Análisis de Epic Mickey

Análisis de Epic Mickey
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Oscuro, diferente, revolucionario... Estos eran algunos de los calificativos con los que los usuarios de Wii esperaban a Epic Mickey, la obra más ambiciosa de Warren Spector en los últimos años. Y, al final, el roedor se ha redefinido. La pregunta es: ¿en qué dirección? Te descubrimos cuán épico es el ratón de Disney en su último videojuego.

Parece mentira que la carrera de la que ahora es una de las compañías más prósperas de todo el mundo empezara con un simple ratón. La productora The Walt Disney Company tiene hoy, aparte de un reconocido estudio de animación, varias subdivisiones dedicadas a la televisión, al cine, a los videojuegos y hasta a los parques temáticos.

Mickey Mouse, con 82 años de edad, ha participado en multitud de productos de entretenimiento, convirtiéndose en el personaje más conocido de la historia. Estrella de la animación de gran trayectoria, ha sufrido también muchas evoluciones y, de hecho, ahora parece que Disney desea reducir el remarcado estilo amable y agradable que siempre ha mostrado en sus apariciones en público. El roedor sigue siendo un icono, pero está muy lejos de los años de gloria que experimentó durante pasadas décadas.

Y para remediarlo, nada mejor que utilizar el medio de entretenimiento actualmente más popular: el videojuego. Epic Mickey fue creado para este único fin, y lo hace en Wii de manera exclusiva, de manos del mismísimo Warren Spector, experimentado diseñador de videojuegos (como Wing Commander, Ultima, System Shock, Thief o Deux Ex). Con este repertorio, era difícil que algo saliera mal. De hecho, con el título ya en el mercado, podemos afirmar que nos encontramos ante una de las aventuras más destacadas para la consola de Nintendo. Ahora bien, ¿se ha conseguido modificar sustancialmente la imagen del ratón? Y lo más importante, ¿ha resultado ser un videojuego tan épico como sugiere su nombre?

La primera de las preguntas ya se respondió, en realidad, hace unos meses por si sola, cuando empezamos a vislumbrar que los primeros "artworks", oscuros y siniestros, poco tenían que ver con lo que un año más tarde iba a ser Epic Mickey. Una ola de expectación ha salpicado a la obra de Junction Point Studios, y mucho nos tememos que poco o nada ha favorecido a una creación que tampoco ha terminando siendo la revolución roedora que se esperaba.

Bien y mal. Héroe o pendenciero. Caos y luz. Eran muchas las ideas que Warren Spector tenía en mente para hacer de este videojuego la representación del cambio de Mickey Mouse, pero al final, en nuestra opinión, ha terminado siendo más un homenaje a toda la trayectoria de este mítico personaje.

El argumento de Epic Mickey intenta rescatar del olvido a esos personajes olvidados de Disney que Mickey un día disolvió por accidente.
El argumento de Epic Mickey intenta rescatar del olvido a esos personajes olvidados de Disney que Mickey un día disolvió por accidente.

El amor y conocimiento de Spector sobre el ratón han quedado perfectamente plasmados en una obra a la que se le nota estar más centrada en integrar elementos del mundo Disney con la estructura de juego, que en dotar al propio título de cohesión jugable. Y es que, al fin y al cabo, Warren trabajaba con Disney, algo que supone un arma de doble filo, porque a cambio de recibir un mundo de fantasía único, también obtienes una carga de responsabilidad y de limitaciones enorme.

Aún así, sorprende que el proyecto se haya desempeñado con tanto estilo y buen hacer. El mismo argumento es una auténtica proeza narrativa, que nos muestra a un Mickey Mouse que, antes de convertirse en estrella, allá por los años 20, atraviesa el espejo de su habitación para encontrarse con una representación del maravilloso mundo que un hechicero (el cual simboliza al dibujante Walt Disney) está creando. El roedor, en un momento de distracción, coge un pincel y decide aportar algo de sus dotes pictóricas. Pero algo terrible ocurre, y lo que era una inocente aportación se convierte en la pesadilla de las creaciones en ese mundo. Asustado, Mickey regresa a través del espejo al mundo real.

La mecánica principal de juego se basa en usar el pincel (con el wiimote) para dar vida a elementos ocultos del escenario.
La mecánica principal de juego se basa en usar el pincel (con el wiimote) para dar vida a elementos ocultos del escenario.

El mundo olvidado de Disney
Los años pasan, y el roedor gana fama y gloria hasta la actualidad. Pero el pasado nunca olvida, y un buen día una sombra atrapa al personaje y lo arrastra hacia ese mundo que él mismo corrompió por accidente. Ese lugar es conocido en el juego como el Páramo, donde residen los personajes más olvidados de Disney, y todo por culpa del ratón Mickey, que deberá encontrar el camino de vuelta mientras supera los cientos de obstáculos que le persiguen, incluyendo los fantasmas de su conciencia.

La manera en que los desarrolladores han conseguido rescatar la historia olvidada de Disney dentro del videojuego es uno de los aspectos más a destacar del conjunto. Además, y a pesar de que la creación siga desprendiendo ternura, es probablemente lo que más se parecería a una pesadilla de Mickey, con una serie de aliados y enemigos que incluyen versiones robóticas de sus mejores amigos, como Pluto o el pato Donald, además de Oswald (la primera creación de Walt Disney), que guarda odio y recelos ante aquel que le consiguió arrebatar protagonismo.

Por tanto, Mickey tiene amigos, pero también varios rivales en un título, básicamente, apoyado en un concepto de aventura con una potente dosis plataformera, además de sugerentes puzles. Y todo a lo largo de una duración que sorprende, con 15 horas de juego (más si tenemos en cuenta su potente rejugabilidad) que, no obstante, no resultan suficientes para lograr un sistema de juego bien estructurado.

Nuestro papel en Epic Mickey es pues, principalmente, el de recorrer los rincones más olvidados del mundo Disney (que son, por cierto, reminiscencias de cortos y películas originales). Para ello, el videojuego se estructura en diferentes regiones de recorrido lineal -aunque es posible volver sobre nuestros pasos- dotados de elementos de plataformeo, exploración, resolución de puzles e incluso algo de conversación como previo paso a resolver las decenas de "quests" que nos proponen los habitantes del Páramo.

El problema es que el videojuego presenta un error grave de diseño, en parte, porque el ritmo resulta frustrantemente lento. Y todo por un Gremlin que se plantea como nuestro mejor compañero, aunque a buen seguro más de uno terminará odiándole. Su aparición cada pocos minutos en la acción logra ralentizar un progreso que sería más gratificante si no se nos dieran tantas pistas a la hora de resolver situaciones. Un sistema de juego más natural y sugerente (y menos machacón) hubiera venido bien a un proyecto que, aún así, presenta picos de dificultad elevados.

Entre sección y sección nos encontramos con fases de plataformas 2D muy simples, basadas en cortos Disney de animación.
Entre sección y sección nos encontramos con fases de plataformas 2D muy simples, basadas en cortos Disney de animación.

Este es otro claro punto en contra, y no porque no nos gusten los desafíos, sino porque la dificultad viene dada por defectuosas mecánicas de manejo. Los culpables son una cámara deficiente y poco dinámica (incluso cuando se gira manualmente), además de unos saltos que no siempre son satisfactorios debido a la mala perspectiva que se nos ofrece. El resultado: la desilusión de unos usuarios que perderán la vida del ratón sin sentirse culpables por ello.

El tercer pilar que se desploma en Epic Mickey no es menos importante. La estructura de progresión resulta confusa y poco lógica. No sigue un orden predeterminado, y la sensación de estar avanzando también es muy etérea.

Y es que, realmente, el único elemento que interconecta las diferentes secciones del Páramo son una serie de proyectores basados en clásicos animados de la factoría Disney (como Steamboat Willie, Thru the Mirror y Clock Cleaners, entre otros). En total, más de 30 fases de interconexión al estilo plataformero 2D más tradicional (y también simplón) del que no cabe resaltar más que una preciosa resolución artística, ya que jugablemente no aportan mucho, y menos cuando dan poco más de un minuto de juego por unidad.

De la misma manera que podemos pintar, también podemos usar disolvente para encontrar entradas y objetos ocultos.
De la misma manera que podemos pintar, también podemos usar disolvente para encontrar entradas y objetos ocultos.

Pintura y disolvente
Pero no todo es malo en Epic Mickey. También tiene momentos de esplendor, y la mayor parte vienen dados por el poder de la pintura. Como homenaje al arte pictórico que siempre demostró Walt Disney, el ratón Mickey lleva consigo un pincel que, con sólo dirigir nuestro wiimote a la pantalla, impregnará de pintura (para crear) o disolvente (para borrar) a todo aquel lugar del Páramo programado para ello. Y lo mejor de todo es que hay mucho por pintar: desde farolas, pavimento y paredes del decorado hasta engranajes, generadores y otros elementos ocultos.

La creación pictórica es una gran opción en los diversos escenarios que comprende Epic Mickey, aunque lo más interesante es que esta mecánica sirve para resolver puzles y avanzar en la aventura. Seguramente, al videojuego le hubiera venido bien abusar más de esta extraordinaria técnica, ya que de la misma forma que podemos crear (botón B) también podemos usar disolvente (botón Z) para hallar entradas ocultas.

Esto provoca que en un mismo escenario nos detengamos más tiempo del normal hasta encontrar todos los secretos posibles, algo que también incentiva la rejugabilidad, puesto que existen elementos desbloqueables (rollos de películas, chispas de poder y medallas) que es francamente imposible conseguir en la primera partida. Y por si esto fuera poco, podemos dedicarnos a recolectar una serie de tickets ideales para comprar en tiendas, que también las hay.

No es lo más común, pero en ocasiones podemos entrar a edificios para comprar objetos o adquirir nuevas "quests" que completar.
No es lo más común, pero en ocasiones podemos entrar a edificios para comprar objetos o adquirir nuevas "quests" que completar.

Pero lo más importante, y tal vez lo que haga que Epic Mickey sea en suma un título interesante, resida en el factor de que la resolución de "quests" (el alma máter de la obra) se alimenta de esta mecánica pintura/disolvente. Pintar una casa o activar un determinado mecanismo dependen enteramente de esta dinámica jugable. Hasta el sistema de combate, a pesar de estar basado en un ataque en giro al estilo Super Mario Galaxy (sacudiendo el wiimote), descansa en la posibilidad de pintar enemigos -convirtiéndolos en amigos que nos ayudan contra otros rivales- o de directamente aniquilarlos mediante disolvente.

Y eso sin contar con que existen determinados objetos de curiosa aplicación, como un reloj que paraliza el tiempo o unos televisores que podemos colocar sobre el escenario para distraer a los enemigos mediante un corto clásico de Mickey Mouse. Simpáticas adiciones pero que no nos hacen olvidar un aspecto muy importante...

Desde su anuncio y posterior demostración al público (a la cual acudimos en Londres), Warren Spector prometió un concepto de bien o mal para el ratón de Disney. Un sistema de moralidad (el cual hacía que nuestro roedor se convirtiera en héroe o pendenciero en función de sus decisiones) parecía que iba a ser la característica más innovadora y sorprendente de Epic Mickey, permitiéndonos escoger nuestro propio camino, gozando de diferentes aliados y misiones secundarias.

No obstante, al final el resultado ha sido mucho más modesto del esperado. En alguna ocasión cabe la posibilidad de tomar alguna decisión (optar por salvar a un Gremlin o por obtener un tesoro), pero Mickey apenas experimenta una evolución según lo que haga. Más bien, él es siempre bondadoso y admirado en el Páramo.

Al final, tenemos una situación parecida a cuando se nos anunciaba un videojuego decadente y muy oscuro, y es que el ratón es para Disney un personaje crucial. Esa creemos que es la principal razón por la que muchas ideas originales de Warren Spector no hayan podido llevarse a la práctica, ya que por el desarrollo del juego da incluso la impresión de que la desarrolladora ha tenido que volver sobre sus pasos en varias ocasiones, y esto es algo que puede haber afectado negativamente al proceso creativo.

La pintura no sólo sirve para colorear el escenario, sino también a nuestros enemigos para que, en lugar de atacarnos, nos apoyen.
La pintura no sólo sirve para colorear el escenario, sino también a nuestros enemigos para que, en lugar de atacarnos, nos apoyen.

Épico ratón
Un proceso creativo que, sin embargo, reluce en el plano audiovisual. Es una auténtica delicia ver el excelente trabajo artístico plasmado mediante el motor Gamebryo (de Fallout 3) en conjunción con físicas Havoc. Definitivamente, estamos ante uno de los apartados visuales más coloridos y destacados del catálogo de Wii, y eso a pesar de que podría haber gozado de más personalidad si se hubieran aplicado con más fidelidad los diseños originales.

En cualquier caso, el clima de decadencia del Páramo sigue vigente en el videojuego, con una representación encomiable del mundo más olvidado de Disney. Los decorados evocan lugares conocidos como el castillo de la Cenicienta, el país de Nunca Jamás o los mismísimos parques de atracciones de la compañía del ratón, como Disneylandia. Todo encerrado en un DVD que presenta una extraordinaria variedad de aliados, enemigos y unos paisajes que aunque algo vacíos, poseen interactividad, ya que no sólo es posible modificarlos con nuestro pincel, sino también acceder a algunos edificios (museos, tiendas, etc.).

En mitad de la aventura se nos presenta algún que otro vídeo para ilustrar la épica aventura de Mickey en el Páramo.
En mitad de la aventura se nos presenta algún que otro vídeo para ilustrar la épica aventura de Mickey en el Páramo.

Mención aparte merece Mickey, representado por cierto con la estética que tenía en su nacimiento (allá por 1928) y potenciado por unas animaciones muy cuidadas que se extrapolan al resto de personajes del videojuego. Suavidad y respeto al estilo Disney son claves para entender un trabajo que no hubiera sido posible sin la colaboración de los estudios principales de la compañía: Walt Disney Animation Studios y Pixar.

Y tampoco hay que olvidar que en el videojuego hay algunas cinemáticas procedentes de Powerhouse (una compañía tejana experta en animación "flash") que ha dejado su impronta en secuencias que sirven para narrarnos la interesante historia que narra Epic Mickey.

El sistema de moralidad es casi inexistente, aunque a veces podremos optar por salvar a un Gremlin o hacernos con un tesoro.
El sistema de moralidad es casi inexistente, aunque a veces podremos optar por salvar a un Gremlin o hacernos con un tesoro.

Una trama donde nunca escucharemos hablar a los personajes (balbucean un dialecto ininteligible, a no ser que leamos los subtítulos en castellano), pero sí que notaremos las partituras que componen una banda sonora variada y adecuada a cada una de las situaciones y entornos que se nos plantean. Sólo hace falta decir que la calidad está muy en la línea de las películas de Disney, e incluso hay un detalle que nos ha gustado especialmente. En función de lo coloreada o decadente que esté una zona (dependiendo de si usamos la tinta o el disolvente), la música se hará más alegre o más triste.

Es una pena que esta última característica haya sido una de las pocas que se hayan conservado de ese planteamiento "bien-mal" que iba a rodear a Mickey Mouse en un principio, pero tampoco hay que disgustarse, porque Epic Mickey, aunque no tan épico como se esperaba, sigue siendo un juego de aventuras y plataformas ideal para hacer frente al final de año en Wii.

Muy Bueno

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Sin ser tan oscuro y revolucionario como se esperaba, Epic Mickey consigue redifinir al ratón más famoso del globo con una aventura que plasma el mundo más olvidado de Disney haciendo una auténtica apología del amor de Warren Spector hacia el maravilloso mundo de fantasía de la compañía estadounidense. Sin resultar la mejora aventura del género, sin presentar las mejores plataformas jamás vistas y sin consagrarse como el mejor videojuego para esta recta de final de año, lo nuevo de Junction Point Studios es aún así una compra obligada para todo aquel que sienta algo especial por Mickey Mouse.

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Jugadores: 1
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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