Lara Croft se reafirma con Rise of the Tomb Raider. Un gran mundo a explorar en la estepa siberiana y otras localizaciones, con más importancia en la recolección y creación de recursos y amplias posibilidades para afrontar cada enfrentamiento. Un nuevo desafío que eleva a la aventurera al nivel de la leyenda.
Nuestras Impresiones
Con la promesa de un mundo tres veces más grande que el anterior juego y más cantidad de puzles, lo que hemos podido jugar de Rise of the Tomb Raider está a la altura de las expectativas. No sólo hemos podido ir más allá de las secuencias lineales presentadas en el E3, sino que nos hemos adentrado en Siberia durante un buen puñado de horas para comprobar cómo se comporta el juego más allá del espectáculo visual.
El resultado es un título muy sólido, no sólo en lo gráfico, sino en una apuesta jugable que expande las posibilidades de la anterior entrega. Por el camino hemos podido realizar combates a nuestro antojo, profundizando en el sigilo o pasando a la acción y los tiroteos directamente. El nuevo sistema de recursos añade una nueva capa a la aventura permitiéndonos, además, mejorar nuestras habilidades y crear mejores y diferentes flechas para el arco o vendas necesarias para curar las heridas, cada una con un tipo distinto de recurso que recolectar del escenario.
Lo mejor: sus zonas más abiertas, donde tendremos la posibilidad de realizar misiones secundarias como nuevo añadido, así como las aclamadas tumbas que serán más numerosas e intrincadas. Se han añadido también nuevos puzles más pequeños e interesantes además de muchos coleccionables en cada zona, mientras que los flashbacks a otros lugares del mundo nos permitirán variar de entorno con la fría Siberia.
Puntos Clave
- Un mundo más grande, con amplias zonas que recorrer y muchas tareas que realizar.
- Las tumbas y demás puzles seguirán siendo opcionales, pero mucho más abundantes y desafiantes que la anterior entrega.
- Detalle visual en todos sus aspectos, con especial atención a la animación facial en sus cinemáticas.