La gran lucha que todos los seguidores de Final Fantasy esperaban ya está en PSP. Las fuerzas de la luz y de la oscuridad se ven las caras en un título con el que Square Enix nos demuestra que, cuando se lo propone, puede abordar cualquier género con garantías de éxito sin renunciar por ello a sus señas de identidad. El espíritu combativo y la magia RPG se fusionan en Dissidia, uno de los mejores videojuegos de PSP para este 2009.
Luz contra oscuridad, el bien contra el mal... Un año después del exitoso Crisis Core, el espíritu Final Fantasy regresa una vez más a nuestras PSP, aunque en esta ocasión con la forma más inesperada posible.
Cecil, Cloud, Squall, Golbez, Kefka, Sephiroth y así hasta más de 20 personajes se ven las caras en un título de luchas que, como mayor particularidad, recoge elementos RPG para plasmarlos en un videojuego basado completamente en el universo Final Fantasy.
Esta ha sido la manera con la que Square Enix ha querido recompensar a sus fieles seguidores después de veinte años de franquicia y grandes títulos. Dissidia: Final Fantasy es algo único en la saga y posiblemente irrepetible, ya que al talento de su equipo creativo (con el diseñador Tetsuya Nomura o el codirector de la película Advent Children) se une la originalidad de una obra de acción enmarcada en el terrible enfrentamiento entre Cosmos y Chaos, dos dioses cuyo antagonismo sirve como pretexto para colocar sobre una pantalla de PSP a luchadores procedentes de casi todos los Final Fantasy puestos a la venta hasta la fecha.
Una saga en pie de guerra
No sería del todo justo esperarse una historia tan profunda como la de Crisis Core, y eso a pesar de que Dissidia ofrezca mucha más conversación que éste. Tal vez todo se deba al Modo Historia, que a través de un prólogo y algo más de diez capítulos (FF, FFII, FFIII, FFIV, FFV, FFVI...) nos va a deleitar tanto con frecuentes secuencias cinemáticas -basadas siempre en el motor del juego- como con batallas que llegan a crear casi un nuevo género.
Reseñable es el hecho de que cada capítulo nos ponga a luchar junto a un personaje característico de cada entrega de Final Fantasy, siempre contra su antagonista, al cual deberá de tumbar para recuperar el cristal con el que ayudar a sus amigos y, por ende, a Cosmos, para derrotar al dios Chaos y sus malvados secuaces.
Tres modos de dificultad (casual, normal y hardcore) ponen los límites a nuestra habilidad, mientras que los Destiny Points determinarán la capacidad de avance por unos tableros cuadriculados que deberemos recorrer desde un punto A hasta otro B. Y como el camino no estará despejado -algunas veces debido a enemigos clónicos- muchas veces nos tocará entrar en la arena de batalla para seguir adelante.
Lucha RPG, la definición de Dissidia
Así es básicamente el Modo Historia de Dissidia, un videojuego que nos premia tras cada batalla con puntos de experiencia que suben el nivel de nuestro personaje, así como sus atributos de ataque, defensa, vida o habilidad especial. Incluso se nos obsequia con dinero, el cual podemos gastar en la tienda para mejorar la equipación, ya sea comprando armaduras, cascos, guantes o amuletos-accesorios con los que obtener ventaja en las contiendas.
Sin embargo, seguramente lo que más llame la atención del usuario, una vez encienda su PSP y se ponga a luchar, sea el sistema de batalla. Planteado como un híbrido entre un juego de luchas tradicional, un RPG y un "beat 'em up", Dissidia ofrece un planteamiento insólito al reflejar contiendas 3D en los que la libertad de movimiento y la amplitud de los escenarios van a ser datos claves.
Los cerca de 12 escenarios disponibles (basados todos ellos en el mundo Final Fantasy) sirven como la base que sustenta un esquema de combate donde predomina una interactividad que va mucho más allá de las tradicionales barras de vida y de acciones tan típicas como atacar o defender. Square Enix ha querido llegar con Dissidia mucho más lejos...
No todos los golpes duelen
Para entenderlo basta decir que en Dissidia existen dos tipos de golpes, los que quitan vida y los que quitan puntos de bravura, estando ambos relacionados por el hecho de que si no tenemos de lo segundo no podremos acabar con la barra vital del adversario. Es necesario probar el juego e inmiscuirse en los recurrentes tutoriales del videojuego para entenderlo mejor, pero el caso es que el sistema funciona.
Y no sólo eso, sino que es, hasta cierto punto, revolucionario, puesto que en Dissidia se hacen realidad utopías de jugón como acabar con la barra del enemigo de un plumazo, sobre todo si entramos en el Modo EX y propinamos una tanda fulminante de combos (siempre ejecutado mediante el evento "quick time" correspondiente a cada luchador).
Todo esto acompañado de posibilidades como fijar objetivo, esquivar ofensivas, flotar en el aire mientras que nos defendemos o utilizar el botón triángulo, el cual tiene una especial relevancia por ser el responsable de hacernos interactuar con los escenarios, ya sea corriendo por paredes o deslizándonos por el entorno a más velocidad, como si estuviéramos patinando.
Las conexiones de Dissidia
En este punto, es interesante hacer notar que los escenarios son muy variados, ofreciéndonos diferentes alturas y espacios tan diferentes como el castillo del Emperador (Pandemonium) o la torre de Kefka.
Y es que otro de los rasgos más admirables de Dissidia es el acertado intento por establecer conexiones, dentro del mismo producto, entre los diferentes protagonistas de la franquicia. Square Enix prometió trabajar duro en las relaciones entre las partes de la serie, y después de comprobar la versión europea del juego (por cierto, traducida al castellano aunque con voces en inglés) el resultado es más que satisfactorio.
Cerca de diez héroes y de diez villanos conforman la plantilla inicial de un título que añade infinidad de elementos desbloqueables (como nuevos movimientos, trajes y voces de personajes) para que la duración del juego se dispare a las decenas de horas. Esto, además, apoyado por el hecho de que se pueden obtener más de cien logros, dependientes siempre de unas condiciones de juego. No obstante, existen aún más razones para engancharse a Dissidia sin remedio.
Espíritu Advent Children
Una de ellas es el modo Arcade (luchar contra cinco personajes), otra es el tradicional modo Versus, pero seguramente la más importante venga constituida por el modo Ad-Hoc inalámbrico, que nos ofrece disputar tanto partidas offline como online (aunque sin infraestructura) para que la diversión nunca decaiga.
Una diversión que, por cierto, no se ve mermada por limitaciones gráficas, y es que Dissidia aprovecha el motor gráfico de Crisis Core para darnos escenarios muy interactivos (y hasta destructibles), modelados 3D de gran calidad y efectos de luz que desbordan su potencial en el especial caso de las invocaciones. Además, y para aquellos que no aguanten las esperas o puntuales ralentizaciones provocadas por el UMD, existe la opción de instalar parcial o totalmente el juego en nuestra Memory Stick (las alternativas de instalación comprenden los 245, 373 y 528 megas).
En definitiva, un espectáculo visual a la vanguardia en PSP que se contagia del espíritu Advent Children cuando se trata de hablar de las animaciones de unos personajes que se mueven teniendo como fondo composiciones del talentoso compositor Takeharu Ishimoto (autor de la BSO de Crisis Core).
Con Dissidia, Square Enix nos demuestra que es capaz de abordar cualquier género sin necesidad de caer en la mediocridad. De hecho, esta es una demostración más del saber hacer de la compañía japonesa, que ha sabido aprovechar el fascinante universo Final Fantasy para crear un título de luchas original, largo y muy entretenido. Todo ello sin olvidarse de sus raíces RPG ni de sus fieles seguidores, que encontrarán en este UMD otra razón más para buscar una batería adicional con la que aprovechar todos los grandes éxitos que se asoman en esta recta final de año.
Comprar Dissidia: Final Fantasy