Aunque la decimosexta entrega numerada de la saga Final Fantasy sea la más rompedora de siempre, tal y como os contamos en nuestro análisis y como habéis podido comprobar desde su lanzamiento en el día de ayer, eso no quiere decir que no tenga ciertos elementos propios de la creación de Square. La presencia de Moguris, los cristales o los clásicos hechizos elementales como Piro, están ahí.
Sin embargo, el mundo de Valisthea es lo suficientemente distinto de lo que habíamos visto hasta ahora como para considerarlo una entrega muy independiente. Aunque cada Final Fantasy presenta una nueva historia, el tono y el sistema de juego de FF16 es diametralmente opuesto al legado de la franquicia.
Pero podéis estar tranquilos, porque hay detalles ocultos (a veces a plena vista) que evidencian el cariño de Yoshida, Takai y compañía a las anteriores entregas. Sin ir más lejos hoy vamos con un huevo de pascua que podrás encontrarte en las primeras horas del videojuego. Y que hará muy felices a los fans de la franquicia.
Cuando llegues a Eastpool, justo antes del núcleo del pueblo, verás unos campos de grano de cierto tamaño. Por supuesto, necesitan de sus espantapájaros correspondientes para disuadir a las aves que busquen alimentarse en ellos. Pues si te fijas un poco en la apariencia que tienen, seguramente te suenen; porque son la viva imagen de Vivi Ornitier y de los magos negros en general.
El gorro de mago con la punta caída, la túnica de color azul oscuro y el cuello elevado... No hay duda de que estamos hablando del mítico mago negro que nos acompaña en Final Fantasy IX. Uno de los personajes más queridos de toda la historia de la saga tiene un pequeño homenaje en la aventura de Clive Rosfield.
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