Ha conquistado a millones de jugadores en Xbox Live Arcade y PlayStation Network. Ahora le toca el turno a los usuarios de PC disfrutar de la última gran aventura arcade de los creadores de Alien Hominid: Castle Crashers. Un divertido título de acción cooperativa de estilo retro que os encantará por su adictiva jugabilidad y su sensacional sentido del humor.
Ha tardado más de lo que habríamos deseado, pero finalmente el adictivo Castle Crashers ha llegado a PC. Lo hace con una adaptación calcada del título original lanzado en Xbox Live Arcade hace un par de años, manteniendo intactas todas las virtudes que lo han convertido en uno de los grandes éxitos de las plataformas de distribución digital de Xbox 360 y, posteriormente, PlayStation 3. Y es que su alocado sentido del humor, su marcado carácter arcade, y su potente multijugador cooperativo para cuatro jugadores son un dulce irresistible para cualquiera.
El Revientafiestas
La exigua historia de Castle Crashers nos pone en el pellejo de un pequeño caballero con la misión de vencer a un mago que ha secuestrado a las princesas del castillo al que sirve.
El típico argumento es un clásico pretexto para justificar la divertidísima sucesión de misiones y escenarios que conforman el videojuego. El título tiene un formato muy agradable de Hack and Slash ligero, que salpica con pequeños componentes de rol; todo ello en un entorno bidimensional que recuerda mucho a clásicos de la talla de Golden Axe.
Lo que diferencia a Castle Crashers de la horda de este subgénero que nos invadió en la primera mitad de los 90 es su corte humorístico. No es que pase nada especialmente divertido, pero todo en el juego desprende un aroma simpático y entrañable, en parte debido a la dirección artística.
Además el videojuego es ciertamente adictivo. La fórmula, sin embargo, es bien sencilla gracias en parte a su intuitivo sistema de control. Y es que nos bastarán un par de teclas (o botones si jugamos con un mando) para ejecutar todas las acciones disponibles sin mayores complicaciones; incluyendo los combos, por supuesto, que desbloquearemos según avancemos con la experiencia de nuestro héroe.
Eso sí. Nos habría gustado que los chicos de The Behemoth hubieran adaptado completamente la interfaz de usuario a PC, ya que aún usando exclusivamente el teclado, se nos mostrarán los iconos con la apariencia del juego en Xbox 360. Un detalle feo que no merma la experiencia de juego (ya que se pueden personalizar las teclas), aunque sí ensombrece algo el resultado final al obligarnos a estudiar al detalle qué teclas se corresponden con los botones del mando.
Dicho esto, y siguiendo con el apartado jugable de Castle Crashers, es importante reseñar que podemos potenciar determinados atributos del héroe, como su fuerza en el combate cuerpo a cuerpo, ataques a distancia o la magia elemental, para así adaptarlo a nuestro estilo de juego. Mejoras de habilidad que desbloquearán nuevos movimientos de ataque especiales.
Y con esta ligera mezcla de ataques cuerpo a cuerpo, a distancia y uso de magia transcurre toda la campaña de Castle Crashers, y es que lo que la hace realmente brillante es su sentido del ritmo y de la cadencia. En scroll horizontal nos iremos enfrentando a decenas de enemigos estándar, por así decirlo, para chocar con un gigantesco jefe final de nivel al término de cada una de las fases.
Estos grandes rivales son descomunales en tamaño, y cuentan con una barra roja de energía que nos informa de cuánto nos queda para tumbarlo. Los primeros serán ciertamente sencillos, y según avance la aventura irán creciendo todavía más en dimensiones y al mismo tiempo en dificultad.
¡Glork!
La campaña tiene una duración de entre cuatro o cinco horas, que que puede crecer exponencialmente si disfrutamos en su plenitud de la abundancia de contenidos que se ofertan. En primer lugar hay multitud de personajes, animales y orbes desbloqueables, que descubriremos en rincones del mapa. No obstante si no nos va el coleccionismo también podemos afrontar la campaña en compañía, gracias al cooperativo para hasta cuatro jugadores -a través de Internet o en un mismo equipo-, que dispara la diversión hasta límites insospechados y que provoca los mejores momentos que depara el videojuego.
Por si fuera poco hay algunos minijuegos en los que se pondrá a prueba nuestra destreza, como la Arena donde nos enfrentaremos a infinidad de enemigos para resistir sus envites “hasta que el cuerpo aguante”; o Todo lo que Puedas Comer, que nos emplazará a pulsar alternativamente dos botones del mando para tragar más que nuestros compañeros de mesa.
Gráficamente las imágenes y videos que se pueden ver en la revista dan una idea de su corte tecnológico. No se trata de un videojuego deslumbrante en este sentido, pero su simpatía y delicioso diseño hacen que gane muchos puntos en este campo. Los diseños de los escenarios brillan a la misma altura que los de los personajes, y hay gran cantidad de objetos destructibles.
El sonido es otro apartado sensacional, con un score variado y divertido que acompaña a la perfección, y con unos efectos que cumplen su cometido. Como decíamos, Castle Crashers llega a PC sin novedades con respecto al original, pero sí manteniendo intactas todas las virtudes que lo han llevado a lo más alto en consolas.
Recogiendo un género tan tradicional como el Hack and Slash, Castle Crashers consigue convertirlo en una deliciosa experiencia gracias a su sentido del humor y a su simpático tratamiento. Lo mejor de su campaña es su ritmo, y si a esto sumamos la posibilidad de disfrutarla en cooperativo el resultado es fenomenal.
