Análisis de BodyCount

Análisis de BodyCount
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El nuevo proyecto del creador de Black, cuyo desarrollo ni tan siquiera ha logrado concluir, está ya terminado y listo para vaciar sus cargadores con toda su metralla. Falta algo de inspiración y calidad en un shooter en primera persona que queda a medio camino de lo que sus responsables buscaban conseguir. Poca revolución y mucha rutina para un FPS cuyo punto redentor es el multijugador.

En la actual generación de videoconsolas los shooters predominan de tal manera que para que éstos se abran hueco les hace falta una dosis de innovación y creatividad que les haga trascender. En el caso de BodyCount, Codemasters buscó la vitola de calidad que le otorgaba la figura de Stuart Black, el creador de Black, al frente del proyecto y la promesa de "revolucionar el género shooter, Lady Gaga lo ha hecho con el pop" como él mismo explicó. No obstante el desarrollo del juego que nos ocupa sería accidentado, y el propio Black lo abandonaría tras tres años de trabajo, dejando buena parte del título encauzado pero también un reguero de declaraciones polémicas que le hicieron granjearse la antipatía del resto de desarrolladoras.

Lo que ha acabado generando todo este controvertido devenir es bien distinto a lo esperado, con una propuesta muy inferior a lo que sus responsables habían venido prometiendo y con una oferta de contenidos que se salva por su meramente correcta vertiente multijugador. Una oportunidad desaprovechada para haber visto un título que podría haber aunado las bondades jugables de un escenario con fuerte peso para la destrucción de entornos con un planteamiento que, además, aparentaba ser llamativo y sorprendente.

Obtener puntos por muerte, recoger orbes, cumplir objetivos... Todo tiene premio en BodyCount pero echamos en falta algo importante: La diversión.
Obtener puntos por muerte, recoger orbes, cumplir objetivos... Todo tiene premio en BodyCount pero echamos en falta algo importante: La diversión.

¿Matar? Mejor Acompañado
Los shooters en los últimos tiempos apuestan en su gran mayoría por dos vertientes, el multijugador y la campaña, aunque también en casi todos ellos hay una mayor fuerza destinada a una de ellas. Casi siempre este peso se vuelca sobre el modo historia, aunque en algunos casos es el juego on-line el que se convierte en su gran reclamo comercial. Es el caso de este BodyCount, un título donde la campaña individual pierde fuelle por su monotonía y los problemas de su IA, es donde los modos competitivos y cooperativos se convierten en el gran señuelo para captar la atención de los aficionados.

Comenzando por la campaña, hay que hablar de una modalidad muy problemática dentro de lo que es el conjunto del título de Codemasters. No hay historia que contar, no hay narrativa que desarrollar y apenas hay diversión que disfrutar en ella; se trata de una sucesión de mapas sin apenas hilos conductores entre ellos más allá del hecho de llevar a cabo misiones en diferentes lugares del mundo. Casi todas ellas tienen que ver con localizar instalaciones tecnológicas, colocar explosivos para destruir objetivos o asesinar comandantes de los ejércitos enemigos.

Todo se desarrolla en escenarios muy parecidos entre sí, salvo honrosas excepciones, casi siempre ubicados a nivel contextual en chabolas o núcleos urbanos de zonas del globo muy pobres que justifiquen la presencia de entornos destructibles en un porcentaje francamente generoso. Cada fase, de hecho, comienza con una voz en off femenina que nos pondrá en antecedentes de los objetivos a llevar a cabo, pero ésta no va más allá de ello y sencillamente nos explica qué debemos hacer y nos da un ligero contexto sobre dónde nos encontramos.

El sistema de objetivos de BodyCount nos llevará de un lado a otro del escenario destruyendo instalaciones, asesinando enemigos...
El sistema de objetivos de BodyCount nos llevará de un lado a otro del escenario destruyendo instalaciones, asesinando enemigos...

Todos estos escenarios contemplan conflictos que se están desarrollando mientras nosotros tratamos de llevar a cabo nuestros objetivos rodeados por luchas entre bandos diferentes. Esto podría resultar francamente interesante si se hubiera proyectado en una IA en la que aprovechamos sus maniobras para llevar a cabo nuestros objetivos, pero nada más lejos de la realidad. Lamentablemente estos conflictos se reducen a efectos jugables en que los soldados de los diferentes bandos corren de un lado a otro como pollo sin cabeza disparando a sus enemigos, haciéndonos las cosas todavía más fáciles.

¿Por qué decimos "todavía más fáciles"? Fundamentalmente porque la IA de todo personaje dirigido por el juego es muy decepcionante, ya tenga éste constancia de nuestra existencia o no. Esto significa que superar la campaña individual a tiro limpio y sin la más mínima planificación es tremendamente sencillo en BodyCount, algo a lo que no pondríamos ningún pero conociendo como conocemos que el videojuego es un lanzamiento de gatillo fácil, si no fuera, claro, por el hecho de que en la mayoría de ocasiones saldremos airosos más por la incompetencia de nuestros oponentes que por nuestra propia habilidad. Hay algunos elementos que podían haber dado más de sí como la recogida de orbes o el premio en términos de experiencia por los disparos de habilidad, no obstante no acaban de cuajar en una experiencia jugable que se beneficie de su presencia.

Así pues lo que tenemos entre nosotros es una campaña francamente insuficiente, tanto en términos de diversión como en lo que se refiere a los contenidos que ofrece dadas las escasas horas que nos va a durar, puesto que en cuatro o cinco horas cualquier aficionado, por escasa que sea su experiencia, podrá darla por finiquitada en el nivel de dificultad Medio de los cuatro que se ofrecen. En esta misma línea está el estilo de juego en el que podemos superar las misiones de la campaña nuevamente aunque con otras condiciones. ¿Dónde está entonces la fortaleza real de BodyCount? En su experiencia multijugador, netamente superior a sus modos off-line, y ciertamente el único elemento redentor del programa.

El título cuenta con un modo cooperativo para dos usuarios únicamente on-line en el que deberemos sobrevivir a hordas y hordas de enemigos que tratarán de hacernos la vida imposible. Un modo sin mayores complicaciones en el que aplicaremos algunos elementos de la mejora del personaje que hemos visto en la campaña, y que se gestionan con la recogida de orbes y ajusticiamientos de personajes para proyectarlos sobre algunos tipos de mejoras que nos ayuden en el combate como la colocación de minas, el apoyo de artillería, etcétera.

El multijugador es, sin duda, lo mejor del juego. Disparar a nuestros amigos o con ellos a nuestro lado depara sus mejores momentos.
El multijugador es, sin duda, lo mejor del juego. Disparar a nuestros amigos o con ellos a nuestro lado depara sus mejores momentos.

Por otra parte también hay modos competitivos para hasta 12 usuarios que versan alrededor de las clásicas modalidades de Combate a Muerte y Combate a Muerte por Equipos. Nada especialmente llamativo en cuanto a originalidad, más allá de unos mapas que van alterándose bajo el fuego de nuestras armas y que irán metamorfoseándose a nuestra voluntad en modos predecibles, sí, pero también bastante más divertidos que el resto de la oferta de este lanzamiento.

Un Mundo Conocido -Gráficos y Tecnología-
A nivel visual, BodyCount es un videojuego que hace los deberes de forma interesante en algunos apartados y de manera algo más discreta en otros. No es que el título que nos ocupa se cuente entre los más impactantes ejemplos visuales de esta generación, nada más lejos de la realidad, pero sí es un título que ofrece algunos aspectos razonablemente a tener en cuenta; especialmente a nivel tecnológico.

El gran punto a favor del videojuego dentro de lo estético era precisamente el de la relación que tendremos con los escenarios, puesto que éstos son destructibles en su práctica totalidad. Esto significa que ya sea abriendo fuego con nuestras armas automáticas como utilizando explosivos, muchas porciones de los escenarios caerán bajo nuestros actos en lo que es la principal baza tecnológica del título. Continuando con este factor hay que decir que el programa es bastante estable en cuanto a su tasa de imágenes por segundo, salvo algunas excepciones en las que registraremos algunas caídas esporádicas, y que las físicas que exhibe hacen su trabajo sin grandes alardes en los cuerpos y de una forma más efectiva en los materiales.

Algunos escenarios gozan de mejor acabado que otros, pero la mayoría pecan de ser excesivamente parecidos entre sí.
Algunos escenarios gozan de mejor acabado que otros, pero la mayoría pecan de ser excesivamente parecidos entre sí.

En cuanto a la dirección artística, aquí hablamos sin duda de uno de los grandes puntos negativos del título en cuanto a su intención de hacerse con un sitio estético en el mercado con una personalidad de la que verdaderamente carece. La monotonía de escenarios, enemigos y efectos es una constante en el lanzamiento de Codemasters, componiendo uno de sus apartados más decepcionantes. Los diseños, no obstante, no sólo pecan de no mostrar intención alguna de exhibir algún tipo de diversidad, sino que además carecen de inspiración sin ningún modelado particularmente llamativo.

Por lo que respecta al audio, es aquí donde mejores resultados obtenemos en términos de valores de producción. Las armas suenan convenientemente atronadoras, y la música acompaña sin grandes estridencias a un doblaje a nuestro idioma algo ausente debido a las condiciones del videojuego pero bastante efectivo.

Discreto

Sin sello

BodyCount

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Con buenas ideas pero escasa efectividad a la hora de llevarlas a cabo, BodyCount es un videojuego discreto. Un título que no consigue alcanzar las prometidas cotas de diversión tan ansiadas por Codemasters, y que sólo resulta entretenido en sus modalidades on-line.

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Jugadores: 1-12
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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