Análisis de Akaneiro Demon Hunters

Análisis de Akaneiro Demon Hunters
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Cansada de esperar a que el cazador de turno la rescate, la ingenua e inocente Caperucita Roja se ha propuesto plantarle cara al malvado lobo... con una katana. Este es el punto de partida de Akaneiro, un intenso juego de acción y rol free-to-play diseñado por el veterano American McGee que, si bien es cierto ha vuelto a cumplir en lo artístico, jugablemente hablando se ha quedado bastante lejos de lo que esperábamos.

Tras superar hace escasos días su proceso de financiación colectiva, el nuevo trabajo de los creadores de Alice: Madness Returns ya se encuentra entre nosotros con la intención de hacerse un importante hueco en el difícil mercado de los juegos de acción y rol. Un objetivo que al menos de momento está bastante lejos de su alcance, a pesar de su destacable apartado artístico o su apuesta por el modelo de negocio free-to-play. Y la razón es bien sencilla. A Akaneiro: Demon Hunters le falta pulir todavía muchas asperezas tanto en su faceta tecnológica como, principalmente, en lo jugable, donde lo nuevo de Spicy Horse no rinde como se esperaba.

Que no te coma el lobo
Si Alice Madness nos presentó la visión más oscura y lúgubre del clásico relato literario Alicia en el País de las Maravillas, y Grimm hizo lo propio con un buen puñado de cuentos populares; Akaneiro: Demon Hunter toma como base la historia de Caperucita Roja para transportarnos al lejano oriente, donde encarnaremos a un letal asesino destinado a exterminar la plaga de lobos demoníacos que ha asolado una pequeña aldea japonesa en plena era Edo.

Fantástico punto de partida para este juego de acción y rol que desgraciadamente prometía mucho más de lo que finalmente ha ofrecido. Y todo por culpa de un sistema de juego excesivamente simple, sumado a ciertos errores tecnológicos y de diseño que a la larga despertarán en nosotros cierta sensación de hastío y frustración. Algo a lo que no ayuda nada la repetición de objetivos y, sobre todo, la desesperante recolecta de cristales de karma, que es la moneda de cambio que usaremos para adquirir nuevas armas y equipo defensivo, nuevas habilidades de combate y lo peor de todo, también nuevas misiones.

Pero ¿por qué desesperante? Simple y llanamente porque el ritmo al que obtendremos estos cristales es ridículamente bajo, lo que a fin de cuentas supondrá repetir una y otra vez las mismas misiones hasta obtener el karma suficiente como para desbloquear un nuevo escenario de juego, o simplemente para adquirir una mejora de poder. En este sentido, como otros tantos juegos free-to-play, se nos permite invertir dinero real para acelerar este proceso. Lo que no nos parecería mal si a los jugadores que no pagan se les tratara con algo más de respeto.

El diseño artístico de los enemigos resulta fantástico, pero a los escenarios les ha faltado algo más de atención para alcanzar las mismas cotas de calidad.
El diseño artístico de los enemigos resulta fantástico, pero a los escenarios les ha faltado algo más de atención para alcanzar las mismas cotas de calidad.

Y es esta sin duda la mayor lacra de un título que se queda corto de opciones con demasiada premura, limitando notoriamente nuestra acción al obligarnos a invertir con tanto tino estos preciados cristales de karma. Para más inri, el botín que dejarán caer los enemigos al ser derrotados resulta, por decirlo de forma suave, poco menos que inservible, ya que por cada arma de calidad que recojamos tendremos en el inventario decenas de objetos sin ningún valor más allá del dinero que podemos obtener vendiéndolos en la aldea, que sirve como centro de operaciones desde el que accederemos a las distintas misiones de Akaneiro.

En este sentido, el juego también resulta muy discreto en lo referente al diseño de sus mazmorras, excesivamente lineales y con muy pocas variables en sus objetivos. Además, estas tampoco se generarán aleatoriamente al iniciar una nueva partida, lo que incrementa la sensación de hastío al repetir una y otra vez los mismos escenarios. Detalle al que debemos sumar también la extremada simpleza del sistema de combate presente en Akaneiro, que está muy lejos de la profundidad jugable vista en otras alternativas del género.

Pese a todo ello, el nuevo trabajo de Spicy Horse es lo suficientemente divertido como para mantenernos algunas horas delante del PC exterminando a hordas de enemigos, en parte gracias al vistoso diseño artístico de estas criaturas, que es sin duda uno de los aspectos más destacables de la obra. Eso sí, no habría estado de más incluir una mayor variedad de monstruos, puesto que también en este punto sentiremos que todo se repite con demasiada prontitud.

Progresar en Akaneiro es un desafío extremadamente lento que puede llevarnos a la desesperación, ante la necesidad de repetir una y otra vez las mismas misiones.
Progresar en Akaneiro es un desafío extremadamente lento que puede llevarnos a la desesperación, ante la necesidad de repetir una y otra vez las mismas misiones.

Por otro lado, también nos habría gustado encontrarnos con una mayor variedad de personajes jugables, aunque en este caso en concreto agradecemos muchísimo que no existan restricciones a la hora de combinar las habilidades especiales de cada una de las tres clases de guerrero disponibles. Opción que nos va a permitir desarrollar libremente los talentos de estos samuráis según nuestras preferencias en el uso de armas, equipo defensivo y las propias habilidades de combate.

Desgraciadamente, y a pesar de contar con una buena base jugable, Akaneiro: Demon Hunters no logra enganchar como cabría esperar de un título de estas características, mostrando además una de las peores caras de los juegos gratuitos, que es la excesiva lentitud con la que se puede avanzar en la partida -es verdaderamente frustrante-. Pero es que además, tecnológicamente hablando, el juego de American McGee tampoco cumple lo más mínimo, puesto que aún experimentamos ciertos problemas de latencia que hacen que la acción se muestre con cierto retraso, dificultando en algunos momentos el desarrollo de la partida. Tanto si jugamos desde el PC como a través de navegadores web.

Tampoco a nivel artístico el juego brilla como podía esperarse de un juego diseñado por Spicy Horse, más por la pobreza en el diseño de los escenarios que por otras cuestiones, ya que tanto héroes como los monstruos a los que harán frente poseen la personalidad y el encanto propio de este estudio. La banda sonora lamentablemente resulta también muy discreta, con una escasa variedad de melodías bien orquestadas, pero con poco peso en la acción.

En líneas generales puede parecer que Akaneiro es un completo desastre, pero tampoco es así. Como decíamos, el programa cuenta con una sólida base jugable con el potencial suficiente como para atraparnos durante horas... aunque alcanzar al enemigo final con el actual sistema de karma puede ser un suplicio. Sin embargo, todavía hay mucho margen de mejora. Tras superar el proceso de financiación colectiva en Kickstarter, Spicy Horse trabaja en mejoras tan esperadas como el cooperativo en línea -ahora solo podemos contratar los servicios de un mercenario controlado por la inteligencia artificial- o un sistema de artesanía. Elementos que esperamos doten de la variedad y la profundidad jugable que esperábamos desde un principio.

Mediocre

Sin sello

Akaneiro: Demon Hunters

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Aún falto de opciones y de una mayor profundidad jugable, Akaneiro: Demon Hunters se ha quedado bastante lejos de lo que esperábamos de él. Es moderadamente divertido, su diseño artístico resulta bastante llamativo y ante todo es gratuito, pero a día de hoy estos elementos no resultan suficientes como para recomendarlo. Habrá que esperar unas semanas para ver qué tal progresa el proyecto con las mejoras en las que ya trabajan sus creadores.

Jugadores:
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