Ser un criminal no está nada bien, pero Payday nos demostró que podía llegar a ser muy divertido. El videojuego "shooter" cooperativo para cuatro jugadores regresa con una secuela que tiene más misiones, mayores posibilidades de personalización y un sistema jugable mejorado. Ha llegado el momento de ponerse la máscara una vez más. Los atracos y secuestros esperan...
Las experiencias cooperativas han tenido siempre algo especial. Compartir diversión es muy satisfactorio, sobre todo si podemos cambiar nuestro rol y ponernos a hacer cosas que nunca nos hubiésemos imaginado. Algo así ocurrió con Payday, un título que hace un par de años nos invitó a coger un arma y convertirnos en peligrosos ladrones. Era descargable, admitía hasta cuatro jugadores y consiguió vender cerca de un millón de copias bajo el sello de Sony Online Entertainment.
Con tales precedentes, no era de extrañar que la licencia volviera a las andadas, cambiando la producción (ahora de 505 Games), pero manteniendo a sus ejecutores, los suecos de Overkill Software. Una desarrolladora que posee el talento suficiente como para hacer que Payday 2 sea todo lo que sus fans desean: un "shooter" cooperativo para hasta cuatro usuarios que contiene más misiones, un gran énfasis en la personalización y cantidad de mejoras en el ámbito de la jugabilidad.
Un lanzamiento que nos trae de vuelta a los personajes del primer juego: Dallas, Hoxton, Wolf y Chains para afrontar más de 30 misiones -un número muy superior al de la anterior entrega- en Washington DC. Un escenario que, como nos recalcó el diseñador Simon Vicklund, "no es una réplica real, pero sí que podríamos ver la Casa Blanca y otros elementos icónicos de la ciudad mientras jugamos". Todo insertado dentro de una estructura de juego no lineal, que tampoco presenta una historia definida, aunque sí influencias de películas como The Town o series al estilo de Breaking Bad.
La organización del crimen
Payday 2 es un videojuego diseñado para ser jugado al instante. Nada de "intros" ni guiones profundos. De hecho, lo primero que se presenta en nuestras pantallas es CRIMENET, un sistema que concentra todas las misiones disponibles en el juego. Su dificultad es creciente, desde secuestros o simples atracos a tiendas (como una joyería) hasta el saqueo de la cámara acorazada de un importante banco.
La sensación de progresión promete ser así una de las claves del programa, en el sentido de que cada vez obtendremos mejores recompensas. La calidad de los contactos que nos ofrecen trabajos se hará igualmente superior, e incluso habrá momentos en los que podremos escoger entre varias alternativas. Según nos adelantaron, "Las decisiones son importantes porque influyen en la forma en que discurre el juego. Pueden hacer que aparezcan determinadas misiones".
Unas misiones que se organizan por estrellas dependiendo de su dificultad y que se nos presentan de acuerdo a nuestra pericia. Sin embargo, hay una forma de sortear esta lógica: "Sí, en el juego hemos añadido la posibilidad de que un jugador avanzado pueda invitar a uno menos experimentado a misiones de cinco o hasta seis estrellas. Lo vimos como una gran idea", nos comentaba el desarrollador, que prefería esta opción a que no pudiésemos encontrar ningún compañero de juego. Con esta obra, parece que las posibilidades "matchmaking" se van a multiplicar de forma definitiva.
Ladrón de guante... ¿blanco?
Como ya podréis entrever, Payday 2 tampoco posee un argumento propiamente dicho. El estilo de juego no lo requería, aunque sus responsables insistieron en que cada misión tiene su trasfondo. Aparte, el hecho de ganar contactos y de obtener distintos trabajos crea una progresión en la que conseguimos reputación. "Nuestra evolución es la verdadera historia en el juego, algo así como crecer en el sentido criminal", nos comentaron.
Un enfoque que se completa con la característica de que podamos escoger una perspectiva en cada trabajo. ¿Sigilo o acción sin complejos? Será muy fácil que nos detecten, y normalmente las misiones evolucionan desde la infiltración a los tiroteos, pero la opción de pasar desapercibidos está ahí para los que sepan aprovecharla. Aunque no será fácil, y es que otra de las claves de esta secuela es que los escenarios son muy dinámicos, con un nivel de aleatoriedad elevado. Cada vez que jugamos, la posición de cámaras y enemigos es diferente; hasta se han incluido algunos eventos especiales.
Otro aspecto de vital importancia son las cuatro profesiones que podremos escoger. Así, el "enforcer" es ideal para las tareas que conllevan fuerza bruta: es capaz de llevar más equipo y posee mayor potencia de fuego (así como mejor resistencia). Por su parte, "mastermind" resulta ideal para realizar tácticas estratégicas, ya que puede intimidar a civiles o manipular a la policía. Mientras, el "ghost" posee un espíritu de infiltración al poder desactivar cámaras. Y, por último, el "technician" es el maestro de los gadgets, toda una navaja suiza.
Ponte la máscara
Cooperar y aunar las fuerzas de estas clases resulta fundamental en el juego. No obstante, aún más importante es el sistema de personalización. Con cada misión completada, ganamos modificaciones de armas y otros accesorios (mirillas, cañones, silenciadores...) que nos facultan para crear nuestros propios rifles de asalto, metralletas o francotiradores. La cantidad de configuraciones es inmensa, siendo posible mejorar la puntería, daño y estabilidad de cada arma. Y no nos debemos olvidar de las máscaras, con decenas de miles de combinaciones para que resultemos únicos en las partidas online.
Añadido a esto, las cuatro profesiones poseen árboles de habilidades propios, las cuales se desbloquean mediante un sistema de puntos. "El sistema de habilidades es más interesante y completo. En el anterior juego, todos los jugadores conseguían los mismos elementos de personalización. Ahora esto cambia. Es algo que hace que te sientas único", nos aclaraba Simon Vicklund durante la entrevista.
Es decir, un videojuego netamente superior en todos los aspectos a su predecesor, y eso a pesar de seguir apostando gráficamente por el motor Diesel, con unos cuantos años de edad. Aunque puede que resulte suficiente. Confiando en una experiencia puramente cooperativa para cuatro usuarios (se nos confirmó que no tendrá competitivo), Payday 2 llegará durante la próxima primavera a Xbox Live Arcade, PlayStation Network y Steam para desmostrarnos que la típica lógica de "policías y ladrones" sigue siendo tan divertida que cuando éramos pequeños.