Explora el mundo de los sueños en esta bella aventura de puzles en primera persona de nombre Niko: Through the Dream, que sorprende por su capacidad para reinventarse a sí misma y su gran apartado audiovisual. Aun con sus fallos, es una obra recomendable que ejemplifica a la perfección lo bien que puede funcionar un videojuego de bajo presupuesto cuando hay pasión tras su desarrollo.
Explora el mundo de los sueños en esta bella aventura de puzles en primera persona de nombre Niko: Through the Dream, que sorprende por su capacidad para reinventarse a sí misma y su gran apartado audiovisual. Aun con sus fallos, es una obra recomendable que ejemplifica a la perfección lo bien que puede funcionar un videojuego de bajo presupuesto cuando hay pasión tras su desarrollo.
Los sueños están para cumplirlos. Si no que se lo digan al joven equipo español Studio Paint, que tras tres años de trabajo ha dado vida a su primer videojuego, el recomendable Niko: Through the Dream, del que pueden sentirse orgullosos. Porque esta aventura de puzles en primera persona, que precisamente ambienta su acción en un mundo onírico de indudable belleza -¡de sueños va la cosa!-, sorprende positivamente por la facilidad con la que una y otra vez se reinventa a sí misma. Rompecabezas basados en el sonido y las formas, desafíos plataformeros, persecuciones a contrarreloj, pruebas basadas en la memoria visual, de lógica… y así durante las cerca de cinco horas que nos llevará completar este título que si de algo adolece, al margen de un irregular sistema de control, es de mayor falta de personalidad; de no contar con un rasgo definitorio que le diferencie de otras obras del estilo.
Y no. No estamos diciendo que Niko sea un videojuego carente de imaginación, pues sus bellos entornos dicen lo contrario; ni mucho menos que sus rompecabezas no estén a la altura. Son variados, divertidos y en algunos casos incluso presentan un diseño sorprendentemente inteligente. Pero le falta algo. Portal tiene su pistola generadora de portales, The Talos Principle sus rayos de energía, el también español Mind: Path to Thalamus las esferas capaces de modificar el clima e incluso el tiempo, o Antichamber su delirante surrealismo. Y Niko… pues eso, buenos puzles y una gran ambientación, pero nada que rompa esquemas ni se sienta único.
Un viaje de ensueño
Aunque la historia de Niko pasa a un segundo plano con demasiada prontitud, una de las mejores bazas de esta obra es lo bien que capta las emociones de su protagonista, o más bien el modo en el que las representa en pantalla modificando notablemente el diseño de sus escenarios. Los hay que destilan alegría con ese diseño minimalista que tan bien le sienta al juego, y otros totalmente oscuros que nos muestran también el amargo pasado que atormenta a nuestra heroína. Una joven que sin mediar palabra, solo con el diseño de esas islas que representan distintas etapas de su vida, es capaz de contar una historia bonita y enigmática, aunque totalmente desaprovechada. Y es una lástima, porque una buena narrativa habría mejorado más si cabe el resultado final.
Otro aspecto que no ha terminado de convencernos es la poca relación que guardan los rompecabezas con el entorno en el que se enmarcan, dando la sensación de que cada cosa va por caminos distintos; de que los puzles están ahí porque tenía que haber algo con lo que dificultar nuestros progresos y nada más. No vemos esa conexión puzle-historia, esa lógica tras cada una de nuestras acciones, que ha hecho grandes a otros tantos títulos del estilo. ¿Significa eso que los rompecabezas no cumplen con su cometido? Al contrario. Aquí Niko: Through the Dream muestra su mejor cara con un diseño de puzles inteligente, aunque poco original, que sabe cómo sorprender constantemente con desafíos que nos pondrán a prueba de formas muy distintas.
Nunca un acertijo se repite dos veces, que ya es decir mucho, pero es que además estos rompecabezas plantean soluciones basadas en una lógica a la que llegaremos sin necesidad de que nadie nos lleve de la mano, ni que tengamos que andar probando imposibles. Explorar a conciencia cada escenario y prestar atención a las pistas que se nos ofrecen es la única guía que necesitamos. Y eso está genial. Aunque eso sí, nos habría gustado toparnos con desafíos más complejos o de mayor dificultad, pues la mayoría de pruebas son bastante fáciles. Otras, por su construcción, también se nos antojan algo monótonas y carentes de la fantasía que sí desprenden muchos de los escenarios por los que nos perderemos.
Tampoco estamos nada contentos con su sistema de control, que muestra su peor cara durante escasas las secciones de plataformeo y acción que incluye el videojuego, haciendo que lo que en principio debería ser algo divertido y fácil de jugar, como subir a lo alto de una torre o sortear una serie de trampas mortales, se convierta en la peor de nuestras pesadillas por su imprecisión. Llega a ser muy frustrante, independientemente de si se juega con mando o teclado y ratón. Y lo mismo se podría decir de aquellos rompecabezas que requieren de un mayor grado de precisión, o los que se desarrollan en condiciones especiales como estar bajo del agua.
Son casos puntuales, insistimos, pues la base principal de Niko son los puzles y no las plataformas, pero también lo suficientemente molestos como para frustrar a cualquiera. Y es una pena cuando hablamos de un título con tan buenas ideas de fondo y un apartado audiovisual de su categoría. Porque, no nos cansaremos de repetirlo, este es un videojuego que entra por los ojos; que atrapa por la belleza de sus entornos minimalistas y el inteligente uso que hace de los colores. También la banda sonora casa muy bien con lo que se muestra en pantalla, con un par de melodías de gran calidad, aunque los sonidos ambientales son un tanto discretos.
En definitiva, hablamos de una buena aventura de puzles en primera persona que tiene muchas virtudes y pocos defectos, aunque algunos de estos se hacen notar más de la cuenta. Se perciben en este punto muchas de las limitaciones presupuestarias a las que han tenido que hacer frente sus creadores, pero también la pasión con la que han trabajado y que se ve perfectamente reflejada en el mimo y cuidado con el que se ha dado vida a este mundo onírico.
Aunque echamos en falta algo más de originalidad en su planteamiento jugable, Niko: Through the Dream es una buena aventura de puzles que nos ha hecho disfrutar por lo bello de sus entornos y el diseño de muchos de sus rompecabezas. Los hay más complejos que otros, pero en líneas generales todos ellos funcionan bien y además sorprenden por su variedad. Peores sensaciones nos dejan las secciones de plataformeo, que si bien es cierto suponen una pequeña porción de la aventura, llegan a frustrar por las imprecisiones del sistema de control. Aunque insistimos, y más por los 8,99 euros que cuesta, es un título que merece la pena probar.
- La variedad de sus localizaciones y lo bien diseñadas que están
- Imagen y sonido se entrelazan de manera elegante
- Hay una buena variedad de rompecabezas…
- … aunque por norma son bastante sencillos y poco originales
- Lo impreciso del sistema de control que puede frustrar en los momentos plataformeros
- Poca relación entre los rompecabezas y la historia que se cuenta
