Análisis de Diablo III

Análisis de Diablo III
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Los Señores del Infierno han tenido 20 años para planear su terrorífica venganza, pero no contaban con la presencia de un nuevo grupo de héroes capaz de hacerles frente. Encarna a uno de estos valientes y forja tu destino con la sangre de losenemigos en este impresionante juego de acción y rol, que no solo ha conseguido estar a la altura de la enorme calidad de las dos primeras entregas de la serie, sino también convertirse en un nuevo grande del género.

Han pasado más de diez años desde la última vez que tuvimos ocasión de adentrarnos en el caótico mundo de Santuario, pero desde entonces, no han sido pocas las veces que hemos reinstalado Diablo II y su expansión para echar unas partidas junto a los amigos. Por el camino han aparecido otros juegos de corte similar con los que también hemos disfrutado mucho... pero al final, siempre hemos vuelto al clásico de Blizzard. Desde el pasado 15 de mayo, por fin le hemos encontrado un sustituto.

Porque Diablo III es apasionante e increíblemente adictivo. Una oda al entretenimiento en estado puro que es capaz de mantenerte horas y horas delante de tu pantalla sin que te des cuenta de ello. Y es que una vez caes en sus garras, es muy difícil que puedas -quieras- escapar de ellas.

Un nuevo reinado de terror
Cargada de giros inesperados, villanos espectaculares y un trasfondo argumental sorprendentemente detallado, la historia de Diablo III se ha convertido en uno de los mayores logros de Blizzard. Aquí el estudio no sólo ha conseguido dar forma a una aventura capaz de sorprender y emocionar a cualquier apasionado al universo Diablo, sino también, maravillar a todos aquellos que se inician ahora con la serie.

En este sentido, como ocurrió con StarCraft II, se nota la madurez narrativa que ha alcanzado el estudio, que al margen de las contundentes cinemáticas a las que nos tienen acostumbrados, se han aprovechado de otros recursos narrativos para presentar la historia de una forma más consistente y atractiva. Hablamos, por ejemplo, de la importancia que han adquirido los diálogos entre nuestros héroes y los habitantes de Santuario -conversaciones que ahora tienen una historia de fondo-, o también de las sencillas secuencias de vídeo generadas con el propio motor gráfico del juego. Sin embargo también hemos notado estos cambios en el diseño de las misiones, que ahora son más variadas y emocionantes que nunca.

Por supuesto, la base de Diablo III sigue siendo la de exterminar a cientos de enemigos de la forma más espectacular posible, pero eso no ha impedido a Blizzard desarrollar aventuras cada vez más divertidas y complejas en las que tan pronto podemos vernos dialogando con diversos personajes, como enfrentándonos a poderosos enemigos finales en las situaciones más desfavorables. Mención especial para los novedosos eventos aleatorios, que nos plantearán sobrevivir a llamativos retos como escoltar a ciudadanos durante una lluvia de fuego, o defender una posición ante decenas de enemigos durante un tiempo determinado.

En el fondo, como decimos, este tipo de misiones no modifican prácticamente nada la jugabilidad clásica de la serie, pero consiguen con creces que avanzar a través de los cuatro Actos que componen la aventura sea un reto más atractivo. Eso sí, nos habría gustado que Blizzard hubiera arriesgado más en este apartado, ya que han pecado de conservadores planteando una aventura que se asemeja en exceso a lo visto en Diablo II. Por supuesto, todo es más espectacular, divertido y emocionante gracias al argumento, pero en el fondo no deja de ser un “más de lo mismo” con otra historia y escenarios. Algo que no tiene porqué ser negativo, aunque sí conviene tenerlo en cuenta.

El Bárbaro, el Monje, la Cazadora de Demonios, el Mago y el Médico Brujo conforman el nuevo grupo de héroes que se medirán a las fuerzas del Infierno.
El Bárbaro, el Monje, la Cazadora de Demonios, el Mago y el Médico Brujo conforman el nuevo grupo de héroes que se medirán a las fuerzas del Infierno.

El poder de elección
Donde Diablo III sí ofrece grandes novedades es en su sistema de progresión de habilidades, que ha sufrido una completa remodelación que no ha sido del agrado de todo el mundo, aunque a nosotros nos ha gustado... con matices. Básicamente, las quejas de los más veteranos vienen dadas por la simplificación de este sistema, que ha dejado de lado el tradicional reparto de puntos de experiencia para mejorar los atributos del héroe, como la propia selección de habilidades especiales, que ahora aprenderemos automáticamente al alcanzar un nivel determinado.

Decisión que a nosotros nos encanta por la gran libertad de acción que brinda, ya que se nos permite cambiar las seis habilidades activas (las que podemos usar durante la partida) del héroe siempre que lo deseemos, adaptándolo rápidamente a las diversas situaciones del combate. Así, por ejemplo, dependiendo de las habilidades con las que equipemos al monje, éste puede ser desde un guerrero destructivo a un excelente personaje de apoyo capaz de curar a sus aliados y potenciar sus habilidades con auras mágicas (el mantra).

Aparte, también contamos con enorme variedad de runas especiales que pueden asignarse a cada una de las habilidades activas del héroe, modificando considerablemente sus efectos. De este modo, siguiendo con el ejemplo del monje, podemos hacer que su aura sanatoria cure de forma más efectiva las heridas, o que a cambio de reducir su efectividad, cause también daño a los enemigos que rodean al héroe.

Gracias a este cambio, basado en la constante modificación de habilidades, se evita tener personajes limitados a un único estilo de combate como ocurría en Diablo II. Lo que ya de por sí es un gran avance por las infinitas opciones de personalización que nos ofrecen, si bien es cierto la configuración base con la que parte Diablo III limita algo este sistema. No en vano, las habilidades se han agrupado en seis categorías distintas que se corresponden a los seis botones de acción con los que contamos. Por tanto, en principio no es posible usar varias habilidades de una misma categoría… a no ser que en las opciones de juego marquemos la casilla “Opcional”, que borrará de un plumazo esta limitación. Algo que en nuestra opinión mejora muchísimo la experiencia de juego.

Hay infinidad de pergaminos y documentos escritos con información muy interesante  sobre el universo Diablo. Por eso es tan importante dar con ellos.
Hay infinidad de pergaminos y documentos escritos con información muy interesante sobre el universo Diablo. Por eso es tan importante dar con ellos.

Un mundo de Santuario persistente
El nuevo sistema de habilidades de Diablo III cobra sentido en su vertiente de juego multijugador, en la que cuatro usuarios pueden compartir la aventura a través de Internet. No en vano, como os podéis imaginar, dependiendo del tipo de guerreros presentes en la partida y de las estrategias de juego que se vayan a desarrollar (para algunos enemigos resulta imprescindible contar con determinadas protecciones), convendrá tener activas unas u otras habilidades.

Por eso antes destacábamos la efectividad de este sistema, que estamos seguros creará escuela entre muchas desarrolladoras. De hecho, el poder replantearse toda la estrategia de combate en cuestión de segundos otorga al juego un dinamismo que no habíamos visto en ningún título de estas características. Y ya os avisamos que es fundamental dominar este sistema si se quiere sobrevivir en los niveles de dificultad más elevados -igual que contar con varios sets de armaduras y armas-, y es que es en el máximo reto donde Diablo III se convierte de verdad en todo un desafío.

Y esto lo decimos porque superar la aventura en el nivel de dificultad normal no resulta excesivamente difícil si se tiene algo de práctica (además bastan poco menos de 20 horas para lograrlo), pero no hay que olvidar que Diablo III empieza a brillar de verdad en su nivel de dificultad Pesadilla, donde las cosas se ponen muy feas. ¡Y aún hay dos niveles de dificultad más! Eso sin contar con la gran cantidad de misiones secretas y logros que incluye el juego, y que consiguen que la aventura sea más abierta y variada que en sus antecesores.

Las partidas en grupo serán esenciales para sobrevivir a los desafíos más complicados, aunque ya advertimos que afrontar la partida en equipo implica aumentar todavía más la dificultad. Aun así, merece la pena el riesgo porque Diablo III gana una barbaridad cuando se disfruta junto a los amigos. En este sentido, Blizzard ha realizado un trabajo brillante al integrar todas las opciones sociales dentro del propio juego: con sus chats, mensajes privados, posibilidad de unirse a una partida ya iniciada o invitar a otros jugadores a formar equipo, etc; aunque entendemos que obligar a la gente a estar conectada a Internet permanentemente no es algo que contente a todo el mundo (y menos tras los errores con los servidores vividos durante los primeros días de disponibilidad del producto).

Esta especie de mundo online persistente también trae consigo interesantes mejoras que facilitan mucho las cosas a aquellos usuarios con varios personajes en activo, ya que estos héroes compartirán el oro acumulado, mantendrán intacto el nivel de eficacia del herrero y joyero (dinero y tiempo que se ahorra con esta decisión), y también podrán intercambiar fácilmente objetos entre sí guardándolos en el arcón.

Podemos contratar a tres mercenarios -sólo uno a la vez- muy distintos entre sí. Se nos da la opción de mejorar sus habilidades y equiparles con mejores armas.
Podemos contratar a tres mercenarios -sólo uno a la vez- muy distintos entre sí. Se nos da la opción de mejorar sus habilidades y equiparles con mejores armas.

Buscadores de tesoros
La serie Diablo siempre se ha caracterizado por sus espectaculares batallas, pero nadie puede olvidar que el afán por encontrar la mejor armadura o un arma legendaria siempre ha sido uno de los motores sobre los que se ha cimentado su éxito. Diablo III, como no podía ser menos, se mantiene muy fiel a esta idea y ya son millones de jugadores los que luchan a diario contra las hordas del Infierno con el único fin de obtener el mejor botín posible.

En este caso, cada uno de los cinco tipos de guerreros a los que podemos encarnar cuentan con armas y objetos defensivos propios de su clase, por lo que en muchas ocasiones es posible que demos con un objeto de gran valor que no podamos usar debido a este contratiempo. ¿Qué hacer? Aparte de poder guardarlo en el arcón por si luego lo usamos con otro héroe, la opción más interesante es la de acudir a la novedosa Casa de Subastas, en la que uno se puede hacer rico si vende este tipo de artefactos a buen precio.

El funcionamiento de este gran mercado se asemeja al visto en cualquier juego de rol multijugador masivo en línea, aunque Blizzard ha incluido la opción de vender y comprar estos objetos con dinero real (a través de PayPal). Opción que actualmente no está disponible.

También nos ha resultado muy prometedor el sistema de creación de objetos en la Herrería, ya que gracias al componente de aleatoriedad con el que se forjan los objetos que el artesano pone a nuestra disposición, podemos llevarnos muy gratas sorpresas en algunos casos. En este sentido, ya avisamos que este sistema empieza a brillar y a dar muy buenos resultados cuando se entra en el modo Pesadilla, y ya es necesario buscar materiales muy concretos para fabricar las armas y armaduras.

Los jugadores con varios personajes en activo podrán usar el mismo arcón para guardar sus objetos más preciados. Así se facilita el intercambio de ítems entre estos héroes.
Los jugadores con varios personajes en activo podrán usar el mismo arcón para guardar sus objetos más preciados. Así se facilita el intercambio de ítems entre estos héroes.

Y el Infierno se apoderó del mundo
Tal vez su estilo gráfico sea algo más colorista que el de sus antecesores, pero no hay dudas de que Diablo III es un auténtico espectáculo audiovisual. En primer lugar, destaca la inmensidad de los escenarios por los que nos moveremos y la enorme cantidad de enemigos que pueden salirnos al paso (en algunos momentos pueden rondar el centenar). Pero también lo hacen los efectos de luces y sombras, que en algunos puntos clave pueden dejarnos con la boca abierta, y las impresionantes habilidades especiales de nuestros cinco héroes, que cada uno en su estilo, resultan tremendamente llamativas.

En este caso, el Médico Brujo puede que se lleve la palma por la gran cantidad de criaturas que puede invocar, aunque los magos no se quedan cortos gracias a la contundencia de sus conjuros. Los bárbaros, por su parte, también ofrecen ahora un estilo de combate realmente espectacular con sus potentes saltos, sus gritos de guerra y esos golpetazos que agrietan el suelo a su alrededor.

Y si antes hablábamos del gran salto narrativo que ha dado el estudio, no menos impresionante es el que han dado con el diseño artístico de Diablo III, que está muy por encima del visto en las anteriores entregas de la serie. Sobre todo por la solidez que atesoran todos y cada uno de los escenarios, con algunas zonas realmente espectaculares que nos han dejado ensimismados por su belleza plástica. Igualmente, nos ha sorprendido la variedad de localizaciones, el diseño de muchas de las mazmorras -generadas aleatoriamente-, y la profundidad visual de algunos entornos, que ahora más que nunca, ofrecen un acabado de película.

En lo técnico, nos ha impresionado mucho la interacción con los entornos, que sufrirán con gran realismo las inclemencias de la guerra, así como la gran cantidad de tropas que pueden congregarse en un mismo escenario sin que por ello se resienta el motor gráfico. Y es que la optimización del engine ha sido uno de los puntos fuertes de Blizzard, que ha sido capaz de crear un entorno visual que funciona con un notable nivel de detalles en una amplia variedad de equipos.

Por último, no podemos dejar de mencionar el magnífico trabajo llevado a cabo a nivel sonoro, tanto por la gran banda sonora como por el notable doblaje al castellano y contundencia de los efectos de sonido. Tres elementos que se han unido con gran acierto, creando una magnífica atmósfera sonora a la que se pueden poner muy pocas pegas.

Los combates contra los jefazos ofrecen algunos de los momentos más espectaculares de Diablo III.
Los combates contra los jefazos ofrecen algunos de los momentos más espectaculares de Diablo III.

El digno heredero -Conclusiones-
Después de más de diez años de espera y con millones de jugadores imaginándose su juego perfecto, resulta muy difícil asegurar si un título de estas características va a cumplir o no con las expectativas, porque todo depende de lo que esperáramos de él. Si pensabas que Diablo III iba a ser original y rompedor en lo jugable, entonces te decepcionará. Si esperabas una aventura como las de antes pero con más enemigos, escenarios más grandes y una historia más potente todavía: te encantará.

La intensidad y el frenetismo de las batallas, las partidas en equipo, la brutal cantidad de tesoros por localizar... Diablo III tiene todo lo necesario para mantenerte luchando contra las huestes del Infierno durante años. Más todavía si tu objetivo es acabar con los enemigos en el máximo nivel de dificultad. Y aunque es verdad que todavía faltan por integrarse algunas opciones que sí estaban presentes en Diablo II, como el juego competitivo entre jugadores, creemos que el nuevo juego de Blizzard no solo es un muy digno heredero de sus antecesores, sino también, uno de los mejores juegos de acción y rol que hemos visto en los últimos años.

Magnífico

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Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
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