Una isla paradisíaca, un grupo de mujeres en la flor de la vida, mucho sol y deportes picantes, son tu billete de avión a unas vacaciones de ensueño. Acompaña a las mejores modelos de Dead or Alive en sus vacaciones mientras te ganas su amistad y de vez en cuando practicas… algún deporte.
La fórmula que Tecmo estrenó en Xbox con Dead or Alive Xtreme y que continuara hace casi 4 años con Dead or Alive Xtreme 2 en Xbox 360, se ha mostrado poco fructífera para las consolas de sobremesa, recibiendo críticas moderadas y ventas escasas que han demostrado que el público no está excesivamente interesado en propuestas donde la jugabilidad cae a un segundo plano. Aquella fórmula se traslada ahora al terreno portáti, para aprovecharse de esta portabilidad y la amplia pantalla de la que hace gala la portátil de Sony.
Dead or Alive: Paradise recoge los elementos más característicos del juego de la consola de Microsoft y se estrena en PSP cib un videojuego fiel a aquella fórmula, pero restringiéndola aún más a un tipo de audiencia muy concreta. En Japón es sencillo encontrar este tipo de propuestas extravagantes, pero nunca suelen salir de aquellas tierras por la audiencia limitada a la que va dirigida el título. Sin embargo esta ocasión lo merecía, pues las luchadores de Dead or Alive son sumamente conocidas por venir de un juego de lucha que cuenta con bastantes seguidores en occidente.
Un Dream-Team de bellezas prohibidas
En Dead or Alive: Paradise tomaremos el control de una de las diez chicas más bonitas, sexys y voluptuosas de la serie de lucha de Tecmo, aunque en esta ocasión no para luchar con ellas, sino para contemplarlas, acompañarlas, hacerlas felices y de paso jugar un poco, porque este nuevo juego tiene más de contemplación visual que de jugabilidad propia, y esto tiene un enorme peligro.
Las bellas luchadoras que protagonizarán el juego son Kasumi, Ayane, Tina, Rio, Kokoro, Christie, Helena, Leifang, Hitomi y Lisa; cada una de ellas en ropa interior o en bañador, y no dudando en enseñarnos sus peligrosas curvas y personalidad más picante. Eso sí, sin pasar en ningún momento la línea del erotismo moderado y sin dejarno ver mucho más que chicas con ropa muy ajustada y enormes pechos que parecen cobrar vida.
Una vez que hayamos elegido a nuestra chica favorita - que podremos contemplar una y otra vez bajo distintos modelitos de bañadores y demás-, nuestra misión principal en la isla no es otra que relajarnos. La isla estará repleta de mujeres, mujeres jóvenes en la flor de la vida que caminan a sus anchas con poca ropa y divirtiéndose en juegos donde podremos verlas en acción dando saltos, moviendo sus caderas, y poco más.
A pesar de la extravagante isla donde se desarrolla la historia no tendremos ninguna posibilidad de explorarla, pudiéndonos mover mediante menús a distintas zonas como la piscina, la playa, la selva y una serie de tiendas donde gastar nuestro dinero en ropa, accesorios y regalos. En estas zonas de la isla estarán las demás chicas descansando o jugando, y si coincidimos con ellas tendremos básicamente tres alternativas: jugar con ellas, hacerles un regalo o pedirles que formen un equipo con nosotros.
El valor –monetario- de la amistad
Sin embargo, a pesar de la superficialidad del juego, hay un carácter social interesante. Esto queda reflejado en el hecho de que debemos cuidar nuestras relaciones con las demás chicas si queremos que jueguen con nosotros en los distintos minijuegos. La única gracia de que se unan a nosotros es poderles contemplar para ensalzar aun más el voyerismo y distintos sueños que muchos jugadores puedan tener con estas diosas virtuales.
Para ganarnos su admiración y confianza hay que hacerles regalos. El sentido materialista de las relaciones entre personas son elevadas por Tecmo hasta un nivel casi irrisorio, teniendo que gastarnos mucho dinero para que una chica decida formar pareja (deportiva) con nosotros en el vóley playa, el único minijuego que más o menos funciona dentro de la escasez de alternativas que acabaremos teniendo. Estos regalos se compran en las distintas tiendas de la isla como la tienda de accesorios, la de deportes para bañadores y balones, y hasta una tienda de objetos curiosos para comprar la confianza de las chicas más rápido con florecitas y objetos valiosos.
Balones, colchonetas y una cámara fotográfica
El juego se convierte en un ida y vuelta de regalos -porque ellas también nos harán muchos-, que podremos cruzar con otras chicas si no queremos quedarnos con ellos. Cuando ya tengamos chicas para jugar (al volley) podremos entrar a practicar este sencillo minijuego en la playa, usando apenas dos botones y con una participación bastante escasa del jugador. Estos enfrentamientos dos contra dos no tendrán gran duración ni se basarán en un control muy profundo.
Otros deportes presentes son el salto de colchonetas, donde compitiendo con otra chica en la piscina debemos tocar los botones adecuados durante un tiempo de pulsación determinado observando la distancia de una colchoneta a otra. Otros “deportes” menos físicos serán los que podamos hacer en el casino para jugar al blackjack, al póker o a las tragaperras. Es fundamental jugar con las chicas también en el casino para ganarnos su confianza más rápidamente.
Pero para explotar aún más las curvas de las chicas podemos presenciar paseitos y posturitas de las mujeres por la isla, mientras toman el sol o están durmiendo. Así el juego nos permite, en un tiempo limitado, usar nuestra cámara y sacar instantáneas de las chicas sin ningún otro sentido que el de reunir momentos para nuestro álbum.
Dead or Alive: Paradise se desarrolla en varios días virtuales, y la jornada está dividida en tres franjas. En estas tres franjas podemos tomar tres decisiones como jugar a algún deporte, dar regalos o visitar zonas para que, al final del día, acabemos en nuestra habitación. Aquí se nos abrirán nuevas opciones como la posibilidad de ver nuestras pertenencias, dar regalos, ver las fotos o ir al casino, sólo accesible por la noche. Todo eso y nada más es lo que podremos hacer en Dead or Alive: Paradise.
Espectáculo visual que no se palpa, ni se juega
Sabiendo que la jugabilidad del título peca por ser escasa ya que estamos ante un juego más de contemplación que de interacción, está claro que el aspecto más cuidado tiene que ser el visual. Se puede decir que el trabajo realizado con la isla y las chicas es notable, aunque los escenarios limitados ayudan mucho a concentrar todas las miradas en las bellas chicas poligonales llenas de curvas virtuales. Las animaciones, por lo tanto, son otro factor a tener en cuenta, aunque con cierta exageración casi cómica que no llega a convencer en ciertas partes recreadas de las modelos. Eso sí, para cargar sus prohibitivos cuerpos y las escenas del juego se suceden multitud de secuencias de carga que entorpecen y pausan demasiado el desarrollo de la historia.
El apartado sonoro es bastante sencillo y repetitivo, aunque con melodías personificables que pueden darnos un poco de libertad para evitar escuchar una y otra vez los mismos temas. La voz aniñada y con diálogos muy pobres no ayuda a que el apartado salga de un simple aprobado. Para rematar, el juego nos llega en completo inglés, aunque para la profundidad de las conversaciones no es realmente necesario.
Para finalizar, dejar claro que Dead or Alive Paradise tiene poco de videojuego, ya que la interacción del jugador con el título es bastante escasa.
Dead or Alive: Paradise es un videojuego poco común, muy limitado jugablemente y dirigido a un público concreto. Su mayor peligro es que no cumple la función básica de un videojuego como es la interacción, ofreciéndonos bastante de película interactiva con algunos minijuegos de poco peso. Un título creado para llevar a los videojuegos un toque erótico gratuito, una excesiva materialidad y hasta cierto aroma sexista; pero lo que más nos importa: sin ningún tipo de profundidad jugable.
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