Después de demostrar sus habilidades sobre una tabla de snowboard, Shaun White quiere probar suerte en otro terreno que también domina a la perfección: el skateboarding. Y aunque la propuesta no es mala, el resultado final no termina de convencernos del todo.
Lejos de intentar competir de tú-a-tú con sagas del mismo género ya consagradas como Skate de EA, Shaun White Skateboarding se desmarca completamente de la simulación para ofrecernos un juego de skate que destila aire arcade por todos sus poros.
Da color a la vida
Aunque pueda parecer algo extraño teniendo en cuenta el género al que pertenece el juego, Shaun White Skateboarding presenta un modo Historia individual con un argumento cuando menos surrealista. En la secuencia inicial vemos cómo el propio Shaun White es recluido por incumplir las normas que rigen en la ciudad de Nueva Armonía, leyes impuestas por el oscuro Ministerio. En teoría, esta organización vela por los intereses y la seguridad de sus ciudadanos, pero no hace falta ser un lince para darse cuenta de que sus intenciones no son tan buenas como parecen.
El único “delito” cometido por Shaun es el de practicar el skateboard por la ciudad, actividad totalmente ilegal en Nueva Armonía. ¿Y cuál es nuestro deber en el juego? Pues rescatarle (pudiendo crear a nuestro propio skater desde el correspondiente editor) del centro de reclusión en el que se encuentra. Pero para poder liberarle, nos esperan decenas de misiones que llevar a cabo en la ciudad a bordo de nuestro monopatín.
Debido a las directrices marcadas por el Ministerio, Nueva Armonía es una ciudad gris literalmente, es decir, que en sus calles, plazas y edificios no encontramos ni una sola gota de color. Y lo mismo sucede con sus habitantes, que han pasado a convertirse en una especie de robots de carne y hueso incapaces de pensar y actuar por su cuenta. Pero para eso estamos nosotros, para cambiar esta triste realidad y devolver la vida y el colorido a Nueva Armonía.
El desarrollo del juego es realmente simple. Tenemos que patinar por los escenarios realizando la mayor cantidad de acrobacias que nos sea posible con nuestro monopatín. Cuanto mejor lo hagamos, más y mejores ondas seremos capaces de provocar, elemento clave en el juego. Sí, porque las ondas que proyectamos al realizar cada uno de los tricks son capaces de devolver el colorido a la ciudad y la vida a sus habitantes. Esta mecánica de juego recuerda bastante a la experimentada en de Blob, ese título de culto para Wii que gozó de buenas críticas… si bien a medio plazo acaba haciéndose un tanto monótona.
Apto para novatos
Como ya os hemos comentado al inicio de este análisis, Shaun White Skateboarding no es un simulador en absoluto. Su espíritu arcade se deja notar en múltiples aspectos, desde el ya comentado argumento a, lo más importante, el sistema de control. Y es que el título está diseñado para que cualquier tipo de jugador pueda hacerse con él muy rápidamente, incorporando un esquema de control que apenas emplea dos botones más el stick analógico para realizar las acrobacias. Obviamente, esta elección posibilita que el aprendizaje sea realmente rápido y eficiente, si bien también limita bastante el número de tricks que podemos llegar a efectuar y elimina casi por completo el realismo. Una cosa por otra.
La dinámica de juego se hace entretenida al comienzo, donde se nos invita a tomar partido en misiones sencillas para que nos hagamos con el control y nos habituemos a la mecánica de juego. El problema es que al cabo de las horas todo empieza a hacerse monótono, desde las poco inspiradas misiones (sosas como ellas solas en su mayoría) a la nula capacidad de sorpresa e invariabilidad que ofrece el título. Los modos multijugador añaden algo más de interés, pero aún así tampoco son capaces de arreglar el problema en absoluto.
El apartado gráfico tampoco ayuda a mejorar el panorama. El juego muestra una apariencia gráfica comparable a la de un buen juego de PS2 (pero en HD, por supuesto), algo que a estas alturas se nos queda bastante corto. De esta forma, los escenarios son amplios pero están construidos con un número de polígonos bajo. Y además las texturas que las recubren no son las más trabajadas que hemos visto. Los personajes son aún más simples en su concepción que los propios fondos, mostrando un modelado más bien cuadradote que no se corresponde con la capacidad de PS3 / Xbox 360. Aún así, no estamos ante un título malo o mediocre en este sentido, lo que pasa es que es demasiado básico.
Afortunadamente, el apartado sonoro es mucho mejor. A la excelente banda sonora que nos acompaña durante todo el juego, Ubisoft se ha molestado en doblar los numerosos diálogos a nuestro idioma. Y aunque no es el más perfecto que hemos escuchado nunca, es un detalle que siempre es de agradecer.
Shaun White Skateboarding es un arcade de skate orientado a los usuarios menos expertos que, si bien puede hacerse divertido por momentos (sobre todo al comienzo), termina cayendo en la monotonía al cabo de las horas.
El fenómeno Shaun White cambia de registro y reemplaza la tabla de snowboarding por un monopatín. Y a pesar de que el juego goza de cierto grado de frescura y se hace entretenido por momentos, a largo plazo termina por faltarle más interés y profundidad al desarrollo. No está mal, pero podría haber sido un título mejor terminado.
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