La tercera temporada de Sam & Max da comienzo a modo de contenido descargable para PC, Mac y PlayStation 3. El primero de los cinco episodios se llama The Devil’s Playhouse, y con él tenemos entre nosotros una nueva y alocada aventura de los dos estrafalarios detectives.
A pesar de que al comienzo de su andadura muchos no daban gran crédito a las nuevas aventuras de Sam & Max, lo cierto es que los chicos de TellTale han conseguido con las dos primeras temporadas recuperar el interés no sólo de los aficionados, sino también de la crítica que ha aplaudido la mayoría de los episodios.
La tercera temporada, de hecho, acaba de dar comienzo con The Devil’s Playhouse, el primero de los cinco episodios que compondrán su conjunto. Supermonos alienígenas, naves espaciales que atacan la tierra y una serie de interesantes cambios en el concepto jugable del título que hacen de The Devil’s Playhouse una muy interesante propuesta para los amantes de las aventuras gráficas más clásicas.
The Penal Zone
Sam & Max: The Devil’s Playhouse comienza por el final. A modo de prólogo asistimos a una desconcertante escena en el puente de mando de una nave espacial mientras el temible Skuk’ka’pe arrasa la ciudad a su paso pilotando el navío. Lo que pasará a continuación es que, lógicamente, revertiremos la situación para acto seguido regresar al comienzo de la historia tras este chocante flashforward.
Quizá este primer capítulo resulte algo ligero a los aficionados en términos narrativos, puesto que cuenta con menos importancia en su profundidad y exposición que otras entregas de la saga. El sentido del humor vuelve a ser preeminente, con algunos golpes cómicos más inspirados que otros pero con un conjunto en líneas generales tan notable como el de entregas anteriores. The Devil’s Playhouse va al grano, y salvo algunos prescindibles momentos a cargo de secundarios como Stinky o su vetusto familiar, lo cierto es que hay poco más de utilidad o interés en el guión del videojuego.
Ese es precisamente el único punto flaco del videojuego que nos ocupa, puesto que en aspectos jugables introduce una serie de cambios que son francamente interesantes. En primer lugar porque ahora podemos mover a Sam con el estilo de teclado de los juegos de acción, el empleo de las teclas WASD. Además porque con el “Max Mode” tenemos la opción de meternos directamente dentro de la cabeza del simpático coprotagonista como si de un First Person Shooter se tratara, y observar nuestro alrededor desde la perspectiva del pequeño animal aunque sin movernos del punto en que se encuentre.
Por otra parte la calidad de los rompecabezas ha aumentado sensiblemente, con una serie de puzles francamente interesantes que llevarse a la boca. El principal elemento que hace que sean ingeniosos se deriva de los gadgets que tiene Max debido a sus habilidades sobrenaturales. Las cartas para leer la mente de los personajes, el teléfono para teletransportarnos de un punto a otro o la posibilidad de leer el futuro son sólo algunos de ellos, que con su abanico dotan de interesante variedad y salidas a las situaciones.
El único problema principal que se deriva de los interfaces y la disposición del inventario es la sensación que transmiten de haber sido netamente planteados para consola, y nunca con el combo ratón-teclado de PC en mente. Así pues los árboles de opciones para los diálogos tienen aspecto radial, y la disposición de los gadgets del propio Max parecen también haber sido planteados para ser escogidos y seleccionados con un Pad. El juego en compatibles ofrece la opción de ser jugado con el mando de Xbox 360, lo que nos da una idea de cuáles han sido las prioridades de TellTale Games en este sentido.
Por lo que respecta a los apartados técnicos, gráficos y de audio poco que comentar. En lo visual, artístico y tecnológico el videojuego sigue la misma línea que los episodios anteriores, con un estilo muy continuista que va empezando a necesitar de un lavado de cara para empezar a presentar un aspecto acorde a los nuevos tiempos. No se debe confundir simpatía, ligereza en los diseños y aspecto humorístico y desaliñado con anacronismos tecnológicos, y el juego quizá debería progresar en este campo. Por otra parte el título está en inglés, con ninguna traducción a nuestro idioma, ni para textos ni para voces.
En los tiempos que corren es un gusto llevarse a la boca una buena aventura gráfica, como las de antes. TellTale Games acierta al modificar algunos aspectos puntuales del videojuego sin alterar su esencia, y consolida una nueva y francamente estimable nueva aventura de Sam y Max con este The Devil’s Playhouse que hará las delicias de los aficionados del género que dominen la lengua de Shakespeare.
