Max Rockatansky, ¿te suena? Depende de tu edad puede que las palabras Mad Max te digan muchas cosas o muy pocas, pero seguro que si hablamos del nuevo sandbox de los creadores de Just Cause la cosa es muy distinta. Uno de los mitos de los años ochenta regresa en forma de videojuego, y lo hace con un mundo abierto y post-apocalíptico plagado de violentísima acción.
Desde 1985 el legado de Mad Max se ha visto ensombrecido por su desaparición del panorama cinematográfico, pero el año 2014 es el de la resurrección de la obra creada por George Miller allá por 1979, y con un Mel Gibson que por aquel entonces comenzaba su carrera de tipo duro. Mad Max: Fury Road será la vuelta a la gran pantalla de este héroe, encarnado ahora por el enorme (en todos los sentidos) Tom Hardy, y con la bella Charlize Theron acompañándole. ¿Qué mejor forma de celebrar su retorno que con un videojuego?
Eso mismo ha pensado Avalanche Studios, los responsables de la serie Just Cause, que de la mano de Warner Bros. tiene previsto ofrecernos un sandbox post-apocalíptico que de la vieja escuela sólo va a tener el nombre. Un yermo salvaje y devastado es el telón de fondo para el regreso de un Max más furibundo que nunca, cuyas tristes y desoladoras aventuras son el contexto perfecto para un título en el que el combate entre vehículos es la clave.
Loco Max
El videojuego de Mad Max no sigue el argumento de ninguna de las películas, y de hecho en un principio tampoco va a estar parejo con la de próximo estreno. Avalanche Studios ha ideado su propia historia para el anárquico héroe, y pese a que no han aportado detalles todavía ya sabemos que nos tendremos que enfrentar a los clásicos merodeadores que salpicarán con sus fortalezas y patrullas el gigantesco terreno que recorreremos con nuestros bólidos.
El mítico vehículo de Max en las películas, el 1974 Ford Falcon XB, no va a estar presente en el videojuego, en una decisión que puede resultar dolorosa pero que no por ello deja de entroncar con el estilo sandbox en el que los vehículos son poco menos que desechables. La oferta de automóviles, por lo tanto, va a estar muy lejos de estar limitada. Habrá más de cincuenta que podremos pilotar durante la aventura, y además podremos modificar su chasis, su motor o incluso las armas que llevará situadas sobre el capó. Habrá también arpones que utilizar e incluso habilidades con las que embestir a los coches de los oponentes.
El título propone una experiencia jugable muy libre, una en la que podemos ceñirnos a las misiones o en la que, por el contrario, podemos también explorar el yermo para buscar recursos, recoger botín de las bases enemigas o incluso sencillamente ir acabando con enemigos por pura diversión. Sin embargo lo que todas las partes del título tienen en común es el hecho de dejarnos una enorme libertad a la hora de plantearnos cómo afrontar cada paso a dar.
Por ejemplo la parte que Avalanche está mostrando en el E3 incluye a Max explorando una gran superficie de terreno desde un área de cierta altura que le permite dominar varios kilómetros, y que es una buena muestra de la distancia de dibujado que es capaz de gestionar el título. En el horizonte una base enemiga que alberga el preciado combustible, el oro de este mundo post-apocalíptico. Con nuestros prismáticos vemos y localizamos las amenazas lejanas, y el juego plasma en nuestro interfaz el nivel de resistencia que nos opondrán e incluso, por ejemplo, si nuestro coche con su estado actual es capaz de cruzar y romper alguna de las barricadas.
Nada nos impide acercarnos con el auto y disparar con el cañón gatling que lleva incorporado en su capó, y es que el combate a bordo de los carros va a ser uno de los puntos fuertes del programa. Todavía no sabemos qué tal va a ser el control, pero sí hemos visto que hay una mecánica de cámara lenta cuando estamos cerca de un enemigo, y que nos permite usar la escopeta de Max con efectos devastadores. Está en el aire si esta habilidad se recarga con el tiempo o si es de uso ilimitado, aunque por el bien del equilibrio del juego resulta obvio apostar por lo primero. Los oponentes son muy agresivos, y a menudo saltarán sobre nuestro propio coche para tratar de acabar con nosotros. ¿Solución? Un buen cartuchazo en la cara lo arregla todo a tiempo.
En el caso de la situación propuesta por la demo, y por divertido que sea resolver todo a tiros en el salvaje mundo de Mad Max, parece más inteligente llevar a cabo cierta labor de desgaste sobre nuestros enemigos desde la distancia. Para ello Avalanche nos muestra cómo funciona el rifle de francotirador de Max, que nos permite hacer una buena limpieza de la base enemiga que custodian los peligrosos bandidos antes de acercarnos.
Hay también reminiscencias de la propia serie Just Cause, y en este sentido encontramos el ya mencionado arpón que nos permite hacer grandes cosas con resultados muy divertidos. Podemos enlazar dos cosas cualquiera, desde dos vehículos hasta un oponente a un coche... Cualquier cosa, al más puro estilo de la segunda aventura de Rico Rodríguez, que ofrecía hilarantes efectos utilizando con imaginación esta herramienta.
Por otra parte el combate fuera del coche, en realidad, es de una violencia absolutamente excepcional. Tenemos nuestra icónica escopeta, pero también cuchillos, un instrumento punzante electrificado e incluso otras herramientas más rudimentarias como ladrillos. Cualquier cosa vale para reventar, literalmente, a nuestros enemigos. Y todo ello se puede enfocar desde un punto de vista de combate abierto, o también se puede afrontar con cierto componente de sigilo.
En definitiva podemos decir que con un muy buen aspecto gráfico y una prometedora propuesta jugable de base, Mad Max es un lanzamiento más que interesante para seguir de cerca en la próxima generación y también en unas consolas actuales en las que igualmente verá la luz. ¿Estará a la altura del memorable legado de Mel Gibson y George Miller? Todavía es pronto para saberlo, pero lo seguiremos con interés.