Eres un forajido al que todo el mundo en el Salvaje Oeste quiere muerto, y solo tu habilidad con las armas de fuego y capacidad para esquivar los ataques enemigos te salvarán la vida. Esta es la poco original propuesta de juego de Wild Frontera; un arcade de acción bastante tradicional y soso en su puesta en escena al que solo le salva una entretenida vertiente multijugador cooperativa.
Pegarse tiros contra cientos de enemigos en el Salvaje Oeste es una oferta irrechazable para muchos de nosotros; más cuando se apuesta por un estilo arcade tan parecido al de aquellos títulos con los que disfrutamos en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado. Pero por mucho que nos apasione la temática, y por muchas ganas que tuviéramos de acribillar a balazos al séptimo de caballería, a peligrosos forajidos o incluso a los indios, lo cierto es que Wild Frontera está lejos de ser un buen videojuego. Lo que queda patente casi desde el mismo instante en el que inicias una partida y te das cuenta de que a esta obra de Tamarin Studios le falta vida, fuerza en su acción y mayor brillantez en el diseño de sus misiones.
Es un videojuego sin alma, que entretiene porque sus tiroteos son intensos y además permite disfrutar de su acción en compañía de tres amigos más gracias a su multijugador cooperativo, pero que en líneas generales no te dice nada. O no al menos nada bueno. Y eso que tiene los ingredientes necesarios para hacer disfrutar a cualquiera que guste de esta clase de juegos: hay una aceptable variedad de enemigos a los que abatir, un buen puñado de jefazos que nos pondrán las cosas difíciles, e incluso señoritas en apuros a las que tendremos que intentar no matar para obtener la mejor puntuación posible al finalizar cada una de las misiones en las que nos embarcaremos.
Dispara y rueda, pistolero
Sencillo como el que más a nivel jugable, pues hablamos de un título en el que nos limitaremos a disparar y rodar por el suelo mientras esquivamos los ataques enemigos, el mayor problema de Wild Frontera es que es demasiado genérico y soso en el desarrollo de su acción. En ningún momento consigue despertar la emoción esperable cuando acribillas a balazos al jefazo de turno o escapar in extremis de la peor de las situaciones de riesgo. Y esto es algo que poco a poco va mermando nuestra capacidad de atracción por un videojuego que entretiene, porque no es malo, pero que lo hace de forma muy justita.
A lo largo de nuestro viaje por el Salvaje Oeste nos asaltarán los enemigos a tiro limpio, con espadas, bombas, rifles de precisión, cócteles molotov... e incluso se valdrán de la ayuda de animales salvajes, cepos que nos retendrán momentáneamente en una misma posición, o las temibles ametralladoras gatling; y a ellos les haremos frente con una única arma, que escogeremos de entre las seis clases disponibles, que para más inri se deteriorará con el paso del tiempo haciendo que en ocasiones erre en el proceso de recarga, que se encasquille, etc. Todo muy prometedor, ¿verdad? Pues ahí acaba la parte buena.
Diverdido en su justa medida y bastante desafiante en momentos puntuales dada la gran cantidad de enemigos a los que haremos frente de forma simultánea, donde de verdad se le saca algo de brillo a este juego es en su vertiente multijugador cooperativa, pues es ahí donde al menos nos echaremos unas risas en compañía de los amigos. Pero al margen de eso, insistimos, Wild Frontera es un título pobretón que ni tan siquiera brilla en lo visual.
Tan genérico en lo visual y pobre en lo jugable, Wild Frontera es un videojuego difícil de recomendar. Puede que alguno le encuentre cierto encanto al hecho de andar pegando tiros por el Salvaje Oeste con esa estética tan desenfadada, pero en líneas generales hablamos de un título extremadamente pobre que solo en su vertiente multijugador puede ofrecer algunas pinceladas de diversión.
- Su multijugador cooperativo para cuatro jugadores puede divertir... algo
- Acción demasiado genérica y carente de ingenio
- Pobre diseño de niveles
- No demasiadas armas y pocas alternativas de combate
- Algunos errores de programación pueden arruinar la partida
