Análisis de Batman Arkham Origins. Todo héroe tiene un pasado

Análisis de Batman Arkham Origins. Todo héroe tiene un pasado
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Batman cambia de manos pero su espíritu de oscuro vigilante sigue vigente. Gotham está una vez más plagada de supervillanos, y sólo Bruce Wayne puede salvarlos. La fórmula jugable de Arkham sigue funcionando y la ciudad a explorar crece, pero ha faltado algo de inspiración y de novedades que llevarse a la boca para tener un juego tan brillante como sus predecesores.

Uno de los grandes nombres de los últimos tiempos en la industria del entretenimiento ha sin duda el de Batman. Principalmente propulsados por el trabajo de Christopher Nolan en su imprescindible trilogía cinematográfica, lo que a nosotros nos atañe en cambio es la inspiración que el cineasta británico ha ejercido sobre el estudio Rocksteady a la hora de oscurecer y hacer más serio el tratamiento de un personaje con tantas posibilidades como el superhéroe alado. Gracias a ello hemos gozado de dos de los grandes videojuegos de acción y aventuras de esta generación, de manos de un estudio que hasta entonces sólo nos había brindado el meramente estimable Urban Chaos.

Ahora que la saga está asentada la han dejado en manos de Warner Bros. Montreal, con idea seguramente de abordar ellos con plena fuerza y dedicación total un nuevo capítulo en videoconsolas de nueva generación en los próximos tiempos. Pero esa es otra historia, y de hecho ni tan siquiera está confirmado que vaya a suceder. Lo que nos interesa ahora es que el estudio que ha recogido el testigo ha hecho un trabajo estupendo con el nuevo videojuego, aunque también es cierto que ha faltado algo de inspiración en su propuesta para alcanzar las monumentales cotas de calidad que la serie había estado exhibiendo en las dos entregas precedentes. Además de haberse arriesgado poco en cuanto a ofrecer algunos cambios en una fórmula que comienza a mostrar algunos síntomas de agotamiento, algo que seguramente quedará en manos de los creadores originales en el próximo episodio.

El Vigilante

La historia de Arkham Origins es sencilla sobre el papel, pero se desarrolla para que la sigamos con interés. Durante una misión que parece ser rutinaria, Batman interroga a Cocodrilo Asesino y obtiene de él una valiosa pero preocupante información. Se ha puesto precio a la cabeza del murciélago, concretamente de 50 millones de dólares, y tan suculenta cifra ha despertado el interés de algunos de los más peligrosos asesinos que están peinando Gotham para dar con él. Esta premisa, ambientada tiempo antes de lo visto en el binomio de los anteriores lanzamientos y con un héroe cuya fama sólo acaba de comenzar a crearse, nos permite conocer muchos aspectos interesantes de sus comienzos, e incluso profundizar en su relación con algunos secundarios que conocemos de sobra. La presencia de villanos quizá no sea tan sorprendente en cuanto a la fama de éstos, sin embargo también dejan buenos momentos.

El juego da cierta sensación perezosa en cuanto a su forma de presentar el guión en pantalla en primera instancia, algo que no era precisamente un problema cuando estaba Rocksteady al frente del desarrollo; sin embargo conforme avanza va mejorando notablemente dejándonos algunos momentos extraordinarios. La secuencia de vídeo de presentación no sólo no tiene la más mínima épica que sí traían consigo sus predecesores, sino que además no cuenta nada que tenga importancia, consolidando así una desalentadora forma de abrir el programa, no obstante va ganando interés conforme progresamos y profundizamos en su propuesta. Todo comienza a desgranarse cuando ya llevamos unos minutos con la conversación con el gigantesco y escamoso Cocodrilo, y lo hace de una forma que tiene algunos momentos particularmente brillantes. A partir de entonces vamos desgranando una suerte de investigación que nos va llevando de un asesino a otro: obteniendo información, interrogando y resolviendo situaciones que tienen ese aroma al estilo que ya en su momento fijó como su sello para la serie Rocksteady.

Nuevos villanos para el mismo superhéroe. Acción, exploración, aventuras... El nuevo Batman ya ha extendido sus alas.
Nuevos villanos para el mismo superhéroe. Acción, exploración, aventuras... El nuevo Batman ya ha extendido sus alas.

Así pues la libertad jugable vuelve a ser clave, con las misiones principales destinadas a hacer avanzar la narrativa y constituyéndose como la parte más interesante del programa. Aquí es donde el título ofrece sus mejores réditos, y donde brinda también la mayor variedad de su propuesta. Las misiones tienen la misma calidad visual en las cinemáticas que esperamos de la saga, y son las principales responsables de que el superar las entre 10 y 20 horas que invertiremos en la campaña, en función de nuestro interés por las actividades secundarias, acaben siendo notables y la mejor parte del producto puesto que las alternativas de carácter secundario no son tan poderosas.

Y es que la ciudad que comenzábamos a recorrer en Arkham City crece más en este nuevo título, aunque no podemos evitar cierta sensación de que Gotham es más grande pero no más interesante. La idea de ofrecer un "más grande" siempre es bienvenida siempre que después venga acompañada por la palabra más importante de la fórmula, el "mejor" que le sigue. Si el segundo episodio ofrecía un mayor tamaño que el mapa del recinto en el que se ambienta el original, también lo hacía con un diseño muy compacto y con montones de cosas que hacer en cada rincón. En esta ocasión sigue habiendo muchos entretenimientos que iremos descubriendo planeando con nuestras alas y lanzándonos hacia delante con el garfio, pero también la densidad de éstos ha disminuido y su interés se reduce por su componente reiterativo.

Por ejemplo de vez en cuando nos llegarán notificaciones de actividad criminal en las calles, que se zanjarán con un mero combate más bien poco estimulante. Se habla de crimen pero no sabemos qué está sucediendo, más allá de un grupo de matones que se pasea por las calles. Con un ciudadano en apuros o con algún tipo de incentivo de cualquier perfil nos hubiera bastado para seguirlas con algo más de pasión, pero en su estado actual no pasan de ser nada más que luchas idénticas a las que ya vivimos una y otra vez en el modo historia lo cual resulta desalentador. También hablamos de algunos otros entretenimientos tampoco especialmente llamativos como algunas pruebas contrarreloj, que acaban siendo más atrayentes por la aparición de secundarios de llamativa presencia que por ofrecer grandes réditos en cuanto a diversión.

Se ha puesto precio a la cabeza de Batman, y los asesinos más peligrosos de Gotham nos van a poner las cosas muy difíciles.
Se ha puesto precio a la cabeza de Batman, y los asesinos más peligrosos de Gotham nos van a poner las cosas muy difíciles.

Alma de Acero

El combate es una de las cosas que más vamos a practicar en el programa, y de hecho ha venido siendo una de las señas de la franquicia desde su comienzo, y lo ha logrado por una adecuación fantástica entre una espectacularidad visual sin parangón y una mecánica jugable espectacular que garantiza una fluidez que impresiona. Las situaciones son, de alguna manera, similares a las de por ejemplo la serie Assassin's Creed en el sentido de que los enemigos nos rodean y casi siempre se turnan para atacar. Todo esto acaba generando una experiencia cuerpo a cuerpo donde el timing y nuestro ritmo pulsando los botones adecuados es tan importante como ser precisos en su elección.

La propuesta sigue el clásico lema del "¿por qué cambiar algo que no está roto?", así que los cambios rozan lo inexistente. Apenas podemos mencionar entre las alternativas que debutan una ejecución con combo que se desbloquea cada cierto tiempo y en circunstancias muy determinadas que permite machacar a un rival y concluir la acción con algún salvaje movimiento como, por ejemplo, romperle una pierna o un brazo. Hay algunas nuevas animaciones, como es lógico, y siempre es interesante simultanear los golpes, bloqueos y saltos con acciones distintas como la de lanzar el batarang o utilizar el gas para aturdir a nuestros adversarios, pero estas escenas de acción por divertidas que sigan siendo nos han dejado con ganas de que se hubiera aportado algo nuevo a la fórmula y es que las escasas cosas que se añaden (como granadas de pegamento en lugar de granadas de hielo) gestan en nuestro interior la sensación de falta de originalidad y de que los cambios, cuando existen, son anecdóticos y meramente cosméticos.

Retornan también las secuencias con jefes finales, aunque aquí son menos estimulantes que nunca. No se trata únicamente de que muchos de los asesinos que aparecen en Arkham Origins, como ya hemos dicho, están lejos del carisma de los que veíamos en entregas anteriores, sino que tampoco hablamos de unas situaciones que estén particularmente bien resueltas. La progresión en el desafío que proponen es sólo lógica desde el punto de vista argumental, ya que encarnamos a un superhéroe en sus comienzos que apenas empieza a descubrir su potencial, sin embargo desde la óptica jugable el hecho de que jefes del principio como Deathstroke sean de una dificultad extrema y que otros a posteriori sean mucho más asequibles no acaba de resultar demasiado satisfactorio. Por otra parte algunos de éstos no son únicamente frustrantes por los problemas de equilibrio, sino también porque las mecánicas para acabar con ellos son a menudo redundantes y poco imaginativas.

No todos los villanos son muy brillantes. Hay algunos como el Electrocutor que no se cuentan precisamente entre los más inspirados.
No todos los villanos son muy brillantes. Hay algunos como el Electrocutor que no se cuentan precisamente entre los más inspirados.

Por su parte el sigilo, que se escenifica en las escenas Predator, va en una línea parecida en cuanto al continuismo aunque también es el estilo que nos brinda las mejores escenas de acción. Está marcado por la capacidad de ofrecer muchas vías de decisión al usuario, que se traducen en una arena en la que hay varios enemigos pero también numerosas formas de resolver las situaciones. La posibilidad de enfrentarnos con ellos a pecho descubierto como en el exterior es poco recomendable en estos casos puesto que van armados y no tendríamos la menor oportunidad, así que el pasear por las gárgolas del techo, utilizar túneles subterráneos o buscar cualquier lugar donde escondernos para cogerles desprevenidos acaba siendo no sólo fundamental sino también muy divertido y tremendamente fluido gracias a la agilidad del protagonista y a sus gadgets.

Todas las mecánicas del programa, y que constituían las bases de la fórmula Arkham, están presentes en Origins y funcionan de forma adecuada, pero también da la sensación de que los chicos de Warner Bros. Montreal han estado tan obsesionados con cuidar y ofrecer una representación exacta y bien realizada de los pilares de la serie, que se han olvidado no sólo de darle su toque sino también de ofrecer momentos de enjundia. Falta inspiración y también crestas de la ola en una campaña individual mucho más plana en cuanto a instantes brillantes que nos dejen impactados de lo que sucedía antes. Es un gran modo historia, no se puede discutir, pero le ha faltado algo de alma para reeditar el nivel de sus dos predecesores.

Las escenas de acción y los combates vuelven a estar muy bien resueltos. Son rápidos y frenéticos, y lucen realmente bien.
Las escenas de acción y los combates vuelven a estar muy bien resueltos. Son rápidos y frenéticos, y lucen realmente bien.

Detective con Alas

Una de las cosas que debutan en el título es la del aumento de profundidad en todo lo que tiene que ver con la parte detectivesca de la experiencia. Batman siempre se ha caracterizado por su inteligencia y habilidad para resolver este tipo de situaciones, sin embargo en el pasado el modo de investigación era algo bastante sencillo que se caracterizaba más por la fuerza de un visionado que nos permitía ver a través de las paredes y localizar las partes interactivas del escenario, que por ofrecer algún tipo de desafío. Ahora no es que haya un gran reto a la hora de crear un "escenario del crimen", pero sí es cierto que hay más cosas que hacer y que podemos llevar a cabo algunas cosas curiosas que ya habíamos visto como las clásicas detecciones de ADN pero también otras nuevas como la de deconstruir una muerte deduciendo cómo se produjo, y pudiendo jugar adelantando y retrasando en el tiempo su visionado para descubrir todos sus secretos. Es una parte muy guiada que no nos deja mucha participación, pero su presencia es agradable y ofrece algo de variedad.

En esta misma línea de aportar un respiro a la acción encontramos los desafíos de Enigma, que vienen a seguir una línea también muy similar a la de episodios anteriores ofreciéndonos por fin algo verdaderamente interesante que hacer al margen de la campaña. Examinar y explorar el escenario con atención en las zonas que lo requieren acaba siendo clave, y a pesar de que sólo hay algunos que ofrecen algo que se salga del esquema, completarlos en su totalidad es un reto a la altura sólo de los más tenaces. Eso sí, si queremos reto para nosotros son las modalidades que se desbloquean al terminar el título: el Nuevo Juego +, y especialmente el I Am the Night que dispara la dificultad hasta extremos disparatados. Nos hará falta ser muy cuidadosos con las mejoras de personaje para salir adelante.

Arkham Origins nos lleva a una navideña Gotham, más bonita y entrañable que nunca, pero también más repleta de peligros.
Arkham Origins nos lleva a una navideña Gotham, más bonita y entrañable que nunca, pero también más repleta de peligros.

En Origins, además, debuta el multijugador para acompañar a la campaña. La parte on-line ha sido desarrollada por Splash Damage, los creadores de Brink y unos auténticos veteranos en la producción de experiencias de juego acompañado, que aquí han hecho lo que han podido con una mecánica que prometía sobre el papel, pero que ya desde la distancia auguraba un difícil traslado jugable. La idea es que los ocho usuarios que forman parte de las partidas se dividen entre héroes y dos grupos de matones, y todos ellos deben enfrentarse para alcanzar la máxima puntuación y reducir lo posible las bajas puesto que hay un número de resurrecciones limitado.

El uso de personajes como Batman, Robin, Joker o Bane es relativamente similar al de la parte off-line, aunque con ciertas limitaciones, una navegación más torpe y un esquema de acciones más sencillo, mientras que los soldados por su parte responden a un patrón de shooter en tercera persona bastante similar al de Gears of War con sus armas, coberturas y estilo de movimientos. Lamentablemente el control de éstos es bastante tosco, y resulta habitual que la respuesta de movimiento no sea todo lo rápida que deseamos lo que nos dejará vendidos con facilidad ante el fuego enemigo o, peor aún, ante los otros jugadores que portan héroes. La puntería tampoco está tan lograda como esperábamos, y eso es algo que provoca muchos momentos de desazón. Nuestras armas automáticas hacen un daño limitado sobre todos los oponentes, así que el estilo tiene un ligero componente táctico en el que importa más dónde estamos situados y qué uso hacemos de las coberturas que la habilidad del jugador, lo cual es interesante pero tiene consecuencias frustrantes.

Al comienzo de la partida hay un reparto de roles entre los equipos y los héroes, sin embargo durante ésta se ha tomado la decisión de que para aumentar el dinamismo uno de cada equipo de matones pueda acceder a portar a su líder (Bane o Joker) en momentos aleatorios de los encuentros, aunque sin que ello suponga grandes cambios en el control con respecto al resto de gorilas salvo una potencia desaforada en sus armas o golpeos. El componente persistente de la experiencia y los desbloqueos de habilidades, cambios de aspecto y armas son un punto a favor de la parte on-line bastante aceptable puesto que hay muchas alternativas, aunque la propia parte jugable no ha acabado de engancharnos y entretenernos como nos hubiera gustado y la escasez de mapas que hay disponibles por el momento y el hecho de que sólo haya una modalidad también le resta vida útil.

El multijugador del título no está del todo mal, pero es muy limitado en cuanto a opciones jugables y falta precisión en movimientos y ataques.
El multijugador del título no está del todo mal, pero es muy limitado en cuanto a opciones jugables y falta precisión en movimientos y ataques.

Estado de Sitio -Gráficos y Tecnología

Desde el punto de vista visual, Origins es un producto que cuenta con las mismas virtudes que tradicionalmente han caracterizado a la serie. Algo que consolida un producto tan espectacular como esperábamos, apoyado en los pilares de un trabajo puramente gráfico tremendo y de una dirección artística fantástica que recrea ese Gotham en forma casi de parque de atracciones colorista, llamativo y bañado por la nieve del período navideño en el que está ambientado.

Para empezar hay que hablar de un Batman que, de nuevo, presenta un aspecto inmejorable y con pocos cambios. A nivel de modelado el trabajo es sensacional, con una carga de polígonos espectacular, unas texturas que impresionan y un acabado general digno de encomio. Sus animaciones están a la altura de todo esto, con un abanico de movimientos todavía más amplio que en episodios anteriores y capaces de generar una navegación a través de Gotham de impresionante realismo; y también de una fluidez poderosísima en unos combates que son una vez más un dispendio visual que puede no sorprender por llevar ya tres entregas, pero que no por ello tiene menos mérito. Las conclusiones son muy parecidas con los enemigos y, especialmente, los supervillanos.

En cuanto al escenario se vuelven a alternar con brillantez los sórdidos interiores plagados de oscuridad donde refugiarnos y de arquitectura recargadísima, con unos exteriores que ahora ganan mucho en cuanto a belleza gracias a la nieve. Los neones, el icónico foco de luz con el símbolo de Batman y el aspecto exterior de unos edificios muy cuidados y sin rastro de reciclaje hacen el resto para consolidar una recreación asombrosa. Debuta en esta ocasión una Batcueva donde nos espera un Alfred que tiene más protagonismo que nunca, y que podemos visitar con un viaje rápido en nuestra Batnave para llevar a cabo algunas acciones a modo casi de menú.

El modo detective sirve para algo más que para resolver acertijos, y también nos permite ubicar enemigos y conocer secretos del escenario.
El modo detective sirve para algo más que para resolver acertijos, y también nos permite ubicar enemigos y conocer secretos del escenario.

Tecnológicamente el nuevo Batman: Arkham es un videojuego formidable desde el punto de vista de optimización y rendimiento. No hay ni rastro de caídas de frames por segundo en las versiones de consolas a pesar de que lo que se ofrece en pantalla raya a un nivel poderosísimo, y las físicas y efectos están muy cuidados. La palma, sin embargo, se la lleva una edición para compatibles cargada de pequeños detalles destinados a mejorar la ambientación si tenemos un equipo que soporte los efectos de DirectX11 y el Physx acelerado en hardware, esto nos brindará una iluminación muy lograda y vapor, una nieve muy veraz y papeles y otros restos poblando el ambiente.

Las opciones para personalizar la experiencia en PC son generosas, hasta 14, lo que garantiza que podemos customizar con solvencia el apartado visual para que se adecúe a nuestro equipo, sin embargo el rendimiento es extraordinario así que dependiendo de nuestro ordenador seguramente no será un quebradero de cabeza el configurarlo. En el sobremesa de pruebas de redacción (i7, 8Gb de Ram y GTX 770) hemos logrado maximizar todas las opciones y obtener unos irreprochables 60 frames por segundo, mientras que en un hardware más modesto y cercano a las especificaciones la fluidez de los 30-40 frames también ha estado a la orden del día sin un sacrificio visual particularmente dramático. Sí que, en cambio, nos ha llamado la atención en todas las versiones una manifiesta falta de pulido que no detectamos en episodios anteriores, y que incluye algunos bugs de moderada importancia y algunos problemas en la experiencia on-line como tiempos de carga interminables y salidas inesperadas.

Gráficamente Arkham Origins es una preciosidad de videojuego. El trabajo y el mimo con el que está hecho es digno de admirar.
Gráficamente Arkham Origins es una preciosidad de videojuego. El trabajo y el mimo con el que está hecho es digno de admirar.

Todo lo tocante al audio exhibe el mismo nivel de valores de producción que el resto del lanzamiento, con un resultado sobresaliente. La banda sonora es épica, y muy inspirada. Los efectos de audio están a la altura de lo que hemos experimentado tradicionalmente en la serie, y el título llega traducido y doblado con unas voces fantásticas y unas interpretaciones algo teatrales en algunas ocasiones pero definitivamente muy logradas. Mención especial para la voz del propio Bruce Wayne, que está llevada a cabo por el mismo doblador de las películas de Christopher Nolan aunque en un registro algo distinto. Lamentablemente el programa no nos permite escoger la versión de audio en inglés, donde sabemos de buena tinta que el trabajo se cuenta entre los grandes del año a pesar de la ausencia del legendario Mark Hamill prestando su voz al Joker.

Excelente

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Batman: Arkham Origins

Por: El equipo de 3DJuegos
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Sin alcanzar la calidad de los últimos Batman, Arkham Origins es, ante todo, un gran videojuego de aventuras. Ha faltado inspiración en algunos momentos puntuales, y la falta de novedades lanza un mensaje de advertencia de cara al futuro de la serie. No obstante la variedad de la propuesta, lo bien que siguen funcionando sus mecánicas jugables y la cantidad de horas de entretenimiento que depara lo hacen una opción a tener muy en cuenta para los fans del género y del superhéroe.

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  • Apuesta por las mecánicas que tan bien han funcionado hasta ahora.
  • Campaña larga y con muchas, y muy variadas, cosas que hacer.
  • Visualmente sigue siendo impresionante.
  • No aporta sorpresas ni apenas novedades, y falta algo de inspiración.
  • Falta de pulido severa, con numerosos bugs e incidencias.
Jugadores: 1-8
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración: 10-20 horas + multijugador
Ver requisitos del sistema
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