Los asiáticos creen que el avance tecnológico debe estar centrado en los humanos y no en la improvisación constante
Hace unas semanas, científicos e instituciones chinas se unieron para presentar el informe Tech Predictions and Future Visions 2049 en el Tengchong Scientists Forum. Allí, liderados por Yang Yuliang, académico y antiguo rector de Fudan, el pasado 6 de diciembre el mundo conoció un documento que se organiza en dos mitades: por un lado, diez visiones tecnológicas (capacidades posibles); por otro, diez "instantáneas" centradas en el futuro. ¿La intención? Analizar ambos campos y sus posibilidades.
A esto, también hay que sumarle tres reflexiones que realizaron sobre el futuro tanto de China en particular como del mundo en general dentro de 24 años. En primera instancia, la prioridad debe ser abrazar una sociedad inteligente, todo ello sin perder de vista el impulso de la tecnología centrada en las personas. Además, también señalaron que aplicar un pensamiento sistémico basado en la colaboración abierta entre actores es una de las partes más importantes.
Sin embargo, ¿cuál es el alcance real de esta visión de China? En líneas generales, el informe se presenta como un primer intento por articular una visión sistemática y de largo plazo, no como una postura oficial cerrada. Por ello, invita a seguir explorando diferentes vías con aportes internacionales. Así, la idea central es imaginar una "buena vida" en 2049 sin esquivar el crecimiento de las tecnologías avanzadas. Por ello, se menciona a la inteligencia artificial general de forma directa y también a otras vías similares, pero las trata como trayectorias plausibles dentro de un arco de progreso.
El tono general, por su parte, contiene poca resistencia explícita a tecnologías polémicas como la edición genética avanzada, las interfaces cerebro-máquina o la citada inteligencia artificial general: el debate no se centra en si se investiga, sino en la forma en la que se gobierna e integra de forma responsable. Los riesgos, según la visión de los expertos chinos, aparecen como cuestiones de propósito e intentos: valores humanos, privacidad, dignidad e inclusión. Con esto, creen que el verdadero peligro es ampliar brechas o deshumanizar, ya que el "bien operacional" siempre debe ser el foco.
El documento se divide en 10 visiones
Así, los expertos que se reunieron para analizar el futuro de China y la humanidad decidieron que lo más oportuno era dividir su pensamiento en 10 visiones. En ellas, tratan aspectos como los robots, los coches voladores u otros avances tecnológicos que, a día de hoy, están más cerca del campo de la experimentación que de ser una realidad.
En la visión 1, por ejemplo, ven la inteligencia artificial general y la superinteligencia como futuras ramas tecnológicas que alimentarán la simbiosis humano-máquina con interfaces cerebro-máquina bidireccionales. Así, creen que en 2030 comenzaremos a ver prototipos que utilicen la inteligencia artificial general y 2049 será el año en el que hagamos lo propio con la superinteligencia.
Para la visión 2, China se ha centrado en el uso de robots como asistentes omnipresentes. Según sus estimaciones, un 30% de los hogares pensarán en ellos en 2035 y, si el sector sigue la línea que esperan, en 2049 los modelos más óptimos costarán entre 350 y 600 euros. A su vez, la visión 3 es una de las más complejas: coches voladores y tráfico aire-tierra coordinado por inteligencia artificial. El límite es la densidad energética, pero ya proyectan baterías de estado sólido cerca de 800 Wh/kg y pruebas con sistemas híbridos de cara a 2035.
Una de las visiones más complejas es la 4, ya que se estructura en base a un concepto conocido como "mirror world". Para China, los gemelos digitales de alta precisión para simular y optimizar ciudades e industrias son una prioridad. ¿El motivo? La IA les ayudará a reducir costes de desarrollo y mejorar la investigación 3D. Por ello, creen que veremos muchos avances en este campo en 2030, razón por la que es una de las visiones más próximas.
Las otras 5 visiones de China
Según lo recogido por la visión 5, China confía en las posibilidades de "la computación en todas partes", un aspecto que les llevaría a experimentar un salto más allá de Von Neumann por cargas negativas. Así, creen que en 2035 tendremos prototipos de centros de datos cuánticos y las investigaciones nos llevarán a un 2049 con computación cuántica tolerante a fallos y bases de "internet cuántico".
La visión 6, por su parte, se centra en la era de las comunicaciones y el "internet agresivo". Según las estimaciones de China, en 2030 más de 200.000 millones de agentes y redes serán capaces de reparar de forma autónoma el 80% de los fallos comunes. Para 2035, estiman que la red 6G ofrecerá velocidades de 100 Gbps, pero van un paso más allá: en 2049, el estándar será el 7G integrado con internet espacial.
Las visiones 7 y 8 coexisten y, por tanto, no se pueden entender si no se analizan de forma conjunta: materiales computacionales, superconductividad y fusión. Para 2035, estiman que los ciclos de materiales bajarán a <1 año y mencionan aspectos como la transmisión superconductora parcial. Además, también creen que veremos la primera electricidad neta y, gracias a la evolución, todo ello nos llevará a un 2049 con fusión comercial temprana y redes convergentes coordinadas por IA.
Por último, China defendió que las visiones 9 y 10 son las más "instantáneas": por un lado, tenemos una centrada en la salud programable con multi-ómica y edición genética; por otra, una predicción sobre la aplicación de la tecnología en el campo de la salud en los próximos 5-10 años, así como un foco específico en la misma en 2049: vida cotidiana con tutores IA, movilidad como servicio, manufactura flexible, finanzas programables, ciudades autoreparables y, por último, estudio de hábitats en el mar profundo y espacio.
Con todas estas visiones, China deja claro un mensaje: el futuro de la humanidad está ligado al avance tecnológico. En esencia, la predicción de los asiáticos es clara, ya que imaginan un mundo que se estructura en torno al control de estos avances y, por tanto, dejan de lado la improvisación constante ligada al desarrollo actual. Así, buscan controlar sus posibilidades antes que ver lo que son capaces de hacer y actuar en consecuencia.
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