Después de deleitarnos en Nintendo DS con la maravillosa aventura Dragon Quest IX, Square-Enix vuelve a escoger la portátil de Nintendo para dar vida a un nuevo episodio de su clásica serie Final Fantasy… y con buenos resultados.
Tras un inicio un tanto irregular, Square-Enix parece haber tomado la medida a Nintendo DS a la hora de producir sus populares juegos de rol. Lejos quedan sus primeras producciones para esta máquina, algo descafeinadas, que han dado paso a juegos de una mayor calidad, como este juego de rol puro pensado especialmente para los más jóvenes y/o menos expertos en este género.
Princesa en apuros
Tras escoger el nombre de los cuatro protagonistas principales de esta aventura, la historia de The 4 Heroes of Light comienza con el rapto de la princesa del rey de Horne, damisela que ha sido raptada por la bruja del norte. Y aunque es cierto que este sencillo prólogo narrativo va complicándose paulatinamente a medida que avanzamos en el juego, lo cierto es que en líneas generales es bastante simple. Y lo es por una razón: el título está claramente orientado a los usuarios más jóvenes.
Todo lo que rodea a esta nueva entrega para Nintendo DS de la serie Final Fantasy ha sido simplificado al máximo para que se ajuste a este grupo de jugadores, desde el sistema de combates al control o incluso el diseño de los protagonistas. No en vano, los cuatro protagonistas principales son preadolescentes, lo que indica claramente el “target” al que está orientado el título. Y como en todo juego de rol, a medida que progresamos dichos personajes van ganando experiencia que les permite aumentar su nivel de salud, así como otros apartados importantes como su inteligencia, fuerza, poder de ataque y defensa o magia.
Igualmente, cada protagonista puede ataviarse con un número limitado de objetos, ya sean espadas, escudos, pócimas o complementos, ítems que nos permiten ir construyendo sus rasgos principales y especialidades. Sin embargo, en este sentido los objetos más importantes que encontramos en esta aventura son los sombreros. Sí, porque dichos complementos son los que más influencia causan en el estatus de cada protagonista.
En función del sombrero que equipemos a cada muchacho (hay una treintena de ellos), este quedará marcado por unos valores muy determinados. O lo que es lo mismo: el sombrero marca bastante la clase de nuestro personaje. Y nos ha parecido una idea brillante, puesto que con un solo gesto podemos variar la estructura de nuestro equipo, lo que añade ciertas dosis de estrategia al juego. Además, dichos sombreros pueden ser potenciados a lo largo de toda la aventura, por lo que la importancia de estos objetos termina siendo capital.
Explora y pelea
De todos los ingredientes que conforman la jugabilidad de Final Fantasy: The 4 Heroes of Light, los que más peso tienen son los combates y la exploración. Las batallas son casi constantes en cuanto nos adentramos en alguna de las mazmorras, y dichos enfrentamientos tienen la particularidad de ser aleatorios. Esto quiere decir que salvo alguna que otra excepción no vemos venir a los enemigos, sino que estos salen a nuestro encuentro por sorpresa y cada cierto tiempo. No vamos a entrar en valoraciones porque este sistema tiene tantos defensores como detractores y, por norma general, suele gustar más a los puristas de los juegos de rol que al resto de jugadores.
Una vez que entramos en combate, volvemos a percibir el ejercicio de simplificación puesto en marcha por Square-Enix. El sistema por turnos es de los más sencillito, pudiendo realizar varias acciones en nuestro turno de manera muy simple como atacar o usar ítem. Llama la atención el automatismo de todas ellas (es la CPU la que decide a qué personaje sanar, qué rival debe ser atacado en cada momento, etc.), hecho que muy probablemente guste a los menos avezados en estas lides pero que puede frustrar bastante a los jugadores más veteranos.
Cuando no estemos metidos en algún combate, lo más probable es que estemos explorando el vasto mapeado del juego. Este se ha plasmado de manera similar a la saga Animal Crossing de Nintendo, es decir, que los escenarios 3D muestran un marcado efecto esférico para dotarles de mayor profundidad. La exploración tiene sus recompensas, dado que los fondos esconden multitud de cofres con dinero fresco, pócimas y demás objetos muy aprovechables.
Y si la exploración es una actividad que merece mucho la pena, la interacción con el resto de personajes pasa a un segundo plano. Al margen de que todos los textos aparecen en inglés (de nivel bajo-medio, eso sí), en la mayoría de las ocasiones los personajes secundarios solo tienen obviedades y “tonterías” que contarnos. Es cierto que de vez en cuando nos invitarán a realizar misiones secundarias, pero lo habitual será encontrarnos con algún comentario sin apenas relevancia en el devenir de la historia.
Todas estas actividades las llevamos a cabo por medio de un sistema de control súper sencillo. Este nos permite escoger entre controlar a los personajes mediante la cruceta y los botones de la consola o, más fácil, haciendo uso del stylus y la pantalla táctil. En cualquiera de los casos está bien implementado, siendo muy fácil tanto recorrer los decorados como navegar por las distintas pantallas de menús.
Juntos, pero no revueltos
Aunque no siempre avanzaremos en compañía de todos ellos, ya os hemos dicho que son cuatro los personajes principales de esta aventura. Precisamente, y aunque en la modalidad principal solo podemos jugar en solitario, el título cuenta con opción multijugador para un máximo de cuatro participantes simultáneos. Esta modalidad funciona de manera similar al modo individual, con la salvedad de que las misiones que llevamos a cabo son totalmente independientes, si bien las recompensas que obtenemos sí que podemos trasladarlas al modo principal. Sin duda alguna esta opción adicional añade un interés especial al cartucho y horas extra de diversión, pero nos hubiera gustado que fuera también compatible con la campaña principal.
En el plano técnico, al ya mencionado mundo esférico y 3D se une una atractiva paleta de colores, donde predominan los tonos tierra que aportan un aire melancólico a la aventura. Los personajes son Super Deformed (cabezones, vamos) y presentan buenas animaciones y una expresividad bastante notable. En conjunto, se trata de un título muy agradable para los ojos… y también para los oídos, puesto que su banda sonora es realmente variada y algunos de sus temas incorporados se hacen bastante pegadizos.
Square-Enix parece que comienza a tomar el pulso a Nintendo DS en lo que se refiere a sus producciones roleras. Y es que tras el excepcional Dragon Quest IX: Centinelas del Firmamento, ahora nos presenta un interesante nuevo capítulo de la serie Final Fantasy. Puede que no llegue a las mismas cotas de calidad que el citado Dragon Quest IX, pero aún así se trata de un RPG de una calidad notable que presenta uno de los apartados audiovisuales más brillantes de su género.
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