Análisis de Sombras de Guerra

Análisis de Sombras de Guerra
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Sombras de Guerra es la esperadísima revisión de la Guerra Civil española en clave de juego de estrategia en tiempo real. ¿El veredicto? Inapelable. Nada que rescatar de este salvaje atentado contra el buen gusto. Poco ambicioso, torpe, acomodaticio y perezoso. Un despropósito de proporciones gigantescas.

Siguiendo la máxima del refranero de “si no puedes decir algo bueno sobre alguien, será mejor que no digas nada”, en 3DJuegos no acostumbramos a analizar los juegos abismales a no ser que tengan una repercusión importante o despierten mucho interés. Este es justamente el caso de Sombras de Guerra, un título de estrategia de nula calidad y completamente anacrónico en términos jugables y tecnológicos, que ha despertado una inusitada atención en circuitos exteriores al mundo del videojuego por tratar la Guerra Civil española.

Con el juego en las manos sólo podemos pensar que para este programa el conflicto armado español no es un contexto sino más bien un pretexto. Es decir que su única razón de ser es el estar ambientado en la Guerra Civil, ya que localizado en cualquier otro período histórico su existencia no hubiera tenido ninguna razón de ser.

Y es que semejante atropello viene fruto del desprecio absoluto por cualquier interés en los avances que la estrategia ha sufrido desde Dune 2. Sombras de Guerra es un RTS clásico en el peor sentido de la palabra. Ninguna profundidad táctica o estratégica, mapeados confusos y torpes, y una IA deficiente en todos los aspectos son sus principales cartas de presentación. Un juego que hace diez años podría haber tenido éxito, pero que lanzado a estas alturas y con competidores de la talla de World in Conflict, Company of Heroes o Medieval Total War lo único que destila es desfachatez.

Despropósito Histórico
En 3DJuegos no entraremos en ninguna valoración sobre la conveniencia ética o no de hacer un juego sobre la Guerra Civil española, porque ni es nuestra labor ni tenemos ninguna autoridad moral para juzgarla. Nos limitaremos a considerar los aspectos jugables y tecnológicos.

Sombras de Guerra es el primer acercamiento de la estrategia en tiempo real sobre la Guerra Civil española. El resultado es francamente decepcionante.
Sombras de Guerra es el primer acercamiento de la estrategia en tiempo real sobre la Guerra Civil española. El resultado es francamente decepcionante.

Sombras de Guerra cuenta con los modos campaña, escaramuza y multijugador, aunque ninguno de los tres es especialmente interesante. La campaña nos cuenta desde la perspectiva de los bandos Nacional y Republicano la contienda que comenzó en España en 1936. La narración es episódica, y si alternamos una misión de cada facción tendremos en muchas ocasiones la visión del mismo acontecimiento desde dos puntos de vista diferentes.

Por ejemplo, la primera misión del bando Nacional tendrá lugar en Melilla con el inicio del levantamiento, y su homóloga de los republicanos también pero desde la perspectiva del descubrir las posiciones enemigas y, ya en el segundo nivel, tratar de viajar a la península lo antes posible para comunicar la sublevación.

La historia, sin embargo, es francamente tediosa y muy poco interesante. Lástima que con un telón de fondo tan fascinante y “virgen” como el de la Guerra Civil todo devenga tan rápidamente en un festival de clichés y topicazos. Hay misiones muy prometedoras en su título como la del Alcázar de Toledo, la Batalla del Río Ebro o el bombardeo de Guernica que retratan grandes momentos de la guerra; pero todas, en esencia, vienen a ser lo mismo con cambios en pequeños matices.

En referencia al contexto es de agradecer el esfuerzo de documentación de las cinemáticas y de los “alrededores” del título, pero una vez puestos en harina las licencias históricas que se toma Sombras de Guerra devalúan todo el valor de rigor que se le atribuía. Desde luego hay cerca de 20 videos con imágenes de archivo que mediante nos narran los acontecimientos de la Guerra Civil, pero consideramos aventurado atribuirse un carácter didáctico sólo por ello.

Como muestra un botón. En menos de dos minutos un video al más puro estilo NO-DO con una solemne voz en off e imágenes de archivo nos introduce en la situación de la República, y acto seguido se nos presenta como heroína a una neumática joven con un escote de vértigo y pechos y labios rebosantes de silicona.

Malo con avaricia, malo de solemnidad, malo con mayúsculas, malo con todas las letras, malo con alevosía... Sombras de Guerra es un fenomenal catálogo jugable de todo lo que no se debe hacer en el género de la estrategia en tiempo real.
Malo con avaricia, malo de solemnidad, malo con mayúsculas, malo con todas las letras, malo con alevosía... Sombras de Guerra es un fenomenal catálogo jugable de todo lo que no se debe hacer en el género de la estrategia en tiempo real.

Un absoluto caos. No hay ningún sentido de la unidad en la contextualización de Sombras de Guerra. Se mezcla el supuesto rigor histórico de algunas partes con la estética cómic de otras, consiguiendo un desbarajuste conceptual totalmente incomprensible.

Medianía Jugable
Oportunamente descrito el apartado argumental y de fidelidad histórica le toca el turno al de la jugabilidad, y tampoco es que vaya a salir bien parada precisamente.

Sombras de Guerra es como retroceder en el tiempo a 1997 para volver a jugar al primer Age of Empires. Lamentablemente el programa que nos ocupa no es ni remotamente tan divertido, y el paralelismo sirve únicamente para demostrar la apabullante falta de personalidad que lo plaga.

El juego de Legend Studios es estrategia en tiempo real con un ligero componente de gestión de recursos, con construcción de edificios y con un bagaje táctico realmente plano. Es complicado hacer que el engranaje de nuestro ejército funcione a nuestro gusto, y eso es fundamentalmente debido a la pésima implementación de una serie de factores que en realidad son de una simplicidad aplastante.

Varios aspectos contribuyen al hecho de que sea un auténtico suplicio enfrentarse al enemigo. En primer lugar el escaso respeto y orden táctico que las tropas tienen por nuestras órdenes, será un auténtico milagro si conseguimos que formen debidamente –y eso que hay apenas tres estilos de formación disponibles-.

Esto parece una auténtica estupidez de nula importancia al lado de lo frustrante que puede ser el hacer algo, tan sencillo en principio, como que los soldados vayan de un punto a otro del mapa. Increíblemente el llevar por un desfiladero a un pequeño comando de, por ejemplo, sólo seis hombres puede derivar en una aventura de proporciones épicas, pues será habitual que la mitad sigan nuestras órdenes, que dos vayan por el camino paralelo, se pierdan y luego no sepan que hacer, y que el sexto se quede quieto -probablemente encomendándose a Dios para su salvación en el inminente combate, abrumado por la estupidez de sus compañeros-.

¿Viendo este art-work de una joven pechugona y con la ropa rasgada qué se puede esperar? Pues lo que es Sombras de Guerra, un juego al que sólo le ha faltado una carátula de Azpiri con la “libertaria” en cuestión en paños menores.
¿Viendo este art-work de una joven pechugona y con la ropa rasgada qué se puede esperar? Pues lo que es Sombras de Guerra, un juego al que sólo le ha faltado una carátula de Azpiri con la “libertaria” en cuestión en paños menores.

Si conseguimos llevar a cabo la titánica tarea de trasladar tropas por caminos angostos, demasiado habituales en el juego, entraremos probablemente en combate contra algún enemigo. Asistiremos con escasa capacidad de interacción al intercambio de disparos de uno u otro bando y, a lo sumo, podremos ordenar a algunas unidades que se sitúen agachadas o tumbadas, y también marcar contra quien abrir fuego, aunque no siempre se nos hará caso.

Por supuesto ante semejantes desmanes es totalmente absurdo pensar en que Sombras de Guerra pueda contar con algunos de los avances que el género de la estrategia ha experimentado en los últimos años, como el que las coberturas tengan una influencia real, que haya entornos destructibles y afecten a la jugabilidad o que se pueda entrar en edificios para atrincherar a las tropas.

De hecho resulta increíble que a estas alturas un RTS no respete ni tan siquiera la presencia de las paredes a la hora de disparar. Nuestros hombres, y los enemigos, no tendrán problema para abrir fuego a través de muros, montañas o edificios y acertar a sus rivales al otro lado.

Para cerrar este descalabro jugable debemos destacar el lamentable diseño de los mapeados. Con un empleo abusivo de caminos angostos y retorcidos, el moverse por los niveles más enrevesados de Sombras de Guerra es un martirio difícilmente descriptible. Ya sea por las montañas del norte de África, por los edificios de las ciudades, o por absurdas barreras naturales, un gran número de fases de la campaña están incomprensiblemente encorsetadas por obstáculos infranqueables, dejando la capacidad de maniobra reducida a la mínima expresión.

Amplia Variedad en las Facciones
Si sumamos los cinco bandos que participan en Sombras de Guerra (Nacional, Republicano, Soviético, Legión Condor y Cuerpo de Tropas Voluntarias Italianas) hay más de 70 unidades contando infantería, vehículos y construcciones. Tristemente, y como ya hemos señalado, el planteamiento de Sombras de Guerra es tan plano que en realidad las diferencias entre usarlos o no son minúsculas.

Algunas unidades de infantería son más rápidas que otras, algunas son especiales para destruir edificios y a otras se les dan bien los carros blindados. Hay oficiales, médicos, conductores, pilotos, etc en un apartado, el de la variedad, que es en lo único en lo que cumple Sombras de Guerra.

En pantalla un cartel del popular “No Pasarán” con una impecable tipografía Arial. Como se puede ver por la imagen las imprentas republicanas ya contaban con el Word de Microsoft en la década de los 30.
En pantalla un cartel del popular “No Pasarán” con una impecable tipografía Arial. Como se puede ver por la imagen las imprentas republicanas ya contaban con el Word de Microsoft en la década de los 30.

Las tropas, además, ganan experiencia durante el combate y adquieren nuevas capacidades al evolucionar. También destaca la presencia de héroes, auténticos hilos conductores de las dos campañas, que cuentan con habilidades tan típicas y tópicas como las de mejorar la resistencia de los hombres que le rodean, acelerar las fases de producción de las investigaciones tecnológicas o solicitar refuerzos de otras facciones de apoyo.

Los niveles de dificultad son Principiante, Normal, Difícil y Experto, aunque las diferencias entre éstos no repercuten sobre la lamentable inteligencia artificial del rival, sino que tan sólo aumentan la resistencia del enemigo ante nuestras balas y su pericia con sus fusiles. Los cuatro niveles tienen una cosa en común, su dificultad es poco menos que insufrible.

Pese a los comienzos sencillísimos del juego con unas primeras misiones tremendamente fáciles; de repente, y sin previo aviso, la curva de dificultad asciende de tal manera que el salto es tan brutal como sorprendente. A partir de la tercera misión de los Nacionales y la cuarta de los Republicanos, el juego sufre un aumento en su complejidad que hacen aconsejable optar a partir de éstas por el nivel “principiante” para completarlas sin perder el juicio.

Especialmente destacable resulta la fase del Alcázar de Toledo por el bando Nacional, en el que deberemos acometer su defensa durante un tiempo determinado, y en el que la cantidad de enemigos y lo confuso de los objetivos contribuyen a convertirlo en un obstáculo demasiado difícil de superar.

Hay un multijugador que según reza la caja del programa es para hasta 14 jugadores simultáneos en red o a través de Internet, pero la ausencia total de usuarios en los servidores nos ha impedido probarlo. Al parecer cuenta con los modos Melee, Matar al General y Victoria Total, como no hemos podido testearlo no podemos describir estos tres estilos de juego, aunque sus nombres no dejan mucho lugar al equívoco.

Tormento Gráfico
“PLAGUE” es el nombre del motor gráfico que emplea Sombras de Guerra, y el nombre le viene que ni pintado porque es, literalmente, una plaga. Hace falta valor para en pleno 2007 presentar un juego con este apartado visual y pretender que se paguen por él la friolera de 30 euros.

¿Enemigos al otro lado de la pared? No hay problema, ¡dispara a través de ella! En Sombras de Guerra todo vale para derrotar al enemigo, hasta saltarse las más básicas normas de la física.
¿Enemigos al otro lado de la pared? No hay problema, ¡dispara a través de ella! En Sombras de Guerra todo vale para derrotar al enemigo, hasta saltarse las más básicas normas de la física.

No tenemos ningún ánimo de ensañarnos y es que las screens son totalmente representativas de lo que es el producto final, pero aún así hay algunos aspectos que conviene mencionar.

Las diferentes tropas de infantería son, literalmente, monigotes con un número de polígonos sonrojante y con una falta de calidad en el modelado perturbadora. Las diferentes construcciones no son precisamente otro dechado de virtudes, y sólo resultan asombrosas por sus risibles proporciones que hacen que los hombres sean más altos que un piso de las mismas. Las texturas son lamentables; y será mejor que no entremos en la descripción detallada de los efectos visuales como explosiones, fuego o disparos de armas.

Las anacrónicas y frecuentemente desacompasadas animaciones de las unidades cierran el ignominioso apartado visual, un indigno representante de lo que las bestias de hardware que son los ordenadores de la actualidad hacen con juegos como World in Conflict o Company of Heroes.

Por destacar algo positivo señalaremos que el agua no está mal retratada, y que las sombras están correctamente definidas; además el programa no tiene un consumo de recursos demasiado alto por parte de nuestros equipos, aunque esto no es por mérito de la optimización sino más bien por demérito de los gráficos.

El sonoro es el único apartado que llega al aprobado en Sombras de Guerra y lo hace debido a un score bastante acertado. Hay un buen número de partituras en el juego, aunque en algunos niveles se repiten hasta el agotamiento. Los efectos cumplen sin más y el doblaje es correcto; no obstante acusa algunas voces realmente molestas, como por ejemplo las de las tropas de Ghanin Shabah en Melilla, que responden constantemente “bueeeeeeno”, como quien le responde a alguien a quien no tiene ningún interés en escuchar.

Estrategia sombría -Conclusiones-
Fulminado el aspecto de rigor histórico, con un componente lúdico lamentable, y con un apartado tecnológico digno del siglo pasado, ¿qué nos queda? Pues un caos de difícil digestión. Estamos totalmente de acuerdo en que hay que apoyar y fomentar el software español, pero la realidad de Sombras de Guerra es que es un juego terrible tanto si está hecho en nuestro país como en el Congo Belga. Es aburrido, es simple –en el sentido más peyorativo de la palabra- y su aspecto visual es irrisorio. No funciona ni como clase de historia, ni como entretenimiento vacuo y de consumo rápido ni, desde luego, como juego de estrategia. Sombras de Guerra: La Guerra Civil española es un tropiezo monumental, una auténtica calamidad y lo que es peor, una pérdida de tiempo y de dinero.

Terrible

No recomendado

Sombras de Guerra: La Guerra Civil Española

Por: El equipo de 3DJuegos
No recomendado

Sombras de Guerra es un fallido intento de trasladar la Guerra Civil al mundo del videojuego. Con un presupuesto cercano al millón de euros el juego de Legend Studios fracasa estrepitosamente en todos los aspectos, y lo hace tanto por su penoso acabado como por su alarmante falta de ambición. Gráficos pésimos, jugabilidad aburrida y plana, y nula pretensión de aportar algo al género. Un ejemplo a evitar.

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Jugadores: 1, 14 online
Idioma: Textos en castellano, manual en castellano y voces en castellano
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