Aventuras plataformeras hay muchas, pero al final son pocas las que terminan haciendo resonar sus engranajes para materializar un virtuoso trabajo de jugabilidad. Monster Boy y el Reino Maldito lo consigue mediante uno de los mejores videojuegos de plataformas que he tenido la oportunidad de probar hasta el día de hoy.
Una de las cosas que menos me gustan del E3, es que hay tantos títulos importantes, que al final tienes que priorizar y corres el riesgo de dejar sin cubrir títulos interesantes. Uno de ellos fue Monster Boy y el Reino Maldito. Me recuerdo a mí mismo en el último día de feria haciendo un esfuerzo por encontrarlo. Tras un par de mails y alguna consulta, al final hallé dos consolas bien escondidas, con apenas un par de personas esperando. Eso me permitió probar, aunque fuese fugazmente, un título que ya por aquel entonces me provocó una grata sensación.
Meses después aquí lo tenemos. Un lanzamiento de tapadillo, sin apenas promoción. Probablemente, llegues aquí y no sepas ni de lo que estamos hablando. No obstante, antes de que cierres ventana, déjame decirte que es uno de los plataformas que más he disfrutado. La obra de FDG Entertainment es un exquisito trabajo de diseño jugable, que tiene en su núcleo el clásico Wonder Boy, aderezado por eso que hoy tanto se prodiga (¿alguien dijo metroidvania?). En definitiva, el sucesor espiritual de la creación original de Ryuichi Nishizawa, que de hecho ha colaborado activamente en el proyecto.
No dejaba de sorprenderme mientras pasaba de una situación a otra, con planteamientos cada vez mejor estudiados e ingeniosos, un toque de dificultad muy bien medido y una duración considerablemente elevada para el género del que hablamos (en torno a las 15 horas). Captará tu atención por su explosión de colorido: un apartado artístico que hace cobrar magia a tu televisor. Pero al final te quedarás por su agradable jugabilidad, una mezcla entre saltos, exploración y puzles que estoy seguro de que no solamente deleitará a los fans de los juegos originales, sino a todos aquellos que admiren los buenos videojuegos.
Más que un simple regreso
El planteamiento narrativo de Monster Boy es una simple excusa para ponerse a jugar. A tu tío parece habérsele ido la cabeza y ha empezado a transformar en animales a todo el reino. Tu tarea es devolver la situación a la normalidad, recobrando una serie de orbes dispersos por el entorno. Planteamiento sencillo, que se traduce en recorrer un mapa que permite cierta libertad y experimentar una serie de transformaciones para convertirnos en cerdo, rana, serpiente, león, etc.
Sí, como habéis leído. La dinámica central de Monster Boy and the Cursed Kingdom no es el diseño de su mundo, con esencia metroidvania, sino la posibilidad de transformarnos en diversos animales. Esto permite activar una variedad jugable magnífica, que va a más según transcurren las horas de juego y desbloqueamos nuevas formas. Para cuando alcances el final del juego, habrás aprendido a alternar entre todas ellas, aprovechando la fuerza de embestida del león, la habilidad del cerdo para olfatear aspectos ocultos del escenario o la capacidad de la rana para lanzar su lengua y activar propulsores que nos lleven más lejos en el decorado.
No dejaba de sorprenderme mientras pasaba de una situación a otra
Gracias a estas transformaciones, podemos abrirnos paso en el mapa de Monster Boy, que supone un auténtico ejercicio de ingenio, un maravilloso puzle a resolver donde no todo siempre es demasiado evidente. El juego tiene sus recursos, y demuestra talento para guiar al jugador sin darle todo masticado. A estos efectos, los jefes finales, además de numerosos, se plantean como un reto muy agradable. Perderéis varias veces la vida antes de dar con la solución a sus debilidades o pautas de comportamiento.
La tasa de 60 imágenes por segundo, unida a una gran respuesta a los mandos, da lugar a una continua sensación de satisfacción mientras manejamos a nuestro protagonista. El control es magnífico, mejor con cruceta, tal y como hacíamos en los años 80 y 90. Pero no te equivoques, no quiero que pienses que el juego es mera nostalgia. Creo sinceramente que los desarrolladores han querido ir más allá. No quedarse en un mero recuerdo, sino en adaptar las clásicas mecánicas de Wonder Boy a la actualidad.
La forma de conseguirlo es a través de la dinámica de transformaciones (tenemos hasta seis), combinadas con un mundo de múltiples rutas y "backtracking". Tendréis que consultar el mapa y quedaros bien con ciertas instrucciones que os den los personajes. Pero no os preocupéis demasiado. Monster Boy está hecho para suponer una aventura fluida, satisfactoria… pero sin olvidarse de la sensación de progresión. A poco que os desvieis, encontraréis habilidades especiales, armaduras y alguna que otra arma con la que hacer más ameno el trayecto.
Variado, largo y hasta rejugable. Se pueden poner pocos "peros" a un plataformas que además es muy simpático. Cuando estás en forma de cerdo, y no haces nada, tu personaje se cambia el parche de ojo, como si nadie le estuviese observando, con una increíble suavidad de animaciones. Este ejemplo sintetiza lo que os vais a encontrar, un juego realizado con gran mimo, un acertadísimo uso de la paleta de colores, animaciones muy cuidadas (todas realizadas a mano) y un apartado artístico que habrá momentos en que os hará soltar una exclamación de admiración.
La banda sonora le va a la par. Fijaros en el desfile de compositores: Michiru Yamane (Castlevania), Motoi Sakuraba (Tales of), Yuzo Koshiro (Streets of Rage), Keiki Kobayashi (Ace Combat) y algunos más. Es decir, un auténtico "dream team" musical que da lugar a unos tonos muy adecuados al tipo de aventura que vivimos: con ritmos más pausados y positivos, y otros más tendentes a la acción, especialmente durante los enfrentamientos.
Por todo ello, quiero volver a incidir en la idea de que Monster Boy y el Reino Maldito es una absoluta sorpresa, una que llega a final de año, sin apenas avisar… y que parece de hecho improbable que se haya hecho realidad. Acabo de leer que fue planeado como un kickstarter que falló estrepitosamente allá por el año 2014. Miradlo, y comparad en lo que se ha acabado convirtiendo ese título (entonces conocido como Flying Hamster II).
Monster Boy y el Reino Maldito es una absoluta sorpresa
Esto demuestra que nunca sabes cómo va a terminar un proyecto, y que a un libro no hay que juzgarlo por su portada. Hay proyectos que cada vez quedan más sepultados por el ruido de las grandes maquinarias de marketing, y aunque no cuenten con tanta promoción, demuestran tener un gran trabajo detrás. Hacedme caso y probad si podéis este título. Si os interesa el concepto, no os va a decepcionar en absoluto.
Un plataformas de gran variedad, considerable profundidad y elevada duración. Monster Boy y el Reino Maldito es una absoluta sorpresa, un título encantador que brilla por la capacidad de transformación de su protagonista, la cantidad de situaciones que genera y un diseño heredero del esquema metroidvania, combinado con la esencia de la mítica saga Wonder Boy. Pero no os equivoqueis, porque es mucho más que mera nostalgia. Es la adaptación de un clásico a los tiempos actuales, en una entrega que cualquier amante de los buenos plataformas sabrá apreciar.
Comprar Monster Boy and the Cursed Kingdom- Excelente combinación entre exploración metroidvania y acción plataformera clásica
- Las transformaciones otorgan una gran variedad jugable
- Sencillos pero eficaces puzles, muy satisfactorios
- Jefes finales inspirados, además de medianamente desafiantes
- Duración elevada, considerando que hablamos de un plataformas bastante clásico
- Tiene un encanto artístico y musical que te sumerge en un mundo increíble de fantasía
- No propone demasiadas cosas que realmente no hayamos visto en el género
- Algunas composiciones pueden hacerse algo repetitivas
