Análisis de Assassin’s Creed 3

Análisis de Assassin’s Creed 3
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Parecía que el momento no llegaría nunca, pero Connor tiene listo ya su Tomahawk. La Revolución Americana se revela como un telón de fondo difícil de igualar para la más grande entrega de la saga de Ubisoft hasta la fecha. Acción y aventuras de inmejorable casta para uno de los videojuegos más redondos del año, y uno de los mejores de la actual generación de consolas. La venganza se escribe con sangre en Assassin’s Creed III.

A pesar de que en realidad no hace demasiado tiempo que se anunció, la espera por Assassin’s Creed III se nos ha antojado interminable. Puede haber sido por el cambio de contexto, puede haber sido por las inagotables promesas de incorporaciones jugables y puede haber sido también porque hasta la fecha ninguna entrega de la saga ha decepcionado, pero huelga decir que el debut de Connor para la franquicia ha sido probablemente el lanzamiento más ansiado del 2012.

Ubisoft, contradiciendo las críticas habituales hacia toda saga de lanzamientos de periodicidad anual, logra un producto sorprendente, fresco y sobresaliente. El nuevo Assassin’s Creed logra apoyarse en los pilares que han hecho grande a la franquicia, pero al mismo tiempo consigue atesorar un componente único que separa a este último episodio de todos los que hemos visto hasta ahora. La compañía gala prometió un salto generacional para la IP, y si bien la afirmación puede resultar algo exagerada y para que sea más exacta habrá que esperar al próximo ciclo de consolas, lo cierto es que el avance cualitativo es formidable.

Connor (Ratonhnhaké:ton en su idioma nativo) se revela como un héroe carismático y brillante. Uno que jura venganza contra sus temibles y poderosos enemigos, y que no temerá sacudir los cimientos de una sociedad convulsa y tratada con el habitual respeto y rigor histórico por parte de los responsables del título. Experiencias jugables muy variadas y divertidas, historia con gancho y valores de producción impecables para uno de los mejores lanzamientos en lo que va de año.

Regado con la Sangre de los Patriotas…
Como no podía ser de otro modo, la campaña individual de Assassin’s Creed III es la gran oferta jugable del programa. Hay un multijugador a la altura de lo que veíamos en entregas anteriores tras su incorporación en La Hermandad, sin embargo el off-line es y será siempre el gran reclamo de una franquicia que se hace fuerte en las grandes historias, los acontecimientos históricos emblemáticos y los protagonistas con carisma.

De hecho Connor es ya, por méritos propios, uno de los grandes héroes de aventuras de los últimos tiempos. Su condición de nativo americano no sólo le confiere un icónico aspecto que es un punto y aparte dentro de la habitual retahíla de protagonistas clónicos y musculosos al que por desgracia nos hemos acostumbrado, sino que al mismo tiempo le dota de un contexto y una herencia cultural que Ubisoft sabe explotar de sobremanera en un modo historia memorable.

Y es que sí, el nuevo Assassin’s Creed cuenta con una campaña para el recuerdo. Una que se toma su tiempo de forma del todo parsimoniosa para comenzar, pero que al mismo tiempo recompensa al jugador con personajes bien trazados, conflictos entre ellos realistas y creíbles, y algunas sorpresas fantásticas en su entrañas. Como es costumbre vamos a vivir momentos históricos de los que muchos hasta ahora sólo habían oído hablar en los libros de texto, y lo vamos a hacer desde una perspectiva respetuosa con el rigor que siempre ha caracterizado a la serie pero, al mismo tiempo, siempre con la diversión por encima de cualquier otra consideración.

En el prólogo vamos a encarnar a Haytham Kenway, un personaje aparentemente inconexo con la trama principal pero que más tarde se mostrará como piedra angular de ésta. Con él accederemos a un tutorial dilatadísimo en términos de duración, pero también necesario por la cantidad de novedades, ajustes y cambios que incluye este episodio con respecto a sus predecesores. Para evitar spoilers vamos a evitar contar nada de lo que tenga que ver con él, sólo señalaremos que su importancia es capital en la cuidada narrativa del título. Una vez superado comenzaremos ya a encarnar a Connor, el protagonista, y a partir de entonces viviremos varias fases breves de su vida que incluirán su infancia, su adolescencia y ya, en mayor medida, su madurez.

Bienvenido a Assassin's Creed III. Te presentamos a Connor será tu anfitrión en esta increíble aventura.
Bienvenido a Assassin's Creed III. Te presentamos a Connor será tu anfitrión en esta increíble aventura.

Todo ello enmarcado en una Revolución Americana que aporta el trasfondo histórico perfecto para una historia épica y gigantesca como esta. Por el camino conoceremos a muchos personajes reales de la época como el genio Benjamin Franklin o el mismísimo George Washington, protagonizaremos en primera persona acontecimientos tan importantes como el Motín del Té y nos veremos inmersos en algunas de las más cruentas y masivas batallas del conflicto. El modo historia está construido, como siempre, alrededor de misiones principales que hacen avanzar el guión, y que podemos alternar con todo tipo de encargos secundarios y de recogida de coleccionables. La diferencia en lo narrativo estriba en que este año por fin la marca ha dado el salto que necesitaba en términos de trabajo de cinemáticas, algo que flojeaba en entregas anteriores. Ahora los rostros son impactantes en cuanto a expresividad, naturalidad y acabado, componiendo unos personajes que están vivos y que ayudan a que la historia se nos cuente de una forma mucho más efectiva. Esto, que podría parecer algo que no pasa de lo cosmético, va mucho más allá, y es que garantiza que el componente sensible que en ocasiones tiene su argumento no caiga en saco roto. Con la tecnología de, por ejemplo, Assassin’s Creed II el guión de la tercera parte no hubiera sido tan efectivo, pero en esta ocasión se ofrecen unas emociones más creíbles que nunca de sus cada día más humanos protagonistas y secundarios.

La campaña dura unas 20 horas si nos ceñimos a la historia principal, una duración que se incrementará notablemente si empezamos a profundizar en misiones secundarias, batallas navales, búsqueda de desbloqueables y la larga sucesión de actividades de todo tipo que ofrece el programa. En ese tiempo vamos a tener por fin algunas respuestas, en un juego que recoge de manera directa el testigo argumental en cuanto a Desmond donde Revelations lo dejó, y que cierra algunas incógnitas que se habían venido abriendo a lo largo de los últimos años. No hace falta haber disfrutado de la trilogía protagonizada por Ezio para disfrutar del nuevo título, aunque va a haber abundantes cosas que estarán mucho más claras si estamos al tanto, y algunas de las réplicas sólo tendrán sentido si conocemos las cuestiones. También quedarán interrogantes encima de la mesa cuando acabemos el juego, eso es obvio puesto que no todo va a quedar respondido, pero en líneas generales el resultado es satisfactorio, agradable y, sobre todo, se sigue con mucho interés.

Desmond volverá a ser la otra "pata" de la silla. Su historia se compagina con la de Connor, con algunos momentos jugables en su pellejo.
Desmond volverá a ser la otra "pata" de la silla. Su historia se compagina con la de Connor, con algunos momentos jugables en su pellejo.

El peso del relato se repartirá entre varios protagonistas, con la habitual dupla Desmond-protagonista del pasado, que repite con resultados igual de apasionantes gracias a la irrupción de Connor. Así vuelven a alternarse las historias contemporáneas y de época, aunque en esta ocasión en mayor medida que en los últimos años el título tiene la habilidad de ser mucho más sugerente e intrigante cuando cambia el protagonismo de Desmond a Connor. Una vez más la parte jugable del primero será minúscula en comparación con la del verdadero protagonista, el nativo americano, pero en esta ocasión las secciones acrobáticas que vivirá él, sin llegar nunca a estar a la altura de las del indio, serán bastante más compactas que las criticadas con dureza que llevó a cabo en Revelations.

Un Nuevo Acróbata
Assassin’s Creed III consigue de forma muy loable resultar familiar con la serie al mismo tiempo que innovador, y también reconocible pero además fresco y fácil de identificar dentro de sus esquemas a pesar de romper al mismo tiempo muchos de ellos. Al comienzo todo parece estar en su sitio: los controles son similares, la movilidad parecida, los combates en su planteamiento estético… Sin embargo conforme comenzamos a rascar el barniz de la superficie de la nueva aventura de los asesinos nos vamos dando cuenta de los profundos cambios que exhibe.

La base está ahí, y de nuevo el movimiento de nuestro protagonista vuelve a ser muy orgánico e intuitivo. Los "perfiles" a la hora de manejarse son clave una vez más. De este modo si no pulsamos ningún botón y sólo tiramos del stick, sencillamente nos desplazamos caminando; sin embargo si apretamos el botón R1/RB activamos el perfil alto y comenzamos el festival de acrobacias de la serie. En entregas pasadas veíamos algunas quejas por la automatización de las acciones, ya que bastaba con tirar del botón del perfil alto y pulsar el botón de esprintar para llevar a cabo de forma directa acciones como brincar, por ejemplo; aunque en momentos determinados también teníamos que pulsar el botón del salto para decidir entre unas alternativas y otras. En esta ocasión, por desgracia, todo el proceso se ha hecho todavía más sencillo que en el pasado con una bajada de un punto más en cuanto a complejidad, y esta es con toda seguridad la única pega que podemos interpelarle al producto en este campo.

La decisión hace que el título gane en fluidez y espectacularidad, pero también disminuye de alguna manera nuestro control sobre lo que está pasando, y crea algunos momentos de confusión cuando Connor se pone a escalar una pared cuando en realidad sólo queríamos que esprintara cerca de ella. No es que sea un fallo grave, gracias a que podemos seguir "forzando" el salto manual cuando queramos y a que sigue habiendo mucho reto en la fiesta del parkour que vamos a protagonizar. No obstante los usuarios más hardcore echarán en falta una mayor participación en los increíbles movimientos del héroe, y ese plus de precisión que se tenía en el pasado. Esta elección por parte de sus responsables, que será con total seguridad muy controvertida, puede encajar con los movimientos a través de las copas de los árboles, una de las grandes novedades del programa y uno de los mayores elementos de frescura. El motivo estriba en que quizá con el antiguo esquema la movilidad entre los troncos y las ramas sería compleja hasta lo insoportable, ya que entre tanta vegetación y al ritmo que debe desarrollarse la acción no siempre vamos a ver con la suficiente anticipación la dirección hacia la que debemos movernos. Así que, ¿es el nuevo esquema un mal menor como respuesta a todo ello? Nosotros apostamos al sí.

Por lo demás, y salvo esta pequeña matización sobre el aumento de su sencillez, la exploración y las travesías por los escenarios van a ser dos pilares divertidísimos de la saga una vez más. La incorporación de los escenarios naturales ha sido una auténtica bendición para la franquicia, no porque no existieran en el pasado, sino porque antaño no contaban con el nivel de detalle del que disfrutan ahora. Los ya mencionados paseos por los árboles son un gran fichaje, pero también se han incorporado fantásticas escaladas por riscos, barrancos y peñascos. Si lo deseamos va a haber trayectos larguísimos por bosques y praderas, explorando, buscando objetivos secundarios, cazando o tan solo empapándonos de la belleza de todo lo que nos rodea. Por descontado podremos recurrir como siempre a los caballos para recortar distancias, también disponibles dentro de las ciudades, pero igualmente existe la posibilidad de utilizar el viaje rápido si nos gustan las experiencias más directas.

La exploración será fundamental. Ya recorramos escenarios naturales o urbanos, la movilidad del protagonista es máxima.
La exploración será fundamental. Ya recorramos escenarios naturales o urbanos, la movilidad del protagonista es máxima.

Sin embargo en ocasiones no va a haber opción, ya que ahora hay misiones que se desarrollan en estos parajes sin ningún tipo de cortapisa a nuestro alrededor, lo que abre incluso más las posibilidades de afrontar cada objetivo de mil y una formas. ¿Lo nuestro es el combate directo? Adelante, prepara tus armas y entra por el camino principal. ¿Prefieres el sigilo y minimizar las bajas? Escóndete entre los arbustos para evitar las patrullas, y rodea la zona crítica para acércate a tu meta con silencio y paciencia. ¿Eres un auténtico asesino silencioso? Nada por un río o un lago para no despertar sospechas, escala un acantilado para coger a tus enemigos por la espalda, y acaba en silencio con todos ellos escondiendo sus cadáveres para no despertar sospechas.

Connor: Retrato de un Asesino
Y es que el combate en Assassin’s Creed III va a volver a ser piedra angular de la experiencia de juego, con las habituales alternativas para adaptarse a cualquier perfil de aficionado gracias al descomunal arsenal. Las armas características de un nativo americano están presentes, lo cuál le insufla un agradecido carácter de frescura al abanico de herramientas de muerte con las que contará Ratonhnhaké:ton para cumplir con sus objetivos. Entre las novedades las más destacadas son tres: el tomahawk, el arco y las armas de fuego.

El primero se usa en cuanto al manejo de una forma bastante similar a lo que vimos en episodios pasados con las espadas, aunque sus resultados son más cruentos y las acciones con las que Connor machaca a sus enemigos de una violencia extrema. De hecho la nueva entrega es con mucha diferencia el videojuego más salvaje de la serie, con unas ejecuciones impactantes, proliferación de sangre y un protagonista que tiene menos piedad que nunca a la hora de acabar con sus enemigos. Así, por ejemplo, con esta especie de hacha tradicional del pueblo indio podemos hacer los clásicos movimientos de ataque o bloqueo al estilo característico de la serie, pero todo ello marcado por su corto alcance que genera un estilo en el combate mucho más "íntimo y personal" del que pudiéramos ver con los largos sables y mandobles que usaban Altair o Ezio.

Las escenas de acción han mejorado muchísimo. Ahora los enemigos son un rival duro de pelar, y nos pondrá las cosas realmente difíciles.
Las escenas de acción han mejorado muchísimo. Ahora los enemigos son un rival duro de pelar, y nos pondrá las cosas realmente difíciles.

Las luchas, de hecho, nos obligan ahora a estar mucho más atentos, ya que no se pueden resolver de la forma ligeramente rutinaria que empleábamos en el pasado. Volveremos a estar rodeados de manera habitual por números muy importantes de enemigos, pero ahora ya no se turnarán como antaño para atacarnos de uno en uno. Ahora sus golpeos se solapan, sus movimientos son mucho más ágiles y rápidos, e incluso algunos nos dispararán con sus mosquetes a cierta distancia mientras nosotros lidiamos con los rivales que tenemos más cerca. Todo esto crea algunas situaciones de un estrés delicioso, sobre todo dado el hecho de que la revisión del motor gráfico que trae consigo este episodio va a garantizar que haya muchos más personajes en pantalla y que su diversidad sea mayúscula. Así habrá algunos hombres de infantería ligera a los que bastará con un par de estocadas o hachazos para tumbarlos, habrá otros mucho más robustos a los que tendremos que dar una patada para bajar sus defensas, y habrá otros que serán capaces de contraatacar igual que nosotros y responder a nuestros intentos de ataque con una parada, un guantazo y un empujón. Hay, por lo tanto, que estar muy atentos a quién nos rodea y al tipo de rivales para atacar y defender de distintas formas, así que no vamos a poder solucionar los enfrentamientos apretando los botones a lo loco. Además se incorpora también la opción de usar un escudo humano para detener los disparos enemigos cuando una batería de soldados se alinean ante nosotros a cierta distancia en pleno combate y abren fuego. Hay que estar sobre todo muy atentos en estas circunstancias y tener algún rival a mano al que someter y usar de improvisado "chaleco antibalas", ya que estas tandas de disparos van a ser de veras dolorosas.

Por otra parte Ezio ya usó armas a distancia de forma muy esporádica en los anteriores Assassin’s Creed, no obstante para Connor su recurso va a ser una constante. Por un lado tenemos la más silenciosa, el arco, de forma útil en particular para las actividades de caza, pero que también podemos emplear para asesinar en silencio con tierra de por medio. La pistola y los fusiles (que podemos recoger del enemigo caído) tienen utilidad similar aunque su fuerza es mayor y su estruendo particularmente escandaloso. En cualquier caso las de pólvora tardan un buen rato en recargarse y sólo pueden disparar las balas de una en una, así que los que temían que estas incorporaciones pudieran estropear la esencia de la saga pueden dormir tranquilos. El apuntado en ambas armas puede ser manual o automático, pero a menudo el ritmo tan alto que imprime el videojuego nos obliga a recurrir a la versión automatizada de su uso.

¿Estás preparado para una lucha feroz? En el multijugador y en la campaña, los combates de Assassin's Creed nunca han sido tan salvajes como ahora.
¿Estás preparado para una lucha feroz? En el multijugador y en la campaña, los combates de Assassin's Creed nunca han sido tan salvajes como ahora.

Hay más armas que podemos usar, como es lógico. No falla a la cita el filo oculto tan representativo de la saga, que vuelve a esconderse en la muñeca del protagonista y cuyo uso apenas ha variado. Se emplea una vez más para los asesinatos sigilosos de más corto alcance; y aunque también se puede usar para combatir, sus escasas prestaciones en la lucha cara a cara la hacen más bien poco recomendable para ello.

La Agenda –¿Qué hacer?-
Como ya sabemos Assassin’s Creed III es un sandbox, y como tal está caracterizado por unas misiones principales muy variadas y por infinidad de actividades de corte secundario. Entre las primeras habrá muchos encargos de asesinato, pero también gran número que propondrán sabotajes, infiltración o robos entre muchas otras cosas. Entre ellas, por supuesto, destacan las impresionantes escenas de guerra en las que tomaremos parte, no luchando de forma directa contra los ejércitos como es lógico, pero sí para colarnos entre las líneas enemigas en plena batalla, o incluso dirigir a pequeños comandos en un simpático minijuego de defensa de posiciones. Mención especial para la secuencia del ataque de una Filadelfia asediada, en la que tenemos que correr por sus calles evitando los disparos de los cañones y viendo como los edificios vuelan en pedazos a nuestro alrededor. Impactante.

No obstante, como decimos, hay muchísimo más que hacer en el nuevo juego de Ubisoft. El tercer capítulo cambia de manera sensible las tornas del tipo de actividades secundarias que de continuo se ofrecían en la serie. Olvídate de lo que viste en la segunda parte, en La Hermandad o en Revelations, en 2012 la saga sufre un fuerte lavado de cara para ofrecer algo mucho más diverso. Batallas navales, liberación de sectores, incitación a revueltas, interrupción de pelotones de ejecución… La oferta es vasta, y los resultados sensacionales.

Si has seguido el desarrollo de Assassin’s Creed III estarás al tanto de que el mar tiene ahora enorme importancia. Ubisoft ha querido romper con el componente de "los pies en la tierra", y se ha animado a introducir en este episodio una novedad muy innovadora. En un momento determinado conoceremos a un personaje en la campaña individual que nos pedirá ayuda para reparar una vieja nave que está anclada en la costa, y que se encuentra bastante maltrecha. Una vez reunidos los requisitos para su puesta a punto nos convertiremos en comandante del bote, y a partir de ahí siempre que lo deseemos podremos tener acceso a numerosas batallas en las que medirnos con numerosos barcos enemigos.

El control es muy sencillo, casi como una especie de arcade, pero Ubisoft lo ha dejado con acierto a medio camino del realismo en cuanto a sus movimientos para resultar bastante veraz sin que deje de ser, al mismo tiempo, muy divertido. Dirigir el barco es, casi, tan fácil como pilotar un coche: tenemos dos velocidades y la parada, así como la posibilidad de orientar la dirección de nuestro navío… Siempre teniendo en cuenta la dirección del viento, claro está. Además contamos con dos tipos de disparo, uno ligero con cañones de precisión que podemos apuntar a los puntos flacos de los barcos enemigos, y otro que servirá para abrir fuego con las baterías de cañones de cada uno de nuestros lados. El planteamiento va más allá de ser un sencillo minijuego, y cuenta con la profundidad necesaria, la espectacularidad épica y la diversión suficiente como para ser considerada una incorporación potente; pudiendo incluso mejorar las prestaciones del buque, seleccionar su munición y un largo etcétera de características.

No saber qué hacer nunca será un problema en este videojuego. Desde recoger coleccionables hasta ayudar a ciudadanos en apuros... pasando por unas batallas navales impactantes.
No saber qué hacer nunca será un problema en este videojuego. Desde recoger coleccionables hasta ayudar a ciudadanos en apuros... pasando por unas batallas navales impactantes.

El resto de novedades son también importantes, pero su prisma es bastante más pequeño. Por ejemplo la caza contribuye a dotar de vida a los parajes naturales. Cuando recorramos las grandes praderas y los frondosos bosques veremos animales, y siempre que lo deseemos podremos matarlos y despellejarlos para obtener algunos recursos que nos vendrán bien para comerciar o fabricar elementos. Podemos llevar a cabo el procedimiento ya sea disparando con nuestro arco, escondiéndonos entre los arbustos y saltando sobre nuestras presas o plantando trampas en el escenario y quedando a la espera de que alguna bestia quede atrapada en ellas. Hay un montón de pequeños trucos que podemos seguir para facilitar la caza, como inspeccionar el rastro que dejan los animales para localizarlos, usar cebo para atraer su atención o incluso usar algunos dardos con una cuerda.

Por si fuera poco también podemos hacer pequeños favores a ciudadanos en los alrededores de nuestra hacienda para poder "reclutarlos" y que nos ayuden a mejorarla, de alguna manera similar a lo que veíamos en su momento con la villa de los Auditore. También dentro de la gigantesca mansión podemos acceder a una especie de enciclopedia de los habitantes y las ubicaciones que visitemos, una que nosotros mismos iremos rellenando de contenidos con lo que investiguemos en nuestras aventuras.

No obstante no todo lo que podemos hacer a pie tiene que ver con actividades no relacionadas con la violencia. Para empezar habrá gente que encontremos que necesite de nuestra ayuda: los casos son bastante variados, pueden ser ciudadanos oprimidos por los recaudadores o incluso reos esperando ser disparados por pelotones de fusilamiento. Pero la carta de salvación de todos ellos pasará por nuestra intervención cuando veamos sus atribuladas situaciones, y las resolvamos de la única manera en la que podemos solucionar todas ellas: matando a nuestros enemigos.

Las atalayas vuelven a la carga. Cualquier lugar de cierta altura será perfecto para explorar el territorio. Ya sabes cómo se baja, ¿no?
Las atalayas vuelven a la carga. Cualquier lugar de cierta altura será perfecto para explorar el territorio. Ya sabes cómo se baja, ¿no?

Por si fuera poco regresa la posibilidad de dirigir a nuestro grupo de reclutas asesinos y enviarlos a misiones de todo el mundo. El funcionamiento es muy parecido a lo visto en La Hermandad, con la elección de las diferentes áreas en las que se cumplirán las misiones sin que nosotros lo veamos, y con nuestros hombres ganando experiencia si salen victoriosos de los objetivos que les encarguemos. Hay bastantes más cosas, pero destacan otras cosas que también retornan como los desbloqueables (tesoros, hojas de almanaque que vuelan y debemos perseguir…); así como la vuelta del sistema de notoriedad, que nos emplaza a ser identificados lo menos posible y a llevar a cabo acciones como arrancar carteles de "Se Busca" o sobornar a los pregoneros para hacer descender nuestro nivel de la siempre poco deseable fama.

Asesinos en la Red –Multijugador-
El multijugador lleva siendo acompañamiento de la campaña individual de Assassin’s Creed desde La Hermandad, y cada entrega vamos viendo una mejora progresiva y una suma de modalidades para ir componiendo una experiencia on-line más y más completa. En las dos revisiones que hemos visto hasta ahora nunca son cambios rotundos, y más bien se trata de un trabajo de suma progresivo y lento pero también constante.

Todos somos asesinos otra vez en el on-line, y de nuevo la mayoría de las partidas se convierten en un simpático juego del gato y el ratón en el que tenemos que ser observadores hasta la extenuación. ¿Por qué? Los veteranos de la IP ya lo saben, pero los que se acercan a un título de la saga por vez primera con Assassin’s Creed III, descubrirán que jugando a través de Internet los skins que cada uno de los jugadores elige son los mismos que la inteligencia artificial dirige por el escenario. ¿Qué supone esto? Que elijamos el que elijamos pasar desapercibido entre el populacho siempre es una opción, y también que tenemos que ser muy observadores, ya que tenemos que estar atentos para ver "cosas raras" en los comportamientos para localizar cuál de estos personajes está dirigido por otro usuario, seguirlo… y asesinarlo.

En esta ocasión las dos grandes novedades son la incorporación de otros tantos modos de juego: Dominación y Manada de Lobos. El primero es una agradable reformulación del clásico Rey de la Colina, en el que se fijan tres zonas a conquistar en el escenario y cada equipo va sumando puntos en función de las que posea. Todo ello con la meta de alcanzar una determinada puntuación antes que el rival. Los equipos se dividen en dos de cuatro, y para hacernos con el control de un área tenemos que pasar determinado tiempo en su radio tratando de evitar que nos maten y aturdiendo a los enemigos que entren en la zona para intentar asesinarnos.

El multijugador continúa mejorando entrega tras entrega. En esta ocasión se suman dos modalidades inéditas y una gran personalización.
El multijugador continúa mejorando entrega tras entrega. En esta ocasión se suman dos modalidades inéditas y una gran personalización.

Por otra parte, Manada de Lobos se sale un poco del estilo competitivo que normalmente veíamos en el multijugador de las entregas precedentes, y nos formula el debut de un modo cooperativo. Aquí debemos colaborar con otros tres usuarios para asesinar a varios objetivos de la IA, avanzando nivel a nivel y poniéndose las cosas también más exigentes a cada paso que damos. El modo es sencillo pero bastante entretenido dada su condición contrarreloj, aunque acaba reducido casi a una carrera constante en la que los jugadores deben apresurarse por los decorados como la manada de animales que le da nombre para sumar muertes que agreguen breves porciones de tiempo al contador.

Por lo demás vuelve a haber un gran número de modalidades, con varias de trabajo en equipo con objetivos y otras de combate a muerte. Éstas se estructuran de forma idéntica a lo visto en el pasado, con los nuevos mapas, packs de habilidades inéditos y armas y personajes que debutan como único reclamo de innovación en este campo. Por otra parte se ha trabajado bastante en el tema de la personalización, pudiendo invertir el dinero que recaudemos en nuestras partidas en comprar mejoras para nuestro avatar no sólo cosméticas sino también de armamento, por ejemplo.

El Fuego de la Revolución –Gráficos y Tecnología-
A nivel visual Assassin's Creed III se convierte en uno de los grandes referentes de PlayStation 3 y Xbox 360. De hecho desconocemos si el género de acción/aventuras va a alcanzar extremos estéticos muy superiores a lo que vemos con el juego de Ubisoft, ya que por tamaño, prisma y calidad visual es uno de los juegos más brillantes de la actual generación de videoconsolas.

El protagonista Connor, sólo puede calificarse como genial. No sólo por la compleja personalidad que atesora y que ya hemos descrito con anterioridad, sino porque en términos de diseño es el mejor héroe de la saga. Altair y Ezio contaban con un trabajo impresionante a sus espaldas, pero Ratonhnhaké:ton juega otra liga. Su carácter arisco y rudo, propio del estereotipo poco sociable del pueblo nativo americano, tiene un reflejo perfecto en una imagen y unos movimientos de un realismo asombroso. Por si fuera poco vamos a vivir más momentos de su vida que de cualquiera de los otros protagonistas del pasado, con su niñez, su adolescencia, su mayoría de edad y su madurez tratados desde la estética y lo jugable de forma y manera admirable.

A nivel artístico el trabajo general es tan espectacular como cabía esperar de la compañía gala. Nos hemos venido acostumbrando a un retrato inmejorable de las diferentes etapas que han ido abordándose, y la revolución americana y la propia Norteamérica están incluso a mayor altura. La diversidad de los escenarios es más acusada en este episodio que en las pasadas entregas, con unos tratamientos de urbes como Boston o Nueva York formidables, y con unos escenarios naturales increíbles. No se trata sólo de que la fidelidad histórica es impecable, como siempre, sino de que todos los detalles que podemos ver en las calles nos hacen sentir dentro de un mundo vivo. La densidad de la población en las calles ayuda a dotarles de una actividad mayúscula, y los civiles ya no se limitan a deambular sino que realizan más actividades que nunca. La naturalidad de las poblaciones es mayúscula, y lo mismo podemos decir de las zonas naturales… con animales, patrullas de "casacas rojas", viajantes, pequeños campamentos de caravanas y un largo etcétera de seres. Por si fuera poco el juego no sólo cubre muchos años, sino también diferentes estaciones con sus respectivos ciclos de día/noche y cambios climáticos: así que veremos días soleados (preciosos por cierto), pero también lluviosos, época de verano o incluso un crudo invierno que cubrirá todo de un elegante manto de nieve.

El tratamiento de los rostros es para quitarse el sombrero. Las caras nunca fueron el punto fuerte de la IP, pero ahora su acabado es sublime.
El tratamiento de los rostros es para quitarse el sombrero. Las caras nunca fueron el punto fuerte de la IP, pero ahora su acabado es sublime.

La distancia de dibujado ha crecido de forma notable, lo que ayuda a que los decorados sean todavía más espectaculares y, por otra parte, el número de animaciones se ha multiplicado también notoriamente. Mención especial a la naturalidad del propio Connor y al majestuoso encadenado de sus movimientos. Ya pasee entre las copas de los árboles, camine con dificultad sobre casi medio metro de nieve o corra a través de una casa de forma automatizada para huir de sus enemigos, todos sus actos son portentosos.

Por otra parte el programa es muy fluido en términos de imágenes por segundo, y es desde el punto de vista tecnológico muy potente dejando al margen los clásicos glitches de un sandbox. En momentos muy puntuales y de gran carga hemos experimentado alguna caída en el frame-rate, pero como decimos la tónica habitual es una muy meritoria agilidad teniendo en cuenta la calidad de todo lo que se muestra en pantalla. Las físicas han mejorado con notable eficacia, las escenas marítimas son impactantes y también han disparado su calidad otros elementos como la calidad de las texturas o el tratamiento de las sombras. ¿Alguna pega en este sentido? La única es que las escasas secciones protagonizadas por Desmond en la época contemporánea no cuentan con la misma calidad tan brillante de las secuencias de época. La diferencia es notable entre unas y otras y crea un cierto sentimiento de irregularidad, aunque en nuestra tónica habitual de puntuar el conjunto de los apartados por encima de la suma de sus partes, el 10 gráfico es poco menos que innegociable, pero en tecnología algunas de estas pegas son mejorables.

Eso sí lamentablemente en ocasiones da la sensación de que las consolas de la actualidad no pueden manejar todo lo que Assassin’s Creed III presenta en pantalla. No parece tratarse de un problema en el trabajo de optimización de manos de Ubisoft, sino que por los momentos en los que se producen las incidencias todo parece indicar que la aventura de Connor es otra de las que rascan ya el techo visual de las plataformas. ¿En qué se traducen estas limitaciones? Nada demasiado importante más allá de algún problema esporádico. Pero si, por ejemplo, vamos corriendo o al galope con el caballo, algunos personajes y objetos se van a dibujar ante nuestros ojos demasiado tarde… En ocasiones cuando estamos muy cerca de ellos. Es un problema de popping, quizá no serio, pero bastante molesta puesto que estropea algo la enorme inmersión que por lo demás consigue el producto.

Un mundo gigantesco, cargado de personajes y con un acabado formidable. Parece difícil que las consolas actuales den más de sí.
Un mundo gigantesco, cargado de personajes y con un acabado formidable. Parece difícil que las consolas actuales den más de sí.

En lo tocante al sonido el lanzamiento también raya a una altura extraordinaria. Los valores de producción de la saga siempre han ofrecido grandes resultados en el audio, y Assassin’s Creed III como entrega más ambiciosa hasta la fecha no es ninguna excepción. La banda sonora es maravillosa, los efectos de sonido fantásticos y este episodio cuenta con el mejor doblaje de cuantos hemos visto hasta ahora en la IP, con actores reconocidos de la talla de Luis Tosar interpretando a George Washington. En algunos momentos la mezcla quizá no es la más acertada, con algunos efectos o gritos de la muchedumbre algo por debajo en términos de volumen, pero son matizaciones de importancia relativa dentro de un conjunto rotundo y sobresaliente.

Sincronización Completada -Conclusiones-
Assassin’s Creed III no sólo es el mejor videojuego de la saga hasta la fecha, sino también uno de los grandes títulos de acción y aventuras de esta generación. La serie siempre ha sabido mantener una línea de calidad formidable, pero tras Revelations comenzaron ciertas dudas sobre un posible (y más bien discutible) reciclaje de la marca que pudiera hacer decaer su calidad en el futuro. Así que los asesinos necesitaban una entrega rompedora, y en el 2012 hemos tenido la respuesta. El cambio va mucho más allá de la apuesta por una nueva época, y es que ella no sólo ofrece cambios visuales sino que también trae consigo infinidad de "fichajes" jugables que dotan de frescura a la experiencia.

La campaña es impactante, larga y atrapa desde el primer instante. Su guión es muy bueno, su héroe memorable y los villanos son tridimensionales, con sus diatribas e inquietudes. Malos creíbles con tonalidades grises, muy alejados de las clásicas confrontaciones bien absoluto contra mal absoluto, y que a pesar de despreciables y maquiavélicos tienen su punto creíble y apasionante. La duración puede estimarse en torno a las 20 horas que ya hemos mencionado si nos ceñimos sólo a las misiones principales, pero eso sería un pecado… Lo genial de Assassin’s Creed III es perderse en su mundo, ayudar a sus ciudadanos, participar de las batallas navales y tomar partido de esa gigantesca guerra que se libró en el siglo XVIII en Norteamérica. El multijugador viene a completar con eficacia la oferta jugable del programa. Nadie se compra un juego de esta saga por el componente on-line así que es, entrecomillas, el patito feo de cada entrega, sin embargo en cada episodio hace los deberes con mayor eficacia, y ya se convierte en un añadido muy estimable con un componente de adicción y "pique" muy agradable.

El rigor histórico, como en cualquier Assassin's Creed, es asombroso. Una auténtica lección de historia que nosotros mismos vamos a protagonizar.
El rigor histórico, como en cualquier Assassin's Creed, es asombroso. Una auténtica lección de historia que nosotros mismos vamos a protagonizar.

Todas estas alabanzas no deben impedirnos decir que la que nos ocupa no es una obra del todo inmaculada, y que como casi cualquier producto de estas características tiene algunos pequeños inconvenientes casi inevitables por su tamaño. El control, como ya hemos dicho, ha sufrido cierta simplificación en algunos aspectos concretos como el de las acrobacias. Por otra parte la velocidad a la que transcurre todo en pantalla nos va a provocar más de un disgusto en términos de precisión, ¿a qué nos referimos? En movimientos rápidos en estancias estrechas puede que, sin querer, comencemos la escalada de un objeto o una pared cuando en realidad queríamos correr evitándola. Sucede sólo de forma episódica, y con un 100% de atención puesta en lo que estamos haciendo es evitable de manera razonable, sin embargo hay algunas situaciones en las que nos supondrá alguna repetición de checkpoint en una persecución de un enemigo o en una huída.

Por otra parte no todas las secciones y nuevas incorporaciones funcionan, por ejemplo algún minijuego como el del ordenamiento estratégico del disparo de nuestras tropas defendiendo un río es un momento simpático pero también simple y tontorrón que, por suerte, se evita con facilidad. Como puede verse son pegas que merecen ser reseñadas, sí, pero que a menudo son sólo cuestión de gustos como puede ser, por ejemplo, la resolución con QuickTime Events de la mayoría de acciones de caza cuerpo a cuerpo. Detalles a menudo minúsculos y sin importancia que apenas restan valor a una jugabilidad asombrosa, y que son pasables por alto sin mucho esfuerzo dentro de un conjunto tan indiscutiblemente brillante como el de Assassin’s Creed III.

Y es que el título de Ubisoft es un juego que cumple con la totalidad de lo que prometió, y eso que no era poco. Se nota el ambicioso prisma de todo lo que ofrece con sólo echar un vistazo a cualquiera de los capítulos que lo componen, y la mastodóntica inversión de dinero, personal y tiempo que sus responsables han invertido en él parecen por completo amortizados con un producto de tamaña calidad. Un lanzamiento imposible de no recomendar desde infinidad de puntos de vista: como inmejorable videojuego de acción y aventuras, como lección de historia viva, como grandioso espectáculo visual, como producto dilatadísimo en términos de duración y contenidos… En definitiva, una obra bellísima y encomiable.

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Assassin’s Creed 3

Por: El equipo de 3DJuegos
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Assassin’s Creed III es exactamente lo que esperábamos de él: un videojuego maravilloso. Sus millonarios valores de producción acompañan de una indiscutible calidad audiovisual a un componente jugable ambicioso, gigantesco e impresionante. Connor es un héroe memorable que está embarcado en una aventura también inolvidable, una epopeya que además tiene la virtud de ser larga y de una calidad fuera de toda duda. Un lanzamiento que nos recuerda las grandes cosas que todavía puede lograr una generación que, con lanzamientos como estos, aún sigue siendo capaz de darnos grandes alegrías.

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Jugadores: 1-8
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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