Mickey es épico y si alguien está en contra, que hable con Warren Spector. La pasión del diseñador, unido a la magia Disney y a un proyecto de descomunales proporciones auguran uno de los mejores títulos del catálogo de Wii para los próximos meses. Te contamos lo que se siente al convertir al mítico roedor en un auténtico pendenciero...
Warren Spector (responsable de títulos como Wing Commander o Deus Ex) sigue adelante con su épico proyecto por convertir al pequeño ratón Mickey Mouse en uno de los grandes protagonistas dentro del catálogo de Wii para este 2010.
Y es que para que aparezca en la mismísima conferencia de Nintendo, los tejanos de Junction Point Studios deben de estar dándolo todo para lograr que Epic Mickey se convierta en uno de los títulos del año. De hecho, hace escasos días se ha dado a conocer que el proyecto -ya en fase final de desarrollo- ha contado con la participación de 275 personas. En palabras del propio Spector: “Cuando llevas a cabo un proyecto tan ambicioso como éste, tienes que ir a lo grande”.
Y para comprobar que no se trataba de la mera palabrería típica de los desarrolladores, nos fuimos al “stand” de Disney en el pasado E3 para descubrir algo más sobre una obra que, como ya os adelantamos hace tiempo, nos pone en el lugar de un Mickey trasladado a un siniestro mundo al borde de la destrucción (el Páramo, también conocido como Cartoon Wasteland) donde habitan los personajes más olvidados de Disney. Entre ellos estará Oswald, el conejo de la suerte, pero también otros malvados villanos y valiosos aliados que nos ayudarán a comprender lo que está sucediendo mientras intentamos volver a casa.
El pincel mágico
Planteado como un plataformas con ciertos elementos RPG, la obra de Warren Spector se erige sobre un pilar fundamental: un sistema de moralidad que nos da poder a los jugadores para determinar si queremos actuar como héroes o como unos auténticos pendencieros. En el E3, esto lo pudimos comprobar a través de acciones tan básicas como acabar con los enemigos o convertirlos en nuestros aliados, usando la pintura o el disolvente de nuestro pincel.
Y es que el pincel es el segundo gran elemento jugable de Epic Mickey. Gracias a él podremos pintar determinadas partes del escenario (puentes, puertas y hasta plataformas) para continuar con nuestra aventura, llegando a los lugares más inaccesibles. No obstante, también tendremos un disolvente, ideal para acabar con enemigos o borrar -literalmente- partes específicas del decorado, como una pared o -en nuestro caso- un ancla que nos permitió abrir una nueva zona de Skull Land, el nivel en el que jugamos.
Tanto la pintura como el disolvente se aplican directamente sobre la pantalla apuntando con el wiimote y pulsando los botones C y B, respectivamente, de una manera muy intuitiva. El único inconveniente reside en que su uso no es ilimitado, aunque siempre podremos rellenar nuestros botes encontrando recargas escondidas en el decorado.
Un guiño al pasado de Disney
Epic Mickey podría decirse pues que es un videojuego inspirado en la mecánica de pintar y borrar escenarios, aunque eso no quita que tengamos muchas partes de plataformas (con saltos ajustados) y algún que otro puzle, consistente bien en activar interruptores escondidos o en la utilización de objetos como un reloj o un televisor, empleados para ralentizar el tiempo o distraer a unos enemigos que no nos dejan llegar hasta nuestro objetivo.
La sensación es, por tanto, la de encontrarnos ante una jugabilidad sencilla pero poderosa, con una dificultad progresiva que se potencia por el hecho de que para viajar entre las diversas secciones del Páramo (Cartoon Wasteland), deberemos atravesar niveles 2D de “scroll” horizontal basados en populares cortos animados de Disney como Steamboat Willie o Clock Cleaners.
Para los incondicionales del ratón animado, estos niveles suponen un regalo tanto desde el punto de vista jugable como visual. En 3DJuegos, en particular, tuvimos la suerte de jugar en Steamboat Willie, un nivel que, como el corto, está en blanco y negro, realizando así un extraordinario guiñó al pasado que se complementa con jugabilidad clásica basada en el uso de los saltos como principal instrumento para lograr llegar al final de fase.
Mickey, más épico que nunca
Sin embargo, la impresión que nos dejó Epic Mickey fue la de encontrarnos ante un juego de acción, aventuras y plataformas puramente tridimensional, donde nuestro amigo ratón puede correr, saltar, atacar en giro (mediante una sacudida del wiimote) y, sobre todo, pintar. Estas son las acciones principales dentro de un producto donde no van a faltar las conversaciones con los NPC del escenario, incluida alguna escena donde se nos presenten -a modo de historieta animada- las claves del argumento.
Y es que, visualmente, Epic Mickey es una delicia. Nuestro roedor, por razones argumentales que definiremos en otro momento, desprende tinta a través de su cuerpo al mismo tiempo que nos damos cuenta del extraordinario trabajo artístico que le rodea, ya hablemos de enemigos o del propio escenario. Eso sí, no podemos negar que los dientes de sierra eran demasiado notorios como para no mencionarlos en estas impresiones. Esperemos que este problema se solucione para la versión final del título.
Un título que llegará en noviembre en exclusiva a nuestras Wii, además, en apariencia, con todo lo que Warren Spector promete: un mundo Disney oscuro, la libertad de los jugadores para tomar decisiones y una jugabilidad tan potente como entretenida. Ojalá que el famoso ratón termine siendo tan épico como el propio nombre del videojuego -Epic Mickey- indica.