voz en off contradicen por completo.

Proteger una familia millonaria en un país como Brasil no parecía tarea fácil, pero con paramilitares y criminales enfrente será todavía más difícil.
Proteger una familia millonaria en un país como Brasil no parecía tarea fácil, pero con paramilitares y criminales enfrente será todavía más difícil.

El guión de Max Payne 3 se sigue con mucho interés, no sólo porque es imposible no mostrar empatía con su protagonista acabado, viejo y tan poco profesional que lleva a cabo su trabajo en patético estado de embriaguez, sino también porque el hilo argumental tiene intriga. De acuerdo en que la temática del guardaespaldas norteamericano de familia rica que se enfrenta en América Latina a las bandas locales tras un ataque no es nueva, la película El Fuego de la Venganza de Tony Scott ya lo trató en 2004, pero aquí se trata con enorme profundidad y casi más como un viaje para el propio héroe que como una historia propiamente dicha.

Todo se nos cuenta además con un estilo que renuncia al toque de novela gráfica pura y dura que tenían las dos primeras entregas, y que apuesta en esta ocasión por no perder la esencia pero adaptarla al software del año 2012. Las cinemáticas son algo así como presenciar un cómic en movimiento, muy estilizado, moderno y cargado de infinidad de filtros y efectos para asemejarlo a un videoclip. El tratamiento puede parecer excesivo para algunos paladares, puesto que se han tomado algunas decisiones que pueden sonar a superfluas como el hecho de que la pantalla se divide en momentos intrascendentes o que se resaltan en la imagen palabras que a veces no tienen demasiada importancia; pero todo eso forma un todo: un conjunto del que el aspecto del título se beneficia enormemente.

El profundo desprecio que Max siente por los Branco, la familia a la que vigila, por su condición frívola y por su millonaria fortuna se convierte en comprensión cuando la desgracia los golpea, y todo suena a creíble dentro de la fórmula del juego. El cambio de look del protagonista ha sido mostrado mucho en la fase de promoción del programa, pero sigue teniendo enorme fuerza; quizá no tanto por el momento en el que se produce como por lo verosímil que resulta todo el proceso y el cambio que supone sobre el antiguo detective tanto física como mentalmente.

El sistema de coberturas será fundamental para sobrevivir en las dificultades más altas. Eso sí, habrá que tener cuidado con los parapetos destructibles.
El sistema de coberturas será fundamental para sobrevivir en las dificultades más altas. Eso sí, habrá que tener cuidado con los parapetos destructibles.

Con el Arma a Punto -La Campaña-
Max Payne 3 es un juego de acción en tercera persona tan lineal como cabía esperar, que reduce algo más la libertad de sus predecesores eliminando de un plumazo cualquier pequeño atisbo de exploración que había en éstos, y que sólo nos pone a los mandos de Max cuando hay alguien a quien matar. Hay apenas un par de secuencias donde podemos caminar libremente y sin armas en las manos, pero se trata de escenas muy encorsetadas donde se trata más de empaparse del ambiente (como nuestro primer paseo por la favela más peligrosa de Sao Paulo) que de realmente descubrir algo. El título trata de luchar contra la sensación de linealidad absoluta con la presencia de desbloqueables como armas o pistas que podemos encontrar en los escenarios una vez que los hayamos limpiado de enemigos, pero el hacerlo es algo que rompe un poco el ritmo trepidante del título y éste es igualmente disfrutable sin su presencia.

Y es que si alguien tenía dudas sobre cómo iba a manejarse Rockstar con un juego lineal debe disiparlas por completo, ya que si bien no es el primer título que renuncia al estilo sandbox que ha primado en sus obras más características como la saga GTA, sí podemos asegurar que es el mejor. En un shooter de cualquier tipo las mecánicas de disparo son fundamentales, y en el caso de Max Payne 3 éstas son sencillamente fantásticas. La intención ha sido la de ser muy respetuosos con la identidad de la saga, de modo que los aficionados no deben esperar grandes cambios con respecto a lo que ha sido siempre característico en la franquicia.

La idea es la de que el lanzamiento sea tan espectacular como práctico, así que se ha implementado una mecánica de coberturas que adapta la saga a los nuevos tiempos y a las actuales exigencias del género, y al mismo tiempo se mantiene la presencia de clásicos como el Bullet-Time, los saltos a cámara lenta, etcétera. ¿Cómo funciona todo esto? Perfectamente, y facilitando varias opciones que el usuario puede utilizar en función del estilo que prefiera, y que nos permiten amoldarnos a las exigencias de cada situación y también del nivel de dificultad.

Así, con sólo pulsar el botón shift liberamos una cámara lenta que nos permite movernos y apuntar con mayor precisión y velocidad para salir de las situaciones más difíciles. Hay un medidor que se vacía cuando lo activamos y que se va recargando, de modo que vuelve a ser un componente estratégico fundamental de Max Payne: algo que debemos reservar sólo para las situaciones más difíciles. Podemos también ralentizar nuestro alrededor con el salto, que se efectúa utilizando la barra espaciadora y que como los seguidores de la IP ya saben, nos permite lanzarnos por el aire esta vez sin limitaciones de uso. A Max le cuesta un valioso par de segundos levantarse del suelo en la que es la única penalización de esta maniobra, pero esto se compensa con el hecho de que el protagonista puede disparar tumbado o recargar y después recuperar la compostura cuando nosotros lo deseemos. Rockstar está en todo. Por último la última muerte de enemigo en cada arena que superemos se reproduce en primer plano, pudiendo nosotros mismos manejar su tempo y/o incluso seguir disparando para comprobar cómo las balas van impactando sobre su cuerpo.

Nos van a hacer falta todas las ayudas posibles, ya que Max Payne es un juego difícil también en PC, a pesar de la ayuda extra que supone la precisión añadida del combo ratón-teclado. En el nivel de dificultad normal ya es un título desafiante, pero si queremos desbloquear los niveles de dificultad Extremo y Clásico deberemos superarlo en difícil: el que será el desafío perfecto para los aficionados más veteranos. Con estas cinco modalidades, unidas a la posibilidad de personalizar la puntería entre automática, semi-automática o libre (lógicamente la más recomendable) tenemos una experiencia muy customizable que busca ante todo no dejar a nadie de lado. Si optamos por los modos fácil o medio la necesidad de las coberturas quedará reducida bastante, y si somos inteligentes usando el Bullet-Time y el salto no nos harán prácticamente falta. En las otras dificultades las coberturas serán necesarias, y maniobras como disparar a ciegas o ir pasando de unas a otras será fundamental para salir airosos de cada desafiante tiroteo.

Hay pocos shooters tan espectaculares como Max Payne 3. Es impresionante desde cualquier punto de vista.
Hay pocos shooters tan espectaculares como Max Payne 3. Es impresionante desde cualquier punto de vista.

El juego, además, renuncia a las cada vez más habituales medidas de la regeneración de salud que tanto están predominando en el género shooter reciente. En Max Payne 3 tenemos una barra de salud, y sólo podemos regenerarla con los botes de analgésicos que iremos encontrando en los escenarios. Se trata de una medida para incrementar no sólo el reto del título, sino también su componente estratégico ya que utilizarlas correctamente será fundamental para vencer. Si una sección se nos atraganta más de la cuenta, cosa bastante habitual en los niveles más altos, el título nos premiará tras un número de checkpoints con un progresivo aumento de píldoras curativas en nuestro inventario... una medida más para luchar contra la inaccesibilidad sin por ello renunciar al desafío. Si algún disparo o explosión agota nuestro medidor y nos queda un bote tendremos la oportunidad de llevar a cabo un tiro de gracia en breves segundos a modo de comodín: si acertamos la salud se regenerará, si no nos da tiempo o tenemos el cargador vacío moriremos sin remisión.

Desde 3DJuegos recomendamos superar el título en el nivel difícil, si no es de inicio dada nuestra inexperiencia podemos hacerlo tras un primer recorrido, pero es ahí donde Max Payne 3 muestra sus mejores réditos jugables. Es en el desafío máximo donde comprobamos el perfecto equilibrio ideado por Rockstar para sus tiroteos, donde valoramos la importancia de unos entornos destructibles que a menudo cambiarán el devenir de los acontecimientos y donde sufrimos en nuestras propias carnes los rigores de una IA agresiva y muchas veces realmente brillante.

En cuanto al ritmo hay algunos pequeños momentos donde la campaña de Max Payne 3 desfallece un poco, un flojo nivel a bordo de lanchas es buen ejemplo de ello, pero son pequeñas gotas en un mar de enorme calidad. Y es que en líneas generales el título consigue mantener un enorme interés a pesar de no salirse demasiado de una fórmula que se repite constantemente sin llegar en ningún momento a cansarnos. Por el camino hay alguna pequeña escena de sigilo o algún tiroteo a bordo de vehículos con intención de ofrecer algo de diversidad, sin embargo la mejor forma de lograr esa jugabilidad tan compacta de la campaña individual es con unas arenas de combate de cuidadísimo diseño y genial mapeado que siempre nos permiten sacar enorme partido de las situaciones que se presentan.

Los combates cuerpo a cuerpo también están presentes en el juego. Generalmente incluyen puñetazo o patada y disparo a escasos centímetros...
Los combates cuerpo a cuerpo también están presentes en el juego. Generalmente incluyen puñetazo o patada y disparo a escasos centímetros...

Guerra de Bandos -Multijugador-
Otra de las grandes novedades que Rockstar ha deseado introducir en Max Payne 3 es la presencia de un multijugador que contribuye a prolongar la duración del juego más allá de las algo más de diez horas que nos supondrá superar el modo historia: en una cifra que, como siempre, variará ostensiblemente en función de la dificultad escogida.

El on-line es una alternativa a la que sus responsables han prestado una vez más enorme atención, y ofrece una completa lista de modalidades con algunas bastante destacadas. Comenzaremos en el entrenamiento para novatos hasta que adquiramos la suficiente habilidad como para comenzar a medirnos en el resto de estilos jugables con usuarios más veteranos. El Todos contra Todos y el Bando contra Bando (su modalidad por equipos) no merecen mayor explicación, ni tampoco Recogida (variante de captura la bandera), Captura (territorios) o Mecha Corta (una suerte de sabotaje)... ya que son todas ellas alternativas bastante convencionales.

Donde sí ofrece algo novedoso el programa es en la Guerra de Bandos, donde se toman momentos de la campaña para introducirlos en la fórmula multijugador como punto de partida. También en PC los dos bandos son de ocho jugadores, y vivimos un arco narrativo que estará dividido en varios episodios que irán ofreciendo puntos a sus vencedores y que irán cambiando en función de los resultados de las partidas que se nos narran con una voz en off. Nunca sabemos cuál será la siguiente modalidad, pero siempre concluirá la retahíla de pruebas con un enfrentamiento entre las dos bandas en la que se guardará el marcador cosechado hasta entonces para que éstos no empiecen desde cero y haya una continuidad. Se trata de la mejor parte del on-line, sin duda alguna, una alternativa muy divertida que recoge lo mejor del resto de modos para juntarlos en una trepidante prueba colectiva donde cada punto y cada acción puede marcar la diferencia entre una victoria y una derrota.

El multijugador es una alternativa fantástica al modo historia. Infinidad de modos y soporte para 16 usuarios para un modo frenético y muy bueno.
El multijugador es una alternativa fantástica al modo historia. Infinidad de modos y soporte para 16 usuarios para un modo frenético y muy bueno.

Todo el multijugador cuenta además con el apoyo del nivel y el dinero, con algunas alternativas muy divertidas. La experiencia se consigue con las bajas o el cumplimiento de objetivos, y nos permite desbloquear objetos y potenciadores (habilidades especiales como el Bullet-Time que van unidas a un medidor de adrenalina). Además hay un sistema económico para medir el gasto en nuevas armas y potenciadores que podremos adquirir para nuestro inventario. ¿Cómo obtenemos la moneda del juego? Cumpliendo objetivos, saqueando los cadáveres de nuestros enemigos muertos o apostando antes de cada partida a quién será el mayor asesino, quién registrará un cuerpo primero y un largo etcétera de variantes. Se fomentan, así mismo, los piques entre jugadores con la Vendetta, la posibilidad que tenemos de señalar en el escenario a quien nos haya eliminado dos veces seguidas para ganar una mayor experiencia si conseguimos acabar con él o, por el contrario, para regalársela en caso de que vuelva a acabar con nosotros.

El programa, además, presenta la posibilidad de estar muy en contacto con la comunidad en todo momento gracias al sistema de clanes, algo que nos permite jugar de forma cómoda con nuestras amistades a los modos multijugador. Podemos personalizar todo lo que tiene que ver con nuestro grupo, ya sea el nombre, el emblema o cualquier otro tipo de gestión. Sólo podremos tener un clan activo en cada momento, así que habrá que ser cuidadosos, pero las recompensas de experiencia, la mejora de habilidades de equipo y lo divertido que es coincidir con nuestros amigos en un ejército de este tipo, lo convierten en la opción más recomendable para disfrutar del multijugador del programa.

Por si fuera poco, y al margen del multijugador, hay un modo arcade que se divide en las vertientes Máxima Puntuación, Minuto de Nueva York y Minuto de Nueva York Clásico. Con él podemos superar la campaña individual en sus diferentes capítulos con la intención de maximizar nuestras puntuaciones y competir con nuestros amigos en rankings on-line para ver quién es el mejor asesino, o acceder al estilo ya característico Minuto de Nueva York con el que vamos contrarreloj tratando de acabar con enemigos para aumentar nuestro contador.

Impacto -Gráficos y Tecnología-
Rockstar es un estudio que en ocasiones no promociona sus videojuegos con tantas imágenes in-game como otros equipos, una decisión que desde algunos círculos no se acaba de entender cuando presentan productos de una factura técnica y estética tan brillantes como el que nos ocupa. De hecho Max Payne 3 es uno de los lanzamientos más rotundos en lo visual en lo que llevamos de año en PC, y consigue unos resultados sobresalientes gracias a su sensacional acabado en un sin fin de apartados.

Quizá el impacto del título en lo estético no sea tan alto como debería dada su calidad por el momento del ciclo actual de consolas en el que nos encontramos, cuando su hardware lleva ya un par de años exprimido casi por completo, y cuyo desarrollo multiplataforma lastra algo la versión de compatibles por muchas mejoras que ésta tenga, pero la nueva aventura del ex-detective es sencillamente espectacular. Desde el punto de vista artístico estamos ante uno de los shooters más ambiciosos de la historia, con un trabajo fabuloso no sólo a la hora de retratar con genial acierto unos escenarios muy diferentes unos de otros, sino también con un protagonista que va alterando su aspecto para dar sentido a todo lo que pasa en pantalla y a los lapsos de tiempo que se omiten en la campaña. En este sentido todo el maravilloso trabajo artístico se pone al servicio de la historia, y el juego sabe ser sofisticado y elegante desde el punto de vista estético en las escenas de alta sociedad, pero también inusitadamente sórdido y desagradable en las peligrosas favelas. Una enorme versatilidad.

El modelado del propio Max es impecable. Pocas veces hemos visto un protagonista de shooter tan detallado... ¡y cambiante!
El modelado del propio Max es impecable. Pocas veces hemos visto un protagonista de shooter tan detallado... ¡y cambiante!

Esta brillantez se refleja también en el propio Max, que nunca ha presentado mejor aspecto que en Max Payne 3. No hablamos solamente del apartado tecnológico que, lógicamente, es muy superior dados los años transcurridos, sino también de su diseño y aspecto general. El argumento va llevando a cabo flashbacks con fuerza que nos llevan de discotecas de alto copete brasileñas a las grasientas calles de Nueva York, pasando por peligrosas favelas e incluso algunos escenarios naturales... Todos retratados con impresionante realismo. Y todo ese guión se apoya en un protagonista que va cambiando, y cuyos radicales looks van marcando con fuerza ese tempo narrativo del que hablamos.

Dejando de lado su carisma, el modelado y animaciones del héroe es impactante. Se trata de un personaje que está a la altura del Nathan Drake de Uncharted en cuanto a la calidad de sus movimientos, a su carga poligonal y a la calidad de características como su ropa. Además tiene detalles geniales como el hecho de que hasta cosas aparentemente nimias han sido tratadas con mimo: como el hecho de que con sólo pausar el juego podamos girar la cámara tanto in-game (360º) como en cinemáticas (sólo parcialmente), o que si estamos disparando una pistola y en el inventario portamos una ametralladora, Payne cargará con esta última en la mano izquierda mientras dispara el arma corta con la derecha. El juego está lleno de matices similares que contribuyen a enriquecer muchísimo unas escenas de acción que se cuentan entre las más espectaculares que hemos visto últimamente.

Tecnológicamente, RAGE y Euphoria se ponen al servicio de la jugabilidad. Físicas geniales, entornos destructibles...
Tecnológicamente, RAGE y Euphoria se ponen al servicio de la jugabilidad. Físicas geniales, entornos destructibles...

Tecnológicamente el programa es igualmente asombroso. El motor de físicas Euphoria se una vez más al engine gráfico RAGE para depararnos un formidable conjunto del que, lo mejor que puede decirse, es que pone toda su fortaleza técnica al servicio de la jugabilidad. El mejor ejemplo de ello son los escenarios, todos ellos cargados de elementos destructibles que van alterando su faz con el transcurso de los disparos y las explosiones, y que viven en PC sus momentos álgidos. Los parapetos se vienen abajo con mayor realismo en compatibles, las paredes se van desconchando también con mayor detalle y hay multitud de detalles como las ventanas o las botellas vuelan en pedazos. Hay muchos casos donde se da todo ello, pero quizá los mejores se suceden en el capítulo de las oficinas, donde las finas paredes de aglomerado se vienen abajo, los tacos de papeles vuelan por los aires o los cristales se destruyen con estruendo. Como decimos la versión de ordenador es la que más insiste en este sentido, con muchos pequeños detalles y elementos en pantalla que no vimos en su momento en Xbox 360 o PlayStation 3.

Euphoria, así mismo y en el que es uno de sus grandes fuertes, genera unos comportamientos de los cuerpos antes las balas sencillamente espectacular. Como ya vimos en GTA IV o Red Dead Redemption los proyectiles impactan en diferentes partes de nuestros oponentes con total realismo, azotándolos con furia y estremeciéndolos con cada impacto. En esta ocasión Rockstar ha sumado un nivel de violencia que no habíamos visto antes en sus trabajos de esta generación, con ocasionales desmembramientos y sobrecogedores resultados visuales para las heridas en las caras o los cuerpos.

Por lo demás el título es fantástico a todos los niveles, y tiene algunas puntas estéticas de indudable calidad. La versión de PC cuenta con un trabajo fantástico en términos de optimización, algo que sembraba algunas dudas en los aficionados dado que Rockstar no siempre ha sido un estudio especialmente efectivo en sus desarrollos para PC. Puedes consultar los requisitos mínimos y máximos siguiendo este enlace, pero te garantizamos que el juego es muy fluido y que la relación de lo que exige en términos de hardware y lo que ofrece en pantalla es fantástica. Las generosas opciones de pormenorizado visual nos permiten editar elementos como el antialiasing o la calidad de las sombras que, quizá sean los más exigentes, pero que son los que en mayor medida hacen de esta versión la superior de las tres en las que se ha lanzado Max Payne 3.

Max Payne 3 es uno de los mejores lanzamientos en lo que va de año. Espectacular, divertidísimo y visualmente impecable.
Max Payne 3 es uno de los mejores lanzamientos en lo que va de año. Espectacular, divertidísimo y visualmente impecable.

En cuanto a lo sonoro el juego es también sobresaliente. Cierto que la decisión de no doblar el producto no sentará bien entre algunos públicos, lo que unido a lo diminuto del tamaño de los subtítulos puede resultar molesto para algunos paladares; sin embargo es una política habitual de Rockstar el tener el control absoluto sobre todos los puntos de sus lanzamientos, y el del doblaje no podía ser más importante para ellos. Se comprende esta obsesión cuando se escucha el increíble nivel del trabajo que presentan todos y cada uno de los actores que prestan su voz en Max Payne 3, con mención especial al protagonista: un James McCaffrey con el que tuvimos oportunidad de charlar en 3DJuegos hace unas semanas, y que nos brinda una voz inolvidable tanto por su grave timbre y elegante ritmo como por el componente dramático de su interpretación y la calidad de las líneas que han escrito para él.

La música corre a cargo de la banda de música electrónica Health, y si bien es más minimalista de lo que cabía esperar lo cierto es que es fantástica y le da un toque distinguido a la acción de altísimo nivel que ofrece el título. Los efectos de audio son también de matrícula de honor.

Imprescindible

Obra maestra

Max Payne 3

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

Max Payne 3 es uno de los mejores shooters de los últimos tiempos en PC, y también uno de los más brillantes lanzamientos en lo que va de año. Rockstar cuaja un grandísimo videojuego de acción que es a partes iguales espectacular, bello y, además, muy divertido. Larga campaña, muy buen multijugador y gran historia de enorme fuerza cinemática para un conjunto inusitadamente compacto. Un verdadero imprescindible.

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Jugadores: 1-16
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
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