Si ahora te pidiese adivinar cuántos artículos de los que has llegado a leer esta semana estaban escritos por un humano, es muy probable que no sepas darme una cifra. En un mundo de consumo cada vez más rápido, es difícil acordarse de todos los autores con los que te has cruzado en Google Discover y, frente a un escenario en el que la IA domina todo cada vez más, definir con una cifra qué porcentaje de todo lo publicado está creado de forma humana frente a lo artificial está lejos de ser una tarea fácil. No hace falta que te comas mucho más la cabeza, ya te lo digo yo: ha superado la barrera del 50%.
Bajo la premisa de que internet está siendo reemplazada por bots que ocupan la gran mayoría de lo que leemos a diario, ya no sólo en portales de noticias sino también en redes sociales, la noticia no es que ya haya más artículos generados por la IA que por humanos, es que lleva ocurriendo desde noviembre del año pasado y ni siquiera nos habíamos dado cuenta. Frente la indiferencia, ante la idea de que "es lo que toca", lo que subyace es que es un problemón de proporciones catastróficas no sólo para la web, sino también para la propia inteligencia artificial.
De la mano de un informe realizado por Graphite en el que se analizaron 65.000 direcciones web en inglés de Common Crawl, una suerte de repositorio abierto que sirve para analizar el estado de internet, el estudio estimó que a raíz de la publicación de ChatGPT lo que era una diferencia abismal empezó a torcerse. En apenas un año, la IA ya ocupaba el 39% del volumen publicado en internet y, para noviembre de 2024, los detectores de contenido generado por inteligencia artificial ya situaban a esa vertiente por encima de la humana. La curva, que desde entonces se ha aplanado luchando por tomar la delantera en ese 50%, ya es un problema llegados a ese punto.
Si fueses tú el que se plantease realizar ese análisis de forma manual, acudiendo a los resultados que te arroja Google en las búsquedas o navegando por tus webs favoritas, es muy probable que en su mayoría te cruces con ese 50% que es puramente humano o, como mucho, asistido por la IA de algún modo en forma de traducciones o correctores.
De todo lo que muestran buscadores o modelos de lenguaje como ChatGPT, el 82% del contenido sigue siendo escrito por personas. Digamos que ahora mismo estás viendo el escaparate, lo bonito y cuidadosamente colocado por personas de carne y hueso. El problema llega al mirar más allá del cristal y adentrarte en el almacén. Allí el escenario es completamente distinto.
Es probable que ahora mismo te plantes ante la idea de que, si no lo estás viendo, en realidad importa poco. Puede que, si te pica la curiosidad, incluso te plantees a qué viene entonces ese mar de artículos creados por la IA que no va a leer nadie. La clave está en las granjas de contenido y las webs destinadas a robar tráfico en busca de las migajas que da el mundo de la publicidad automatizada. Si ahora mismo hay mucha gente buscando información sobre X y los anunciantes tiran hacia allí, puede que a uno de esos artículos les caiga un bonito banner de Google en forma de ingresos publicitarios.
Hasta aquí todo bien, problema de Google y los anunciantes, pensarás. El problema es que todas esas webs terminan creando el caldo de cultivo perfecto para el desastre. Si el número sigue creciendo, tarde o temprano los buscadores acabarán llegando a ellas y, a la larga, ese 12% residual aumentará por una pura cuestión de estadística. El resultado será un algoritmo que, tanto en el caso de los buscadores como en el de la IA, se estará alimentando a sí mismo con más artículos generados de forma artificial, con sus errores, sus frases cortadas por el mismo patrón y con sus desvaríos.
Los modelos que hasta ahora se entrenan con ese contenido corren el riesgo de arrojar cada vez peores resultados porque, a grandes rasgos, estarán creciendo valiéndose del material que la propia IA ha creado. Si alguna vez te has asomado a cómo funcionaban los linajes de reyes y reinas que se liaban entre primos hasta acabar con los genes hechos un desastre, probablemente te puedas imaginar hacia dónde nos encamina esto en un mundo en el que, aparentemente, la IA quiere serlo todo.
Imagen | U1546 en Midjourney
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