¿Hay algo peor que un asesino en medio de una ciudad con ganas de venganza? Sí, un asesino con un conjunto de discípulos dispuestos a seguirle allá donde vaya. Ubisoft nos muestra en exclusiva la campaña individual de Assassin's Creed Brotherhood, el videojuego donde Ezio proseguirá sus aventuras dentro de la gran ciudad de Roma.
El gremio de asesinos sigue creciendo. No hace ni un año que contamos con Assassin's Creed 2 y ya tenemos la noticia de una nueva secuela, esta vez sin valor numérico, algo que no quiere decir por otra parte que se trate de un "spin-off" o de un "Assassin's Creed 2.5". Y es que lo nuevo de Ubisoft es una vuelta de tuerca más en la serie, un loable intento dentro de la franquicia por descubrir nuevos horizontes jugables que dejan de lado la soledad que han tenido que afrontar los protagonistas asesinos de las dos primeras entregas.
En esta ocasión, Ezio será maestro de su propio gremio de asesinos, que irán uniendo a su causa a lo largo de una aventura que arranca justo donde Assassin's Creed 2 terminó. Nuestro héroe se encuentra en su villa, durmiendo junto a su amada, cuando un ataque a base de artillería amenaza la fortaleza de Monteriggioni. Las tropas de Cesari (hijo de Rodrigo Borgia) han irrumpido en nuestro territorio, algo que sólo nos deja una opción: defendernos.
Este es el abrupto comienzo de Assassin's Creed La Hermandad, un título que, como hemos podido comprobar, nos pone a jugar ya inmediatamente, saltando a las calles de la ciudad para montarnos sobre nuestro caballo. Y sí, esta vez podremos cabalgar con nuestro animal en el interior de las ciudades, algo que se nos propone desde una perspectiva en tercera persona muy cercana, tendente a la acción y muy adecuada para protagonizar enfrentamientos en tiempo real con enemigos al trote, atacando desde la privilegiada posición de nuestra montura.
Maestro de asesinos
Acto seguido a esta secuencia, Ezio se desplazó hasta la muralla de la fortaleza, dejándonos ver al fondo cómo las tropas de Borgia avanzaban en generosa cantidad a la búsqueda de nuestra cabeza. Se aprecian a este respecto ligeras mejoras en el apartado visual (con más carga poligonal en pantalla), aunque lo realmente llamativo fue contemplar el poder de destrucción que éramos capaces de causar al colocarnos detrás de un cañón de proyectiles. Las líneas de fuego enemigo saltaban por los aires junto a torres enteras, cuyas estructuras de madera se hacían añicos al recibir el impacto de las bolas de acero.
Pero no son las únicas mejoras ni mucho menos. "Siguiendo el feedback ofrecido por nuestra comunidad de usuarios, hemos optimizado el sistema de combate, haciéndolo más ágil y aumentando la cantidad de movimientos de Ezio, que se ha vuelto más agresivo", nos comentó Jean-François Boivin en una presentación exclusiva a puerta cerrada.
En Assassin's Creed Brotherhood somos capaces de crear más combos en menos tiempo, además de recibir una fluidez de acciones mucho más elaborada. Por ejemplo, podremos estar atacando con la espada para, acto seguido, fulminar a nuestro rival de un solo disparo. Asimismo, se recuperan ciertas acciones del pasado, como realizar estocadas en el aire o quitar armas a nuestros contendientes -en la demostración, un hacha- para después lanzarlas contra ellos.
Roma, historia y hermandad
Con una duración aproximada de 15 horas de juego, lo nuevo de Ubisoft pretende ofrecernos un nuevo entorno, la ciudad de Roma (año 1503), que es hasta tres veces más grande que la urbe de Florencia en Assassin's Creed 2. Interesantes números, sobre todo si tenemos en cuenta que el paisaje romano está dividido en cinco zonas (incluido el Vaticano) que van a poder mejorarse. Para que lo entendáis mejor, Roma va a ser a Assassin's Creed Brotherhood lo que la Villa Monteriggioni fue para AC2.
Personajes históricos volverán a ayudarnos en nuestra tarea de venganza (Leonardo da Vinci, Maquiavelo o Caterina Sforza), aunque lo más interesante en esta entrega viene por parte de la Hermandad. Y es que Roma será el lugar idóneo para conocer gente que se una a nuestra causa, convirtiéndonos así en un maestro asesino que tendrá su propio gremio, el cual podremos usar durante la aventura, aunque también mandarlo a misiones en países como España o Alemania.
Ahora bien, ¿cómo funciona el sistema? Según pudimos ver en la presentación, de una manera extremadamente sencilla. Una vez hayamos construido nuestro ejército de NPC (personajes no jugables), estaremos preparados para presionar el gatillo izquierdo siempre que nos encontremos en apuros. ¿Estamos asediados por unos soldados muy pesados? Un manto de flechas caerán sobre ellos. ¿Queremos enfrentarnos directamente al líder de un grupo de legionarios? En ese caso, nuestros amigos asesinos harán el trabajo sucio para dejarnos vía libre.
Un nuevo Assassin's Creed
En apariencia, el sistema se presenta como muy automatizado. De hecho, Jean-François Boivin apenas tuvo que mover un dedo en toda la partida, aunque todavía es pronto para sacar conclusiones. Lo que está claro es que la mecánica es innovadora y muy atractiva, además de aparentemente realista. "No esperéis que esto sea un Final Fantasy. Si vuestros discípulos asesinos mueren, aquí no podréis resucitarlos", sentenciaba con cierta comicidad el Producer del juego.
Aparte de la técnica "brotherhood", existen muchas novedades que contar. Por ejemplo, podemos dejar trampas a nuestros enemigos mientras escapamos de ellos, además de que gozamos de nuevas acrobacias, una de ellas relativa a la acción de atacar a soldados enemigos desde posiciones más elevadas aún que en Assassin's Creed 2. Y para no perder un detalle de las consecuencias, los desarrolladores han re-optimizado el motor Havok, evitando que los modelos de personajes se retuerzan de manera irreal.
Y todo esto sólo por parte de la campaña para un jugador, puesto que el multijugador promete aún más, incluso una trama particular de la que os iremos informando a lo largo del E3. En cualquier caso, cabe adelantaros que podremos jugar como templarios, y hasta aquí podemos hablar. Más detalles en nuestra cobertura desde Los Angeles. No no nos perdáis de vista...