Épico, con un ritmo de la acción digno de las mejores películas de aventuras, y un protagonista que a día de hoy sigue atrapándonos con su carácter y forma de ser. Uncharted 3 muestra por fin su modo historia y lo hace como mejor sabe hacerlo, dejando impresionado al personal.
Durante la conferencia de prensa de Sony en este E3, Uncharted 3: Drake’s Deception fue sin duda uno de sus títulos estrellas, pero también uno de los que mejor impresión causó entre los asistentes. El tráiler mostrado así como el nivel ambientado en un barco que termina inundándose violentamente volvieron a dejar claro que Naughty Dog tiene cogida la medida al género de las aventuras de acción, y esto es algo que reconfirmaron durante una presentación posterior en la que nos mostraron otro nivel del juego: el asalto al avión en pleno desierto.
Como Indiana Jones
No existe mejor halago para un videojuego que pretende convertirse en la mejor aventura de acción, que ser comparado con el impacto que causaron las películas de Indiana Jones y mantenerse no solo a la altura, si no superar incluso en algunos aspectos a esta genial saga de Steven Spielberg. Y Uncharted es una de las pocas series capaces de ello. Principalmente, porque todo destila un aire a gran superproducción hollywoodiense que tira para atrás, algo que se nota tanto en las cinemáticas, que por lo que vimos poseen un acabado fantástico y, sobre todo, por el frenetismo y la intensidad de la acción.
El nuevo nivel que pudimos ver, como decíamos, nos traslada al aeropuerto en el que Nathan Drake se tiene que infiltrar para introducirse, como polizón, en un gran avión de carga. La demostración dio inicio con una de las típicas secuencias cinemáticas en las que Drake conversa con Elena, destacando en este punto su gran carga emotiva y lo real que vuelve a ser no solo la interacción entre ambos personajes, sino la química que destilan.
Tras este momento en el que los dos personajes se separan, la acción pasa a centrarse exclusivamente en Drake, que inicia su andadura hacia el avión en una fase nocturna en la que el sigilo es lo más importante. Bueno, al menos al principio, porque de repente el héroe es descubierto y le toca iniciar una alocada carrera por todo el aeropuerto esquivando balazos mientras elimina a los rivales a su alcance. Aquí, asistimos a emocionantes tiroteos, espectaculares explosiones que sacudían de tal modo el escenario que hasta el propio Drake caía de culo y, cómo no, combates cuerpo a cuerpo y ejecuciones silenciosas que mantienen el grandísimo nivel visto en los dos juegos anteriores.
Tras unos minutos de lucha, Drake comienzo a correr por la pista de aterrizaje con el imponente jumbo frente a él pero… ¡maldita sea! ¡Que se nos escapa el avión! Y como en las mejores películas, tras varios segundos corriendo inútilmente tras él, aparece milagrosamente Elena en un jeep al que nos subimos rápidamente para de un salto, alcanzar el tren de aterrizaje del avión. Lo hemos conseguido, estamos dentro, sanos y ¿a salvo? De eso nada. Y es que al llegar a la bodega de carga un matón con unos brazos como vigas nos recibe con una buena sacudida.
En este momento empieza a librarse una pelea cuerpo a cuerpo brutal en la que Drake tiene todas las de perder, pero en un momento dado consigue atarle un paracaídas al matón de turno y abrir las compuertas de la bodega de carga, provocando que éste caiga arroyado por un enorme vehículo y demás objetos que se encontraban en la zona. Pero esto no sería Uncharted si los problemas no dejaran de surgir, y como en el nivel del barco mostrado en la conferencia de prensa, pronto nos veremos caminando a contracorriente mientras objetos de todo tipo van cayendo sobre nosotros –tenemos que esquivarlos de un lado a otro-. La secuencia alcanza su mayor apogeo cuando Drake cae y milagrosamente se agarra a una red de carga mientras el avión sigue su rumbo.
Y así concluyó esta demostración que nos dejó claro que Uncharted 3 será más grande, más espectacular, más cinematográfico y más de todo lo que imaginéis, porque tiene pinta de superar con creces, aunque parezca increíble, a sus dos antecesores.