"Sin dioses. Sólo el hombre". Todo aquel al que le suene esta expresión está de enhorabuena, puesto que significa que ha jugado a uno de los mejores shooters de los últimos años. Pero no sólo por eso, sino porque en febrero del próximo año tendrá la oportunidad de regresar a Rapture, ponerse en la chapa de un Big Daddy y encontrar más respuestas sobre un mundo sumergido donde todo acaba convirtiéndose en pesadilla. Buceamos hasta las oficinas de Take2 para probar BioShock 2.
Desde hace algo más de dos años, en el mundo del videojuego ya existe un lugar donde los mejores deseos se convierten en las más horripilantes pesadillas, su nombre es Rapture. BioShock, la obra conjunta de 2K Boston y 2K Australia que sorprendió tanto a crítica como a público en 2007, está cada vez más cerca de acercarnos su secuela, un título prácticamente ya finalizado y que encara sus últimas semanas de épica producción.
Y es que los estudios de 2K han tenido que poner el resto para dar con un proceso de desarrollo tan rápido como eficiente. Trabajando día y noche, desde California hasta Australia o China, son cuatro los estudios que se han dado la mano para expandir el mundo de Rapture y dar a los fieles seguidores de la serie una nueva razón para sumergirse en el mar de sueños que va a suponer esta segunda entrega.
Una secuela que, como principal novedad, nos pone en el lugar del primer prototipo conocido de Big Daddy, un enigmático ser que nos va a servir para avanzar diez años en el tiempo con respecto al primer BioShock y así descubrir un Rapture aún más caótico que el anterior. Sophia Lamb es ahora la líder de este mundo en ruinas sumergido, ha creado una religión propia, ha atraído a los Splicers y ha organizado un temible ejército de Big Sisters, nuevos antagonistas de una aventura donde nosotros (en colaboración con el doctor Tenembaum) vamos a tener la clave del, otra vez, profundo argumento de BioShock 2.
En la chapa de un Big Daddy
Conocido como el sujeto Delta, nuestro prototipo de Big Daddy va a descubrir zonas inéditas de Rapture mientras que procuramos encontrar a la Little Sister que se nos asoció en un principio. No obstante, no será un camino ajeno a grandes peligros, con lo que vamos a tener que poner otra vez lo mejor de nosotros en un título que nos plantea, nada más comenzar, hasta tres niveles de dificultad.
Ese fue el preámbulo a nuestra experiencia jugable con BioShock 2 dentro de una de las primeras fases del videojuego, que ya arroja interesantes indicios acerca de la dilatada duración del título, puesto que nos llevó superarlo cerca de dos horas.
Un tiempo que resultó intenso en contenidos, desafiante y realmente apropiado para hacernos ver que hasta un Big Daddy puede gozar de una voluntad, inteligencia y velocidad superiores. Nuestro nuevo protagonista se parece al resto de Big Daddies en que dispone de una potente armadura, de un penetrante taladro y de una poderosa rivet gun. Por fuera podría parecer como el resto, por lo menos hasta que nos damos cuenta de que es capaz de usar las ventajas de los plásmidos, esas habilidades especiales (incinerador, electro-rayo, telequinesis, hielo...) que en BioShock 2 combinaremos con la finalidad de, por ejemplo, crear un remolino en el suelo -trampa ciclón- para después aplicarle un poco de fuego -incinerador- con el que hacer saltar por los aires a los Splicers mientras arden lentamente.
Plásmidos, armas y el poder del Adam
Sin embargo, si por algo destaca BioShock 2 es porque nuestro querido Big Daddy es un ser polivalente y, concretamente, ambidiestro que tiene la capacidad de lanzar un plásmido con el brazo izquierdo mientras dispara con el derecho (mediante los respectivos gatillos del mando). Un mundo de oportunidades y una remozada jugabilidad se abren camino en un título donde electrocutaremos a un Splicer como paso previo a su total aniquilación a base de balas.
Pero claro, para eso necesitaremos armas, y nada mejor para abrir boca que una metralleta o un impactante arpón, ideal para dejar colgados a nuestros enemigos -ya inertes- en cualquier parte del escenario. La variedad de los Splicers es más elevada también en esta segunda entrega, así como una inteligencia artificial que va a obligarnos a pensar estrategias de combate, por ejemplo, cuando ataquemos a un Big Daddy (no nos hará nada si no le atacamos), adoptemos a su Little Sister y la llevemos a hombros hasta un cuerpo con Adam para que proceda con la extracción.
De vital importancia para el interés jugable de la obra van a ser estos momentos, ya que desde que la Little Sister clave su jeringuilla hasta que haya extraído todo el Adam pasarán unos 2 ó 3 minutos en los que no pararán de venir rivales hasta nuestra posición. Y claro, para darles una buena bienvenida antes podremos colocar trampas e incluso hackear una torreta antipersona para que no molesten a nuestra adorable niña. Una vez terminado el proceso, un nuevo dilema acudirá a nuestra pantalla, preguntándonos si deseamos liberar o cosechar a la pequeña. Y no será una decisión banal. Como en el anterior juego, nuestras decisiones nos darán un final u otro.
Una nueva inmersión hacia Rapture
Es más, en BioShock 2 se prometen más finales diferentes, así como una compleja trama y trabajada ambientación a la que acuden de nuevo los archivos de voz, los cuales van a estar doblados al castellano para que nadie se pierda ni un detalle de una aventura donde vamos a ver más humanos, algunos de ellos conocidos desde la anterior entrega.
De hecho, pudimos encontrarnos con alguno de ellos durante nuestra travesía por Ryan Amusements, un parque temático ideado por el fundador de Rapture para explicar a las nuevas generaciones cómo de mala es la civilización "de arriba". Pero no es el único detalle, y es que haber probado por fin una versión beta del título nos ha dejado comprobar cómo de poderosas son las Big Sisters. Mitad Little Sister y mitad Big Daddy, estas escalofriantes y rápidas máquinas de matar disponen de poderes telequinéticos, de una gran velocidad y de una desproporcionada fuerza de ataque. Los encuentros con ellas serán fortuitos, inesperados, frenéticos y difíciles de superar, aunque el esfuerzo de vencerlas os prometemos que merecerá la pena, puesto que su presencia aporta variedad al ambicioso proyecto de los estudios 2K.
Un proyecto que centra su mirada ante todo en la campaña individual, aunque no menosprecia la variante multijugador. Por primera vez, un BioShock va a disponer de opciones competitivas, aunque no cooperativas dentro de un producto preparado para convertir nuestros deseos en realidad en febrero de 2010. Ese será el momento en que seguramente los usuarios de Xbox 360, PS3 y PC regresen a Rapture y recuerden aquello de: "Sin dioses. Sólo el hombre".