Hemos tenido el gustazo de probar NieR: Automata, la segunda parte de uno de los títulos de rol más peculiares de los últimos tiempos. Nos preguntábamos cómo habría influido la presencia de Platinum Games en la cocina de Square Enix, y por ahora parece que el nuevo chef trae sabores que potencian la ya de por sí excéntrica mezcla de géneros.
El primer NieR es la definición misma del concepto "clásico de culto". Llegó al mercado hace ya seis años, pero por aquel entonces su existencia pasó inadvertida para la mayoría de los jugadores salvo los roleros de pro. Aquellos que lo jugaron tuvieron la suerte de disfrutar de una obra original creada con mucha consistencia. No solo se expresaba a través de múltiples géneros, moviéndose entre naturalezas tan dispares como el de los juegos de disparos o la novela visual, sino que también contaba con uno de los mejores guiones salidos de la Tierra del Sol Naciente este siglo. Y esta secuela tiene mucha mejor pinta…
Por mucho que nos guste cantar sus hazañas, el videojuego original no era perfecto, y de hecho tenía claros defectos. Tenía un ritmo muy inestable, una estética francamente insípida y un sistema de combate superficial que caía en la reiteración por la reiteración. Si las cosas funcionaran como suelen funcionar en esta industria, una de dos: esta secuela no estaría a punto de ver la luz o tendríamos decenas de secuelas que pasan por encima los problemas integrales del progenitor. Para sorpresa de todos, nada de eso ha ocurrido, y Square Enix ha querido subsanar los vicios de NieR y mejorar el sistema de combate contratando a Platinum Games .
Rol, acción y Platinum
NieR: Automata es, principalmente, un juego de rol de acción que transcurre en una Tierra postapocalíptica cuya población se ha esfumado para empezar de nuevo en la Luna, dejando atrás un planeta ocupado por invasores robóticos. A pesar de que estos acontecimientos tienen lugar después de los del primer juego, no están directamente conectados, si bien podemos encontrar algunos personajes del pasado (y referencias a la saga hermana, Drakengard). Nuestra empresa es controlar a los androides 2B, 9S y A2, enviados a la Tierra para detener el avance de los robots, y también ver fascinados cómo sus emociones y personalidades reprimidas comienzan a aflorar con el avance de la trama.
Después de probar la demostración (que puede descargarse ya en PlayStation Store), nos dio la impresión de que el toque de Platinum Games se notaba mucho, y para bien. Los enfrentamientos resultaban fluidos, gracias a un sistema de combate que nos permite encadenar combinaciones de ataques y movimientos con mucha facilidad. Sí que existe la posibilidad de que los enemigos se nos antojen un poco repetitivos, pero el desarrollo de juego está planteado de forma que cada pocos minutos la acción se refresca con nuevos planos y perspectivas que varían la forma en que controlamos a nuestro androide. Las transiciones, por otro lado, no interrumpen la acción en ningún momento, por lo que se nos permite avanzar en todo momento mientras pasamos entre cámaras en tercera persona, cámaras cenitales y otras que sitúan la acción en 2D.
El toque de Platinum Games se nota mucho, y para bien
2B cuenta con todo un abanico de acciones para hacer frente a los robots. Puede realizar ataques cuerpo a cuerpo utilizando dos conjuntos de armas, normalmente formados por dos parejas de catanas pensados para ataques ligeros y pesados. En nuestro caso, el primer conjunto se componía de dos catanas, una muy grande y otra más pequeña, mientras que el segundo se componía de una catana para ataques cercanos y un par de kodachis arrojadizas. Además, puede utilizar su vaina de apoyo táctico para atacar a los enemigos a distancia de forma manual o automática. El resultado es un sistema de combate muy dinámico, con tintes de muchos géneros, que exige nuestra atención y que nos permite efectuar movimientos espectaculares emulando a Bayonetta. Lo mejor de todo es que el peso del bullet hell sigue vigente, por lo que los fans del primer título seguirán disfrutando de unas tónicas de combate muy particulares y casi únicas de esta saga.
En la demostración se muestra un segmento del juego con un desarrollo muy lineal, pero sabemos que NieR: Automata nos permite movernos por un mundo abierto. Por otra parte, existirá una historia principal, pero también misiones secundarias que nos despistarán de vez en cuando, aunque algunas de ellas serán bien difíciles. Contaremos con la presencia de jefes finales, como la enorme excavadora circular que aparece en la demostración, y también podremos utilizar monturas, como ciervos y jabalíes. Al parecer, estaríamos hablando de una esperanza de vida de unas 25-30 horas sin pararse mucho y con un nivel de dificultad moderado. De todas formas, para disfrutar por completo de toda la historia no será necesario terminar el juego varias veces, como sí ocurría en la primera entrega.
Visualmente, el juego se nota distinto. A pesar de que la demostración transcurra en una fábrica más bien pobre en decoración, hay un claro esfuerzo por hacer del mundo de NieR una experiencia visual más grata. Los efectos visuales y de iluminación están a la orden del día, y por lo que hemos sabido, la diversidad y amplitud de zonas debería garantizar que nuestra visita sea variada y memorable. Por lo pronto, ya solo el rediseño de los personajes y los enemigos nos resulta muy atractivo. Además, todo se mueve a una tasa de refresco de sesenta cuadros por segundos, es decir, que la acción es todo lo fluida que puede ser en una consola.
En nuestra opinión, NieR: Automata debería estar en el punto de mira de cualquier fan de los juegos de rol y de acción. Toca tantos palos que nos cuesta pensar que haya alguien al que no pueda llamarle la atención —cuanto menos. Todo parece mejorado, y el trabajo de Platinum Games está encaminado a engancharnos tanto por su historia como por su combate. Nos preocupa que los enemigos puedan resultar repetitivos y que los escenarios no lleguen a encandilarnos, sí, pero hasta marzo no sabremos con exactitud qué se trae entre manos Taro Yoko con esta nueva rareza.