¿Qué hacer cuando tu videojuego ha superado tus propias expectativas, convirtiéndose en un J-RPG de calidad inesperada y que encandiló a tantos jugadores? La respuesta para los creadores de Bravely Default es obvia: tratar de superarse. Los nipones buscan la perfección con la secuela del título. Os contamos cómo están intentando obtenerla.
Perfeccionarse. Esto es lo único que le queda a aquellos videojuegos que con su estreno logran marcar un antes y un después. Sucedió con Bravely Default, un videojuego para Nintendo 3DS que nos maravilló con su espléndido equilibrio RPG y fascinante apartado audiovisual. Han pasado tan sólo dos años, pero seguro que a nadie le importa que llegue una secuela que traté de superar a aquel titulazo.
Aún sin planes para territorio occidental, Bravely Second: End Layer ha llegado a las tiendas japonesas tras ser bendecido por la conocida publicación nipona Famitsu, que lo ha puntuado con un 36/40. Todo hace presagiar que nos encontramos ante una secuela inspirada, trabajada y que va a hacer honor a ese cartucho que allá por el año 2013 recibimos en 3DJuegos con una puntuación de 9,5.
Uno de los datos que invitan al optimismo es que los desarrolladores de Silicon Studio repiten con esta producción, una compañía que no goza de un amplio catálogo de lanzamiento, pero sí de algo de historia. En concreto, fue una empresa fundada por Silicon Graphics, así que ya sabemos de donde viene su pasión por crear títulos visualmente a la vanguardia. El caso de esta continuación no es una excepción, puesto que básicamente nos encontramos ante un juego que sin cambiar jugablemente sí que pretende significar algo verdaderamente nuevo.
Mejorando lo existente
El principal objetivo de Bravely Second: End Layer es perfeccionar todo lo que vimos en el anterior episodio. A nivel de mecánicas no vamos a encontrar grandes modificaciones, o al menos estructurales. Si algo funcionaba tan bien como lo hacía en Bravely Default… ¿para qué tocarlo? En su lugar, recibimos añadidos que ayudan a que nuestra experiencia sea más satisfactoria, como la posibilidad de auto-batalla o de modificar la frecuencia de los combates.
Todo se ha rediseñado para que resulte menos frustrante, pero por supuesto sin olvidar esos rasgos básicos de todo buen RPG, como una buena duración (el anterior duraba unas 60 horas) y una dificultad lo suficientemente ajustada. La trama también experimenta una renovada orientación, pasando de estar más guiada por la exploración a hacer una mayor apuesta por la historia que se nos está contando.
En este sentido, funciona como secuela directa, desarrollándose unos años después. Nos encontramos en el mismo universo, más en concreto en el mundo de Luxendarc. Volvemos a las aventuras, las espadas y la magia, sólo que ahora a través de nuevos personajes, como Magnolia Arch, que se une a un conjunto heterogéneo en el que no faltan viejos conocidos, como Edea Lee. Es decir, una narrativa que busca la novedad pero sin perder de vista a aquellos jugadores que experimentaron Bravely Default en su día.
Pero claro, hay novedades, y entre ellas tenemos "My Set", que sirve para guardar las configuraciones de equipo y habilidades para nuestros personajes, algo que nos servirá para agilizar la partida. Otro rasgo importante es que esta vez contamos con 30 trabajos y 300 técnicas en total, números generosos que han sido resultado del feedback recibido por parte de los fans. Para esta entrega, Square Enix quería mantener contentos a sus fieles seguidores.
No es la única propuesta procedente de los usuarios. Si recordáis el minijuego que se incluyó con Bravely Default consistente en defender nuestro poblado a través de la función StreetPass, ahora se encuentra de vuelta. Por supuesto, lo hace con novedades, llevándonos hasta el hogar de la nueva protagonista, en la luna, para detener la invasión. Para completar, recibiremos una enciclopedia desde la cual rescatar información sobre monstruos y habilidades.
Como veis, no se trata de una revolución ni mucho menos, sino de una continuación que busca perfeccionar todas esas facetas que funcionaron en el juego original. Tenemos nueva historia, mejoras a nivel combativo, pequeños detalles y, sobre todo, un apartado visual mejorado. Es tal vez este uno de los aspectos más notorios, con mayor detalle en los escenarios y particularmente en las batallas, que se hacen más dinámicas.
Todo se ha dispuesto para que los diseños originales de Akihiko Yoshida se pongan de relieve, y no es para menos considerando su pasado, diseñando los personajes de FFXII (entre otros videojuegos). Su estilo se ha transformado parcialmente con respecto al de la pasada entrega, apostando por un mayor realismo, en detrimento del aspecto "chibi". Pero eso sí, siempre manteniendo ese aire pictórico que tanto nos fascinó.
Los únicos que no repiten son los compositores de Revo, quienes ceden el testigo a Ryo y su banda J-Pop. Ellos son los responsables de aportar el alma musical a este videojuego, no teniendo nada fácil mejorar los resultados precedentes. Sin embargo, por lo que hemos escuchado, parece que tampoco podemos quejarnos demasiado, con unos ritmos que tratan de acompañar a la epicidad de esta nueva aventura.
De esta forma, hay poco que criticar. Lo único que nos queda es esperar a que se produzca un anuncio oficial acerca de la llegada de este lanzamiento a Occidente. Por lo demás, todo parece indicar que el juego será tanto o más interesante que el anterior, con un equilibrio ajustado y, en suma, esa búsqueda de la perfección en la que hemos venido insistiendo desde el comienzo del artículo. No resultará tan fresco como el anterior, eso no hay duda, y puede que no marque tanto, ¿pero quién dice "no" hoy en día a un buen J-RPG?