Recogiendo el espíritu Contra, Hard Corps: Uprising ofrece exactamente lo que el clásico de los 80 hubiera necesitado en su traslado Next-Gen. Con un estilo visual muy poderoso, y manteniendo intactas sus virtudes jugables este lanzamiento supone un soplo de aire fresco muy sano para los amantes de lo vintage.
Lanzado en 1994, Contra: Hard Corps es una de las entregas más recordadas de las series Contra que, de hecho en aquella ocasión, vio la luz en la consola de Sega: Mega Drive. Ahora, y con la intención de rendir culto a esa clásica jugabilidad de scroll horizontal y delirante acción que ya hizo las delicias de generaciones y generaciones en el pasado tenemos en Xbox Live y PlayStation Network la reinterpretación que ARC System Works hace de ese "incunable".
Con una dirección artística muy poderosa y unas ideas muy claras en cuanto a lo que se refiere a las ideas jugables y estéticas, Hard Corps Uprising no actualiza un formato ya en desuso -el del juego de acción 2D de los 90-, pero sí lo dignifica y lo recupera para un momento en el que lo retro puede ser un soplo de aire fresco.
Levantamiento
Cierto que el argumento no tiene importancia ninguna en un título de estas características, pero lo cierto es que los chicos de ARC System Works han hecho un esfuerzo fantástico a la hora de presentarlo de la forma más espectacular posible. Una formidable cinemática comienza a desgranar rápidamente y de forma muy fugaz una narrativa que en adelante tendrá una presencia prácticamente testimonial. En el juego se nos contará la historia de los dos protagonistas en su epopeya contra la Commonwealth Army en pleno año 2613, una batalla que llevará al Coronel Bahamut y a su socia Krystal a luchar en diferentes escenarios contra centenares de tropas enemigas.
A partir de ese momento ante nosotros se abrirá la posibilidad de disfrutar de la campaña del juego desde los modos Arcade y Rising, tanto con el personaje de Bahamut (masculino) como con el de Krystal (femenino). ¿Qué diferencia hay entre estas dos modalidades? La campaña es la misma en ambas, pero la distinción entre las dos estriba en que con una de ellas el personaje evoluciona conforme avanzamos en la aventura -Modo Rising- y en el otro contamos con las habilidades predeterminadas -Modo Arcade-.
En ambas modalidades estamos hablando de un videojuego tremendamente difícil, muy en la línea de los altos niveles de dificultad de los que disfrutaban los aficionados en la década de los 90 y que se han ido perdiendo progresivamente con la casualización de los diferentes géneros. En el modo que cuenta con progresión hay una serie de rutinas que podemos ir mejorando para nuestro personaje y que funcionan a modo de desbloqueo ayudando a hacer de la experiencia algo más accesible, especialmente teniendo en cuenta que a pesar de que muramos una y otra vez -algo que pasará habitualmente-, no perderemos nuestros progresos en el campo de las mejoras.
Por lo demás el título ofrece un número de horas muy razonable en la campaña individual, con la estructura habitual del género. Mezcla de acción horizontal con pequeños elementos de plataformas verticales, todo ello en un cóctel en el que el ser hábiles con los cómodos controles y el contar con buenos reflejos para esquivar los disparos enemigos serán las principales claves para salir victoriosos.
Por otra parte las modalidades multijugador son de estilo off-line y on-line, aunque con las mismas características que en la campaña individual. Podremos disputar partidas rápidas -saltando a juegos aleatorios-, partidas personalizadas -pudiendo escoger el modo Arcade o Rising, así como el capítulo- y la posibilidad de crear nuestra propia partida.
A nivel estético el videojuego utiliza poderosas referencias al anime oriental, con diseños para protagonistas y villanos muy cuidados y, por momentos, incluso caricaturescos en el caso de éstos últimos. Los escenarios, por su parte, son coloristas, minuciosos y con abundantes detalles móviles en el fondo y con algunos elementos renderizados en una suerte de mezcla entre las tres dimensiones y las dos, creando una cuidada sensación de profundidad que también repercute en el componente jugable.
Hard Corps: Uprising rinde un notable homenaje a los grandes clásicos de acción de la década de los 90, haciendo de su acción en 2D y de su scroll horizontal sus elementos más identificativos. Una potente dirección artística y una divertida experiencia on-line contribuyen a redondear el conjunto
